Brentwood, 6 de agosto de 2020
HOLA SHAY:
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Hasta hace unos años, a las 9:30 de la mañana en punto, cada 30 de agosto en la Plaza Mayor de Chiquián: sobrinos, primos y amigos del popular Peli Balarezo Montoro, aguardábamos su llegada como portador de buenos augurios de LIMA, Capital de la República del Perú. "Es que el negro Peli se hace querer demasiado, por eso lo esperamos bien a la pilcha en la plaza", dice con lágrimas en los ojos Augusto "Shatanco" Peña Mendoza, el chiquiano más entendido en asuntos taurinos y de tendidos estremecedores en el ruedo de palincas de Jircán.
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Hasta hace unos años, a las 9:30 de la mañana en punto, cada 30 de agosto en la Plaza Mayor de Chiquián: sobrinos, primos y amigos del popular Peli Balarezo Montoro, aguardábamos su llegada como portador de buenos augurios de LIMA, Capital de la República del Perú. "Es que el negro Peli se hace querer demasiado, por eso lo esperamos bien a la pilcha en la plaza", dice con lágrimas en los ojos Augusto "Shatanco" Peña Mendoza, el chiquiano más entendido en asuntos taurinos y de tendidos estremecedores en el ruedo de palincas de Jircán.
Mi querido amigo Vlady Reyes Gamarra y tío Peli.
Foto: NAB
El sonido característico del sonoro claxon de su vehículo 4 X 4 anunciaba su presencia en la ceja de Caranca, llenando de embeleso el corazón telúrico.
Minutos más tarde todos nos confundíamos en un efusivo abrazo con tío Peli. Luego ingresábamos al templo para la acción litúrgica por el Día Central de la Fiesta Patronal, participábamos de la Procesión con unción cristiana, y después
de saborear los ricos potajes de la tierra de Luis Pardo en nuestra
casita de Jircán, tío Peli retornaba a Lima, no sin antes despedirse de nuestra Santa Patrona Rosa de Lima, en agradecimiento por las bendiciones recibidas durante el año.
El barrio de Alto Perú, a unos pasos de Quihuillán (Quiullán o Quiwillán, así escriben los hablantes en moderno Runa Simi), guarda la calidez campechana de tío Peli. En este encaramado barrio chiquiano, otrora habitáculo de incontables matas de putpush, malva y verbenitas tiernas, donde hacían su agosto los alados tinyacos,
vivieron personajes populares de grata recordación, entre ellos los legendarios Lolito
Rivera y tío Gregorio Espejo, y abajo, casi en el llano de tierra (Jr. Los Sauces), nuestro recordado
"Aladino chiquiano" Bonifacio Peña Claudio, frente a la residencia del
párroco de la iglesia matriz de Chiquián, Rvdo. Martín Tello Rivera.
Jr. Sauce. Barrio de Alto Perú, al fondo
Tambien
vivió su infancia y adolescencia en Alto Perú mi apreciado compañero
de aula en el 378 de Chiquián, Alejandro Toro Veramendi, a quien
recuerdo como un alumno estudioso, diligente y fraterno.
Escuelita 378. Nuestra aula no tenía ventana.
La puerta verde permanecía abierta en plena calle.
Mi querido amigo Alejandro Toro Veramendi, 54 años después
Alejandro
Toro se alegraba cuando un niño travieso obtenía nota
aprobatoria en los pasos orales, y le tendía su mano fraterna como gesto de
congratulación; mientras otros, con los ojos húmedos a punto de rabieta,
imploraban
para sus adentros el cabalístico "huisca, huisca, huisca", ajustando el * para que el asustado examinado falle y salga jalado con cero. Son cosas de chiuchis
dirá Fidel, otro buen estudiante; pero es allí, justamente en la
infancia, donde se perfila el alma del ser humano, de ahí el dicho "Árbol torcido, jamás su tronco endereza"; salvo, como subraya Tichuco Moreno, experto en terrados:
"solamente la filuda azuela con mango de lloque es capaz de enderezar
un tronco viejo, pero tiene que estar seco y tirado al ras del suelo,
prácticamente muerto".
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Tío Peli no sólo es muy querido por su carisma contagiante y su buen dribling vistiendo la camiseta del Club Atético Tarapacá de Chiquián, sino además por haber brindado trabajo a muchos coterráneos en su distribuidora de productos lácteos en Maranga, también por su ejemplo de buen empresario transportista, y porque su
amplia casa de San Miguel (Lima), semana tras semana, fue lugar de encuentros
amistosos de fulbito y voleibol por más de tres décadas. Gracias TÍO PELI.