"Hernán
Reyes Aguirre: excelente maestro, dirigente institucional y comunal,
vecino notable, deportista y guitarrista, pero sobre todo un ser
humano que supo ganarse el afecto y el respeto de propios y extraños en
la provincia de Bolognesi". Armando Alvarado Montoro
Mount Juliet, 7 de abril de 2021
HOLA SHAY:
El domingo 7 de abril de 1918 nació en Chiquián nuestro recordado paisano LUIS HERNÁN REYES AGUIRRE. Hijo amado de don Luis Reyes Barba y doña Zoila Aguirre Novoa (hermana de nuestra querida Maestra Dolorita). Para don Hernán, hombre sencillo y gran amigo, el haber visto la luz primera en la tierra de su tío, el revolucionario social Luis Pardo, compendiaba lo más importante de su vida. Yo, para referirme a él, escribiré un poco más de tres palabras en este mes de las letras universales.
Don Hernán cursó estudios primarios en la Escuela Pre Vocacional de Varones 351 de Chiquián (1930 / 1935). Los primeros años de la Secundaria en el Colegio Nacional "La Libertad", y los últimos en el Seminario "San Antonio de Sales", del empinado barrio huaracino "Los Pinos". Sus estudios superiores en la Escuela Normal de Tingua (Yungay), obteniendo el título de Normalista.
A su egreso laboró en Chiquián, y tiempo después como Maestro Rural en Cajacay, Casma, Ticapampa, Aco de Carhuapampa, Aquia, Llamac y Huasta. En estos pueblos hermanos conoció y compartió la realidad campesina: su pobreza y sus limitaciones, sus dichos, sus creencias y sus hábitos de vida; su trabajo abnegado, su visión corta del futuro; pero también su optimismo, su humildad, el celo por el pedazo de terreno propio, y las ansias por poseer un arado, una vaquita, un chanchito y un par de burritos; la dependencia de las lluvias por no tener posibilidades de riego, el combate casi nulo contra las plagas por falta de insumos y dinero para adquirirlos. En fin, para mí, como seguramente para muchos citadinos, es otro mundo que hay que vivirlo como don Hernán para conocerlo y amarlo de verdad. Bendito seas Maestro chiquiano.
También se desempeñó como líder provincial del APRA, partido político que militó desde los 13 años (JAP), hasta el final de sus días. Fue Secretario de Cultura, Secretario Provincial y Secretario de Organización Provincial. En todos estos importantes cargos para la vida democrática de Chiquián demostró tolerancia y amplia apertura. En este escenario el pueblo lo recuerda organizando infatigablemente la visita del doctor Alan Gabriel Ludwig García Pérez en su calidad de candidato a la Asamblea Constituyente (1978), mas nunca ocupó don Hernán otro cargo en el Estado además de MAESTRO DE ESCUELA, tampoco sus dignos descendientes.
Durante su fértil existencia perteneció al Club Cultural Deportivo Alianza Chiquián, participando activamente en las dos giras históricas de su equipo. La primera en enero de 1944, realizada por 24 jóvenes chiquianos cabalgando bajo la lluvia los difíciles desfiladeros de los contrafuertes de Yanashalash (Aquia). Poco después llegarían a los pueblos fraternos de Huallanca, La Unión, Pachas, Llata, San Marcos y Chavín, donde brillaron en fútbol, basketball, volei, tenis, tiro al blanco, teatro y música chiquiana. La segunda gira fue a los amados pueblos del Callejón de Huaylas (Recuay, Huaraz, Carhuaz, Yungay y Caraz -deportes y teatro-). Asimismo se desempeñó como Presidente del Club Social Bolognesi, Regidor en la Municipalidad Provincial y Presidente de la Comisión de Regantes del Distrito del Riego de Chiquián.
