LA JARRITA DEL BANDOLERO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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"Sólo quien es capaz de interpretar
el lenguaje de los elementos de la Naturaleza,
ama con devoción todo lo creado por el Altísimo".
.............................................. Aralba
Los
hombres de la Puna tienen la piel curtida por el viento que
se filtra
por todos lados; sin embargo llevan el calor de la hospitalidad en el
alma, y la paciencia infinita de tanto agradecer a Dios,
contemplando en silencio su Creación. Es que saben, quizá como nadie,
que los horarios dependen de factores imposibles de controlar sin dañar
el ambiente, y que más vale adaptarse y aprender de ellos, que
intentar alterarlos. En suma, como dicen los entendidos, mucho de esta
sabiduría reside en cientos, sino miles de años de aprendizaje –a
menudo cruel y duro- acerca del sutil lenguaje de los elementos, que
integra la Cosmovisión Andina. Un idioma que solamente captan los que
habitan estos callados paisajes, no aptos para los que aún no han
aprendido a respetar los designios de la Madre Naturaleza y las
leyes del Cosmos.
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Glaciar Tucu Chira y la Pampa de Lampas
La
Puna es inmensa, generosa y limpia. El color de los pastizales muda
del amarillo de la estación seca, a verdoso en los meses de lluvia
(diciembre / abril). Es raro ver casas agrupadas dentro de un mismo
paraje, siempre buscan la compañía de las lomas y las peñolerías, de los
arroyuelos, los caminos y los puquiales. Es un reto interminable del
hombre de ichu frente al desamparo estatal, la soledad y la escarcha.
Si
bien es cierto que las noches despejadas traen el espectáculo
incomparable de millones de estrellas y constelaciones brillantes, que
producen sombra aún sin la presencia de la Luna; también es cierto que
muy pocos predicen con certeza, cómo será la próxima noche a campo
abierto a más de 4,200 metros de altura: es un secreto que se reservan
los pastores y los experimentados caminantes de almas fuertes.
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Pampa de Lampas Alto
En
estos lugares no hay nada como una choza para protegerse: muros de
piedra y techo de paja, una puertita por donde ingresar encorvado, y una
ventanita para que escape el humo del fogón e ingrese el aire
necesario que alimente el fuego de la crepitante boñiga.
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LUIS PARDO
Chiquián, 19 AGO 1874 / Punte Luis Pardo, 05 ENE 1909
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Uno
de los seres humanos que ayudó a mitigar las penurias de crianderos y
pastores en la Pampa de Lampas Alto, en la última década
del siglo XIX y la primera del siglo XX, fue LUIS PARDO, nuestro
recordado
“Bandolero Romántico”. Él solía visitar con frecuencia sus chozas para
compartir su pan, a cambio de un poco de cancha, leche y el calor
amigo.
Comentan que siempre se le veía sonriente y erguido con su
estampa de justiciero, cabalgando con poncho, bufanda y sombrero por:
Toca, Pampa de Lampas, Baños, Yanamarca (otrora manada de Julia
Ramírez, esposa de Luis Pardo), Sapahuaín, Tupucancha, Gachirajra,
Chonta, Recrec, Huamlajpampa, Cachichurana, Pilapampa, Tinya,
Cachirpayoc, Cushish, Plomopampa, Shinuac y Shajsha. En este último
lugar se encuentra la cueva de Shajsha Machay, oquedad con varias
representaciones grabadas en sus paredes de roca, donde pernoctaba a su
paso para guarecerse de la lluvia y protegerse de los rayos, de los
salteadores de caminos y de sus perseguidores.
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Farallón rocoso, cerca de Tupucancha, donde está la Cueva de Luis Pardo
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La Cueva de Luis Pardo, con abundante muestra de arte rupestre
Entonces:
¿Cómo no volver tras las huellas de Luis Pardo?, ¿cómo no retornar a
este mítico paraíso salvaje cada vez que se acelera el corazón?, ¿cómo
no querer subir los cerros morenos para explorar desde lo alto los
caprichosos perfiles de los roquedales de Shajsha?, ¿cómo no querer
pulsar las viejas guitarras de los crianderos y tener entre las manos
los pincullos de los esquivos pastores?... ¡cómo no querer volverrrr!,
grito fuerte, y el eco de mi voz se multiplica en la lejanía...
d
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***............
