Fuente:
El Jueves Santo la Parroquia SAN FRANCISCO DE ASÍS continuó sus actividades con participación de la población y visitantes. A las 8 de la noche se llevó a cabo la Celebración Eucarística y el Lavado de Pies, y a las 10 la Adoración.
Durante
la mañana del Sábado de Vigilia Pascual se llevó a cabo una Misa de
Honras, luego se izó el Pabellón Nacional e inauguró el Sistema de
Floculación y Decantación de Agua Potable de la Planta de Bellavista y
la Biblioteca Municipal “Ramos Alva”. Asimismo se condecoraron a
personajes ilustres de Chiquián, entre ellos al pionero de las bandas de
músicos de Bolognesi don Florentino Aldave Calderón.
.
.
Bebo un sorbo de agua con sabor a cuntu añejo, y un pensamiento errante me aprieta el alma. Entonces, parafraseando un pensamiento milenario, declamo: "¡Qué
terrible será ser eterno cuando todos se hayan ido!. Gracias a Dios
nadie puede con el límite... y la vida se va en un sueño con los
carruajes del silencio, pues aún no se ha inventado algo que detenga el
fin"...
“Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía”. Albert Einstein (Mi visión del mundo)
.......................
................
Doña María Gamarra de Calderón, quien retornaba del mercado de abastos, acercándose a los dos señores, les comunicó muy apenada:
- Mañuquito, Tiuchito, ha muerto nuestro amigo Shaprita.
Oír el sobrenombre, tantas veces escuchado en Chiquián y los pueblos aledaños, hizo llaga en mi alma para siempre, al interpretar en carne viva el mensaje del poeta metafísico John Donne, pues mi querido amigo Manuel Ñato Allauca partió antes de tiempo. Ser humano muy laborioso fue Shaprita, cuyo aporte era de suma importancia para el pueblo, sobre todo su fraterno afán de fecunda generosidad con los turistas, las amas de casa y los niños que lo teníamos como valioso ejemplo de vida. Dos horas después arribaron mi padre y su compadre Segundo, se habían quedado varados cerca del puente Mellizo (Mayorarca), por la rotura del eje delantero de un camión minero, en una angosta pendiente. Al día siguiente, miércoles 18 de octubre de 1961, el pueblo chiquiano decretó tarde no laborable para acompañar al paisano querido hasta su última morada, al compás de la Marcha Fúnebre de Morán, entonada por la banda de músicos de la solidaria familia Aldave Montoro. Ese día, hasta los niños vestimos de luto.
...........
La puerta de la vida se cierra, la sangre detiene su curso y el alma vuela como hoja quebradiza en el éter. Abajo los cardos siguen floreciendo en la redondez del mundo.
Todo acaba tras el último aliento, sólo lágrimas de congoja y plegarias a Dios corren en pos de la Resurrección.
Después quedan los recuerdos, y poco a poco el viento del olvido va borrando del mapa el único camino que no conduce a Roma, sino a la tumba.
Ignoro quién sobrevivirá y quién será el ausente en aquel momento. ¿Lo sabes tú?.
..........................
Comunicador Social Hernán Vladimiro Reyes Gamarra, Director del Programa Radial BUENOS DÍAS CHIQUIÁN.
RECUERDOS
SEMANA SANTA EN CHIQUIÁN
PINCELADAS DEL RECUERDO
2 / 11 ABRIL 2004
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
El Jueves Santo la Parroquia SAN FRANCISCO DE ASÍS continuó sus actividades con participación de la población y visitantes. A las 8 de la noche se llevó a cabo la Celebración Eucarística y el Lavado de Pies, y a las 10 la Adoración.
El Viernes Santo Chiquián amaneció gris. En
horas de la tarde la lluvia no menguó el fervor religioso del pueblo que
acudió a las 3 a la Procesión de Bajada y Vía Crucis; a las 5 el acto
de Crucifixión; y a las 6 el Sermón de las Siete Palabras.
La
liturgia de la Palabra se inició pasada las 8 de la noche con asistencia
del pueblo que colmó las dos naves de la Iglesia matriz. Al fondo se podía
apreciar a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado. Frente a Él: la Virgen
María y San Juan. No se instalaron las cruces del Buen ni del Mal
Ladrón. La liturgia fue seguida por la concurrencia con cánticos
religiosos. A las 9 los Santos Varones desclavaron a Jesús. Actuaron
ocho personas, entre ellas dos adultos, cuatro jóvenes y dos
adolescentes, todos de blanco. Don Julián Soto y Efraín Vásquez
recibieron en sus manos al Nazareno y lo depositaron en el Santo
Sepulcro. El párroco Pbro. Dante Moreno Luna dio inicio a la procesión
al compás de una banda de músicos y el tradicional verso: “Limosna para
el santo entierro de Cristo y la soledad de María”, culminando a la
medianoche.
Actualmente el andas (anda) reposa en los hombros de ocho
personas, y el Santo Sepulcro es de color dorado, a diferencia de
antaño que fue celeste. Por su gran peso hace unos años era sostenida al
ras del suelo por 24 personas.
