CÁCERES EN CHIQUIÁN
Por José Antonio Salazar Mejía
Por José Antonio Salazar Mejía
Un
día como hoy, 26 de julio de 1883, el coronel Andrés Avelino Cáceres
llega a la ciudad de Chiquián, a tomar un breve descanso y reponer
fuerzas luego de la derrota sufrida 15 días atrás en Huamachuco a manos
de las fuerzas del coronel chileno Alejandro Gorostiaga.
Cáceres tomó esa decisión luego de un suceso fortuito que le animó a desviarse temporalmente de su ruta, pues se dirigía a marchas forzadas al centro del Perú, con la peregrina idea de crear otro ejército para continuar con la guerra de resistencia.
Cáceres tomó esa decisión luego de un suceso fortuito que le animó a desviarse temporalmente de su ruta, pues se dirigía a marchas forzadas al centro del Perú, con la peregrina idea de crear otro ejército para continuar con la guerra de resistencia.
El Brujo de los Andes
Pasó
por Huaraz de incógnito el 24 de julio y cuando junto a su estado mayor
se dirigía por una ruta alterna hacia Aguamiro (hoy la Unión), fue
interceptado por un pequeño grupo de chiquianos capitaneados por don
Luis Pardo el viejo, quién vihuela en mano le entonó un sentido verso,
cuya versión nos ha llegado en estos términos:
Cuando un peruano pelea y pierde
no desfallece de la victoria,
aunque el duro polvo muerde
su gesta tendrá gran memoria.
Esa expontánea manifestación de solidaridad quebró el ánimo del guerrero. Bajó de su caballo "El Elegante" y se estrechó en un abrazo solidario con sus ocasionales amigos.
Así fue como el Brujo de los Andes se decidió a bajar a Chiquián a recibir la hospitalidad de ese pueblo enclavado en la Cordillera ancashina.
Cuando un peruano pelea y pierde
no desfallece de la victoria,
aunque el duro polvo muerde
su gesta tendrá gran memoria.
Esa expontánea manifestación de solidaridad quebró el ánimo del guerrero. Bajó de su caballo "El Elegante" y se estrechó en un abrazo solidario con sus ocasionales amigos.
Así fue como el Brujo de los Andes se decidió a bajar a Chiquián a recibir la hospitalidad de ese pueblo enclavado en la Cordillera ancashina.
En una casa como esta se habría alojado el legendario militar
Entre
sus hospitalarios anfitriones destacó el propio Luis Pardo, huaracino
afincado desde hace muchos años en Chiquián y casado con la Sra. Matilde
Zorrilla, con quien tuvo cinco hijos, el mayor de ellos, Pedro, era
padre de un niño que a la sazón tenía 9 años, a quien luego la historia
conocería como Luis Pardo Novoa, el ídolo del pueblo, mal llamado el
gran bandido, el bandolero.
Al pasar los años, Cáceres recordaba con mucho cariño su estancia en Chiquián y cómo le levantaron la moral brindando con pisco de Moro en plena cordillera, entonando un verso por demás preciso.
Al pasar los años, Cáceres recordaba con mucho cariño su estancia en Chiquián y cómo le levantaron la moral brindando con pisco de Moro en plena cordillera, entonando un verso por demás preciso.
Fuente:
Revista Internacional "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ"
.