Personalmente guardo con cariño y gratitud muchos pasajes donde bebí la sabiduría de don Hernán Reyes. Para citar un ejemplo de su valía como Maestro y Ciudadano Ejemplar: me encontraba recogiendo hojas para mi herbolario escolar en los predios floridos de don Miguel Moncada, en el paraje de Fragua, cuando don Hernán apareció sudoroso de su chacra de Yuragalpa, caishi al hombro. Lo saludé y de inmediato me ayudó a buscar las hojas lanceoladas, acorazonadas y lobuladas que me faltaban. Su vocación de magisterio viviente se hizo presente sin esperar que le pida ayuda. Hasta se dio la tarea de aconsejarme qué hacer para que las hojas no arruguen el papel celofán, y después me acompañó hasta el pueblo. Es decir, una obra de amor al prójimo en su mayor pureza, como expresión de bondad y confraternidad. Un ser humano de mirada clara, que trataba de manera horizontal a todos, además de glorificar sus nombres y apellidos sin retaceos mezquinos. Noble ejemplo de sana convivencia, porque "no se puede ser bueno a medias", como decía el novelista ruso León Tolstói, y Don Hernán fue árbol generoso que brindó sombra, frutos y abrigo en toda circunstancia, sin distingo alguno. Así lo recuerdo con fervor de pupilo que honra al Maestro.
A la semana siguiente, cuando me encontraba sumergido en el mundo del "Llanero Solitario y Plata" en un puesto de revistas junto al mercado de abastos, pequeño recinto al aire libre donde conocí el valor de los sueños, la mano generosa de don Hernán se posó sobre mi hombro, desapareciendo de mi mente por unos instantes la imagen del enmascarado trotando en su blanca cabalgadura junto a Toro y su caballito Pinto, cuando me dijo:
- Y Nalito, ¿cómo te fue en las clases de botánica?.
- Excelente don Hernán, muchas gracias.
- De nada, hijo, ya sabes, cuando me necesites pásame la voz –y siguió sonriente su camino, con esa bendita sonrisa de los que brindan su ayuda sin pedir nada a cambio.
Desde aquel entonces nos hicimos grandes amigos, y cada vez que retornaba a Chiquián de vacaciones, hallaba en él: al paisano amigable que me sacaba de muchas dudas y temores propios de mi trabajo. Cómo no recordar también la ingeniosa manera de cómo el finadito sustituyó el grito y el doloroso shilpi por el inofensivo silbato para poner a buen recaudo a sus adorados hijos. Un fuerte toque "turrrrrrrrrr" era la alerta para que corran rumbo a casa: Romeo, Carlos y Vlady, mientras los chiuchis traviesos gritábamos a la distancia ¡gooool!.
En la fiesta de Santa Rosa del 2004, contemplé su venerable semblante por última vez. En aquella oportunidad, nueve de la mañana del 30 de agosto, lo acompañé desde su casita de Leoncio Prado hasta la Plaza de Armas de Chiquián. Nos sentamos en una de las bancas para charlar y tomar el sol matinal, mientras aguardábamos el inicio de la Misa. Allí me dio varios consejos, entre ellos: "Sé que estás escribiendo sobre nuestro pueblo. Primero que circule de mano en mano, después que rebote de cerro en cerro vía Internet. Aunque te golpeen el pulmón con un palo, también el estómago intentando quitarte el aire, tú sigue compartiendo y escribiendo en silencio, sobre todo el lado humano de Chiquián, porque describir el pasado es una carrera contra el reloj y una bendición de Dios". A los pocos minutos llegó su hijo Vladimiro y me despedí con un apretón de manos. Horas más tarde, culminada la Procesión del Santísimo, enrumbé hacia Huaraz y luego a Lima. Once meses después, el domingo 14 de agosto del 2005 emprendió el Gran Vuelo, dejándonos como legado valiosos ejemplos a seguir...