* * *
Recuerdo que la
noche del Viernes Santo de 1962, en circunstancias que observaba el
Santo Sepulcro, un señor de terno gris y corbata conchevino que visitó
Chiquián por Semana Santa, relató a dos damas que lo acompañaban, lo
siguiente:
"Cuando era niño, en momentos que se desarrollaba la
Pasión de Jesús en la plaza de armas, un forastero de barba blanca salió de entre la multitud
y le dio una paliza con su cayado al paisano vestido de soldado romano que castigaba
a latigazos al Nazareno, también a otro disfrazado de "fariseo" que intentó
detenerlo. Luego se abrió paso con su cayado y se marchó del pueblo en silencio ante el asombro
de los asistentes. Al parecer se trataba del "Judío errante" de la
mitología cristiana, a su paso por Chiquián".
* * *
Este
año brillaron por su ausencia los dolorosos “coclish” de hilo y cera, tampoco se notó
ponchos, pañolones ni cabellos chamuscados durante la Procesión, como ocurría en el siglo
pasado donde doce Santos Varones, además de solicitar limosna, mantenían
el orden. Entre estos devotos de albo traje que mi
memoria recuerda de aquellos sesentas, están los señores: Eusebio (Iuchi) Ramírez, Cástulo
Rivera, Pancho Alva, Pablo Vásquez, Alberto Núñez, Aparicio Calderón,
Alberto Turco, Belicho Pardo, Gudbi Ibarra, Ebo Alva, Julián Soto,
Víctor Campos, Mariano Parra, Manuel Pardo, Papachín Bolarte, Pancho Alvarado, Manuel
Barrenechea, Mario Yábar y Leonidas Rivera, entre otros paisanos;
asimismo los infantes Efra Vásquez Veramendi de Chicchó, Lucho Alva
Aldave de Tulpajapana y Mañuco Alvarado Jara de Jircán.
Ricardo Palacios y don Julián Soto, de Santos Varones
A las 3.30
de la tarde se realizó el sorteo para el triangular de fútbol en el
estadio “Carlos Bracale Ramos”. Abrieron el campeonato el Sport Cahuide y
el Atlético Tarapacá, perdiendo el equipo guairuro bajo una persistente
llovizna que hizo patinar a los jugadores en la cancha. A escasos
minutos de culminado el primer partido, el Tarapacá inició el segundo,
esta vez frente al Alianza, resultado empatados. Finalizado el torneo
fue proclamado campeón el Alianza por diferencia de penales. Los trofeos
fueron donados por Armando Alvarado Montoro (Equipo Campeón),
Asociación Chiquián (Equipo Sub Campeón) y Municipalidad Chiquián
(Tercer puesto).
La barra del Alianza estuvo conformada por
nuestros paisanos: Alejandro Aldave, Pablo, Jorge y Efraín Vásquez;
Leoncio Alvarado, Romeo Reyes, Miguel Ramírez (el cuye), Eduardo Martín,
Hualín Palacios y 100 hinchas más.
Por el Sport Cahuide lanzaron
hurras: Víctor Tadeo, Amancio Aldave, Lauro Rosales, Ricardo Ramírez,
José Yábar y 200 guairuros entre damas y varones.
La barra del
Tarapacá estuvo integrada por Comuno y Juancho Núñez, Felipe Alvarado,
Ernesto “Capo” Vásquez, Nica Rivera, Peli Balarezo, Vladimiro Reyes y
media tribuna teñida de verde que hacía juego con el gramado del estadio
y los cerros chiquianos en abril.
Es de destacar que la presentación de los tres
equipos fue excelente, pues todos lucieron vistosos uniformes,
banderines, banderolas, binchas, madrinas y ramos de flores.
A
las 10 de la noche el cielo chiquiano se iluminó con un castillo de
fuegos artificiales donado por la Presidenta de las Damas de Nashville -
USA, María Aldave Vda. de Alva. A las 11 p.m., se inició el tradicional
“Huerto de Judas” en el estadio de Jircán que continuó alegrando el
espíritu del pueblo hasta cuando mis ojos se despidieron de Chiquián en
Caranca (10:30 a.m. del domingo).
El Huerto de Judas se reedita
en Jircán después de 26 años. En los últimos años se efectuó en el local
comunal de Yucyushtana. Ayer sábado, a las 6 de la mañana, cuando surcaba
Jircán con destino a Chivis, pude observar en plena construcción del
Huerto a don Julián Soto Valverde y a los comuneros: Pascual Chávez, Eli
Castillo (Cashivo chico), Llucu Peña (hijo del pupular Bonifacio Peña Claudio),
Arnulfo Rosales, Gerardo Alvarez (hijo de Uchcu Pedro Álvarez), Urbano Zubieta,
Avelino García, Antonio Gamarra y al joven huanuqueño Fidencio Huamán
(estudiante del Coronel Bolognesi).
Lo
más notable durante mi
visita al estadio fue ver el liderazgo de don Julián Soto, quien machete
en mano
dirigía el trabajo de los entusiastas comuneros, para hacer del Huerto
de Judas un lugar tan agradable como antaño. Para las personas que
no recuerdan a don Julián, les diré, que en sus hombros reposa la
actividad religiosa en Chiquián desde el silgo pasado, y a sus casi ocho
décadas de vida sigue
ofreciendo su experiencia a los demás pueblos de la provincia.
