Danilo Sánchez Lihón
1. Mensaje
al cosmos
Cuando en 1977 los científicos de la Nasa
enviaron a las profundidades del espacio la nave Voyager, tuvieron una
idea alucinante, mesiánica y a la vez apocalíptica:
Cuál es dejar un testimonio de lo mejor
que había sido el hombre en el planeta Tierra y entonces se envió un
mensaje esencial al cosmos, al infinito y a la eternidad con una
síntesis de lo mejor que habíamos sido.
Quizá con la esperanza de que lo escuchen
en un tiempo inmemorial en otros planetas o estrellas en donde ojalá
hubiera alguien que sea un interlocutor de nuestras palpitaciones.
Y se lo lanzó como botella de mar a los
extraterrestres hipotéticos, o bien a los supervivientes de alguna
catástrofe estelar, entonces se hizo un mensaje de lo más excelso que
había alcanzado el espíritu humano.
2. Hecho
inusitado
Quizá, sin que lo dijeran ni supieran
conscientemente los científicos de la Nasa, ese mensaje en el fondo más
bien está dirigido a nosotros mismos, cuando esta humanidad se recree o
reinvente algún día en el futuro.
Lo cierto es que se envió al abismo
sideral un archivo que se lo identifica como el Disco de Oro con lo
mejor de la música que había creado el genio hombre sobre la faz de la
Tierra.
En ese repertorio al lado de la Novena Sinfonía de Beethoven fue incluido con todos los honores el Cóndor Pasa del Perú.
De allí que junto con Machu Picchu y la
poesía de César Vallejo suman tres las maravillas de mayor excelencia y
plenitud que el Perú ha aportado al patrimonio universal, que se grafica
además, en el caso de El Cóndor Pasa, en un hecho inusitado; cual es
que no hay escenario de prestigio en el mundo donde no se lo haya
interpretado.
3. Perú
milenario
Así como no hay artista de la música que
no lo haya incorporado a su repertorio alguna vez, habiéndose registrado
a la fecha más de 5,000 versiones de distintos exégetas musicales
respecto a esta obra.
Estas maravillas que el mundo entero
reconoce no lo ha creado la sociedad criolla que desestima lo andino,
ufana, dominante y desdeñosa.
Y que lamentablemente siempre ha estado
enquistada en el poder hasta la fecha en el Perú oficial, sino que lo ha
hecho esa cultura que hasta ahora se denigra, se envilece y se
desprecia, y cuál es la cultura andina.
Mundo empobrecido pero que es lo mejor
que tenemos, porque si bien Daniel Alomía Robles dio formalidad y
estructura a El Cóndor Pasa, sus acordes, sus ritmos y cadencias él los
recogió y recompuso, siendo el creador la población originaria del Perú
milenario.
4. Danza
ritual
En sus inicios formó parte de una
zarzuela presentada por el teatrista Julio de la Paz, seudónimo de Julio
Baudouin, y por Daniel Alomía Robles, como músico, la misma que se
estrenó el 19 de diciembre del año 1913, en el Teatro Mazzi, situado en
la Plaza Italia en los Barrios Altos de Lima, Perú.
Fue tan impactante y exitosa su
presentación que se hicieron 300 funciones a lo largo de los cinco años
que la obra estuvo en escena.
Julio de la Paz fue autor del libreto de
la zarzuela y Daniel Alomía Robles de la música, en donde incluyó, en la
parte final de la obra, los acordes de una canción que había recogido
en Jauja y que era una endecha de amor conocida con el nombre de: “Soy
la paloma que el nido perdió”, que inicialmente tenía forma de cashua o
danza ritual.
A esa canción él puso otros elementos
musicales de plena y cabal evocación andina, para lo cual había
recorrido el Perú desde muy temprana edad recopilando aires melódicos,
así como tradiciones, mitos y leyendas, que le posibilitaron componer
armonías en donde se siente con autenticidad la raigambre telúrica
inconfundible de lo que es el Perú musical profundo.
5. De vértigo
y altura
La letra original de El Cóndor Pasa, escrita en quechua y que figura en la zarzuela, dice así:
Oh, majestuoso cóndor de los Andes,
llévame a mi hogar, en los Andes, oh cóndor.
Quiero volver a mi tierra querida
y vivir con mis hermanos incas,
que es lo que más añoro, oh cóndor.
Espérame en Cusco, en la plaza principal,
para que vayamos a pasearnos
a Machu Picchu y Huayna Picchu.
Como se puede apreciar, la letra como la
música trasuntan el anhelo de volar y de volver; tiene entonces el afán
del retorno al origen en su afán de alcanzar altura, pero también a la
vez arraigo y libertad, que coincidía con el mensaje final de la
composición que reivindica el mundo perdido de la autonomía y su ligazón
a una heredad.
6. El costo
de vidas
En ello tiene la majestad de lo sublime e
inalcanzable, de vértigo, altura e infinito; de aspiración a lo
supremo, prístino y acrisolado; pero sin perder la delicadeza y la
ternura en los compases, la cadencia y la melodía, propias de nuestro
mundo originario.
La zarzuela en su argumento es una obra
vinculada a la actividad minera, y al conflicto que se traba entre
patrones y asalariados, en este caso entre la trasnacional extranjera
dueña de la empresa y, en la orilla opuesta, la masa de trabajadores
explotados.
Su eje y ambientación es la actividad
extractiva que pareciera no haber cambiado en los más de 100 años
transcurridos desde que se estrenó dicho texto.
Es una obra de denuncia social, de un
conflicto que ocurre en el asentamiento minero de Yapaq en Cerro de
Pasco, con el costo de varias vidas humanas inmoladas. El argumento es
la pugna de los patrones de la mina, de procedencia norteamericana,
representados por Mr. King y los peones y trabajadores, representados
por Higinio.
7. Construyendo
la utopía
La puesta en escena tuvo un éxito rotundo
al punto de haberse contabilizado 300 veces su presentación en el lapso
de 5 años, algunas de ellas en ciudades del interior del país como
Cuzco.
Eran tiempos de efervescencia social y
del compromiso del escritor y artista con su realidad. Y tanto Julio de
la Paz como Daniel Alomía Robles pertenecían a la Asociación Pro
Indígena que fundara y desarrollaran la pareja legendaria de
intelectuales y luchadores sociales que fueron Pedro Zulen y Dora Mayer.
El Cóndor Pasa ha cumplido más de cien
años de permanente vigencia en la versión de Alomía Robles, y cumplirá
muchos siglos futuros cada vez de mayor refulgencia.
Porque es un himno y un símbolo de la
ascensión del hombre hacia el infinito y hacia las estrellas, pero sin
desligarse ni dejar la tierra, construyendo más bien en ella la utopía
de la solidaridad y la fraternidad universal.
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