Aquel
día de carnavales de 1960, la manada de Tupucancha amaneció festiva.
La tarde anterior había terminado de construir un circuito carretero
junto al puquial que serpenteaba manojos de ichu, huamanripa y
escorzonera, y el pequeño puente hecho con pedazos de teja, barro y
listones de carrizo, estaba listo para ser estrenado. Sólo faltaba
echarle agua al corto arroyuelo y después jalar con hilo mi
carrito de lata por la zigzagueante vía de 10 centímetros de ancho,
incluida la cuneta.
-
Mamá Catita ¿me puedes prestar la jarrita? –le dije a mi abuelita,
señalando un recipiente de arcilla que estaba descansando sobre un
aparador de madera.
- Para qué la quieres hijito.
- Para echar agua al arroyito que he construido junto al puquial, mamita.
- No hijito, es la jarrita donde mamá Lipuquita invitaba leche a Luis Pardo, mejor llévate este balde.
Así
comenzó la historia de la jarrita. Desde ese entonces, cada vez que
visitaba Tupucancha, no había día que no me detuviera, aunque sea por
unos segundos, a contemplarla; hasta que una mañana de fines de marzo
de 1963, en circunstancias que me despedía de la Puna al culminar mis
vacaciones escolares, mi abuelita me dio una grata sorpresa.
- Cuídala hijito –dentro de una caja de cartón, protegida con lana de oveja, reposaba la jarrita amada.
Ya
en Chiquián la guardé en el velador de mi dormitorio, y allí
permaneció, año tras año, acariciada por el tiempo y el recuerdo. Desde ese día, cuando visitaba 'Espejito del cielo' en las
fiestas patronales, abría el velador para volverla a contemplar, y sin
darme cuenta se fue convirtiendo en una obsesión, hasta que una fría
noche de mayo visitó mi casa de Chiquián, Roberto “Sopón” Barrenechea
Martel, un viejo amigo de andanzas en mis épocas adolescentes.
Conversamos de todo en penumbra, especialmente de la jarrita y las
bondades de su fundo “Pancal”, antigua propiedad de la familia Pardo
Novoa.
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Fundo Pancal
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GelacioTafur Anzualdo, 'Sopón' y Roby Barrenechea Ibarra (Chiquián)
Durante
la amena charla Sopón me comentó que tenía dos lajas del corredor
de la casa por donde caminó el bandolero, y que inclusive poseía una
piedra con el que según él, Luis Pardo cazó un venado a 50 metros de
distancia. Llegada la medianoche se despidió, asegurándome traer al
día siguiente las dos lajas y la piedra cazadora, para que junto con
la jarrita las llevemos al museo del pueblo.
En vano esperé tres días, que me parecieron eternos. Al estar próximo mi viaje de retorno a Lima y, en vista que Sopón no regresaba, tomé la jarrita, más una olla y un porongo de la época de los “gentiles”, que estaban guardados en el altillo de mi casa, y con la frágil carga al hombro enrumbé hacia el museo. En momentos que tocaba la puerta hizo su aparición “Muñequita”, una mujer entrada en años para quien el tiempo no pasa, y muy famosa en Chiquián por su coraje frente a los toros bravos en las corridas de setiembre, quien al ver los recipientes dio media vuelta y sin levantar la mirada se fue caminando de puntillas pegadita a la pared.
Convencer al administrador del museo para que reciba "los tesoros" no fue nada fácil. Tuve que relatarle una y otra vez la historia de cada uno de ellos. Cansado de gastar palabras por más de una hora, le pedí que conserve las piezas en su poder, y que si era necesario las sometan a datación con carbono 14. Firmé un papel como constancia y me marché satisfecho del lugar.
Minutos después, cuando me encontraba a dos cuadras de mi casa, una vecina me dio el alcance alertándome que “Muñequita” le había contado a mi papá Armando, que me había visto regalando los utensilios de cocina de la familia.