En el “Huerto de Judas” se vendieron a precios simbólicos: rocoto,
ají, lechuga, zanahoria, maíz, papas, olluco, ocas, caldo de mondongo y locro de cuy. Duante un paréntesis recordamos con don Julián,
cómo en los años de apogeo de la Comunidad Campesina de Chiquián, la
plaza de Jircán se vestía de gala con numerosos gañanes, arados y
yuntas, decenas de loritos de Cucuna y uno que otro monito de Agocalle que
alegraban el Huerto, protegido chicote en mano por el
pintoresco “Chico Cantucho” con uniforme de nuestro glorioso Ejército. También
recordamos a quienes hacían del “Huerto de Judas” un lugar concurrido
por todo el pueblo. Entre estos ejemplares paisanos tenemos a los
señores: Juan Palacios, Filomeno Jara, Teófilo Rivera (papá de Papi,
Huitu, Nica y Yoga Rivera), Alberto Celis (papá de los hermanos
“churchil” Beto y Goyo Celis Salazar), Eusebio Ramírez, Leonidas y
Angel Gamarra, Rómulo Toro, entre otros entrañables pioneros. Casi al finalizar mi visita
con los acordes de una orquesta, don Julián me dio su secreto, así:
- ¿Sabe amigo Nalo cómo mantuve dicha costumbre?, fue simple, durante
el año sembraba productos de pan llevar en mi chacra de Uyu para
donarlo al “Huerto de Judas”. Gracias a Dios he sido compensado con
creces, pues siempre tuve el privilegio de tener en brazos al Nazareno.
Esa es mi mayor felicidad.
Subrayó con fe, observando Capillapunta con
los mismos ojos capulí con los que vio la luz primera en Jircán, y que hoy
estuvieron brillantes de dicha por haber compartido una vez más su
Huerto con los paisanos y visitantes.
Antes de despedirme recorrí con la mirada los mágicos parajes que circundan el bello pueblo de Chiquián, y le dije:
- Cómo no recordar don Julián, si siempre lo vi pasar por la vereda de mi casa canchana al hombro a su retorno de Uyu –él musitó con añoranza:
-
El “Huerto de Judas” se despidió de Jircán en 1978 cuando monté sobre
mi burrito socarrón un muñeco con el letrero de "JUDAS" y le prendimos
fuego, ya te podrás imaginar cómo terminó todo.
-Claro (asentí), fue un espectáculo con siputeos y rebuznos al por mayor. Estuve
presente en aquel "memorable" día. Gracias don Julián por contagiarnos
su entusiasmo y su fe. Usted tiene un lugar especial en el corazón del
pueblo y en el de Dios -él sonrió mostrando al viento su cabello blanco
como el Yerupajá...
Fin de la crónica
PD.
Don
Julián Soto Valverde, cumplió 93 años el 2 de septiembre del presente año
(2019). Ser humano por quien tengo el mayor de los afectos, admiración y
respeto.
Viene
a la memoria el primer Huerto de Judas que vi en plena construcción a
mediados de la década del cincuenta, en nuestro amado Chiquián:
"Ya
está amaneciendo, a mi costado dos arados trenzan surcos imaginarios en
el suelo de cascajo y arenilla del estadio de Jircán. Cerca de la puerta
principal,
un pequeño polanchín blanco de enroscada colita camina dando saltos
entre
las calabazas tiernas que han colocado en el piso. Al fondo del estadio,
cubriendo las tribunas de tierra, champa y piedra, dos calaminas
dobladas, de
las pocas que quedan, intentan zafarse de los clavos oxidados para
convertirse en
cometas de metal. Poco a poco van llegando los curiosos, también los
productos
de pan llevar para la venta, y olorosas ramas de eucaliptos que serán
colocadas como pircas alrededor del huerto, pero no veo a la collera
del barrio, seguro se les han pegado las
sábanas de bayeta. Voy a pasarles la voz".
Ayhualá shay...
Don Julián Soto Valverde, en su casa de Jircán
.
Antigua Plaza de Armas de Chiquián
Foto: Román Palacios
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CALIXTO PALACIOS CARRILLO:
"EL GRAN CAÑITA"
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Por lo general el ser humano guarda en su memoria el primer velorio en el que participó. En mi caso fue el miércoles 11 de septiembre de 1957, por el deceso del señor CALIXTO PALACIOS CARRILLO, acaecido en Chiquián, una semana después de la fiesta de Santa Rosa, conmoviendo los corazones de los chiuchis del barrio de Jircán, que lo quisimos y respetamos como gobernador, perito, pintor y tasador, amén de su talento para la composición, la guitarra y el canto, en cuyas correrías hizo popular su canción PALOMA,
que luego de su partida inmortalizaron los bardos ancashinos: Bernardo
"Bellota" Escobedo Luna, de hana barrio y el “Zorzal aijino” Jacinto
Palacios Zaragoza. El primero falleció en el sismo del domingo 31 de
mayo de 1970 en el Callejón de Huaylas, y el segundo, el miércoles 2 de diciembre de 1959, dos años después que don Calixto. El finadito fue discípulo del sabio Santiago Antúnez de Mayolo, por quien tuvo suma gratitud, admiración y respeto.
P A L O M A
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Calixto Palacios Carrillo
.
