¡FELIZ 26 DE SEPTIEMBRE, PARARÍN!
EN DEFENSA DE LA REIVINICACIÓN
Y LA
MEMORIA DE LOS REIVINDICADORES DE 1963:
VIVOS Y MUERTOS
Han transcurrido apenas siete años
(Sept.2013) de la precaria Celebración de las Bodas de Oro de la Reivindicación
de las tierras de la Comunidad de San Juan de Pararín (Spt.1963), margen
derecho, aguas abajo, del río fortaleza, al amparo de su titulo ancestral de 1664. Unas efemérides
sagrada, de trascendencia singular, de
vigencia y vitalidad redentora, de conquistas territoriales que ha asegurado el
futuro de infinitas generaciones de pararinos, que en cualquier sociedad
ligeramente civilizada habría constituido un motivo de verdadero orgullo
colectivo, de gratitud y reflexión, en Pararín, dicha proeza comunitaria:
“Bodas de Oro de la Reivindicación Sep 1963-Sept. 2013)” pasó como una fecha de
pena, casi de lástima, con absoluta ausencia de gloria, que le asistía. ¡Y ya
no habrá otra Bodas de Oro de la Reivinidación 1963 que celebrar, con la
mayoría de los Reividicadores aún vivos, que se merecían un homenaje de héroes!
Un año antes de dicha a efeméride
gloriosa, El Frente de Defensa de los Intereses de Pararín-FREDEINPA, a través
de su Vocero El COMUNERO – Voz Valiente de Pararín- propuso a las autoridades
de turno, preparar la celebración del aniversario histórico, con obras de
trascendencia, de verdadera utilidad pública, y no con simples borracheras y verborreas hueras, para
desmerecer el brillo de dignidad comunitaria que significó la Reivindicación de
1963. La Reivindicación de 1963 es la
expresión más lúcida de los sentimientos colectivos orientados hacia el
progreso común: la demostración suprema del olfato histórico de una Comunidad
milenaria tejida de Ayllus (14) que fue capaz de sobrevivir a Incas y
españoles.
Si bien es cierto que nada puede igualarse
a la Reivindicación de 1963, por su significado social e impacto económico, por
la voluntad y sacrificios que dicha empresa comunal exigió de los pararinos/as
de la Generación de Oro, al menos, obras de envergadura, provechosas y duraderas, como gesto de
gratitud a los mayores (en su gran mayoría aún vivos, aunque ya de edad ya
avanzada y achacosa, con necesidad de apoyo institucional: municipal y comunal),
habrían demostrado reconocimiento a los sacrificios de los mayores. ¡Pero nada
de eso se hizo, ni se hace, ni se piensa hacer!.
Es como si en Pararín se hubiese
instalado una babosa sombra negra del antiparinismos, alimentada por los mismos
hijos y nietos de esos Pararinos sublimes e irrepetibles que conquistaron
extensos valles desde Wakawain (Morada-deforme) cerca de Chaucayán, hasta la
actual zona poblada de Santa Rosa de Rinconada, ¡a cambio de nada!. Los anhelos
de los Reivindicadores de 1963, es una realidad expresada en la comodidad de
las actuales y futuras generaciones de pararinos/as. No es metáfora consoladora
afirmar que los sagrados Reivindicadores de 1963, serán siempre los ciudadanos
del futuro, forjadores de las esperanzas comunitarias con su filosofía
solidaria de “todos a una y una para todos”
Desde principios del año 2012, las exigencias
de FREDEINPA se han transformado en la AGENDA PARARIN, que las autoridades de
turno: alcaldes y presidentes de la Comunidad, pretenden ignorar, como si se
tratase de un “favor” a FREDEIPA y no el cumplimiento de sus obligaciones y
responsabilidades con Pararín que los eligió para impulsar su desarrollo, y no
sólo para convertirse en mediocres
administradores de sus recursos económicos que se esfuman entre ellos y
sus adlátares. Los alcaldes manejan
presupuestos del Estado, y, los presidentes, recursos de la Comunidad, para
desarrollar Pararín y, lo que hacen, es sólo alentar y alimentar la corrupción.
Las exigencias de FREDEINPA a nombre de
Pararín, las mismas que seguirán hasta su materialización, son: Reservorios de
agua y servicios higiénicos en el Distrito Central, Reservorios como defensa de
los linderos de la Comunidad, frente a los distritos-comunidades de Llacllín y
Tapacocha en los Andes, y, de Paramonga y Huarmey en el literal, amen de Casas
de Descanso para ancianos/as comuneros/as
(reivindicadores, en su gran mayoría) en Huaquish y Rinconada, obras necesarias
que no son de lástima, sino, de pago de
una deuda moral con reivindicadores/as, que consiguieron las tierras
actualmente usufructuadas por un ejercito de inconscientes, arrogantes y
desagradecidos de anticomunitarios.
En 2013, año de la efeméride gloriosa y
sagrada de la Reivindicación de 1963, lo primero que se les ocurrió a las autoridades municipales y comunales,
manipulando la inocencia de los comuneros/as fue pretender hacer sus fiestas en
sus respectivas zonas de conveniencia, o, en donde viven sus familiares y
cómplices, con el eufemismo de: “eso es lo quiere la gente” y no, en la Zona
histórica de Huaquish, en donde plantaron los reivindicadores sus primeros
pasos para extender aquel glorioso día
26 de septiembre 1963, hasta el océano pacifico.
Y, la segunda demostración de mezquindad
y desprecio por la Reivindicación y los Reivindicadores, fue desviar los
recursos de la Comunidad a favor de la
iglesia. Se trataba de recursos provenientes de diversas fuentes, entre ellas,
de la venta de tierras comunales y pago por reparación de impacto medio
ambiental de la minera Inmet Perú.
Con dichos recursos, más una colecta
comunal, se esperaba la construcción de Reservorios en el mismo Distrito
Central, como homenaje a la Reivindicación que
se gestó en Pararin y a los reivindicadores que salieron de Pararín,
pero, ¡no! Los recursos se desviaron a ornamentar la iglesia, para demostrar
que los reivindicadores que dieron un destino y vida mejor a Pararín, no se
merecían ningún reconocimiento oficial. Al parecer, todos han olvidado el
Cuarto Mandamiento de Dios: “Honrarás a tu padre y a tu madre”
Y no se está planteando la no colaboración
para la restauración de la iglesia. Todos los pararinos/as estamos moralmente
obligados a mantener en buen estado, todo el patrimonio cultural de la
Comunidad, sólo que cada cosa tiene su lugar y su tiempo. La iglesia ha estado,
está y estará ahí; su restauración no
tiene tiempo; mientras que un homenaje a los reivindicadores, sí tiene un
tiempo limitado. La ecuación es sencilla. La Comunidad es vida y da a los
comuneros/as, mientras que la iglesia, vive por los comuneros. Y Pararín
siempre será Pararín, por sus reliquias arqueológicas más que por su iglesia.
Existe gente que cree que el progreso de un pueblo se mide
por los ornamentos de una iglesia, por vestir de púrpura a los santos; y
no progreso, como conquista social expresada en buenos servicios: asistencia
médica, agua y desagüe, luz, buenos servicios de transporte, áreas verdes para
los niños, protección a las madres y ancianos, etc.. Y la Reivindicación de las
tierras de 1963, fue un salto atlético de siglos, en el progreso de Pararín.
