1. Brilla
más
Frederic Sotomayor Carranza nació en Huaraz, y no sé si todo lo perdió
en la vida, o todo lo ganó. Pero en todo caso su destino es sorprendente,
inusitado y único en el mundo.
Tanto que en lo que más piensa ahora es en morir. Nos lo viene diciendo
a quienes más lo queremos.
Porque siente que todo su ser se ha vuelto luz con la poesía de César
Vallejo. Y él se ha sugestionado con una frase que es un dicho popular:
– ¡Nunca brilla tanto la luciérnaga como cuando va a morir!
Aunque Ramón Noriega que escucha esto, y quien como un padre amoroso
quisiera que todo ser erija aquí la vida y no la muerte, le retruca diciéndole
que no.
Y trata de convencerlo de una y otra manera, pero al final, diciéndole:
– ¿Quién te ha dicho eso de que la luciérnaga brilla más cuando va a
morir? ¡No! Brilla más cuando va a hacer el amor, y se aparea.
2. Está bien
que me lo
digas
A lo cual Frederic, quien tiene la misma faz que el Caballero de la
Triste Figura, don Quijote de la Mancha, responde mirando desde el fondo donde
habita alguna Dulcinea irrecuperable.
Calcula entonces aquellas palabras de honda amistad en relación a su
vida y no deja de agradecerle, expresándole:
– Está bien que me lo digas, Ramón.
Y es que Frederic Sotomayor era un estudiante destacado en la
Universidad Nacional Agraria, graduado después como antropólogo en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuando ocurrió la catástrofe.
Era el sismo del 31 de mayo del año 1970 que en la escala de Mercalli
alcanzó en Huaraz la intensidad de 10 a 11 grados.
Fue exactamente a las 3:20 cuando acababa de hablar con su padre desde
Lima, cuando siendo las 3.25 de la tarde se estremeció la tierra.
Y en pocos segundos quedaron borradas del mapa varias ciudades del
Callejón de Huaylas.
3. Sin calle
ni ciudad
Para Frederic quedó en ese momento sepultada su casa, sus padres y sus
28 parientes directos, que él los cuenta ahora con sus nombres completos en los
dedos de sus manos.
Como una melopea, como un rosario, como una retahíla de memoria y sin
equivocarse.
Con sus primeros y segundos nombres, así como con su apellido paterno y
materno.
Con lo cual constatamos que son infaltables en su memoria y los recuenta
cada día de su vida.
Igual que cuando recita ahora sin equivocarse todo Trilce y todo Poemas
humanos completo de César Vallejo.
Pero aparte de quedar enterrados e inhallables sus amigos, profesores,
vecinos, se quedó sin calle ni ciudad ni infancia.
4. No
tuvieron
tiempo
Su vida se volvió hueca, fantasmal y de espanto, que aun así se cierne
hasta ahora. Se quedó sin el mundo que lo amparaba, sustentaba y le daba piso.
Se quedó sin abrigo y cobija, como es el pueblo en que hemos nacido.
Pueblo que aunque nos preocupe su destino y nos lastimen muchos factores
que no quisiéramos que en él ocurran, y aunque nos duela, lo tenemos. Por lo
menos está allí nuestro pueblo.
Pero en el caso de Frederik desapareció bajo los escombros hasta el
punto de no encontrarlo ya jamás ni en este mundo ni en ningún otro.
Por eso, cuando yo le pregunto ahora si reconoce dónde quedó su casa en
el barrio de Belén en Huaraz, me dice que no. Porque el Huaraz actual se
levantó después de que los tractores pasaron por encima demoliendo los restos
de paredes que habían quedado en pie.
Debajo quedaban sepultos 60 mil cuerpos con sus almas que no tuvieron
tiempo de escapar, entre las cuales estaban el padre y la madre de Frederik,
sus hermanos y 28 parientes directos.
5. Todo eso
terminó
Y ahora sobre el punto en donde estaba situada su casa no sabe a ciencia
cierta si sobre ese mismo sitio se erige otro hogar, con voces de niños,
ternuras y confidencias como tuvo su casa.
O no sabe si por allí ahora pasa la pista, o se erige un almacén, o se
abre una tienda o coincide en ser una esquina llena de vida o a veces de
desolación.
Lo que sí resulta inapelable es que su casa desapareció con sus balcones
de antepecho, su sala airosa y corredores adonde llegaba el sol al amanecer y permanecía
allí en cualquier rincón a toda hora del día.
Se esfumaron las escaleras en donde se escuchaban las voces de niños y
los cuartos en donde ocurrió la risa y
el llanto, el sueño y el despertar inocentes.
Donde se dieron los secretos que nos alientan o los regaños que nos
hacen para enderezarnos en la vida. Todo eso terminó en unos segundos cuando
Frederik acababa de hablar con su padre, empezó el sismo, se cortó la llamada y
después quedaba sepultado Huaraz.
6. Tan fuerte
esta luz
Pero, cómo lo volvió a llenar otra vez todo Frederik Sotomayor?. Con
César Vallejo.
– Si no fuera por Vallejo yo ya estaría muerto. –Nos confiesa.
Frederic tiene ahora 65 años y lo único que ha encontrado y se ha
quedado con él en la vida es César Vallejo.
Siente que aparte de él no tiene nada en este mundo. Dejó novias,
trabajo y se consagró a Vallejo en cuerpo y alma, a quien declama y de quien es
un militante hecho y derecho.
Es César Vallejo quien hasta ahora lo ha sostenido en la vida. Siente
que está brillando tan intensamente con él, que es tan fuerte esta luz y este
fuego que entonces ya está pronto a morir.
Porque tampoco tiene los hijos que la vida le ha negado o se los
arrebató de un tajo ese 31 de mayo del año 70, porque aunque parezca mentira
los hijos no solo están delante de la vida sino detrás de ella.
7. Pero,
¿qué poeta?
Los hijos están en el ancestro que para él se cortara cuando sus dos
padres aún jóvenes morían juntos entre los adobes de su casa de infancia, y se
cortaba esa simiente para no fructificar a través suyo después.
Porque para vivir ha tenido que ser alentado únicamente por la poesía de
César Vallejo recitándolo en parques y salas adonde concurre porque allí se
realiza cualquier acto cultural. Vallejo le dio explicación a su vida.
E incluso en los ómnibus cuando se viaja en donde conmueve su figura
atildada, de caballero andante, su triste figura ya canosa, sus labios resecos
y titubeantes, sus ademanes de señor antiguo, impecable siempre en el vestir
así no tenga siquiera una moneda en el bolsillo con qué pagarse su pasaje de
regreso, porque pese a que declame Trilce completo y los Poemas humanos no
acepta un solo centavo de ayuda. Además no inspira entregarle nada a tan pulcro
y encumbrado señor.
Pero, ¿qué poeta en el mundo pudo salvar a un hombre herido de muerte al
quedarse sin mundo? Sólo otro mundo íntegro, feraz y verdadero, como así lo
demuestra ser César Vallejo.
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