Detalle de la única fotografía
que se conserva de Sarita Colonia
EL VIAJE DE SARITA COLONIA
Por José Antonio Salazar Mejía
EL VIAJE DE SARITA COLONIA
Por José Antonio Salazar Mejía
Un día como hoy, 16 de setiembre de 1924, una niña de 10 años, muy asustada seguía a sus padres el camino de la migración. Se trataba de Sara Colonia Zambrano, quien con el correr del tiempo llegaría a ser la huaracina más popular del Perú.
Su padre, Amadeo Colonia era un humilde carpintero que tenía su casa y su pequeño taller en la calle Prolongación Belén, hoy conocida como Prolongación Luzuriaga, quien buscando un futuro mejor para sus hijos, decide trasladarse a Lima con toda su familia.
Como en esos tiempos no existía aún la carretera de Huaraz a Pativilca, el viaje a Lima era muy penoso. Había que trasladarse en acémila a Casma en tres largas jornadas y de allí seguir viaje en barco. La partida de Huaraz era muy dolorosa, las familias iban hasta el Puente de Calicanto a “despachar” a los viajeros. Escenas de llanto y congoja se vivían en ese puente, pues muchos se iban para ya nunca más volver. De aquellos tiempos queda como recuerdo la chuscada “Despachadora”, esa dice que dice:
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Muy bien sabes que me voy mañana
Abre tu puerta para despedirme,
Dejarte dejo, no para siempre,
Tener cuidado hasta mi vuelta.
Despachadora, despachallami,
Hasta el puente de Calicanto,
Tsaychomi niña aywakullashaq
Casada wampis, soltera wampis.
Abre tu puerta para despedirme,
Dejarte dejo, no para siempre,
Tener cuidado hasta mi vuelta.
Despachadora, despachallami,
Hasta el puente de Calicanto,
Tsaychomi niña aywakullashaq
Casada wampis, soltera wampis.
Iglesia del Callao a la que concurría la fervorosa Sarita Colonia
Fue precisamente en el Callao donde la familia Colonia Zambrano se asentó. La pequeña Sara culminó sus estudios primarios como interna en el Colegio Católico Santa Teresita dirigida por religiosas francesas. Luego de retornar a Huaraz a la muerte de su madre, vuelve al Callao en 1934, dedicándose a servir a Dios y al prójimo.
Sarita Colonia vivió pocos años, ella fallece en 1940, con apenas 26 años de vida. Pero su fama creció después del sismo del 70, cuando en el Callao, corre la voz que hacía muchos milagros. Desde entonces, todos los lunes inmensas colas se forman en el cementerio Baquíjano y gente de toda condición va hasta su tumba a pedirle milagros y favores.
Un lunes cualquiera en el cementerio porteño
Sarita Colonia es la santa de los pobres, de los migrantes y marginales. Ella representa el rostro del nuevo Perú, la imagen del provinciano que va a la capital llevando su carga cultural, su nobleza y esfuerzo.
Fuente:
Revista Internacional "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ"
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