Mount Juliet, 7 de abril de 2021
HOLA SHAY:
El domingo 7 de abril de 1918 nació en Chiquián nuestro recordado paisano LUIS HERNÁN REYES AGUIRRE. Hijo amado de don Luis Reyes Barba y doña Zoila Aguirre Novoa (hermana de nuestra querida Maestra Dolorita). Para don Hernán, hombre sencillo y gran amigo, el haber visto la luz primera en la tierra de su tío, el revolucionario social Luis Pardo, compendiaba lo más importante de su vida. Yo, para referirme a él, escribiré un poco más de tres palabras en este mes de las letras universales.
Don Hernán cursó estudios primarios en la Escuela Pre Vocacional de Varones 351 de Chiquián (1930 / 1935). Los primeros años de la Secundaria en el Colegio Nacional "La Libertad", y los últimos en el Seminario "San Antonio de Sales", del empinado barrio huaracino "Los Pinos". Sus estudios superiores en la Escuela Normal de Tingua (Yungay), obteniendo el título de Normalista.
A su egreso laboró en Chiquián, y tiempo después como Maestro Rural en Cajacay, Casma, Ticapampa, Aco de Carhuapampa, Aquia, Llamac y Huasta. En estos pueblos hermanos conoció y compartió la realidad campesina: su pobreza y sus limitaciones, sus dichos, sus creencias y sus hábitos de vida; su trabajo abnegado, su visión corta del futuro; pero también su optimismo, su humildad, el celo por el pedazo de terreno propio, y las ansias por poseer un arado, una vaquita, un chanchito y un par de burritos; la dependencia de las lluvias por no tener posibilidades de riego, el combate casi nulo contra las plagas por falta de insumos y dinero para adquirirlos. En fin, para mí, como seguramente para muchos citadinos, es otro mundo que hay que vivirlo como don Hernán para conocerlo y amarlo de verdad. Bendito seas Maestro chiquiano.
También se desempeñó como líder provincial del APRA, partido político que militó desde los 13 años (JAP), hasta el final de sus días. Fue Secretario de Cultura, Secretario Provincial y Secretario de Organización Provincial. En todos estos importantes cargos para la vida democrática de Chiquián demostró tolerancia y amplia apertura. En este escenario el pueblo lo recuerda organizando infatigablemente la visita del doctor Alan Gabriel Ludwig García Pérez en su calidad de candidato a la Asamblea Constituyente (1978), mas nunca ocupó don Hernán otro cargo en el Estado además de MAESTRO DE ESCUELA, tampoco sus dignos descendientes.
Durante su fértil existencia perteneció al Club Cultural Deportivo Alianza Chiquián, participando activamente en las dos giras históricas de su equipo. La primera en enero de 1944, realizada por 24 jóvenes chiquianos cabalgando bajo la lluvia los difíciles desfiladeros de los contrafuertes de Yanashalash (Aquia). Poco después llegarían a los pueblos fraternos de Huallanca, La Unión, Pachas, Llata, San Marcos y Chavín, donde brillaron en fútbol, basketball, volei, tenis, tiro al blanco, teatro y música chiquiana. La segunda gira fue a los amados pueblos del Callejón de Huaylas (Recuay, Huaraz, Carhuaz, Yungay y Caraz -deportes y teatro-). Asimismo se desempeñó como Presidente del Club Social Bolognesi, Regidor en la Municipalidad Provincial y Presidente de la Comisión de Regantes del Distrito del Riego de Chiquián.
