DISCURSO DEL PADRINO DE PROMOCIÓN
Ma. Walter A. Vidal Tarazona.
Señor rector de la Universidad Nacional del Callao (UNAC), mag Víctor Merea Llanos; señor vicerrector de administración, Dr. Manuel Mori; señor vicerrector de investigación, mag. Víctor Gutiérrez; señor director de la escuela de post grado, mag. Félix Guerrero; señor director de la sección de postgrado de la FCE, mag. Mario Coronado, Docentes de la Maestría en Investigación y Docencia Universitaria (MIDU), padres de familia, alumnos de la XVI Promoción de la MIDU:
A ustedes, queridos alumnos de la XVI PROM de la MIDU, agradezco por haberme puesto en este honorable sitial, de mucha valía para mí; y que quiero aprovecharlo al máximo para dirigirles, más que un discurso, una síntesis de todo lo que hemos hecho y dicho durante los cuatro ciclos, en las aulas de la MIDU.
Decíamos, para empezar, que el primer propósito de la MIDU es rescatar el concepto de educación. Hemos analizado con detenimiento este concepto en el curso de Teoría de la Educación y nos hemos preocupado de que la humanidad está perdiendo o trastocando los valores supremos y los principios teleológicos que sustentan la vida humana. Así, hemos señalado que, el hombre, abusando del poder, y ensuciando los medios de información masiva, con pornografías y otras basuras, ha ridiculizado los valores ancestrales, señalándolos como obsoletos, y ha traído la muerte lenta a nuestros paisajes físicos y biológicos, explotado la naturaleza y al pobre.
Por tanto, deducimos nuestra primera conclusión: que, la educación no ha cumplido con su rol total. Educación no es solo informar, comunicar, instruir, ni siquiera enseñar y aprender, descontextualizado de todo este problema que le compete resolver. Los propósitos de la educación, y de la educación superior, en particular, no sólo son gnoseológicos, ni tecnológicos, sino, también, son axiológicos y teleológicos; es decir, son conocimientos, capacidades, destrezas, pero fundamentalmente vivencias valorativas y principios humanos. Educación, es formación y desarrollo integral, para la plena realización del hombre. Es esta, y no otra, la concepción educativa que tenemos que plasmarla.
Pero ¿cómo?...
A propósito del cómo, Fernando Savater nos pregunta “¿qué hacer para que esta educación deje de ser un valor de discurso y se convierta en un valor real, vigente en nuestra sociedad?
Después de estos cuatro largos ciclos de estudio, mis queridos desde este momento colegas maestros, decimos que ya tenemos la respuesta.
Primero: curricularizando, para tenerla presente como doctrina en nuestra cotidiana didáctica, yen nuestra tarea como investigadores.
Queridos discípulos, tal vez hemos llegado a la situación crucial, hoy, de considerar la educación, la educación bien concebida, como la única arma que tiene el hombre y el planeta para salvarse de tanta barbarie. Repetíamos siempre, como una segunda conclusión, que, si la Tecnología de la Educación no va a plasmar precisamente lo que estamos entendiendo como educación, entonces, esta tecnología, no sirve; porque no está al servicio de la formación plena del hombre, y su desarrollo integral.
Esta tarea constituye un nuevo reto para vosotros; pero, no estamos solos. A nivel global, la II Conferencia Mundial de Educación Superior- Paris (1998), declara, a iniciativa y ardua lucha de América Latina y el Caribe, liderada por Brasil, Méjico y Venezuela, que la educación superior es un bien público y un derecho humano fundamental. También la CRES -conferencia regional de educación superior-, como habíamos visto en clase, a 10 años de la Conferencia Mundial de Educación Superior, a 12 años de la Conferencia Regional de la Habana, y a los 90 años de la reforma de Córdoba, convencido del valor primordial de la educación superior en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, declara que el desarrollo y el fortalecimiento de la educación superior constituyen un elemento insustituible para el avance social, la generación de riqueza, el fortalecimiento de las identidades culturales, la cohesión social, la lucha contra la pobreza y el hambre, la prevención del cambio climático, así como para la promoción de una cultura de paz.
La educación, dice la CRES-2008, no puede quedar regida por reglamentos e instituciones previstas para el comercio, ni por la lógica del mercado. Esa educación, suministrada por proveedores transnacionales, exenta de control y orientación por parte de los Estados nacionales, favorece una educación descontextualizada, en la cual, los principios de pertinencia y equidad quedan desplazados. Rechaza la educación como un servicio comercial en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), advirtiendo a los estados de América Latina y el Caribe sobre los peligros que implica aceptar los acuerdos de la OMC.
Segundo: Fortaleciendo la educación superior, en todos los ámbitos de su quehacer, su carácter pluricultural, multiétnico y multilingüe, en todos los países y regiones. Son éstas, las líneas de política que deben normar la pedagogía superior y la tecnología universitaria. Para conjurar los bajos niveles de calidad universitaria, se tiene que formar docentes capaces de utilizar modalidades didácticas presenciales con apoyo de las TICs, a través de los currícula flexibles que faciliten la movilidad y permitan atender de modo eficiente los intereses y vocaciones de los estudiantes.