Existe además, el criterio de que nadie
debe criticar a los ingratos y oportunistas, sino quiere ser tachado de
“izquierdista”, “izquierdoso” , “rojo”, “morado”, guinda”, “salmón”, “caviare”, etc, y juran y muerden
cáctus, asegurando que ellos son los “buenos” y, por ende, de “derechas”
ubicadas a la diestra de dios padre, con
patente de corzo para mentir, para engañar, para robar, para instaurar el
abismo social basado en el dinero, empujando a los hermanos a codazos para demostrar
que ellos son comuneros y ellos los ricos. En algunas coyunturas históricas, el
valor de las personas se aquilata por sus conductas, su conciencia, su ética y
no solo por su dinero y sus carteles políticos. Las ideologías solo son
máscaras de los intereses y no reflejo de las conciencias. Los “buenos” de
“derechas”, también se olvidan el Séptimo Mandamiento de Dios: “No robarás”.
Los nuevos ricos serían respetados, e
incluso envidados, si con tan solo con medio de día de ahorros de sus
ostentosas fiestas, hicieran algo a favor del progreso de sus respectivos
lugares, mandando construir al menos, urinarios públicos, funcionales, para que
sus propios invitados los pasen bien; y, terminadas sus fiestas, cierren incluso
las puertas de sus servicios y se vayan llevándose sus llaves, y, si la
población exigiese el uso de los servicios mandados construir por los ricos para la comodidad
de sus invitados, la Municipalidad se vería obligada a pagar un alquiler por los servicios dejado
por los nuevos ricos, habida cuenta que la Municipalidad maneja presupuestos
del Estado. Si el alcalde es incapaz de dotar de servicios básicos al Distrito,
la iniciativa privada de los nuevos ricos, seria una verdadera lección de
civismo, una revolución moral, y constituiría
un ejemplo para que otros nuevos ricos de otros pueblos, imiten a los
nuevos ricos, pararinos que, por un gran sentido de dignidad o por entender que
la “nobleza obliga”, obligan a las autoridades ramplonas, a emprender el
progreso de sus respectivos pueblos. Pero con fiestas por fiestas ostentosas, sin
objetivos, en medio de comuneros empobrecidos, aunque duren meses, Pararín no
avanza ni un centímetro en su progreso y desarrollo.
Es incompresible que los nuevos ricos
(hijos-nietos de comuneros/as pararinos/as), sabiendo que conseguir dinero
cuesta trabajo y sacrificios (a menos que a ellos, como a Alan García, el
dinero les llego solo), hagan creer a los paisanos que ellos si, solo deben
estirar la mano para recibir diversiones sin costos.
Los negociantes que no dan puntadas sin
hilo, estarán realmente animados por “generosidad”, para financiar fiestas
improductivas, o, a lo mejor lo de ellos
será más que egolatría sublimada, personalismo egoísta, puro cálculo político,
para que en el fututo, nadie de los que comen
y beben gratis en sus fiestas, no digan nada, cuando ellos hagan y deshagan
de los recursos de la Comunidad? Lo cierto es que el exhibicionismo desenfrenado
de los nuevos ricos, choca con el espíritu de la comunidad sustentada en
principios de respeto y solidaridad, por
alimentar la corrupción, el de hacerse ricos, lo más fácil y rápidamente
posible, sin importar la mentira, ni el
robo, ni el desprecio a los hermanos/as con quienes ayer nomás, compartían las
bondades eternas de la sagrada Comunidad de San Juan de
Pararín.
En las zonas reivindicadas, con
pararinos/as cómodos/as, con plantaciones de árboles frutales y crías en
cantidades industrales, sobre tierras conseguida por los Reivindicadores, no
existe ni conciencia ni escrúpulos, para
agradecer a los Reivindicadores, separando unos kilos de frutas, granos o tubérculos,
para , con su comercialización, formar un fondo común, para proteger a los
ancianos y los niños en las escuelas. En las zonas pobladas, al igual que en la
capital del distrito, solo existe la ramplona competencia monetaristas de hacer fiestas ostentosas, creen
que el progreso debe ser producto de “donaciones”, de “regalos” de alguien o
algunos y no participación de todos; en donde quienes usufructúan más parcelas,
colaboren más, quienes sólo tienen una parcela. La Comunidad no es igualitaria,
sino, proporcional: Los beneficios, de acuerdo a los aportes y esfuerzos a
favor de la Comunidad.
Hace solo 57 años, la Comunidad de San
Juan de Pararín protagonizó una hazaña casi bíblica, marchando a la tierra
prometida (la Reivindicación 1963), desafiando al terremoto que había devastado
al pueblo unos días antes, literalmente dejando en escombros; que los
pararinos, respetuosos a sus acuerdos comunales, consensuados, salieron a la
Reivindicación el día: 25 de Stp. 1963. Y sin esa decisión, no existirían las
actuales tierras, margen derecho, aguas abajo, del río fortaleza.
Pero, después de la Reivindicación 1963, qué pasó con la conciencia de
esos comuneros majestuosos en orgullo y dignidad,? Qué sucedió con ese respeto
religiosa de los pararinos por su Comunidad? Es extraño que de esos
inigualables comuneros/as de la Generación de Oro de pararinos/as, de estatura
casi geológica, tanto en generosidad como en coraje, no haya quedado ni siquiera un hijo o una hija, uno/a
cada uno de ellos, con conciencia comunitaria, para que la Comunidad de San
Juan de Pararín, sea un punto de referencia histórica para otras comunidades
peruanas, latinoamericanas y mundiales.
Porqué esos sagrados/as comuneros/as
de la Generación de Oro, sólo nos dejaron una siembra de serpientes, una
pila de inescrupulosos corruptos,
tarántulas usurpadoras, afilando día y noche, dientes y uñas, para
“negociar” tierras de la Comunidad, pro bolsillo? Esos indeseables, lamentablemente “hijos/as”
de reivindicadores, son los mismos
“negociadores” de tierras de la Comunidad, que vendieron 900 hectáreas de
tierras de Pararín, junto a Huarmey, al consorcio Antamina, de ese dinero,
producto de la venta de 900 hectáreas de tierras, no ha quedado para Pararín, ni
una miserable lampa, ni una barreta roma, ni una triste carretilla
comunal. Ahora los comuneros/as para
cumplir sus deberes en las faenas comunales, por ejemplo en Nuevo Pararín,,
deben movilizarse desde sus lejas zonas o ayllus de residencia, con sus propias
herramientas, con todo el peligro e incomodidad que significa transportarse con
picos, barretas, lampas, utilizando transportes públicos.
Pararín espera el surgimiento o resurgimiento de la conciencia
comunitaria, de Defensores de la Comunidad, antes que “negociadores” . Es
imposible creer que de los hijos/as y nietos/as de los reivindicadores, hayan
quedado solo serpientes, tarántulas, cormoranes, como paradigmas nefastos de la
traición a los mayores. Las actuales
usurpadoras utilizaron sus condiciones de ser hijas de comuneros/as,
para posesionar vastas tierras de la comunidad en el litoral, y ahora,
convertidas en enemigas de la Comunidad, hacen gastar a Pararín, en juicios
interminables y alimentan la corrupción, para que Pararín, pueblo de sus
padres, nunca progrese.