Personalmente guardo con cariño y gratitud muchos pasajes donde bebí la sabiduría de don Hernán Reyes. Para citar un ejemplo de su valía como Maestro y Ciudadano Ejemplar: me encontraba recogiendo hojas para mi herbolario escolar en los predios floridos de don Miguel Moncada, en el paraje de Fragua, cuando don Hernán apareció sudoroso de su chacra de Yuragalpa, caishi al hombro. Lo saludé y de inmediato me ayudó a buscar las hojas lanceoladas, acorazonadas y lobuladas que me faltaban. Su vocación de magisterio viviente se hizo presente sin esperar que le pida ayuda. Hasta se dio la tarea de aconsejarme qué hacer para que las hojas no arruguen el papel celofán, y después me acompañó hasta el pueblo. Es decir, una obra de amor al prójimo en su mayor pureza, como expresión de bondad y confraternidad. Un ser humano de mirada clara, que trataba de manera horizontal a todos, además de glorificar sus nombres y apellidos sin retaceos mezquinos. Noble ejemplo de sana convivencia, porque "no se puede ser bueno a medias", como decía el novelista ruso León Tolstói, y Don Hernán fue árbol generoso que brindó sombra, frutos y abrigo en toda circunstancia, sin distingo alguno. Así lo recuerdo con fervor de pupilo que honra al Maestro.
A la semana siguiente, cuando me encontraba sumergido en el mundo del "Llanero Solitario y Plata" en un puesto de revistas junto al mercado de abastos, pequeño recinto al aire libre donde conocí el valor de los sueños, la mano generosa de don Hernán se posó sobre mi hombro, desapareciendo de mi mente por unos instantes la imagen del enmascarado trotando en su blanca cabalgadura junto a Toro y su caballito Pinto, cuando me dijo:
- Y Nalito, ¿cómo te fue en las clases de botánica?.
- Excelente don Hernán, muchas gracias.
- De nada, hijo, ya sabes, cuando me necesites pásame la voz –y siguió sonriente su camino, con esa bendita sonrisa de los que brindan su ayuda sin pedir nada a cambio.
Desde aquel entonces nos hicimos grandes amigos, y cada vez que retornaba a Chiquián de vacaciones, hallaba en él: al paisano amigable que me sacaba de muchas dudas y temores propios de mi trabajo. Cómo no recordar también la ingeniosa manera de cómo el finadito sustituyó el grito y el doloroso shilpi por el inofensivo silbato para poner a buen recaudo a sus adorados hijos. Un fuerte toque "turrrrrrrrrr" era la alerta para que corran rumbo a casa: Romeo, Carlos y Vlady, mientras los chiuchis traviesos gritábamos a la distancia ¡gooool!.
En la fiesta de Santa Rosa del 2004, contemplé su venerable semblante por última vez. En aquella oportunidad, nueve de la mañana del 30 de agosto, lo acompañé desde su casita de Leoncio Prado hasta la Plaza de Armas de Chiquián. Nos sentamos en una de las bancas para charlar y tomar el sol matinal, mientras aguardábamos el inicio de la Misa. Allí me dio varios consejos, entre ellos: "Sé que estás escribiendo sobre nuestro pueblo. Primero que circule de mano en mano, después que rebote de cerro en cerro vía Internet. Aunque te golpeen el pulmón con un palo, también el estómago intentando quitarte el aire, tú sigue compartiendo y escribiendo en silencio, sobre todo el lado humano de Chiquián, porque describir el pasado es una carrera contra el reloj y una bendición de Dios". A los pocos minutos llegó su hijo Vladimiro y me despedí con un apretón de manos. Horas más tarde, culminada la Procesión del Santísimo, enrumbé hacia Huaraz y luego a Lima. Once meses después, el domingo 14 de agosto del 2005 emprendió el Gran Vuelo, dejándonos como legado valiosos ejemplos a seguir...
.
DESCANSE EN PAZ MAESTRO HERNÁN
...
Paisanos, amigos
y familiares: ADELINA VICUÑA DE CALDERÓN, NORMA YANET MATURANA
ALDAVE y DELIA VIOLETA ROJAS CARBAJAL. Mañana jueves 8 de abril apagan velitas: CÉSAR AUGUSTO PARDO CÁCERES, JULIO
CÉSAR BARRENECHEA MINAYA, AMANCIO ALBERTO CHÁVEZ NEYRA y LUIS HUERTA LOMOTTE. Que Dios los
bendiga.