FIESTA DE SANTA ROSA DE LIMA EN CHIQUIÁN
Este
día (4) o el 5 de septiembre, el Capitán, el Inca y Rumiñahui realizan
su 'cumplimiento' con un generoso almuerzo de agradecimiento por el
apoyo recibido, y envian a los domicilios de sus guelis, comitiva
y séquito: potajes típicos en cantidad suficiente, como días antes lo
hicieron la Estandarte, los mayordomos y las mayoralas. La pachamanca es
uno de los platos fuertes del Huatacahuay, con su pisquito peruano que
la barriga agradece haciendo mutis hasta el día siguiente.
Los utensilios de cocina que fueron prestados son devueltos más brillantes, y en la casa de los funcionarios la fe impera, por la satisfacción de la tarea cumplida con unción y amor sin límites por lo nuestro.
Horas más tarde los integrantes de las bandas y sus familiares retornan a sus pueblos, llevando sobre sus hombros: los triunfos logrados en fervor popular, un poco de dinerito que tanta falta hace en los rincones olvidados donde el Estado no llega, también llevan consigo alimentos y ofrecimientos para participar en otros eventos similares.
A estas alturas ya está grabada en la memoria y la retina de aquellos seres humanos que visitaron por primera vez Chiquián, la imagen de un paraíso azul vitral, con una brillantez tan luminosa que los ojos incrédulos no pueden absorber con facilidad la Obra Maestra de Dios: Naturaleza sin igual que la Mano del Altísimo ha creado para deleitar los sentidos de los amigos visitantes que se quedan sin palabras para describir su magnetismo. Eso fue lo que sentí cuando conocí la tierra de mis padres, como si las alas del amor me elevaran sobre el Yerupajá, hasta tocar las estrellas. ¿Sentirán lo mismo todos?, ¡claro que sí¡, porque CHIQUIÁN es un edén real.
También retornan a Huaraz, Chimbote, Paramonga, Pativilca, Barranca, Huacho y Lima los mercachifles, expresivos comerciantes que alegran el ambiente durante la festividad. Recuerdo que de pequeño caminaba sin un céntimo en el bolsillo, indagando sobre los precios de los vistosos productos que exhibían en descoloridas carpas de lona, copando ambas veredas del jirón Dos de Mayo (de Tarapacá hasta la Plaza de Armas).
CAPÍTULO XII
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ELECCIONES DE
FUNCIONARIOS
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Por
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Elecciones
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Elecciones
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El
4 de septiembre, a las 4 de la tarde en la plaza mayor de Chiquián, el
alcalde provincial felicita y agradece a los funcionarios cesantes que
minutos antes trasladaron la imagen de Santa Rosa, de la iglesia al
frontis del local edil. Luego hace un recuento de la semana patronal y
da inicio al proceso de
elecciones invitando al público asumir los cargos del próximo año. El
llamado para los nuevos cargos es por orden de prevalencia, y en su
momento el nuevo Capitán, Inca, Rumiñahui y demás funcionarios hacen su
ingreso al ruedo de baile, a quienes en forma simbólica se les concede
los distintivos de mando y realizan la coreografía de fiesta con las
pallas.
Terminada la elección con la suscripción del
acta correspondiente, se lleva a cabo una procesión por el perímetro de la
Plaza y Santa Rosa retorna a su altar. Las pallas se despiden de nuestra
Santa Patrona cantando con tono emotivo: "Adiós, adiós, madre mía, adiós, adiós, Virgen Rosa, adiós, adiós, hasta el año venidero". Se continúa con la colación.
A las 7 de la noche se celebra la Misa de colocación del Niño en la iglesia matriz de Chiquián.
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Huatacahuay
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(WataKahuay)
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Es la actividad que cierra con broche de oro la fiesta de Santa Rosa en Chiquián, en un concierto de emociones que embargan profundo el sentir chiquiano. Las emociones son tan encontradas, que estallan por simpatía, uno seguido de otro como los petardos de la Entrada, y el funcionario no sabe si reír, llorar, orar, cantar o gritar de emoción. Quedan limpios los cuntus, peroles, pesquillos, pailas, tiestos y sartenes hasta la próxima fiesta.
Es la actividad que cierra con broche de oro la fiesta de Santa Rosa en Chiquián, en un concierto de emociones que embargan profundo el sentir chiquiano. Las emociones son tan encontradas, que estallan por simpatía, uno seguido de otro como los petardos de la Entrada, y el funcionario no sabe si reír, llorar, orar, cantar o gritar de emoción. Quedan limpios los cuntus, peroles, pesquillos, pailas, tiestos y sartenes hasta la próxima fiesta.