Se tiene que creer que en cualquier momento, la sagrada Comunidad de San
Juan de Pararín que generó
Reivindicadores, genere también sus defensores, hombres y mujeres que, como
nuestros mayores digan: Todo con Comunidad. Nada sin la Comunidad. Jamás,
contra la Comunidad. Recuperando la Dignidad Comunal, expresada en la Unidad en
torno a la defensa de sus tierras al
ampara de su título Ancestral 1664, se acabará con los usurpadores y
delincuentes ocupantes precarios, que hacen balear a los comuneros para no
cumplir con el pago de alquileres, que los obliga documentos notariales.
Los Reivindicadores, como expresión de la identidad pararina, viven como
ejemplo y fuego de
fiesta y sonrisa, de pincelada de fieras
al acecho literario de las batallas por la dignidad.
La Reivindicación fue la
reafirmación en la omnipotencia del dios de la organización colectiva; el
blandir de patria de la intuición metálica, presencia ferruginosa de la
solidaridad aferrada a los intersticios de la esperanza y la nostalgia como
utopía y proyecto de todos, para todos. Al paso de los ayllus como
remezón en los valles, desde Waq’awain – hasta Rinconada, las
tierras comunales recuperadas, aflojaron las correas de sus hermetismos y
empezaron a recoger distancias y flores con los colores de los besos, y
nuevamente el amor pronunció su misterio en otros sonidos, para terminar siendo
los mismos pálpitos como sustancias de luz tendiendo redes a nuevos
labios inaugurando la construcción de nuevos sueños.
El
Frente de Defensa de los Intereses de Pararín –FREDEINPA- se proclama defensor
de la memoria de la Reivindicación y los Reivindicadores; alguien más, hijo/a,
nieto/a de los pararinos de la Generación de Oro, se anota como Defensor de la
Comunidad de San Juan de Pararín, y su luminosa lucha por la dignidad? Entonces,
ya somos varios que somos católicos y practicamos el Cuarto Mandamiento de
dios: “honrarás a tu padre y a tu madre”. No traicionamos a nuestros padres,
defendamos nuestra Comunidad. Exijamos a las autoridades de turno, el
cumplimiento con LA AGENDA PARARIN.
Régulo
Villarreal Dolores
Por El
Frente de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA
AGENDA
PARARIN
O EXIGENCIAS DE FREDEINPA A NOMBRE DE PARARIN
Tarea para la alcaldía:
- Mandar construir 2 (dos) Reservorios de Agua en el
pueblo, uno para el barrio de Tzunta y otro para el barrio de Yanán, en Poq’run, aprovechando los milenarios ojos de
agua del mismo Distrito:
-Agua y desagüe
para el Distrito
- Baños públicos, funcionales.
-Mejora de las calles.
- Mandar construir un Crematorio de basura (en las
laderas de Ampetrun Cruz). Volcando la basura a las laderas del citado lugar,
sólo se desprestigia a la alcaldía de Pararín, especialmente a su alcalde; pues
la basura es visible desde Cochapetí.
-Prohibir el ingreso de animales, especialmente de cerdos,
al santuario de Pilapunta.
-Transporte colectivo-municipal: Pararin-Barranca.
Pararín-Maravia. Barranca-Nuevo Pararín.
AL PRESIDENTE COMUNAL.
-En colaboración con la alcaldía, mandar
construir el Reservorio de Huanrish. Casas comunales en los linderos que
separan a Pararín de: Huarmey, Tapacocha, Llacllín.
- Recuperar el Comité Especializado,
para impulsar las empresas comunales como defensa de la Comunidad.
-Ante El conflicto de poderes en Nuevo
Pararín, en donde el Comité Especializado, para la defensa del litoral, órgano
de apoyo de la JDC, tiene dos JDs una, elegida por los comuneros/as en su
asamblea, y, la otra, mantenida por corruptos y anti comunitarios. Considerando
que el Comité Especializado es solo un apéndice de la JDC; y no un ente
independiente, autónomo, con poder paralelo a la JDC (La JDC, única y máxima
autoridad comunal), está en la obligación de anular ambas “directivas”: una,
por no hacer respetar la voluntad de los comuneros/as, y, la otra, por representar
a anti comunitarios que quieren “negociar” con usurpadores, e inmediatamente
llamar a nuevas elecciones, en donde ya no deben tener cabida los anti comunitarios. Nuevo Pararín es
producto de una Reivindicación de tierras de la Comunidad al amparo de su
Titulo Ancestral, por ende, son los comuneros/as que deciden su destino, y no los
anti comunitarios, que pretenden convertir la Reivindicación en “invasión de tierras”, para
tratar sólo “socios/as” y no con
COMUNEROS..
Régulo
Villarreal Dolores
Por El
Frente de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA
.
EL SOMBRERO DE LA MUJER PARARINA
MACHU PICCHU CAMINANTE DE LA COMUNIDAD DE SAN JUAN DE PARARÍN
EL SOMBRERO DE LA MUJER PARARINA
MACHU PICCHU CAMINANTE DE LA COMUNIDAD DE SAN JUAN DE PARARÍN
Caminando
por la playa Bermejo (Litoral pararino) *entre paisanas que escogían
piedras pulidas como preámbulos de nostalgias, las olas solfeaban
recurrencias de híbridos conflictos. El viento, con la guadaña
conflictiva de su hipocresía, arrebató de súbito el sombrero a una
paisana.
El sombrero, cual paloma liberada de amarras misteriosas voló de la cabeza de la paisana, a la arena y siguiendo los seductores guiños del viento se dirigía hacia las afiebradas espumas de las olas como cangrejo soñoliento. La pararina, con una sonrisa sorprendida corrió detrás de su prenda amada.
Al fondo, un espectáculo arribista de surffistas cholos creyéndose “gringos”, batían acrobacias de arrogancia en el mar, compitiendo con los gallinazos.
Familiarizado desde la infancia con el sombrero como emblema comunitario de las pararinas, no me había fijado (hasta entonces) del enorme peso cultural de la prenda. Por alguna razón extraña me quedé fascinado de la eminencia del sombrero pararino que usara también mi madre, mis hermanas, mis tías, mis primas, como desovillando los antiguos quipus de la milenaria tradición de la Comunidad de San Juan de Pararín.
Pararín** es una Comunidad hecha de flor de niebla y de misterios, sus orígenes compiten con las preeminencias del diluvio universal, que en el Perú duró 60 días, con sus noches.
El Dios Vichama, que vive en el litoral pararino, al conjuro del círculo de su fuego sagrado, (desde Cerro de Horcas hasta Huarmey), sabe que la paloma de la paz, con su ramo de olivo, ya encontró el sombrero de las paisanas, izado en el mástil de la barca de Noé, y desde ahí se anunció el cese del diluvio como castigo al mundo.
El sagrado sombrero de las paisanas, hecha de la solemnidad de niebla y pasión de rayo, marca el destino e ingenio de una Comunidad que desafió a Incas y a españoles, y planta cara a la acomplejada República peruana, que, con el salvajismo de sus leyes usureras, pretende profanar la memoria Andina, intentando poner de rodillas la sangre milenaria que construyó chullpas y trazó la geografía de Pararín, memoria de la lluvia, desde Pilapunta, hasta el litoral, haciendo de la esperanza, una apuesta eterna.
La Comunidad de San Juan de Pararín, es la sangre de los abuelos sembrada en las venas de cada defensor de la Comunidad, que recoge los sueños de la esperanza siguiendo los vuelos de los cóndores con caligrafías de historia, desde las fortalezas del pasado.
