Danilo Sánchez Lihón
1. Misterio
indescifrable
Desde El Mirador de mi casa en Santiago de Chuco todas
las mañanas al despertar divisamos hacia el frente los nevados de la Cordillera
Blanca del departamento de Ancash que son como lámparas encendidas que incluso
refulgen en la noche.
Son diamantes, amatistas y esmeraldas en lo más
empinado y abrupto de la cordillera, y que nos recuerdan que este es un mundo
sagrado, que es prodigio y que es milagro.
Y lo refiero porque la presencia de estas hierofanías
del Callejón de Huaylas no solo hacen de este un lugar mágico, ni tampoco solo
un lugar de energía y poder cósmico, sino que inspiran para decisiones de la
vida consagrada y a nociones trascendentales como es la libertad.
Contemplados desde la lejanía el diamante de las
nieves perpetuas hacen una visión no solo de inmaculada hermosura en el cielo
azulino sino de un encaje sublime y de misterio indescifrable.
2. Belleza
intocable
La Cordillera Blanca es una realidad absoluta, con su
cadena de picachos nevados. Con sus lagunas espejeantes incrustadas en la roca
antiquísima conformando el panorama y el espectáculo más asombroso del planeta
Tierra.
Contemplar por ejemplo al atardecer y desde lo alto,
en el paso de Portachuelo en la carretera que va de Yungay a Pomabamba, la
superficie de verde esmeralda de la laguna hembra de Chinancocha, y más hacia
el desfiladero de la alta montaña la laguna macho de Orconcocha, flanqueados
por los glaciares del Huascarán y el Huandoy es un espectáculos inenarrable.
La misma piedra ha inspirado el nombre del lugar, pues
Llanganuco significa “Piedra verdusca” o “Color de jade” la misma que bajo el
crepúsculo de colores magentas y dorados, se torna sangriento al herírsele el
corazón en los picachos del horizonte. Teniendo al frente a la Cordillera Negra
salpicada de casas, de pueblos, de caminos, con sembríos interminables frente a
la belleza intocable de los glaciares.
3. Nevados
venerables
Y refiero todo esto porque al menos en dos aspectos
fundamentales es esta región el lugar de origen del Imperio Incaico: Uno, en
cuanto a la concepción del mundo; y, dos, en cuanto al aporte de la lengua que
le diera fluidez, cohesión y sustento.
Y todo esto es lo que ha hecho que la literatura de
esta región tenga el mismo encanto y la misma nívea transparencia y el mismo
misterio impenetrable que recoge del carácter totémico, sagrado y de templos
sucesivos que en el fondo son y es por la naturaleza sagrada que contienen esas
nieves eternas.
Porque aseguro que no hay paisajes en todo el contorno
del universo más glorioso, de mayor esplendor y maravilla que la Cordillera
Blanca del departamento de Ancash en el Perú, paisaje sublime, sideral,
cósmico, con las lagunas incrustadas en el granito blanco de las rocas con el
verde esmeralda y tropical de su floresta.
Es como un seno, un enclave, una gota de vida y de
frescor en el mármol y el granito de la cordillera inescrutable. Y así también
su literatura es un conjunto espléndido de montañas tutelares, cerros nevados y
venerables.
4. Extasiado
arco iris
Así, la cosmovisión más completa del mundo andino está
contenida en el Mito de los Huaris, genuino y propio de la región de Ancash,
urdimbre del imaginario de los pueblos en donde está plasmado del modo más
integral la concepción que explica el origen del universo y el orden que
adquieren fenómenos, seres y cosas de acuerdo al pensamiento mágico religioso
del hombre andino.
Que refiere, el Mito de los Huaris, que en el
principio del mundo existía el humo, y que la oscuridad era total e indigna. Es
el caos originario que permanece en el tiempo y habita también la posteridad en
el confín de los tiempos. Del humo surgió el mundo de arriba con sus
celestiales moradores: el sol con su gran cabellera dorada, la luna que es su
esposa con sonrisa de plata, y sus hijas que son las estrellas del cielo de
alegre y juvenil talante y resplandor.