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Puesto
en sobre aviso, llegué a la puerta, justo cuando mi papá salía con la
intención de recriminarme; pero sin darle tiempo para que lleve a
cabo su reprimenda, le manifesté que había cumplido el encargo de mi
difunta abuelita de internar en el museo del pueblo la jarrita donde
Luis Pardo tomó leche fresca en la manada de Tupucancha. Para
mi
asombro me dijo sonriente, que tenía guardado bajo 7 llaves una
fotografía inédita de la legendaria Julia Ramírez (esposa del
bandolero), prima de mi abuelita Victoria Montoro Ramírez, por lo que
con cierta sorna le respondí, que dicha foto donde aparece tocando
arpa, 'alguien' le había prestado al escritor Alberto Carrillo Ramírez
para que ilustre su libro, y que además, mi hermano Felipe ya había
insertado la foto en una de las páginas chiquianas de la Internet. Al
escuchar el dato, mi querido viejo se rió a carcajadas, y se fue de
prisa tras las menudas trenzas de la “Muñequita” con cintura de
alambre...
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Casa de Julia Ramírez en Chiquián
(Figueredo con Comercio)
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No
supe más de las dos lajas, tampoco de la piedra cazadora, pero hace un
tiempo visité el museo en pleno aguacero y hallé la jarrita convertida
en florero, la olla estaba recibiendo las lágrimas de una gotera y del
porongo, mejor no les cuento...
y
Mausoleo de Luis Pardo - Cementerio de Chiquián
.f
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HIMNO A LUIS PARDO
HIMNO A LUIS PARDO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Florece en la Tierra una bella historia,
y se eleva al cielo un grito inmortal,
trinan las guitarras melodías de gloria,
desde Chiquián hasta Pancal.
Hermano solidario del desvalido,
héroe anónimo de la justicia social,
en tu memoria el pecho se agranda
cantando un huayno en el pajonal.
Desde el Huayhuash hasta el Tucu Chira,
sembraste en tu ruta laureles solidarios
llevando abrigo a los parajes solitarios
bajo los ojos del que todo lo mira.
Luis Pardo, bandera de libertad,
fuiste grande en el corazón del Ande
y más grande frente a las balas asesinas,
que te despojaron de todo, menos del Sol.
&.
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LUIS PARDO, EL POETA DEL VIENTO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
"LUIS PARDO:
hombre con temple de acero
y corazón de niño.
y corazón de niño.
Un Quijote de la
justicia social;
causa motriz de su acendrado espíritu telúrico'...
NAB, Chiquián, 30 AGO 1988.
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Como todos sabemos, el 19 de agosto de 1874 nació en Chiquián, en aquel entonces capital de la provincia de Cajatambo, LUIS PARDO NOVOA. *Sus
aventuras que tuvieron lugar a fines del siglo XIX e inicios del XX,
han sido recreadas por la imaginación popular con diferentes aromas y
matices. Pero todos concuerdan que fue un hombre generoso, valiente y
con un alto sentido de justicia frente a la opresión y al descontento
social. Vida y obra que apasiona a cualquier ser humano ávido de saber.
. (*) Líneas tomadas por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B.
. (*) Líneas tomadas por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B.
Lugar de la emboscada. Foto: NAB
El 5 de enero de 1909 Luis Pardo fue salvajemente asesinado en un paraje del distrito de Cajacay cuando estaba en la flor de su existencia: 34 años. Unos dicen que fue victimado en el río Tingo por un grupo de pobladores liderados por el gobernador de Cajacay; otros comentan que fue el sanguinario sargento Alvaro Toro Mazote con el apoyo de sus gendarmes; pero quién haya sido, aquel día murió en vida e inmortalizó al justiciero romántico, dando paso a la LEYENDA que flamea como llama votiva en el corazón del pueblo que tanto amó. Lamentablemente en este tipo de episodios donde la trilogía: traición, saña y odio visceral imperan, es frecuente ver que aves de rapiña como Toro Mazote, se disputen las piltrafas de la gloria efímera, ocultando a los ojos de la historia la realidad de los acontecimientos. Pero con seguridad, aquel que jaló el gatillo o tiró la piedra contra el sempiterno, tuvo la muerte moral más dolorosa que ser humano puede soportar...
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Luis Pardo y Celedonio Gamarra (Plaza de Chiquián).
Foto: Perfecto Bolarte Calderón
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Cementerio de Chiquián: tumba de Luis Pardo
- Foto: NAB
Dos fotografías de los últimos días de Luis Pardo.