El 23 de noviembre 2014, la Comunidad de Pararín, danzando sobre el orgullo de tripas de usurpadoras de sus tierras en su litoral, izó muy alto el sombrero pararino, como emblema de batallas por la dignidad, y señaló la hora de los defensores: respetando a los defensores de lo comunitario, aunque estos no sean pararinos, y, combatiendo con fiereza a los traidores, tratándose de pararinos/as, con mayor contundencia.
Los traidores a su Comunidad o, a su Patria, son más venenosos que los enemigos. Así entendieron los Incas, para forjar el Tawantinsuyo – Estado Confederado de los Incas, castigaron a los traidores más que a los enemigos. El verdadero/a comunero/a, no cava la traición sobre las espaldas de sus padres y hermanos.
La autenticidad comunitaria se gana con responsabilidad y no con muecas de serpientes. Los comuneros no caben en los espejos de los consuelos, la Comunidad es vida, un lugar de todos y para todos.
La Resistencia cultural es Dignidad y, la organización, es fuerza. La Dignidad pararina está expresada en el sombrero de las paisanas que usó también mi madre, mis hermanas, tías, primas, y es el dado eterno para apostar con Dios por la justicia.
Si hay desgarros de fricción en el recuerdo, es porque el tiempo no da descanso a las promesas, pues en las promesas se transfiguran las personas y en la danza frutal de su cumplimiento o los catafalcos frígidos de su incumplimiento, está la grandeza o pequeñez del ser humano.
El sombrero de la mujer pararina, representa la identidad universal de la Comunidad de San Juan de Pararín; y es el símbolo de Lumef (Lugar-de-la-Memoria-Eterno-Futuro) y es abnegada adhesión de FREDEINPA con la memoria y la semilla de Pararín como purificación de conjuros que antecede la restauración de la aurora.
El sombrero de la mujer pararina es el pequeño Machu Picchu caminante de la Comunidad de San Juan de Pararín, con el sombrero de la mujer pararina camina la comunidad con su milenario peso cultural que ha generado una raza de seres como crónicas rurales, una especie de fortalezas silenciosas, indestructibles y serenas que han logrado mantener los legados culturales a pesar de las destrucciones occidentalistas y los traidores anti comunitarios metidos de “dirigentes”.
El sagrado sombrero de las paisanas, hecha de la solemnidad de niebla y pasión de rayo, marca el destino e ingenio de la Comunidad de San Juan de Pararín, desde su santuario de Pilapunta hasta el litoral: De Cerro de Horcas hasta Huarmey- una apuesta a la esperanza eterna desde solidaridad más recóndita que no es lástima de usureros.
Régulo Villarreal Dolores
El sombrero, cual paloma liberada de amarras misteriosas voló de la cabeza de la paisana, a la arena y siguiendo los seductores guiños del viento se dirigía hacia las afiebradas espumas de las olas como cangrejo soñoliento. La pararina, con una sonrisa sorprendida corrió detrás de su prenda amada.
Al fondo, un espectáculo arribista de surffistas cholos creyéndose “gringos”, batían acrobacias de arrogancia en el mar, compitiendo con los gallinazos.
Familiarizado desde la infancia con el sombrero como emblema comunitario de las pararinas, no me había fijado (hasta entonces) del enorme peso cultural de la prenda. Por alguna razón extraña me quedé fascinado de la eminencia del sombrero pararino que usara también mi madre, mis hermanas, mis tías, mis primas, como desovillando los antiguos quipus de la milenaria tradición de la Comunidad de San Juan de Pararín.
Pararín** es una Comunidad hecha de flor de niebla y de misterios, sus orígenes compiten con las preeminencias del diluvio universal, que en el Perú duró 60 días, con sus noches.
El Dios Vichama, que vive en el litoral pararino, al conjuro del círculo de su fuego sagrado, (desde Cerro de Horcas hasta Huarmey), sabe que la paloma de la paz, con su ramo de olivo, ya encontró el sombrero de las paisanas, izado en el mástil de la barca de Noé, y desde ahí se anunció el cese del diluvio como castigo al mundo.
El sagrado sombrero de las paisanas, hecha de la solemnidad de niebla y pasión de rayo, marca el destino e ingenio de una Comunidad que desafió a Incas y a españoles, y planta cara a la acomplejada República peruana, que, con el salvajismo de sus leyes usureras, pretende profanar la memoria Andina, intentando poner de rodillas la sangre milenaria que construyó chullpas y trazó la geografía de Pararín, memoria de la lluvia, desde Pilapunta, hasta el litoral, haciendo de la esperanza, una apuesta eterna.
La Comunidad de San Juan de Pararín, es la sangre de los abuelos sembrada en las venas de cada defensor de la Comunidad, que recoge los sueños de la esperanza siguiendo los vuelos de los cóndores con caligrafías de historia, desde las fortalezas del pasado.
El 23 de noviembre 2014, la Comunidad de Pararín, danzando sobre el orgullo de tripas de usurpadoras de sus tierras en su litoral, izó muy alto el sombrero pararino, como emblema de batallas por la dignidad, y señaló la hora de los defensores: respetando a los defensores de lo comunitario, aunque estos no sean pararinos, y, combatiendo con fiereza a los traidores, tratándose de pararinos/as, con mayor contundencia.
Los traidores a su Comunidad o, a su Patria, son más venenosos que los enemigos. Así entendieron los Incas, para forjar el Tawantinsuyo – Estado Confederado de los Incas, castigaron a los traidores más que a los enemigos. El verdadero/a comunero/a, no cava la traición sobre las espaldas de sus padres y hermanos.
La autenticidad comunitaria se gana con responsabilidad y no con muecas de serpientes. Los comuneros no caben en los espejos de los consuelos, la Comunidad es vida, un lugar de todos y para todos.
La Resistencia cultural es Dignidad y, la organización, es fuerza. La Dignidad pararina está expresada en el sombrero de las paisanas que usó también mi madre, mis hermanas, tías, primas, y es el dado eterno para apostar con Dios por la justicia.
Si hay desgarros de fricción en el recuerdo, es porque el tiempo no da descanso a las promesas, pues en las promesas se transfiguran las personas y en la danza frutal de su cumplimiento o los catafalcos frígidos de su incumplimiento, está la grandeza o pequeñez del ser humano.
El sombrero de la mujer pararina, representa la identidad universal de la Comunidad de San Juan de Pararín; y es el símbolo de Lumef (Lugar-de-la-Memoria-Eterno-Futuro) y es abnegada adhesión de FREDEINPA con la memoria y la semilla de Pararín como purificación de conjuros que antecede la restauración de la aurora.
El sombrero de la mujer pararina es el pequeño Machu Picchu caminante de la Comunidad de San Juan de Pararín, con el sombrero de la mujer pararina camina la comunidad con su milenario peso cultural que ha generado una raza de seres como crónicas rurales, una especie de fortalezas silenciosas, indestructibles y serenas que han logrado mantener los legados culturales a pesar de las destrucciones occidentalistas y los traidores anti comunitarios metidos de “dirigentes”.
El sagrado sombrero de las paisanas, hecha de la solemnidad de niebla y pasión de rayo, marca el destino e ingenio de la Comunidad de San Juan de Pararín, desde su santuario de Pilapunta hasta el litoral: De Cerro de Horcas hasta Huarmey- una apuesta a la esperanza eterna desde solidaridad más recóndita que no es lástima de usureros.