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Paloma desmemoriada
recorre tus pensamientos
mira que yo soy el mismo
que en un tiempo tú adorabas.
Paloma tú me abandonaste
sin tener ningún motivo
ya no volverán las horas
que en mis brazos te dormías.
recorre tus pensamientos
mira que yo soy el mismo
que en un tiempo tú adorabas.
Paloma tú me abandonaste
sin tener ningún motivo
ya no volverán las horas
que en mis brazos te dormías.
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Fuga
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¡Ay cañita, cañaveral!
cañita huayta sin corazón,
si no me quieres qué voy hacer,
con retirarme se acabará.
cañita huayta sin corazón,
si no me quieres qué voy hacer,
con retirarme se acabará.
Primero doblaron las
campanas anunciando el Viaje Eterno de don Calixto. A la hora, más o
menos, se hicieron presentes en el jirón Leoncio Prado 151, lugar
del velorio, don Cástulo Rivera, seguido del administrador de los
pintorescos “Huertos de Judas”, don Julián Soto Valverde. Ese día el
cielo chiquiano se mostró diáfano, con aire celeste y sol radiante
reverberando en las calaminas de la plaza de toros de Jircán; y nubes
tan blancas como el alma del popular “Cañita”, que se fue de la mano del
Señor de las Alturas; sin embargo, el barrio estaba desolado y triste
por el luto. En las casas aledañas todo era meditación; había muerto un
hombre joven, con mucho porvenir, dejando huérfanos de padre a cinco
niños pequeños.
.
Don Cástulo acudió
presuroso para coordinar sobre la capilla ardiente, los pellejos para
el piso, los crespones negros y las misas que se tenían que celebrar
por tratarse de una autoridad política respetada y querida por el
pueblo, mientras el amigo Julián Soto llegó como representante del
cantor y violinista don Valerio Jaimes Calderón, para el responso de rigor. En
el lugar todos los familiares, amigos y vecinos que se hicieron
presentes dieron su cuota de solidaridad.
.
Después que don
Calixto fue dejado en olor de santidad con jabón, formol, algodón y
colonia, lo pusieron a descansar el sueño eterno con su terno azul, en
una mesa cubierta con sábanas blancas, unidas con alfileres. En el
dintel de la puerta pintada de azul, una pequeña cruz de tela negra
anunciaba el duelo, mientras don Eladio Ñato aceleraba formón en mano la
confección del féretro de madera barnizado con tintura de nogal, tinte
que aún se usa en el teñido de los ponchos chiquianos.
..
A las 8 de la noche se hizo presente el padre Martín Tello Rivera portando un descolorido maletín
negro, puesto un sombrero shilico con cinta negra a la pedrada y un gabán caqui
cubriendo su sotana. Después de dar el pésame a los deudos y preparar todo lo necesario, celebró una
Misa de Cuerpo Presente. Todos los asistentes, entre familiares,
vecinos y curiosos, oramos repitiendo en coro pasajes de las Sagradas
Escrituras. Al finalizar el réquiem repartieron café (cebada tostada) y
comenzó a circular el chinguirito que hasta los más pequeños
saboreamos a cuenta gotas, con la complicidad de Alberto “Limonta”
Núñez (camachico de velorio), de “Lolito” Rivera de Alto Perú, quien
obsequió 4 cirios, y de Manuel "Shapra" Ñato Allauca, a quien durante
los años siguientes vería colaborando activamente haciendo los
“mandados” en los velorios, hasta el martes 17 de octubre de 1961, fecha
en que acudió al llamado de Dios.
.
A partir de las 9 de
la noche las personas mayores narraron cuentos, mitos y leyendas sobre
María Marimacha; Pisana María; de la bella mujer de negro que en las
noches de luna llena, aguardaba en el puente de Matarajra la llegada del camión fantasma;
el venado encantado de Carcas; el pishtaco de Cutacarcas; los
ichicqulgos de las cascadas de Putu y Usgor; la laguna encantada de
Yarpún; la paca paca y el vampiro anémico;
las cabezas rodantes de los compadres amantes; los diablitos de la
fragua de Lapicho; la mula enamorada del cura. Asimismo hazañas
de Luis Pardo, el romántico bandolero de Pancal, y los “misteriosos
entierros” hallados por don Juan Sánchez Dulanto. De vez en cuando
alguien suspiraba y comentaba sobre las bondades del difunto y otro
profetizaba a quién iba "a jalar la pata". A la
medianoche me
fui a dormir con los mitos y leyendas rondando mi mente...
.
La madrugada del
día siguiente llegaron sus familiares de Lima, entre ellos su hermano
Nicéforo e hijos, motivando que los lugareños, que ya habíamos logrado
posesionarnos de la sala, saliéramos sobrando, por lo que hicimos una
retirada estratégica hasta la noche, en que retornamos y nos sentamos a
lo largo del frontis de la vivienda, donde los chiuchis volvimos a la
carga con nuestros juegos nocturnos: “gran bonetón”, “chanca la lata” y
“esconde la correa”, liderados por Luchu Allauca, Añico Carhuachín y
Ticucho Moreno.
.