Foto: Familia Zúñiga Gamarra
Partida de Defunción de Luis Pardo.
Foto: Nalo AB
Partida de Defunción de Celedonio Gamarra.
Foto: Nalo AB
La noche del viernes 16 de diciembre del 2005, el escritor Walter
Ventosilla Quispe nos legó el libro 'LUIS BANDOLERO LUIS', que se suma a
las obras de los escritores, compositores y poetas: **José Diez
Canseco, Enrique Cornejo Villanueva, Alberto Carrillo Ramírez, Abelardo
Manuel Gamarra Rondo “El Tunante”, Manuel Justo Arredondo, Raúl Zárate
Aquino, Oscar Colchado Lucio, Julio Rosas Olivera Ore, Darío Mejía,
Pedro Arana Quiróz, Filomeno Zubieta Núñez, Augusto Escalante
Apaéstegui, Vidal Alvarado Cruz, Mario Reyes Barba, Alejandro Aldave
Montoro, Alex Milla Curi, Héctor Gamarra Espinoza, Mauro Aquino
Albornoz, Guillermo Pardo Novoa, Sonia Pardo Loarte, Luis A. Ramírez S.,
hijo de nuestro recordado 'Cholo Fidel' Ramírez Lazo, entre otras
pródigas plumas que nos han obsequiado semblanzas, cuentos, poemas,
dramas, canciones e himnos.
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(**) Lista de escritores tomada por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B
Durante la presentación de su libro, el dramaturgo Walter Ventosilla nos dejó este mensaje antes de retornar a Nueva York: 'Luis Pardo seguirá cabalgando mientras se le recuerde con cariño y se escriba sobre su vida y obra'.
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Chiquianos con el autor del libro.
Foto: Felipe Alvarado Balarezo
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De
niño, y también de adulto, surqué aquellos parajes por los que LUIS
PARDO cabalgó dos días antes de la infraterna emboscada: Baños,
Yanamarca, Sapahuaín, Tupucancha, Shajsha Machay, Alalaj Machay, Cuta
Tinya, Putuccacca, Huamanquinpunta, entre otros lugares. Él venía de su
hacienda Pancal herido de una mano y se dirigía a la costa.
t
Laguna de Conococha (Chiquián)- Foto: NAB
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En
estos fríos territorios escuché decir a los crianderos Gregorio
Calderón Calderón, Zoila Pardo de Calderón, Catita Calderón Alvarado,
Honorata Anzualdo de Morán y Virginia Anzualdo Padilla, que cada vez que los
visitaba el justiciero social, su trato era amigable, fraterno, y siempre
se solidarizaba con sus necesidades. Mi mamá Jesús lo llamaba 'corazón
valiente' y nos repetía que Luis Pardo era amigo del trueno, de la
escarcha y de los pajonales; compañero inseparable de la luna llena, de
la lluvia, del viento, de la neblina y de los caminos solitarios.
También comentaban en la Puna que lo veían escribir poemas y canciones.
Este último dato me sedujo para averiguar sobre la autoría del hermoso himno: 'EL CANTO DE LUIS PADO'. Después de tanto hurgar en el pasado oral y lo escrito hasta el momento, he llegado a colegir, mientras no se pruebe lo contrario, que dicha creación poética (premonitoria) es del propio LUIS PARDO. Años después, en base a esta obra poética, Abelardo Gamarra 'El Tunante' escribiría el vals 'LUIS PARDO', conocido también como 'LA ANDARITA'. Al pie el canto y el vals.
EL CANTO DE LUIS PARDO
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Por Luis Pardo Novoa
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Ven acá mi compañera;
ven tú, mi dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes la quimera
de aquella mi edad primera,
que en el campo deslizada,
junto a mi madre amada
y de mi padre querido,
era semejante al nido
que hace el ave en la enramada.
Ven, consuela al solitario
que por jalcas y oconales,
sin hallar fin a sus males,
va arrastrando su calvario.
Fue el destino temerario
al empujarme inclemente,
como por rauda pendiente,
desde lo alto del peñón
se desgaja algún pedrón
que rueda y cae inconsciente.