Régulo Villarreal Dolores
LECCIONES QUE DEJA EN PARARIN,
“EL FENOMENO DEL NIÑO COSTERO”
A SU PASO POR LA COMUNIDAD, MARZO 2017
1
El fenómeno de la Corriente del “Niño Costero”, a su paso por Ancash (marzo 2017), con su grandilocuencia de pavor y destrucción, deja varias lecciones y muchas asignaturas pendientes en la Comunidad de San Juan de Pararín.
Obviamente. sólo la naturaleza con el vigoroso brindis de su fuerza mágica y todo poderosa, puede decirle a los hombres que la madre tierra no necesita de nadie, pero los hombres, no podemos vivir sin la madre tierra, tan abusada, hasta los límites de la perversión, en busca de riquezas materialistas, sin respetar a nada ni a nadie, incluso, utilizando la religión y comercializando la Biblia, para justificar el saqueo y la avaricia materialista, en desmedro de los más débiles y atentando contra la misma naturaleza.
El paso de la Corriente del Niño Costero, por Pararín, ha sido como una cachetada magnética, obligando a los comuneros a aceptar que son comuneros; hombres espiritualistas, más que religiosos. Lo espiritual abarca toda la existencia. Es la aceptación de la vida del ser humano en función de la vida de todos los seres vivientes sobre la tierra. Así, como es sagrado el agua, (porque sin agua no hay vida) son sagradas también las sementeras, los animales, las plantas y el ser humano, que también es un ente sagrado, pues es el grano supremo de una gran gavilla celestial, por su semejanza a Dios.
La religiosidad es solo creencia, y se inventó para la tranquilidad de la conciencia de quienes roban el pan a los hambrientos, o, para la aceptación resignada de la pobreza como “voluntad de dios” que les priva de la posibilidad de autorrealización como seres humanos.
2
Y resulta en la Comunidad de San Juan de Pararín, en los valles reivindicados en el año 1963 (río Fortaleza), luego de consolidada la posesión de la Comunidad de sus tierras reivindicadas, bajo el amparo de su Título Ancestral de 1664, últimamente, el virus del individualismo, el egoísmos y la mezquindad de los “nuevos comuneros” (yernos o hijos de pararinos/as con forasteros, que creen que tienen todos los “derechos” sin aportar en nada) contra los comuneros reivindicadores o los descendientes directos de estos, había calado tan hondo, que casi se estaba socavando el alma de la Comunidad, cuyos pilares organizativos descansan sobre el respeto a los mayores, la participación y la solidaridad, antes que en el individualismo el oportunismo.
Últimamente, cada “comunero” especialmente yernos o gentes, cuyos padres no participaron en la Reivindicación 1963, se sentían “hacendados”, “feudatarios” gamonalillos insensibles, mirando con cólera a los comuneros/as que pasaban por los bordes de sus “chacras”, olvidándose que estaban sobre las tierras de la Comunidad, recibida a título gratuito, solo por ser hijo/a de comuneros/as pararinos/as o yernos, sin aportes a la Comunidad en proporción a los beneficios que reciben. Los oportunistas no pueden entender que los comuneros/as , solo son dueños de los productos de sus trabajos, pero no “propietarios” de las tierras de la Comunidad. La única DUEÑA Y PROPIETARIA de las tierras de la Comunidad, es la Sagrada Comunidad de San Juan de Pararin.
Y se había desarrollado la soberbia en su manifestación más vulgar y candente. En el caso de la zona de Huaquish (mi zona, por haber sido niño Reivindicador en el año 1963, e hijo de una Reivindicadora), puedo asegurar que los daños ocasionados por la crecida del río seco de Aq’aus, al mismo poblado, era fácilmente evitable.
En tres oportunidades, en distintos años anteriores, mi hermana Fina y yo, propusimos a los paisanos de Huaquish, construir un muro de contención, utilizando la abundancia de piedras del rio seco. La idea era que nosotros (mi hermana y yo) dotaríamos de hierros y bolsas de cementos para levantar un muro diagonal y los pobladores huaquishinos, participarían con la mano de obra. Pero los ensoberbecidos “dirigentes” o supuestos “dueños” del lugar, considerándose “amigos privilegiados de Antamina” rechazaron nuestros ofrecimientos, argumentando que ellos ya tenía solucionada el problema, que esa obra lo haría Antamina, porque les había “prometido”.
Antes del desastre de este mes de marzo (2017) Antamina, anticipándose a las precipitaciones pluviales y la crecida del rio, removiendo piedras con maquinarias pesadas, protegió sus instalaciones en Huaquish. Cuando una comunera se acercó a ellos, pidiendo que, aprovechando sus maquinaria en el lugar, hicieran también un muro de contención para proteger el pueblo; la respuesta de Antamina, a través de sus maquinistas e ingenieros, había sido: “si las autoridades de la zona no piden, nosotros no tenemos por qué hacer nada para Huaquish”. Y las “autoridades” no buscan proteger al pueblo, sino, sacar alguna propina personal y privada de Antamina, a nombre de la “comunidad”, haciéndoles creer que solo ellos son “comuneros pararinos”
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Así pues, por la abundancia de oportunistas en la Comunidad, se había perdido la visión de Comunidad como Unidad de la diversidad y Diversidad en la unidad.
Antes del paso de la Corriente del Niño Costero por Pararín, con su mensaje de dolor y destrucción, todos hablaban de sus “zonas”, de sus centros poblados, en competencias monetaristas para las grandes fiestas, sin aportes concretos para el desarrollo de la Comunidad, menos, para protegerse de las crecidas del río en épocas lluviosas de los Andes.
Y asumían a regañadientes que sus “zonas” y sus centros poblados, existen, gracias a la generosidad de nuestros mayores, que tuvieron la visión y la ambición de abarcar una Comunidad tan vasta, desde los Andes hasta el océano pacífico y nos legaron de un Titulo Ancestral de la Comunidad (1664) para defenderla.
El paso del Niño Costero (marzo 2017) , ha obligado a los pararinos ver Pararín en su conjunto, en su totalidad, en su globalidad comunitaria, tal como habrían visto nuestros mayores, con esa visión generosa, para asegurarles una vida decorosa, a las infinitas generaciones de pararinos/as del presente y del futuro.
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La extraordinaria manifestación de solidaridad de los hijos/as de Pararín, por primera vez, después de más de 50 años, se ha materializado en una especie de oración humana, asumiendo el problema pararino como un todo, nombrando, preguntando y buscando a los hermanos/as, donde quiera que estén, pero en desgracia. Los hermanos residentes en Huarmey, en desgracia, han sido socorridos por sus hermanos/as pararinos/as residentes en Barranca, Huacho, Lima, es el caso de la Familia Depaz Salomé, que ha abarcado con su grandiosa solidaridad, rutas que otros hermanos no lo han hecho, por hacerlo con los valles del río Fortaleza.
La reconstrucción de nuestros pueblos va requerir la superación de esa visión estrecha, mezquina de las zonificaciones, de los localismos; y se va necesitar de una visión de Unidad de la Comunidad, para abarcar con la solidaridad a todos los componentes de la Comunidad: Distrito Central, Ayllus, anexos, caseríos, etc, etc.