A las 2 de la tarde del tercer día repicaron las campanas y salió el cortejo fúnebre hacia la Iglesia. Allí
se desarrolló la segunda Misa de Cuerpo Presente con asistencia de las
autoridades y del pueblo. Finalizada la actividad litúrgica fue
llevado en hombros por sus amigos más queridos al compás de la Marcha Fúnebre de
Morán, interpretada por la banda de músicos de la familia Aldave
Montoro.
.
Cada
dos cuadras se celebró
una ceremonia de oración, y finalmente llegó al Cementerio, donde
aguardaba un grueso contingente de coterráneos de los poblados
cercanos: Aquia, Huasta, Carcas, Cuspón, Roca, Pacllón, Pocpa, Llamac,
Llaclla, Canis, Ticllos, Corpanqui, Aco de Carhuapampa, Chilcas,
etc., lugares que el finado visitó como representante del Subprefecto
de la provincia don Rolando Extremadoyro Vigil.
Camino al Camposanto en Chiquián
(Antiguo barrio Cruz del Olvido)
Antes
de introducirlo al nicho se oró nuevamente y los hermanos Felipe y
Valerio Jaimes entonaron responsos que hicieron llorar a la
concurrencia. Dos botellitas con agua de azahar circulaban de mano en
mano tranquilizando a los deudos. Al costado, diez niños, entre ellos, sus hijos Carlos de
10, Guillermo de 8 y Deifi de 6 años portaban coronas y lágrimas
confeccionadas por las manos prodigiosas de la amauta Dolorita Aguirre y su
discípulo Romeo; mientras sus hijos: Nony de 3 años de edad, sujetaba la
falda de su mamá Nilda, quien llevaba en brazos a Rubencito de apenas
un año de nacido. En momentos que colocaban la tapa del nicho, los
niños caminamos observando los nombres de las lápidas del pabellón de
adultos, las cruces de madera de los cenotafios de cemento y las tumbas
de tierra, donde leímos los nombres de personas de bien, a quienes
conocimos a través de los relatos de nuestros padres. Desde aquel
entonces, cada vez que visito Chiquián, voy al cementerio, y siento
nostalgia recordando a los chiquianos que yacen lejos de nuestra
tierra.
.
Durante el cuarto día
los cuatro cirios siguieron ardiendo en la capilla, y sobre la mesa un
poncho de vitarte, un abrigo azul marino y un sombrero de paño gris,
nos recordaban a don Calixto, bajo el ulular de los gengrish que
revoloteaban sobre los liros y los crisantemos.
.
En la noche, ya con
menos devotos, siguieron las oraciones y volvieron a servir
chinguirito. Luego un generoso pojti de olluco con culantro, orégano,
ají y queso chiquiano. De postre: mazamorra de calabaza y de allí "cada uno a su
casa". Los niños, aprovechando la confusión, ingresamos al huerto
colindante donde nos abastecimos de shuplac y capulí cimarrón, con algunos pinchazos de hualancas y unos roces de shinua que aliviamos con saliva.
.
En el quinto día,
durante el “pishgay”, que se llevó a cabo desde muy temprano en el
barrio de Fragua, se lavaron con mazo, penca y quinua las prendas de
cama y de vestir del difunto, en un concierto de juegos de carnaval con
las aguas del lugar. No faltaron los bayetazos, pellejazos y los
infaltables shoguet; hasta que de un momento a otro apareció don Luis
Castillo quien increpó a las mujeres y hombres sobre el “escándalo” que
no dejaba dormir a su chacuita, a sus gallinas ponedoras y a sus cuyes cutuchos, lío que fue
controlado por el Juez de Paz don Martín Vásquez, quien, con una
máquina de escribir sobre sus rodillas y papel sellado en el rodillo,
resolvió el asunto sin lamentos ni contusos. En el almuerzo degustamos un sabroso
santo caldito preparado con huevos y culantro. También cachizada y
papa roqueña, shinti, mote de maíz y anquiusha. Recuerdo que el
maltoncito Iván Robles, vecino del veneciano Jupash, improvisó un fogón obteniendo
sabrosos cuayes.
En la noche, después
de participar de una comida anticipada por el santo de mi papá, ingresé
al velatorio. Allí me invitaron mazamorra de quinua. Una hora después,
junto a mis tíos Chemo y Chanti, y 10 personas más, nos arropamos con
frazadas sobre pellejos de vaca que alfombraban el piso de la sala. Nuevamente los cuentos de
brujos y el gran bonetón aceleraron nuestros corazones. Antes de
acostarnos, candil en mano, revisamos el salón de rincón a rincón para
deshacernos de algún ponzoñoso hatapogoy. Después de la
medianoche se hicieron presente sin tarjeta de invitación un trío de
roncadores y uno que otro sonoro añaco a quienes tuvimos que castigar
con su respectivo quitañaque al sueño...
.
Huaraz, 2 de noviembre de 1981
.
Fuente:
Un trocito del libro HOLA SHAY, de Nalo
CHIQUIÁN:
Cielo azul
30 de agosto en soledad,
con el ala rota una vez más,
horizonte incierto, cielo azul,
fuegos artificiales, Salva fugaz,
vuelve la noche, con su negro tul.
Toca la banda, hasta el amanecer,
por las callecitas del viejo hogar;
horizonte incierto, cielo azul,
ausencia triste, lejana estás,
sueño distante, coplas de ayer.