A mi padre lo mataron,
mi madre murió de pena;
ella, tan buena, ¡tan buena!
¡Ellos que tanto me amaron!
Con ambos me arrebataron
lo más que en el mundo quise.
Pero aún la suerte me dice:
“Ama, adora a una mujer”,
que hube también de perder…
pues nací para infelice.
De entonces, ¿qué hube de hacer?
Odiar a los que me odiaron;
matar a los que mataron
lo que era el ser de mi ser;
en torno mío no ver
sino la maldad humana;
esa maldad cruel, insana,
que con el débil se estrella,
que al desvalido atropella
y de su crimen se ufana.
Por eso yo quiero al niño;
por eso yo amo al anciano;
y al pobre indio, que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
No tengo el alma de armiño
cuando sé que se le explota;
toda mi cólera brota
para su opresor, me indigna
como la araña maligna
que sé aplastar con mi bota.
Yo aborrezco la injusticia;
yo quiero al que es desgraciado,
al que vive abandonado
sólo por torpe malicia;
yo maldigo la estulticia
de tanta gente menguada,
porque al fin de la jornada,
puesto que la vida es corta,
la vida a mí qué me importa
porque ¿qué es la vida? ¡Nada!.
De mi provincia las peñas
y el viento de mis quebradas,
me delatan las pisadas
del que me busca en las breñas;
hasta las ramas son señas
que de la suerte merezco;
ni me asusta ni padezco
si alguien me mira altanero;
yo soy como el aguacero,
que al soplo del viento crezco.
Brama, brama, tempestad;
ruge, trueno, en el espacio,
¡Bendito sea el palacio
de la augusta Libertad!
Cielo, con tu inmensidad
vas mis pasos amparando.
El rayo me va alumbrando
si viene la noche oscura,
en medio de su negrura
para seguir caminando…
Llega la noche. En el cielo
salta la luna serena;
dentro del pecho mi pena
parece hallar un consuelo;
sobre el campo, blanco velo
se extiende, y como visión,
detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada
a buscar mi corazón.
Cae la noche, en el cielo
surge la argentada luna,
triste como mi fortuna,
sola cual mi desconsuelo.
A su luz beso el pañuelo
que me dio a la despedida,
que en su llanto humedecida
besó ella con pasión loca
y que guarda de su boca
la huella siempre querida.
Y me persiguen, ¡traidores!
siempre fueron sin entrañas,
les espanta mis hazañas
que no son sino rencores.
¿Dónde están mis defensores?
Para mí, nadie es clemente;
nadie piensa, nadie siente.
¿Quieren matarme?, ¡en buena hora!
Que me maten si es la hora,
¡pero mátenme de frente!.
ven tú, mi dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes la quimera
de aquella mi edad primera,
que en el campo deslizada,
junto a mi madre amada
y de mi padre querido,
era semejante al nido
que hace el ave en la enramada.
Ven, consuela al solitario
que por jalcas y oconales,
sin hallar fin a sus males,
va arrastrando su calvario.
Fue el destino temerario
al empujarme inclemente,
como por rauda pendiente,
desde lo alto del peñón
se desgaja algún pedrón
que rueda y cae inconsciente.
A mi padre lo mataron,
mi madre murió de pena;
ella, tan buena, ¡tan buena!
¡Ellos que tanto me amaron!
Con ambos me arrebataron
lo más que en el mundo quise.
Pero aún la suerte me dice:
“Ama, adora a una mujer”,
que hube también de perder…
pues nací para infelice.
De entonces, ¿qué hube de hacer?
Odiar a los que me odiaron;
matar a los que mataron
lo que era el ser de mi ser;
en torno mío no ver
sino la maldad humana;
esa maldad cruel, insana,
que con el débil se estrella,
que al desvalido atropella
y de su crimen se ufana.
Por eso yo quiero al niño;
por eso yo amo al anciano;
y al pobre indio, que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
No tengo el alma de armiño
cuando sé que se le explota;
toda mi cólera brota
para su opresor, me indigna
como la araña maligna
que sé aplastar con mi bota.
Yo aborrezco la injusticia;
yo quiero al que es desgraciado,
al que vive abandonado
sólo por torpe malicia;
yo maldigo la estulticia
de tanta gente menguada,
porque al fin de la jornada,
puesto que la vida es corta,
la vida a mí qué me importa
porque ¿qué es la vida? ¡Nada!.