También personaje de ese mundo es el rayo súbito y
tronante, el viento impetuoso que asola en las planicies, en los pajonales y en
las cumbres de los cerros y colinas; y la lluvia que es diosa fecunda y
compasiva, y a veces una desdichada que se deshace en llanto inconsolable que
arrasa las sementeras; como es de lo alto el contemplativo, extasiado e
imprevisible arco iris.
5. Heroísmo
sin par
De acuerdo al Mito de los Huaris que es el sustrato de
la cosmovisión andina, se creó el mundo de arriba y el otro que es el mundo de
abajo. Pero del humo asimismo surgió otro mundo de armonía frente a lo opuesto
y contradictorio que como una sinfonía se interpuso entre los dos antagónicos y
enemigos.
Ese mundo es la tierra seca, las lagunas y los mares
estupefactos como los picachos nevados y todo lo que hay en la superficie de la
tierra en donde ocurren nuestras vidas cotidianas.
Del humo también surgió el mundo de adentro con sus
increíbles habitantes: los volcanes de lava hirviente, los ríos que afloran
impetuosos y una raza de gigantes descomunales que eran los Huaris, energías
ocultas y desbocadas que son las fuerzas creativas y átomos indomables. Son
espíritus, tótems y semidioses.
Un elemento inherente en el Mito de los Huaris es la
grandeza descomunal de cada personaje, donde todos son fuertes, vigorosos y de
gran enjundia, que plasman y concretan obras de inmensa fortaleza y hasta de
heroísmo sin par.
6. Telúricos
y entrañables
Y hemos recreado lo que venimos refiriendo porque
todos estos son elementos que luego se ven plasmados en el campo de la
literatura y del arte en general que se cultiva en esta región. Realidad que
tiene mucha propensión hacia lo sensible, lo íntimo y significativo, tal y cual
el Mito de los Huaris lo anuncia y predispone a serlo. Y en donde un elemento
del mito constante y permanente es la fuerza y el poder de afrontar los
desafíos que impone la naturaleza y la realidad.
Los Huaris poblaron el Callejón de Huaylas
maravillados por el esplendor de su naturaleza que se extiende en el Kay Pacha,
pero asumiendo que esa relación no es fácil ni cómoda sino que supone ser seres
fuertes y que asumen sobrellevar las adversidades.
Y eso marca otro de los elementos del arte presentado
con magnificencia en casi toda la literatura propia de esta región, cuál es su
vínculo profundo y entrañable con el paisaje y el medio ambiente del lugar y de
la acción del hombre para allí construir una morada permanente. Y ello a partir
de hombres recios, rijosos, marcados por el rayo, por esa eclosión magnífica
que es la Cordillera Blanca. Hombres que como los Huaris son de tierra adentro,
telúricos y entrañables.
7. Valor
de ser
El aporte de Ancash a la cosmovisión andina siendo así
resulta fundamental, puesto que el Mito de los Huaris, recogido por Santiago
Antúnez de Mayolo, es la base y el cimiento del pensamiento mágico religioso
que fuera adoptado incluso por el imperio incaico que tiene y reconoce en los
Huaris a los seres creadores por excelencia. Y así como esta concepción del
mundo, es también en Ancash en donde se genera el Runa Sini, o el lenguaje de
la gente, el idioma quecha que adopta asimismo el imperio del Tahuantinsuyo. Es
decir cuenta con el contenido y con el continente que se da con el lenguaje, de
allí que Ancash signifique lo germinal y creativo.
Y cada pueblo del Perú ha aportado con algo
fundamental a las mil flores y a los siete colores básicos y de infinitos
matices como es la bandera multicolor del mundo andino. Y somos una cultura que
es síntesis de afluentes que se recrea siempre y constantemente, de manera
pujante, fortalecida, nunca encasillada en la rutina, siempre renovada, diversa
y plural. Cultura que en el tiempo presente es cultura de la resistencia, del
valor de conservar lo nuestro, de ser inclaudicables en la perspectiva de
nuestra libertad.