Tardecita fría, de paisaje gris,
ya mi alma mira desde el dintel;
en nocturno cielo, la quena llora,
y junto a ella, una guitarra implora
porque un corazón, dejó de latir.
Nalo AB - 15651
con el ala rota una vez más,
horizonte incierto, cielo azul,
fuegos artificiales, Salva fugaz,
vuelve la noche, con su negro tul.
Toca la banda, hasta el amanecer,
por las callecitas del viejo hogar;
horizonte incierto, cielo azul,
ausencia triste, lejana estás,
sueño distante, coplas de ayer.
Tardecita fría, de paisaje gris,
ya mi alma mira desde el dintel;
en nocturno cielo, la quena llora,
y junto a ella, una guitarra implora
porque un corazón, dejó de latir.
Nalo AB - 15651
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PASAJERO DEL TIEMPO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Bajo los párpados para soñar despierto, y sobrevuelo Chiquián con el pensamiento...
Busco por todos lados, mas no encuentro a mis amigos. Unos están en el cielo, otros en el mundo esparcidos. En el jirón Leoncio Prado la oscuridad rasga mi pecho, pues muchos vecinos se han ido, y por más que en los rostros de sus hijos se reflejan, no late ese sentimiento telúrico tan arraigado en los viejos, y me siento forastero en mi propia tierra.
Busco por todos lados, mas no encuentro a mis amigos. Unos están en el cielo, otros en el mundo esparcidos. En el jirón Leoncio Prado la oscuridad rasga mi pecho, pues muchos vecinos se han ido, y por más que en los rostros de sus hijos se reflejan, no late ese sentimiento telúrico tan arraigado en los viejos, y me siento forastero en mi propia tierra.
.
En este agonizante mutismo de un barrio otrora alegre,
el llanto se esconde en mis pupilas con un rayo de luz que me invita un
acre trago de nostalgia. Fantasía gris de un tiempo que se va haciendo
ceniza; no sé si fatigado por el paso de los años, o curvado por el peso
de los sueños truncos en un batir de alas agoniza, como los ojos que perdieron
la facultad de llorar, como los labios secos que se olvidaron de besar,
como las manos cuajadas de venas moradas, como una laguna congelada en
mil sollozos, como un cortejo de almas penitentes en un viernes cansado de vivir,
como aquella golondrina de verano que se marchó para no volver, o el
presagio que envuelto en un gemido adivina que muy pronto será la
rígida manecilla de un reloj fenecido.
Ya es medianoche, y veo
pasar por la acera a un viejo vecino con su poncho de neblina. Va
murmurando sobre el paso del tiempo que en la noche esconde sus horas
vacías. Entonces vienen a mi mente los versos
que buscan tierra de sepulcro en un paraíso de torcazas hartas de volar,
y barquitos de maguey anclados a la vera de Maraurán, aguardando a sus
capitanes que descansan en paz.
En el rostro del vecino querido veo incontables surcos que el arado de la vida ha labrado. Tiene la mirada con nubes nacaradas que flotan donde duermen sus recuerdos. Sólo atino a contemplarlo a través de dos lágrimas que ruedan para regar la tierra generosa de mis viejos.
En el rostro del vecino querido veo incontables surcos que el arado de la vida ha labrado. Tiene la mirada con nubes nacaradas que flotan donde duermen sus recuerdos. Sólo atino a contemplarlo a través de dos lágrimas que ruedan para regar la tierra generosa de mis viejos.
Ya está amaciendo, y el anciano
sigue andando empujado por el viento para nunca más volver, como avanza
el tiempo sin retroceder, mientras las sombras aguardan con sus brazos
de hielo.
No sé qué es lo que lo sostiene en pie, mas lo contemplo en silencio y llegan a mi memoria aquellos pilares de carne, pellejo y huesos que sustentaron mi barrio de Jircán colmado de Yerupajá, tardes de toros al son de la banda y trotes de caballos en el empedrado, aquellos cascos, que así como labran caminos, también se detienen para siempre.
No sé qué es lo que lo sostiene en pie, mas lo contemplo en silencio y llegan a mi memoria aquellos pilares de carne, pellejo y huesos que sustentaron mi barrio de Jircán colmado de Yerupajá, tardes de toros al son de la banda y trotes de caballos en el empedrado, aquellos cascos, que así como labran caminos, también se detienen para siempre.
No escucho risas, golpes de canga ni huaynos en el
vecindario, sólo un pichuichanca invidente que no sabe de sol, de luna
ni de estrellas, trina en el alero un canto de esperanza, hurgando un
poco más de tiempo, como las hilachas de la memoria colectiva que el
tiempo desovilla a falta de una rueca que las hile hasta convertirlas en
poncho, en cuya trama nadie falte ni sobre.
Son las 6 de la
mañana, me persigno e ingreso a casa. En mi pequeña biblioteca reviso
mis viejos cuadernos, y en sus hojas pálidas de años y lejanía, dejo mis
lágrimas otoñales recordando a mis vecinos y amigos. Junto a los
cuadernos, en un candelabro lleno de gotas endurecidas de dos cirios
consumidos, reposan los recuerdos de largas horas de angustia de mi
madre por el esposo viajero.