De mi provincia las peñas
y el viento de mis quebradas,
me delatan las pisadas
del que me busca en las breñas;
hasta las ramas son señas
que de la suerte merezco;
ni me asusta ni padezco
si alguien me mira altanero;
yo soy como el aguacero,
que al soplo del viento crezco.
Brama, brama, tempestad;
ruge, trueno, en el espacio,
¡Bendito sea el palacio
de la augusta Libertad!
Cielo, con tu inmensidad
vas mis pasos amparando.
El rayo me va alumbrando
si viene la noche oscura,
en medio de su negrura
para seguir caminando…
Llega la noche. En el cielo
salta la luna serena;
dentro del pecho mi pena
parece hallar un consuelo;
sobre el campo, blanco velo
se extiende, y como visión,
detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada
a buscar mi corazón.
Cae la noche, en el cielo
surge la argentada luna,
triste como mi fortuna,
sola cual mi desconsuelo.
A su luz beso el pañuelo
que me dio a la despedida,
que en su llanto humedecida
besó ella con pasión loca
y que guarda de su boca
la huella siempre querida.
Y me persiguen, ¡traidores!
siempre fueron sin entrañas,
les espanta mis hazañas
que no son sino rencores.
¿Dónde están mis defensores?
Para mí, nadie es clemente;
nadie piensa, nadie siente.
¿Quieren matarme?, ¡en buena hora!
Que me maten si es la hora,
¡pero mátenme de frente!.
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LUIS PARDO
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(Vals)
Letra:
Abelardo Gamarra
Música:
Justo Arredondo
***
Ven acá mi compañera,
ven acá dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes a la quimera.
De aquella mi edad primera,
en los campos desdichados,
junto a mi madre amada,
y de mi padre querido,
era semejante al nido,
que hace el ave en la enramada.
Por eso es que quiero al niño
amo y respeto al anciano,
al indio que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
Yo tengo el alma de armiño
cuando veo que se explota,
toda mi cólera brota,
y de tristeza me indigno;
cual una araña maligna,
que hoy aplasto con mi bota.
Surge la pálida Luna,
sobre la noche serena,
allá en los campos de avena,
se mece como visión.
Detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada,
en busca de su corazón.
Si me persiguen traidores,
siempre fueron sin entrañas
se espantan de mis hazañas
que no son si no rencores.
Dónde están mis defensores,
ya para mí no hay clemencia,
si han de matarme en buena hora,
pero mátenme de frente.
Yo soy señores Luis Pardo,
el famoso bandolero.
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Fuente:
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- CHIQUIÁN: "Sentimientos"
- CHIQUIÁN: "Sentimientos"
- CHIQUIÁN:
"Mis Cantares"
- CHIQUIÁN:
"Relatos Campesinos"
- CHIQUIÁN: "El Juguete y
Otros Cuentos" .
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(Foto: Familia Pardo Loarte)
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FELIZ CUMPLEAÑOS AMADO PRIMO
Montura del caballo "Duque" de Luis Pardo
Foto: Nalo AB
OSWALDO PARDO LOARTE
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Sobrino nieto de LUIS PARDO, digno depositario de su heredad.
Nalo - La Vergne, 17 de marzo de 2020
IMÁGENES DEL RECUERDO
Familia chiquiana Pardo Loarte
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CHIQUIÁN QUERIDO
CASA DE ZOILA TAPIA, "LA ANDARITA", MUSA DE LUIS PARDO.
VISITA EFECTUADA EL 2009 CON MI PRIMO OSWALDO PARDO LOARTE,
QUIEN APARECE EN LA FOTO DEL RECUERDO (OSWALDO RADICA EN VENUEZUELA)
TIEMPO DESPUÉS, LA CASA DE "LA ANDARITA" FUE DESTRUIDA.
UNA NUEVA CONSTRUCCIÓN BESA EL CIELO:
Foto tomada durante mi visita a Chiquián
DICIEMBRE DE 2013
PINCELADAS CHIQUIANAS - DISEÑO VIRTUAL,
EN HOMENAJE A MI PRIMO OSWALDO PARDO LOARTE