¡HUICHIC HUICHIC!
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Desde
que por decisión de los gobiernos se creó el puesto de embajador
político como representante de un país u
organización internacional, no sólo "Los Embajadores Criollos"
imitaron el título, sino muchos más. Así en horas de la mañana de un
día como hoy en los albores del Tercer Milenio, le tocó el
turno a Filemón el poeta, quien en lucida ceremonia recibió la
nominación de
embajador honorífico para
representar a la APA en el parnaso literario.
“Este
acontecimiento tengo que celebrarlo con una cuyada en Lima, y tiene que ser con carne fresca”, pensó
ahíto de ilusión. Fue al mercado "Cascaparo Chico" de la Ciudad Imperial y compró seis cuyes
vivos, y para evitarse contratiempos durante el viaje aéreo, visitó una clínica veterinaria donde durmieron a los
cobayos.
Tres horas después, ya en la fila de inspección de equipajes del "Jorge Chávez", su temor porque los rayos infrarrojos de la aduana causen estragos en los cuyes, lo estremeció. Entonces pensó: “como embajador tengo derecho a valija diplomática”, y raudo abandonó la fila. Escribió en el equipaje: “FRÁGIL, Valija Diplomática”, y se acercó al supervisor mostrándole sus credenciales de embajador literario.
Tres horas después, ya en la fila de inspección de equipajes del "Jorge Chávez", su temor porque los rayos infrarrojos de la aduana causen estragos en los cuyes, lo estremeció. Entonces pensó: “como embajador tengo derecho a valija diplomática”, y raudo abandonó la fila. Escribió en el equipaje: “FRÁGIL, Valija Diplomática”, y se acercó al supervisor mostrándole sus credenciales de embajador literario.
Acá el corto diálogo:
-
Señor embajador, el reglamento de la Convención de Viena precisa que la
valija diplomática tiene que
ser de cuero y lona impermeabilizada, asimismo debe contar con barras de seguridad,
candados y precintos de plomo que garanticen su inviolabilidad. Y su valija es de cartón y
soguilla solamente. Por favor permítame consultar por
teléfono con mis superiores de repente han variado las reglas.
- Consulte con toda confianza señor supervisor.
Lástima para Filemón que la consulta demorara tanto, motivando que los cuyes despierten dentro de la caja y empiecen a gritar en coro ¡HUICHIC HUICHIC!, alertando al supervisor aduanero.
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Fuente:
EL JUGUETE Y OTROS CUENTOS
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