Decíamos siempre, que la virtualización de los medios educativos y el uso intensivo de las TICs en los procesos de enseñanza-aprendizaje tenderán a crecer indetenidamente; por lo que resulta muy importante el papel de la educación superior, en la formación de personas, con juicio crítico, y estructuras de pensamiento capaces de transformar la información en conocimiento, con pertinencia y veracidad. Por eso mismo, es preciso repetir una vez más, que las tecnologías de información y comunicación deben contar con personal idóneo, experiencias validadas y un sistema de estricto control de la calidad, para ser una herramienta positiva en el proceso enseñanza- aprendizaje.
En estos momentos, el peligro de la Didáctica Universitaria es doble: uno, que se supedite a los medios virtuales y las TICs, y se conviertan en mero instrumento de ellos; dos, que se descontextualice, perdiendo la brújula de la pedagogía y la educación, a quienes tiene que servir, porque la didáctica no está aislada de la pedagogía ni de la educación que las fundamentan.
Con relación a la evaluación, tercer campo de la tecnología, hemos dicho, que la evaluación de la calidad de la educación está vinculada a la pertinencia del desarrollo sostenible de la sociedad. A nivel de país, por suerte nuestra, tampoco estamos solos con nuestra concepción de todo lo que venimos hablando. Un acertado diagnóstico del Consejo Nacional de Educación (2005) dice “las universidades se gobiernan cada cual, por su lado, concentradas en un rol académico desligado de las necesidades nacionales de desarrollo”. Este problema no es sólo de nuestro país, por eso la CRES 2008 sustenta la necesidad de promover mecanismos que permitan, sin menoscabo de la autonomía universitaria, la participación de distintos actores sociales en la definición de prioridades y políticas educativas, así como en la evaluación de éstas.
Tercero: Evaluándola permanentemente. Es importante la evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje en la microeducación. La evaluación curricular e institucional y la evaluación de la política macroeducativa sobre la profesionalización, le compete a la universidad, como institución educativa en el nivel más alto, y como motor del desarrollo nacional. Al respecto el maestro Walter Peñaloza, decía: “¿de qué vale el grado de excelencia obtenido y los millones gastados en adquirirlo, si los profesionales, así formados, no contribuyen al desarrollo nacional?”.
La Universidad no podrá contribuir con el desarrollo nacional si no produce conocimientos. Ello exige impulsar un modelo académico, que empiece por la indagación de los problemas, en sus contextos; producción y transferencia del valor social de los conocimientos; investigación científica, tecnológica, humanística y artística, fundada en la identificación y definición explícita de problemas; una activa labor de divulgación, para crear conciencia ciudadana, sustentada en el respeto a los derechos humanos y a la diversidad cultural.
Sostenemos en nuestro libro “Aspectos teóricos para un estudio curricular” (2008) que la educación universitaria tiene por misión formar personas que respondan, con ética, un futuro jamás imaginado. Esto es otro reto para el docente universitario. El maestro universitario hace investigación-acción. Miguel Martínez dice sobre la investigación y docencia: “un buen docente no está alejado del ámbito de la investigación y un buen investigador está desaprovechando si no tiene alguna dimensión docente”.
Recordad siempre, queridos alumnos, finalmente, que la educación superior tiene un papel imprescindible en la superación de las brechas científicas y tecnológicas con los países más desarrollados. Dichas brechas amenazan perpetuar, en nuestros países, situaciones de subordinación y pobreza. Recordad que se requiere incrementar la inversión pública en ciencia, tecnología e innovación, así como la formulación de políticas públicas para estimular una creciente inversión por parte de las empresas, dirigidas al fortalecimiento de las capacidades nacionales y regionales, para la generación, transformación y aprovechamiento del conocimiento.
Recordad que se trata de propiciar enfoques que apunten a combinar la atención de los problemas sociales, económicos y ambientales, reduciendo el hambre, la pobreza y la inequidad, manteniendo la biodiversidad y los sistemas de soporte de la vida en la Tierra.
Conclusión. La educación es crucial para rescatar valores. Las universidades tienen un rol fundamental, de orientar las nuevas tecnologías y la innovación hacia sistemas de consumo- producción, que no condicionen las mejoras en el bienestar al consumo creciente de energía y materiales. Tienen la misión de potenciar la construcción de bases y plataformas científico-tecnológicas endógenas, de propiciar una actividad científica fundada en las necesidades sociales y una comprensión de la ciencia como un asunto público, que concierne a la sociedad en su conjunto, a fin de fortalecer perspectivas propias para el abordaje de nuestros problemas. Responder a los retos en materia de derechos humanos, económicos, sociales, culturales, equidad, distribución de la riqueza, integración intercultural, participación, construcción democrática y equilibrio internacional, así como de enriquecer nuestro patrimonio cultural.
Quiero terminar, recordándoles que tenemos la obligación y la responsabilidad de crear un futuro propio, y repitiendo, con Gabriel García Márquez, que nos toca avanzar hacia “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros, hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan, por fin, y para siempre, una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Muchas gracias.