Y una vez más, se tiene que agradecer a los mayores, por habernos legado con sus luchas y sacrificios, de una Comunidad tan vasta, amparada por un Titulo Ancestral; y gracias a ese Título Ancestral (1664), se tienden los centros poblados de Pócor, Huaquish, Malvado, Mandawas, Huancar, Rinconada, se tiene también, Nuevo Pararín.
En el pensamiento andino, no existe el bien y el mal como hechos inamovibles, permanentes y eternos, en donde el bueno es bueno, aunque puede ser malo, y lo malo, es malo, aunque puede ser bueno. En el pensamiento andino, el mal es solo complemento del bien. Haciendo supuestamente “el bien” permanentemente, se puede hacer también un gran mal. Es el caso de los hijos. Los padres que dan todo a los hijos, todo el tiempo, sin enseñarles ninguna retribución por lo que reciben, o no corrigen los defectos para ser siempre “buenos” padres, hacen un enorme mal al ciudadano, porque la corrupción y la indolencia que azota el país y del que todos nos quejamos, tiene su raíz en la formación del niño: niños/as engreídos/as y mimados/as, hombres y mujeres insensibles, que consideran la corrupción como trampolín “natural” al “progreso”.
De acuerdo al pensamiento andino: el mal, complemento del bien; podemos decir que lo malo del paso de la corriente del Niño, con su secuela de dolor y tristezas, puede transformarse en el verdadero factor de cambio para el bien. Como nunca antes, en el lenguaje de los pararinos/as reverbera ahora PARARIN como un todo, como un problema general, distinto al localismo filoso de “mi zona” de antes de las tragedias de marzo 2017.
Manteniendo el fuego de la solidaridad con una visión general de la Comunidad, pondremos pronto de pie, a Pararín. Necesitamos mantener esa visión general de la Comunidad, para transformar la caridad, en solidaridad organizada y productiva. Un Pararín nuevo, diferente y mejor, depende de la participación de todos nosotros.
Con la lección que nos deja el paso del fenómeno de la Corriente del Niño Costero, mantengamos la unidad pararina, recuperando el estro de la Comunidad que descansa sobre los pilares del Respeto a los mayores, la participación y los aportes a la Comunidad en proporción a los beneficios que se reciben.
Por un Pararín unidos con proyectos de largo alcance.
Todo con la Comunidad, Nada sin la Comunidad, jamás, contra la Comunidad.
Régulo Villarreal Dolores
Frente de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA-
LA FAENA COMUNAL EN SAN JUAN DE PARARÍN,
RECUAY (ÁNCASH, PERÚ):
ELEMENTO ORGÁNICO DE SU IDENTIDAD
CULTURAL MILENARIA
La
fortaleza de los débiles ha radicado siempre en la transparencia de su
dignidad, en el abrazar los escollos acerados de sus hermanos que los
despiertan con la decisiva solidaridad de sus compromisos; y,
especialmente, en rehusar los halagos de
los verdugos (los modernos corruptos y corruptores) que son yugos que frenan el
desarrollo comunal sostenido. Los fáciles “progresos” con aparentes “regalos o
donaciones”, menoscaban el espíritu creador de los pueblos y los hacen sumisos,
ante la corrupción anti comunitaria. Sólo es progreso verdadero, comunal,
democrático, comunitario, enfrentando colectivamente los problemas colectivos,
y, defendiendo unidos, la Comunidad que
heredamos colectivamente de nuestros mayores.
La Faena
Comunal es un milagro que pueden
realizar únicamente las infatigables manos del Hombre, dueño de su suerte; convencido de ser dueño-propietario de la
tierra y la historia por donde pisa y que sabe que cada esfuerzo que realiza, está
orientado a beneficiarlo a sí mismo, a
su familia, sus hermanos, vecinos, etc, y no para enriquecer a quienes viven de su
pobreza.
La
Comunidad, con sus Faenas Comunales, enseña al hombre a trabajar, a tener
conciencia de un bien común en donde
vive y del cual vive; aprender a
construir, a dirigir y ser dirigido. Y la dirigencia en una Comunidad es sobre
todo, pedagógica. El dirigente comunal, sólo manda por obedecer el mandato de
las mayorías, y no es un gendarme de la prepotencia y las imposiciones, de
amenazas y castigos en nombre de Dios, pro bolsillo. En las comunidades se enseña
aprendiendo y se aprende enseñando, tal como entendieron la dirigencia,
nuestros antepasados Pre Incas e Incas, cuya sociedad basada en la solidaridad,
y no en la lástima, de Ayllus, Panacas y Comunidades, como la pararina, fue una
sociedad sin hambre, sin corruptos y mafiosos, que viven de los trabajos de los
más y generan y alientan las injusticias.
La
Faena Comunal, es el cumplimiento colectivo de acuerdos llegados por
consenso. Para llegar a Acuerdos Comunales,
consensuados, los comuneros/as discuten abiertamente los pro y contra de las diferentes propuestas en
beneficio colectivo, que surgen al calor de sus asambleas, Máxima Autoridad
Comunal; y, una vez acordadas y aceptadas por consenso, las propuestas, nadie
las discute; todos cumplen, como un acto de fe, con todas sus consecuencias. La
expresión máxima y señera de FAENA COMUNAL PARARINA de todos los tiempos, son
las dos Reivindicaciones de sus tierras comunales; la de Septiembre 1963, que
reivindicó los valles, margen derecho, agua abajo, del río Fortaleza de
Paramonga; y, la de Octubre 2008, la de ex La Litera, actual Nuevo Pararín,
para abarcar toco su litoral, al amparo de su Titulo Ancestral de 1664.
En la
intensidad de las faenas comunales, se borran las diferencias entre la ciudad y
el campo y el trabajo intelectual y el trabajo manual, porque en una faena
comunal, hasta los “señores son hombrecitos”, diría Vallejo. Es más, en las
Comunidades andinas y amazónicas, en donde se discuten todo, dentro del marco
de su democracia directa, participativa y de consenso, en donde participan
todos: incluyendo viejos y niños, porque todos ellos forman la Comunidad y
todas las decisiones comprometen a todos, no existen “señores”, porque lo
“señor” es concepto judío cristiano, sinónimo de usura, violencia e injusticias, incompatibles con el
carácter solidario de las Comunidades. En las Comunidades, cada
comunero/a, muestra y demuestra su valía humana, con su participación en
provecho de sí mismo, de su familia y no
para agradar a patrones o explotadores, a cambio de propinas como caramelos corrosivos.
Las
faenas comunales están orientadas a objetivos concretos: limpieza de acequias,
reparación de cercas y caminos, aperturas de zanjas para tendidos de tuberías de
agua, desagüe, electricidad, etc (es el caso de Nuevo Pararín) , y eso se logra
sólo con el resultado de trabajos de sinergia y no con la viveza o las criolladas. En la Comunidad, la persona
vale por lo que es y no sólo por lo que tiene.