Decía mi padre: "El
Huatacahuay es el último brindis de los copartícipes inmediatos de la
fiesta (funcionarios, familiares, colaboradores directos y amigos más
cercanos), después de haber cumplido con devoción el cargo encomendado,
cada día tomados de la mano como buenos hermanos; por eso brotan
incontenibles las lágrimas de sus corazones y corren como agüita
de manantial por sus mejillas, que hasta el cielo se nubla de pena,
porque en pocas horas ya no retumbarán las avellanas que elevan la
mirada al reino del cóndor donde mora Dios". "Es el último banquete shay", susurra nostálgico Roberto "Sopón" Barrenechea Martel, en una banca de la plaza, al mediodía de cada 4 de septiembre. "Felizmente ya viene la fiesta de San Panchito",
musita consolado, contemplando la iglesia del pueblo de Luis Pardo,
intentando recuperar el ritmo cardíaco que se descontrola con la banda
que pasa tocando una melodía de despedida.
Los utensilios de cocina que fueron prestados son devueltos más brillantes, y en la casa de los funcionarios la fe impera, por la satisfacción de la tarea cumplida con unción y amor sin límites por lo nuestro.
Horas más tarde los integrantes de las bandas y sus familiares retornan a sus pueblos, llevando sobre sus hombros: los triunfos logrados en fervor popular, un poco de dinerito que tanta falta hace en los rincones olvidados donde el Estado no llega, también llevan consigo alimentos y ofrecimientos para participar en otros eventos similares.
A estas alturas ya está grabada en la memoria y la retina de aquellos seres humanos que visitaron por primera vez Chiquián, la imagen de un paraíso azul vitral, con una brillantez tan luminosa que los ojos incrédulos no pueden absorber con facilidad la Obra Maestra de Dios: Naturaleza sin igual que la Mano del Altísimo ha creado para deleitar los sentidos de los amigos visitantes que se quedan sin palabras para describir su magnetismo. Eso fue lo que sentí cuando conocí la tierra de mis padres, como si las alas del amor me elevaran sobre el Yerupajá, hasta tocar las estrellas. ¿Sentirán lo mismo todos?, ¡claro que sí¡, porque CHIQUIÁN es un edén real.
También retornan a Huaraz, Chimbote, Paramonga, Pativilca, Barranca, Huacho y Lima los mercachifles, expresivos comerciantes que alegran el ambiente durante la festividad. Recuerdo que de pequeño caminaba sin un céntimo en el bolsillo, indagando sobre los precios de los vistosos productos que exhibían en descoloridas carpas de lona, copando ambas veredas del jirón Dos de Mayo (de Tarapacá hasta la Plaza de Armas).
Los Mercachifles en el Tercer Milenio
Competían
con los mercachifles: vendedores de caldo de fiesta, jacalocro, caldo
de mondongo y de cabeza de cordero tupucanchino, bonito frito, pan con
lechón, chicharrones, café (de cebada), emoliente, bizcochuelos,
alfeñiques, cancha al tiesto, arenosas papas de Roca y ocas sancochadas,
panco, humitas, tamales redondos fajados en humeante panca, helados,
roscas bañadas, fritanguita, anticuchos y picarones.
La calle de las viandas (Jr. Tarapacá) - 28 AGO 2010
Asimismo
detenía mi paso para observar cómo muchos incautos eran timados hasta
empeñar sus bolsillos en el frontis del mercado de abastos por los
encantadores de culebras con atuendos de 'chunchos' y otros más 'vivos'
con sus rifas y sus juegos de la 'chica y la grande', "pasa luna, pasa
sol", "ahí va la bolita, dónde está la bolita, acá está la bolita".
También me ponía a ver películas mexicanas en blanco y negro en las
maquinitas de plástico de 8 centímetros del tarolista Enrique Mejía, a
quien llamábamos el 'viejo de Llaclla', previo pago de 10 centavos o un
manojo de acelgas para su uso como "papel higiénico ecológico". Nunca
olvido al organillero Rufino y su monito pronosticando una excelente
fiesta de Santa Rosa en el año venidero.
Cómo no querer volver a Chiquián viendo
las fotografías de antología que están al pie, que mis hermanos Pacho Díaz Mendoza,
Vladimiro Reyes Gamarra y Felipe Alvarado Balarezo, me han enviado como
presente de fiesta. Disfrútelo paisanos queridos, y lloren si quieren,
dejen que brote arrollador el amor por nuestra sacrosanta tierra y su
gente generosa, como gritaba a todo pulmón nuestro recordado RACH con sumo orgullo
chiquiano, que las lágrimas por la Patria chica son benditas y limpian
los sarros del alma, esos sedimentos aliados del olvido y la indiferencia que disecan los sueños comunes.
Plaza mayor de Chiquián - Foto: Jesús Bolarte
Muchos de nuestros paisanos que están en
las imágenes que siguen, ya surcaron el éter, elevemos nuestras
plegarias por sus almas buenas.
IMÁGENES DEL RECUERDO
ÁLBUM DE LA GRAN FAMILIA CHIQUIANA
Fuente del texto de la Fiesta de Santa Rosa:
Capítulo XIV de la novela "DEL MISMO TRIGO" 1993 - Bodas de Oro del
Colegio Nacional "Coronel Bolognesi" de Chiquián. En Internet desde el
2003.