'Trenza tu pena con chinguirito o tu corazón se anegará en llanto cuando te despidas de Chiquián al culminar la fiesta... Nalo A.B, 5 SET 77'.
PRESENTACIÓN
No basta decir que los ocho días que dura la fiesta en honor a Santa Rosa de Lima, es algo único en nuestro trocito de Perú profundo. Tampoco el saber que su variada gama de hospitalidad, devoción, bandas, orquestas, bailes, fuegos artificiales, manifestaciones culturales, tardes de toros, pallas y chinguirito, forman el abanico perfecto de uno de los destinos de mayor belleza en el mundo, ya que solamente viajando a Chiquián y pasando su Semana Patronal (28 AGO / 04 SET), se puede dimensionar de manera tangible el por qué de su encanto, comparable al tibio brindis infantil con espumante leche recién ordeñada.
No sé si cuando el pueblo se viste de fiesta será un poema, un sueño, una linda historia o una canción, pero si sé que uno se siente vivo, sin necesidad de pelliscarse; es decir, un lugar para ser pintado en un lienzo de bayeta con la acuarela del arco iris.
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Es que estar en el corazón de 'Espejito del Cielo', donde el destino tejió las cunas del bandolero romántico Luis Pardo y del cicerone andino Shaprita, es ingresar al compás de sus latidos a un escenario, y constituirnos en actores de nuestra propia obra.
En cada rincón hay magia, colorido y calor humano, donde los primeros rayos solares que abren las cortinas del Huayhuash, se constituyen en la energía que alegra el día. Luego le suceden cascadas y cascadas de hechos tan dulces, que la retina se desespera por absorberlo todo, sin dejar de lado detalle alguno; único medio capaz de descifrar el acertijo de la idiosincrasia del morador chiquiano, que año a año nos espera con los brazos abiertos, sin menguar su inquebrantable fe por la Santa Patrona.
Y por si fuera poco, la fiesta de Santa Rosa ha sido tan bien concebida y delineada a través del tiempo por nuestros padres, que no escatimaron esfuerzo para que los visitantes disfruten, no solamente de solaz esparcimiento, sino también para que los lugareños, hijos pródigos y turistas internalicen el secreto, tantas veces develado, de que en un ambiente lleno de manos de amistad, sencillez, cariño, naturaleza viva y solidaridad, sin el glamour ni los destellos que suelen deslumbrar haciéndonos perder la noción de la realidad, se puede tocar el cielo con los dedos, manteniendo los pies sobre la Pachamama, pues hasta para acariciar los sueños se necesita tener buena raíz.
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C H I Q U I A N : Cada vez que te visito nuevas sorpresas descubro en tus entrañas que iluminan mi espíritu tantas veces apagado, donde mis labios sacian su sed telúrica con lluvias de solidaridad, cuyas cristalinas gotas trinan melodías de esperanza en mis pupilas que ya ven desfilar nubes como las que surcan silentes tu cielo azul.
Recuerdo tu escondido Usgor que se roba el show con su caída de agua clara. También añoro las casas de los funcionarios donde se siente una atmósfera bohemia que atrae como imán al santo y al pecador; amén del rico jacalocro que mantiene a raya a la golosa lombriz; ni qué decir del chinguirito con sabor a escorzonera y verso, que con nada combina pero que tiene 'onda'.
En fin, eres una parte mítica del ande, casi congelada en el tiempo; pero para mí siempre serás la tierra que me enseñó a conjugar el verbo amar en todos los tiempos.
Late en mi mente el pensamiento de mi amigo Enrique Jara Aldave, eterno enamorado de Chiquián y sus faldas de Cochapata, lugar donde de niños amansábamos potrancas de palos de escoba con riendas de chiligua, soñando con la Entrada:
'Si existe una palabra mágica que describe las visiones más sublimes del alma, esa santa palabra es CHIQUIAN: banda, fervor religioso, reencuentro, paisaje verde esmeralda como el Tarapacá, trago de sobra, combo gratis y sus bellas chumajla chinas, son la esencia de la fiesta mi querido Nalo...'
Fuente:
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