En la
Comunidad, lo primero es el Hombre y luego lo material. Lo material está para
servir del Hombre para que este pueda vivir en armonía con la Naturaleza. Concepto
totalmente opuesto al occidental, en
donde lo material se sobrepone a la persona humana, tal como en la sociedad
actual, incluyendo la pararina, en donde el dinero está por encima y antes que las
personas, y por la desesperación de hacerse ricos a menor tiempo posible y con
el más mínimo esfuerzo posible, surgen las mafias, la venta de tierras
comunales, sin debates comunales en sus Asambleas, a favor de unos cuantos espurios anti comunatarios. Es
por eso que es importante destacar y alentar LAS FAENAS COMUNALES como la
práctica histórica de la Comunidad de San Juan de Pararin, para solucionar
colectivamente, problemas colectivos. La economía lo crea el Hombre, el
trabajo, y no al revés. Defendiendo los recursos comunales, compartiéndolas
fraternalmente, como nos enseñaron nuestros mayores, es factible conseguir una
vida digna y decorosa para todos los pararinos/as.
Y
¿Es
fácil conseguir una faena comuna? ¡No! no es fácil. Ninguna medida de
individualistas, bajo las más severas amenazas de castigos, puede
lograr una Faena
comunal, en donde los participantes cumplen una labor casi festiva,
porque están
convencidos de que los resultados de sus esfuerzos, serán para ellos
mismos y no
para enriquecer a ningún “señor” o “señora”.
Las
Comunidades son resultados de esas luchas eternas entre el bien y el mal, entre
lo justo y lo injusto, entre la defensa
de los valores humanos, basado en la solidaridad, frente a los estragos
perversos del individualismo, que se expresa con la corrupción y la mezquindad.
Y nada
es nuevo en esta vida. La sociedad humana siempre ha estado dividida entre la
generosidad y la mezquindad. Entre el colectivismo y el individualismo.
La
faena comunal es expresión cultural de compartir de manera solidaria, que
sólo las Comunidades con estros colectivistas, como la pararina, en donde todo
es todos y para todos, logran protagonizar dichas proezas.
La
maravillosa manifestación de participación colectiva de los comuneros/as
pararinos/as, en Nuevo Pararín, no es un milagro de dirigentes, sino, manifestación
del espíritu colectivista de Pararín que subyace en sus comuneros/as, para
enfrentar retos en bien de todos y sobre todo, para defender la Comunidad,
ocupándola y, haciéndola productiva.
Según la tradición y los Estatutos comunales, los pararinos/as de nacimiento, de padres pararinos, o, de padre o madre parino/a con no No pararino/as, son iguales ante la Comunidad, en sus deberes y derechos, esos sus derechos ganados; naturales, y no existe ni “pararino/a” ni “pararinos/as” con autoridad suprema, para determinar o calificar, quién o quiénes son “pararinos/as”. Sólo los privilegios, según la tradición comunitaria, tienen que ser de acuerdo a la participación, a los servicios a la Comunidad. Los actuales adjudicatarios de lotes en Nuevo Pararín, se supone por méritos, tienen toda la obligación de participar más, de quienes aún no tienen lote o, quienes han sido desplazados de sus lotes, para otorgarlos a otros, supuestamente por tener más “méritos”. Tener un lote en Nuevo Pararín, no autoriza a nadie a negar el derecho a los demás comuneros. Pero la Defensa de la Comunidad, está por encima de las mezquindades, porque es un asunto de conciencia, de responsabilidad moral, de ética vivencial; exactamente como pensaron y actuaron nuestros mayores, no sólo pensando en sus privilegios de grupo, sino en la COMUNIDAD. Los 14 Ayllus que constituyen la Comunidad de San Juan de Pararín, fueron defendidos siempre como una Unidad de la diversidad. Eso ha sido siempre Pararin. Unidad de la diversidad, y diversidad en la Unidad, concepto y realidad que la hacen grandiosa y superior, a muchas comunidades.
Según la tradición y los Estatutos comunales, los pararinos/as de nacimiento, de padres pararinos, o, de padre o madre parino/a con no No pararino/as, son iguales ante la Comunidad, en sus deberes y derechos, esos sus derechos ganados; naturales, y no existe ni “pararino/a” ni “pararinos/as” con autoridad suprema, para determinar o calificar, quién o quiénes son “pararinos/as”. Sólo los privilegios, según la tradición comunitaria, tienen que ser de acuerdo a la participación, a los servicios a la Comunidad. Los actuales adjudicatarios de lotes en Nuevo Pararín, se supone por méritos, tienen toda la obligación de participar más, de quienes aún no tienen lote o, quienes han sido desplazados de sus lotes, para otorgarlos a otros, supuestamente por tener más “méritos”. Tener un lote en Nuevo Pararín, no autoriza a nadie a negar el derecho a los demás comuneros. Pero la Defensa de la Comunidad, está por encima de las mezquindades, porque es un asunto de conciencia, de responsabilidad moral, de ética vivencial; exactamente como pensaron y actuaron nuestros mayores, no sólo pensando en sus privilegios de grupo, sino en la COMUNIDAD. Los 14 Ayllus que constituyen la Comunidad de San Juan de Pararín, fueron defendidos siempre como una Unidad de la diversidad. Eso ha sido siempre Pararin. Unidad de la diversidad, y diversidad en la Unidad, concepto y realidad que la hacen grandiosa y superior, a muchas comunidades.
El 23 de
noviembre 2014, la Comunidad de San Juan de Pararín con su acción comunal, danzando
sobre las amenazas de las usurpadoras y sus aliados anti comunitarios,
traidores, que quisieron imponerle una condición de “arreglo”, en donde las
usurpadoras (malas pararainas) seguirían ocupando más tierras a favor de sus
maridos forasteros y los anti comunitarios transformarían LA REIVINDICACIÓN DE
TIERRAS DE NUEVO PARARIN (26.10.08) en un proyecto privado, a favor de unos
cuantos oportunistas ensoberbecidos, bajo la coartada risible de “invasión de tierras de la comunidad de
Pararín, por los pararinos sin casa” y para eso exigían la “autonomía de la
urbanización” sólo para sus “socios” y no para los comuneros/as que habían
conseguido a través de la Reivindicación. Ese día, 23 de noviembre 2014, La Comunidad de
San Juan de Pararín, demostró que no hay
fieras que asusten a pueblos organizados sobre sus tradiciones milenarias y
respeto a su historia de coraje y generosidad, escrita por sus mayores. La
Comunidad de San Juan de Pararín, con su unidad en la acción, demostró que no
hay vacíos que no se hagan puentes y todas las decisiones colectivas, terminan en conquistas colectivas. Con la
acción del 23 de noviembre 2014, quedó demostrado, corroborado y lacrado para
siempre, que Nuevo Pararín, es producto de una REIVINDICACIÓN comunal, bajo la
férula del Título Ancestral de la Comunidad (1664) y no “invasión de tierras de
Paramonga(¿?.) por "pararinos sin techo”.
La
Comunidad, como las aguas de los ríos,
es, unas veces, calma, pausada, y, otras veces arremolinada para superar
turbulencias rabiosas, pero, todo el tiempo, a las aguas del río comunal, lo
nutren los afluentes de su experiencia milenaria de compartir, y el
convencimiento de que la fortaleza
de los débiles, radica en la transparencia de su dignidad. Los comuneros/as pararinos/as, saben que sólo
trabajando en equipo, podrán sacar adelante el proyecto urbanístico de Nuevo
Pararín, como defensa del inmenso litoral de la Comunidad, desde Cerro de
Horcas, hasta Huarmey; y no tanto como urgencia de vivienda, que ningún
pararino/a necesita. Lo importante es ocupar el litoral, haciéndolo productivo.
