Don Ramón Castilla en óleo pintado durante su primer gobierno
¡CATEDRAL DE HUARAZ, NUNCA LA VERÁS!
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Por José Antonio Salazar Mejía
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Un día como
hoy, 18 de noviembre de 1852 el ex Presidente de la República don Ramón Castilla
arriba a Huaraz de tránsito a Llumpa. En alas del amor, don Ramón iba a
encontrarse con la bellísima Margarita Mariluz, quien había servido como ama de
llaves en palacio de gobierno y a la vez logrado encender fuego en el añoso
corazón del último libertador que tuvo el Perú.
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Don Ramón
llegó a la plaza de armas de Huaraz y al ver las torres inconclusas de la
iglesia matriz montó en cólera y exclamó: "¡Diez mil soles... diez mil soles y
diez mil ladrones!". No era para menos el sofocón del bravo militar, pues
estando en la presidencia tres años atrás, destinó S/. 10,000.00 del presupuesto
nacional para la edificación de las mencionadas torres, que dicho sea de paso
recién se culminaron en 1966, para desaparecer cuatro después el 31 de mayo de
1970.
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El tema de
las torres de la después llamada Catedral, dio origen al famoso dicho: "Catedral
de Huaraz, nunca la verás". Castilla llegó al gobierno por segunda vez en 1854 y
no quiso saber nada de construcciones en Huaraz.
La Catedral y sus torres concluídas,
antes que les
coloquen los relojes traídos de Suiza
por don Francisco Sotelo
López.
La polémica
figura de Ramón Castilla enfrenta a los estudiosos de nuestra historia, mientras
que para Basadre fue un honrado gobernante, muy bien intencionado, a quien
envolvió en sus redes la oligarquía utilizando a su favor las leyes; para otros,
Castilla no logró limpiar su imagen del baldón que significó su participación a
favor de los chilenos en el desmembramiento de la Confederación Perú
Boliviana.
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La historia
está llena de ejemplos de personajes que en una época obraron bien o mal y luego
lo hicieron a viceversa. El héroe de ayer es el villano de hoy, o al contrario.
Pumacahua, entregó a Túpac Amaru II, pero luego se inmortalizó luchando por la
independencia. El mismo José Gabriel Condorcanqui, de joven fue un explotador
del trabajo indígena, pero se ganó la gloria con su grito de libertad y su
sublime sacrificio.
De triunfar Túpac Amaru II,
el Perú no sería el país
fracturado que es hoy en día
Piérola
subordinó los sagrados intereses de la patria durante la guerra del
79 a favor
de sus apetitos personales, pero luego fue el gran caudillo popular que encabezó
la reconstrucción nacional. Andrés Avelino Cáceres, el gran héroe de
la Breña, de
morir en Huamachuco, sería nuestro máximo héroe nacional, pero sobrevivió y al
llegar a la presidencia de la república, gobernó para la oligarquía, ganándose
el repudio popular.
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Nuestro
querido Pedro Pablo Atusparia, si moría en la defensa de Yungay, no tendría
parangón como un nuevo Túpac Amaru II; pero sólo quedo herido, y al implorar
clemencia por él, pues estaba condenado a muerte, las damas huarasinas le
condenaron a sobrevivir y cargar en sus espaldas el peso de la revolución y
tener un final indigno de la magnitud de la causa que
lideró.
"Atusparia, indio agreste, granítica mole..." (A. Tafur Pardo)
El corazón
humano es insondable; y el azar, como escribe Basadre, tiene mucho que ver en la
historia.
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Fuente:
Blogspot UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ
Blogspot UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ
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Domingo, 18 de noviembre de 2012
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