De pronto asoman como aves temporarias las palabras de mi viejo amigo Panchito Gonzáles, que vienen desde Marián, HUARAZ:
"Nacer o morir, ¿Un mismo significado?.. morir y nacer, interrogante
sin respuesta. ¿La partida será el encuentro? ¡He ahí el misterio de la
vida¡... el palpitar se detiene y las arterias son caminos desiertos...
el soplo ha desaparecido. Y así, una y otra vez la Fábula de Higinio:
“La tierra pide lo que es suyo y el alma al infinito, va en pos de una
nueva creación". Sí, ayer llegó el final; la razón y el sentimiento en
su lucha tenaz no llegaron a ningún acuerdo, pero triunfó el corazón:..
“Hay que llorar por los seres que se alejan de nuestro lado para
siempre, pues son nuestra razón de existir, amor de amores, pena de
penas, se diluye en un segundo y todo se acaba”.
Abro los ojos; y aquí, en el cementerio de Chiquián, yace un viejo poema cubierto de pétalos blancos...
Tulpajapana, 02 NOV 2003
Abro los ojos; y aquí, en el cementerio de Chiquián, yace un viejo poema cubierto de pétalos blancos...
Tulpajapana, 02 NOV 2003
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NO PREGUNTES POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS;
DOBLAN POR TI Y POR MÍ
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
“Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía”. Albert Einstein (Mi visión del mundo)
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La
mañana del martes 17 de octubre de 1961, me encontraba cogiendo agua
en el pilón del barrio poco antes de asistir a la escuelita 378 de
Quihuillán, donde cursaba el 4to. de Primaria; de pronto, en
circunstancias que convergían en la esquina los señores Manuel Roque
Dextre y Teófilo Salas Rivera, doblaron las campanas de la iglesia
matriz de Chiquián, anunciando un deceso, motivando que mi cuerpo se escarapele,
pues los camiones de mi padre y el de su compadre Segundo Robles
Valverde, que debieron llegar de madrugada, no asomaban por la ceja de
Caranca. Don Teófilo preguntó:
- ¿Por quién doblarán las campanas, Manuelito?
- Doblan por ti y por mí, hermano del alma. Le contestó compungido.
Don Manuel, persona muy instruida, otrora presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, y reconocido poeta, al notar que su respuesta inquietó sobremanera a don Teófilo, le comentó, que los versos “No preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti” corresponden al fragmento “POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS” del poeta inglés John Donne (1572 / 1631), fragmento que tres siglos después inspiró la novela del mismo nombre, del escritor americano Ernest Hemingway (1899/ 1961), fruto de sus experiencias como corresponsal en la guerra civil española.
- ¿Por quién doblarán las campanas, Manuelito?
- Doblan por ti y por mí, hermano del alma. Le contestó compungido.
Don Manuel, persona muy instruida, otrora presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, y reconocido poeta, al notar que su respuesta inquietó sobremanera a don Teófilo, le comentó, que los versos “No preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti” corresponden al fragmento “POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS” del poeta inglés John Donne (1572 / 1631), fragmento que tres siglos después inspiró la novela del mismo nombre, del escritor americano Ernest Hemingway (1899/ 1961), fruto de sus experiencias como corresponsal en la guerra civil española.
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Dicha novela empieza así:
“Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si se tratara de un legendario monte, o de la casa solariega de uno de tus amigos o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. John Donne.
“Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si se tratara de un legendario monte, o de la casa solariega de uno de tus amigos o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. John Donne.
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Esquina chiquiana, escenario de la experiencia de vida
Doña María Gamarra de Calderón, quien retornaba del mercado de abastos, acercándose a los dos señores, les comunicó muy apenada:
- Mañuquito, Tiuchito, ha muerto nuestro amigo Shaprita.
Oír el sobrenombre, tantas veces escuchado en Chiquián y los pueblos aledaños, hizo llaga en mi alma para siempre, al interpretar en carne viva el mensaje del poeta metafísico John Donne, pues mi querido amigo Manuel Ñato Allauca partió antes de tiempo. Ser humano muy laborioso fue Shaprita, cuyo aporte era de suma importancia para el pueblo, sobre todo su fraterno afán de fecunda generosidad con los turistas, las amas de casa y los niños que lo teníamos como valioso ejemplo de vida. Dos horas después arribaron mi padre y su compadre Segundo, se habían quedado varados cerca del puente Mellizo (Mayorarca), por la rotura del eje delantero de un camión minero, en una angosta pendiente. Al día siguiente, miércoles 18 de octubre de 1961, el pueblo chiquiano decretó tarde no laborable para acompañar al paisano querido hasta su última morada, al compás de la Marcha Fúnebre de Morán, entonada por la banda de músicos de la solidaria familia Aldave Montoro. Ese día, hasta los niños vestimos de luto.