Las faenas
comunales de la Comunidad de San Juan de Pararín, en las pampas de ex La
Litera, en pro de la canalización del agua y la electrificación, es una
demostración de fuerza que apunta a ese objetivo de necesidad de desarrollo
comunal sostenido, pero al mismo tiempo es de advertencia a los enemigos de
la Comunidad y anti comunitarios, que la Comunidad de Pararín hará respetar sus
tierras comunales, como lo hicieron nuestros mayores, que gracias a ellos tenemos
Pararín para los pararinos, y como ellos nos dejaron a nosotros, una Comunidad
hecha de amor y defendida con luchas, nosotros estamos obligados,
moralmente, dejar la Comunidad de San
Juan de Pararín, para las futuras generaciones, mantenida con amor y defendida
con luchas.
De ahí
que la tarea principal de los comuneros/as conscientes, como para los
integrantes del Frente de Defensa de los Intereses de Pararin – FREDEINPA- es
investigar el mundo interior y los
movimientos espirituales del pararino/a que supo comenzar, en un tiempo sin tiempo,
desde ahora, a adquirir el espacio territorial que poseemos, desde los Andes
hasta el Océano Pacífico, pasando por los valles. Esos pararinos/as de la
alborada, con infinita generosidad, supieron defender lo adquirido y edificar sobre esas
conquistas, el majestuoso edificio de la Comunidad de San Juan de Pararín, que
nosotros, estamos obligados a defender y mantenerla, por gratitud. Desde el año
2006, FREDEINPA, siguiendo la sagrada huella dejada por los reivindicadores de
63, ha asumido el apostolado de defender la Comunidad de Pararín y lo
comunitario, con el ideario LUMEF = Lugar de la Memoria Eterno Futuro. A mayor
y mejor pasado, más amplio y mejor futuro. ¿Cuántos pueblos del mundo podrán
tener el futuro más amplio que el pararino? Ese inmenso futuro, es gracias a
nuestro inmenso pasado, que no es nuestra conquista, sino, obra de nuestros
mayores.
Paradójicamente,
las actuales y privilegiadas generaciones de comuneros/as pararinos/as,
que
reciben beneficios de la Comunidad de los mayores, sin mayores esfuerzos
(porque los logros de la generaciones actuales, sólo lo verán en las
generaciones venideras), acusan a FREDEINPA de defender “ideas
desfasadas”;
creen que lo “moderno” es la viveza, acaparar, usurpar tierras de todos,
para unos
cuantos “socios” sin méritos a favor de la Comunidad.. Y, la propuesta
de
compartir bienes, postuladas por FREDEINPA, el cuidado del medio
ambiente, como parte integral de la vida de cada quien, es una propuesta
ideológica
compatible por el alma humana, a escala global.
Ahora, la tarea urgente de la nueva Junta
Directiva Comunal, es estimular las Faenas comunales; que los comuneros/as encuentren
en la partipación, su propia realización y no sólo el cumplimiento molestoso de
una obligación.
Hay que estimular la participación, aplicando la
justicia comunitaria: Los privilegios, de acuerdo a los méritos, y no sólo por
el vulgar oportunismo.
No olvidar
que los comuneros/as al movilizarse para
cumplir con las faenas comunales, suspenden sus labores de sus chacras,
descuidan a sus animales. Las exigencias de los deberes, tienen que ir
acompañadas de compensación, sólo así se
alimenta el sentimiento de amor y gratitud del Comunero/a a su Comunidad, que
es vida.
Desde la instauración del órgano de apoyo de la
JDC, el Comité Especializado para Nuevo Pararín, para dinamizar la ocupación
del lugar reivindicado en el año 2008, empiezan ingresos extra de dinero a la
tesorería de la Comunidad, generados por los mismos comuneros/as; a través de pagos
mensuales por adjudicación de lotes (S/.10);
multa a los inasistentes a las guardianías (S/50), a los inasistentes a las
faenas comunales(¿?). Es dinero
generado por los mismos comuneros, tiene que justificarse, revirtiéndose en beneficios de los comuneros/as que generan
los ingresos. Toda la economía generada por los comuneros/as en Nuevo Pararín,
tiene que beneficiar a los comuneros/as, y no tiene que ser visto ni
considerado como la caja chica de los dirigentes de turno, sin control ni
fiscalización. Una vez más, el proyecto urbanístico de Nuevo Pararín, es
comunitario y no propiedad de un dueño o de un grupo de “dueños” El dinero generado por los pararinos/as en
Nuevo Pararín, tiene que estar fiscalizado por los comuneros/as pararinos/as.
Los ingresos económicos generado por lo comuneros/as, tiene que orientarse a:
1.- Adquisición de herramientas comunitarias. No
es correcto seguir pidiendo a los comuneros, asistir a las faenas comunales, portando
sus propias herramientas.
2.- Pago de pasajes de los comuneros/as asistentes
a las guardianías. Sólo así se justifica
el cobro por el incumplimientos de las guardianías. De lo contrario ¿para qué o
para quiénes se cobran derechos?
3.- Alimentación de los comuneros/as asistentes a faenas
comunales. Tiene que ser considerado un asunto “de Estado” comunal, en el
entendido de que: saldado bien comido, pelea mejor. Lo justo, correcto y
comunitario es que los comuneros/as que asisten a las guardianías y faenas
comunales, sean compensados con el pago de sus pasajes y alimentación. Para
eso los inasistentes o negligentes a sus obligaciones comunitarias, pagan sus
multas, más los ingresos mensuales por derecho de lote. Lo que no se debe es
abusar de la humildad de los hermanos/as comuneros/as, que, suspendiendo sus
quehaceres, gastando pasajes y alimentación extra, que significa desplazarse de
un lugar a otro, para cumplir con sus responsabilidades de comuneros. Los
comuneros/as, no deben regresarse a sus lugares de residencia, con la amargura
de ser explotados o utilizados por capricho de alguien o de algunos. Movilizarse de Barranca o Huacho a Nuevo
Pararín, no es lo mismo que movilizarse de Pararín, Maravia, Pócor, Huaquish,
etc, con más pérdidas de tiempo y con más gastos en pasajes y alimentación. La justicia
comunitaria de reconocimiento de méritos, de promoción de iniciativas privadas
de comuneros/as en bien de la convivencia comunitaria, va permitir que los
comuneros/as pararinos/as sigan defendiendo la Comunidad, con mística y amor,
como hasta ahora.
La
Comunidad, no sólo es la materia prima de sus entrañas, sus tierras
ambicionadas por la lujuria satánica de avaros y usureros, es sobre todo el
hombre y la mujer pararino/as, que
conforman el colectivo PARARÍN y es a ellos, que tenemos que defender y
proteger, porque gracias a los pararinos/as de ayer, los pararinos/as de hoy,
tienen tierras, plantaciones, ganados, etc, etc, y, sobre todo, en donde son
libres de las arrogancias de los patrones. Los comuneros, gracias a la
organización colectivista, basada en Ayllus, nunca conocieron, menos sintieron,
las humillaciones salvajes de los hacendados. Defendamos nuestra Comunidad y
seamos libres por siempre, participando todos de acuerdo a nuestras
posibilidades, conocimientos, y por respeto a nuestros origenes.
Frente
de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA- por el rescate, desarrollo
y proyección de la identidad cultural Pararina, basada en la justicia social,
la solidaridad y, la categorización y
participación de privilegios, por méritos en servicio a la Comunidad.
Régulo
Villarreal Dolores.