miércoles, 27 de enero de 2016

MI AMIGO JUAN - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

 
JUAN RODRÍGUEZ JARA:

LA GRANDEZA HUMANA DE SU OBRA LITERARIA


Por Armando Alvarado Balarezo
 
........“Hacer poesía es la posibilidad de componer versos, expresar un sentimiento, procurando dar encanto, mediante las palabras.  Es la conquista de un mensaje bello, una idea quizás sorpresiva emerge y derrama algo de hechizo”. Tales las primeras palabras de la extraordinaria Presentación que hace Elmer Neyra Valverde al poemario “AROMAS DE LA TARDE” de Juan Rodríguez Jara.

Así como el arcoíris es el mágico reflejo de las caricias del sol con la lluvia, que llena de embeleso la mirada; así también, traducidos en palabras del alma, brota diamantino el sentimiento de todo poeta y escritor telúrico; de ahí que, la obra literaria de JUAN RODRÍGUEZ JARA, respire hondo el aire limpio de las cumbres ancashinas; creaciones pobladas de sonidos e imágenes en una relación dichosa con nuestros campos añorados. Verbo de amor sin límites  por el terruño que mana de las entrañas de un creador de talento vigoroso y puro.

El ambiente bucólico y la fascinante naturaleza genésica de Ancash influyen sobremanera en su personalidad, forjándolo generoso y fraterno a ultranza: como son bondadosos los ríos, los árboles, los pájaros, los sembríos y los deshielos que calman la sed de la árida Costa. Por eso, conocedor de la responsabilidad social que tiene la literatura para los pueblos de tierra adentro, se suma a este noble propósito desde sus años tempranos, alternando verso y prosa de genuina sinceridad vital, trocando en poesía y relatos, el quehacer campesino y los encantos de la ¨Novia de los Andes¨, su amada Piscobamba, creaciones que son acogidas con simpatía por reconocidas antologías del mundo literario, como "Palabra en Libertad" de ediciones "Amantes del país", Sociedad Peruana de Poetas, Revista Cultural de Áncash-AEPA, e Instituto de Cultura Peruana-Miami, y han merecido importantes premios a su autor. Todo ello impregnado de un panteísmo inmanente donde su casita de Tullubamba, el apu Huáncash, el eucalipto centenario de la Plaza Mayor de Piscobamba, los viejos caminos, su escuelita 304 y las personas con sus usos, costumbres y tradiciones, se funden con la Pachamama y fulguran como altares sagrados en su creación escrita.

Basta leer sus relatos “SEQUIA EN LOS ANDES”, páginas 165 al 198, del libro “PALPITAR DEL ANDE”, y “LOS SECRETOS DEL CAFÉ DEL MARAÑÓN”, este último, cabeza visible de su expresión en prosa, difundido en la prestigiosa revista “TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL” de Miami, para confirmar que su universo narrativo se amamanta, esencialmente, de los paisajes de la Sierra y ceja de Selva, y de la lucha por la existencia en el ámbito rural: cuando la lluvia no retorna a tiempo porque el sol dora los campos meses enteros; vida agrícola con sus faenas encallecidas de promesas fallidas, desventuras y creencias por doquier, con esa ternura arrobadora de los hombres, mujeres y niños de fuerte raigambre familiar, que a pesar de la adversidad y la abulia estatal, viven en paz y armonía con la Madre Naturaleza y las Leyes del Cosmos.

Los poemas de Juanito son himnos de añoranza, un alargar la vida un poco más con cánticos fuertemente asidos a las raíz  telúrica que en la distancia crece y se robustece, como aquellos robles de frondosa copa que se resisten a dejar el suelo que les dio la vida, pues de muy joven abrazó la profesión de Policía, que ejerció como un sacerdocio a lo largo y ancho del país hasta su jubilación, con la misma pasión y entrega que la ciñeron los héroes y mártires de la noble institución policial. Las condecoraciones recibidas a lo largo de su fructífera carrera dan cuenta de su apostolado itinerante en bien de la tranquilidad y la vida.

El binomio: POLICÍA / LITERATURA, fundidos en un solo corazón, ha hecho de JUAN RODRÍGUEZ JARA un ciudadano ejemplar, comprometido hasta la médula con su amado pueblo; compromiso social, moral y espiritual que enaltece la grandeza del género humano. Un verdadero orgullo de su tierra natal Piscobamba, AEPA, del colegio "LA LIBERTAD" su querida Alma Mater y la Policía Nacional del Perú.

No sobra decir que, su ejemplo de vida es la prueba palpable de cómo la generosidad, la abnegación y la entrega a los demás también tienen sentido en los tiempos actuales. Todo ello refleja un espíritu que se nutre de lo más sagrado que existe en el mundo: la fe y la esperanza por un presente y un mañana mejor para todos, conjugando siempre lo universal con lo nativo, amasando día a día el barro de su obra como buen orfebre de la palabra escrita, obra que lo ubica entre los escritores más originales que viene produciendo el Perú profundo en la última centuria.
 

 



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