Por
éso y por mucho más, cada vez que muere un ser vivo, sé que algo de mí se
desprende, y así será hasta el final de mis días, porque gracias a dicha
experiencia aprendí que soy parte indisoluble de las obras de Dios,
nuestro Creador: la Naturaleza y el Cosmos. Nadie, como bien lo señala
John Donne, es una isla; por tanto, ningún ser humano merece vivir ni
morir aislado. Al respecto, el poeta español Antonio Machado, nos dice: “A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”,
de ahí que el lugar mas cálido para el reposo sea el corazón humano,
porque en el recuerdo y la esperanza anida el misterio de la eternidad,
tal como reza el proverbio de Facundo Cabral: “No
perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque
para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu
corazón”, sin olvidar en cada momento del día las palabras de Jesús: "Yo soy la resurección, y la vida. Aquel que crea en Mí, aunque muera, vivirá."
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En
estos últimos días han fallecido diez paisanos bolognesinos de gran
valía. Hace un año, el 10 de febrero emprendió el Gran vuelo en Lima el
escritor Luzuriaguino Guido Vidal Rodríguez, y al día siguiente 11 como hoy, también falleció en Lima, uno de mis amigos más amados, Hugo Nicanor Vilca del Castillo,
nacido en Huari. Tengo la certeza de que por dichas pérdidas doblaron
las campanas en Bolognesi, Mariscal Luzuriaga y Huari, como expresión de
luto colectivo que mantienen y mantendrán eternamente nuestros pueblos
fraternos, por más lejos que sus hijos pierdan la vida.
Desde los albores de la Humanidad todas las puertas del mundo han sido tocadas por el ala de la muerte, para las que se construyan ahora y después, es cuestión de tiempo solamente. Al respecto, cuentan que: “Un monje tenía siempre una taza de té al lado de su cama. Por la noche, antes de acostarse, la ponía boca abajo y, por la mañana, le daba la vuelta. Cuando un novicio le preguntó perplejo acerca de esa costumbre, el monje explicó que cada noche vaciaba simbólicamente la taza de la vida, como signo de aceptación de su propia mortalidad. El ritual le recordaba que aquel día había hecho cuanto debía y que, por tanto, estaba preparado en el caso de que le sorprendiera la muerte. Y cada mañana ponía la taza boca arriba para aceptar el obsequio de un nuevo día. El monje vivía la vida día a día, reconociendo cada amanecer que constituía un regalo maravilloso, pero también estaba preparado para abandonar esté mundo al final de cada jornada”. Estas y otras reflexiones que navegan en la Internet me inspiraron a escribir la hilachita:
Desde los albores de la Humanidad todas las puertas del mundo han sido tocadas por el ala de la muerte, para las que se construyan ahora y después, es cuestión de tiempo solamente. Al respecto, cuentan que: “Un monje tenía siempre una taza de té al lado de su cama. Por la noche, antes de acostarse, la ponía boca abajo y, por la mañana, le daba la vuelta. Cuando un novicio le preguntó perplejo acerca de esa costumbre, el monje explicó que cada noche vaciaba simbólicamente la taza de la vida, como signo de aceptación de su propia mortalidad. El ritual le recordaba que aquel día había hecho cuanto debía y que, por tanto, estaba preparado en el caso de que le sorprendiera la muerte. Y cada mañana ponía la taza boca arriba para aceptar el obsequio de un nuevo día. El monje vivía la vida día a día, reconociendo cada amanecer que constituía un regalo maravilloso, pero también estaba preparado para abandonar esté mundo al final de cada jornada”. Estas y otras reflexiones que navegan en la Internet me inspiraron a escribir la hilachita:
EN CUALQUIER MOMENTO
La puerta de la vida se cierra, la sangre detiene su curso y el alma vuela como hoja quebradiza en el éter. Abajo los cardos siguen floreciendo en la redondez del mundo.
Todo acaba tras el último aliento, sólo lágrimas de congoja y plegarias a Dios corren en pos de la Resurrección.
Después quedan los recuerdos, y poco a poco el viento del olvido va borrando del mapa el único camino que no conduce a Roma, sino a la tumba.
Ignoro quién sobrevivirá y quién será el ausente en aquel momento. ¿Lo sabes tú?.
Mientras tanto, ama, reza y goza la vida segundo a segundo, por ventura
divina.
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Confieso,
no me ha sido fácil aceptar la muerte de mis seres queridos:
abuelitos, mamá, papá, tíos, primos, sobrinos, maestros, compañeros de
estudio, trabajo y de ocio, coterráneos y entrañables amigos. Solamente
el honrar su recuerdo, compartir experiencias similares con fe y
esperanza, entender que empezamos a morir desde que nacemos y dejar
brotar las emociones contenidas, han hecho que no sea el muerto en vida
del poema de Becquer, sino que viva cada día como si fuera el último,
apreciando segundo a segundo lo bella que es la existencia terrena, en
armonía plena con la creación del Altísimo.
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En casos muy dolorosos un abrazo a tiempo es mejor que mil palabras, sin perder de vista el mensaje de San Agustín: "Cuando
tenga que dejarte por un corto tiempo, por favor, no te entristezcas,
ni derrames lágrimas, ni te abraces a tu pena a través de los años. Por
el contrario, empieza de nuevo con valentía y con una sonrisa por mi
memoria y en mi nombre y haz todas las cosas igual que antes, no
alimentes tu soledad con días vacíos sino llena cada hora de manera
útil. Yo estaré cerca de ti y nunca tengas miedo de morir porque yo
estaré esperándote en el cielo".
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Chiquián, una vez más la banca vacía...
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