Hola,amigos de CANTO VIVO y de la maravillosa música peruana:
Para escribir estas líneas remonto los caminos hacia Uswa, Paukar de Sara Sara, donde la tierra alumbró una con hermosa voz: Nelly Munguía. Su acento terrígeno arrancó desde allí, en cascada musical que al crecer se fue impregnando con los aromas del Ande. En los escenarios del Perú y del mundo, donde llegó con una calidad que fue deleite de propios y extraños, llevó triunfalmente las banderas de sus creaciones escritas con pasión y sentimiento por autores de Ayacucho, Junín y Huancavelica
Nelly supo expresar el intenso dramatismo de su sufrimiento como de su alegría desbordándose en lloklla de notas; su fuerza cuando emergía de los surcos humanos después de vencer batallas o su ternura al proyectarse hacia los niños, lo más puro que hay en la tierra. Lo dijo al tomar un poema que les dedicara a ellos Gabriela Mistral y convertirlo en canción para cantarlo.
En un documental que le grabamos David Morán, en la cámara, y yo, en los hermosos jardines de la mansión de doña Jimena Pinillos de Mujica, en Chaclacayo, y del Museo Pedro de Osma, en Barranco, fue pasando como por un teclado de bajos profundos, de “Lucía” y “El Hombre” de Ranulfo Fuentes; a los waynos tradicionales “Huérfano Pajarillo”, “Arvejas Saruy” y “Carnaval de Tambopata”, a un exultante “Carnaval de … “, que terminó riendo, Como de tiple, porque era un festivo llamado al amor.
Luego vinieron mis entrevistas en televisión. Una de ellas grabada para “Las Maravillas del Saber” y la otra para “Huellas del Tiempo”, mis programas culturales en Frecuencia Latina y Pax Televisión, donde su voz iba redondeando la evocación de sus últimos viajes; el acompañamiento de guitarristas notables o de conjuntos orquestales; o los lugares, una yunsa en Pilcomayo, Valle del Mantaro, Junín, o el Teatro Municipal, con el escenario decorado y perfumado con cientos de rosas, en Lima.
Su presencia fue reconfortante para mí en la inauguración de mis “Fotos Testigo”, en la Galería del Museo “Andrés del Castillo”, porque le imprimió la vivacidad de sus interpretaciones llenas de un encanto y una gracia personal. Esa, tan suya, que podía derretir un glaciar. En ese momento ya hacía tiempo que estaba cumpliendo un noble propósito con “Canto Vivo”, institución que fundó, según afirma Jesús Velis, para reforestar los cerros, porque “sin canto no hay vida y sin vida no hay canto”, maravilloso correlato.
Nelly tenía vocación y veneración por la ecología como digna hija del Sara Sara, el nevado de Parinaqochas, y se impuso el trabajo de sembrar árboles, de uno a mil, en las localidades donde creía que era necesario o de emergencia porque así lo sentía su alma. Para ella era otro modo de enseñar a amar. Quien pone un árbol bebé en una ladera, una plaza o junto a su casa, nunca dejará que lo maltraten y menos que lo asesinen. El verde es vida a orillas del mar o en las gallardas crestas andinas.
Ayer, cuando Nelly fue al encuentro del Padre Cronos, después de un tránsito glorioso por las miradas de admiración que despertaba siempre que se le veía, ya en traje andino, cotidiano, o con el sobriamente bordado de dos piezas, se había realizado. Ha sido partir y quedarse en la mágica dimensión de su canto. Nunca se apagará su voz en ningún amanecer. Ella la ha dejado prendida para una eternidad.
Para escribir estas líneas remonto los caminos hacia Uswa, Paukar de Sara Sara, donde la tierra alumbró una con hermosa voz: Nelly Munguía. Su acento terrígeno arrancó desde allí, en cascada musical que al crecer se fue impregnando con los aromas del Ande. En los escenarios del Perú y del mundo, donde llegó con una calidad que fue deleite de propios y extraños, llevó triunfalmente las banderas de sus creaciones escritas con pasión y sentimiento por autores de Ayacucho, Junín y Huancavelica
Nelly supo expresar el intenso dramatismo de su sufrimiento como de su alegría desbordándose en lloklla de notas; su fuerza cuando emergía de los surcos humanos después de vencer batallas o su ternura al proyectarse hacia los niños, lo más puro que hay en la tierra. Lo dijo al tomar un poema que les dedicara a ellos Gabriela Mistral y convertirlo en canción para cantarlo.
En un documental que le grabamos David Morán, en la cámara, y yo, en los hermosos jardines de la mansión de doña Jimena Pinillos de Mujica, en Chaclacayo, y del Museo Pedro de Osma, en Barranco, fue pasando como por un teclado de bajos profundos, de “Lucía” y “El Hombre” de Ranulfo Fuentes; a los waynos tradicionales “Huérfano Pajarillo”, “Arvejas Saruy” y “Carnaval de Tambopata”, a un exultante “Carnaval de … “, que terminó riendo, Como de tiple, porque era un festivo llamado al amor.
Luego vinieron mis entrevistas en televisión. Una de ellas grabada para “Las Maravillas del Saber” y la otra para “Huellas del Tiempo”, mis programas culturales en Frecuencia Latina y Pax Televisión, donde su voz iba redondeando la evocación de sus últimos viajes; el acompañamiento de guitarristas notables o de conjuntos orquestales; o los lugares, una yunsa en Pilcomayo, Valle del Mantaro, Junín, o el Teatro Municipal, con el escenario decorado y perfumado con cientos de rosas, en Lima.
Su presencia fue reconfortante para mí en la inauguración de mis “Fotos Testigo”, en la Galería del Museo “Andrés del Castillo”, porque le imprimió la vivacidad de sus interpretaciones llenas de un encanto y una gracia personal. Esa, tan suya, que podía derretir un glaciar. En ese momento ya hacía tiempo que estaba cumpliendo un noble propósito con “Canto Vivo”, institución que fundó, según afirma Jesús Velis, para reforestar los cerros, porque “sin canto no hay vida y sin vida no hay canto”, maravilloso correlato.
Nelly tenía vocación y veneración por la ecología como digna hija del Sara Sara, el nevado de Parinaqochas, y se impuso el trabajo de sembrar árboles, de uno a mil, en las localidades donde creía que era necesario o de emergencia porque así lo sentía su alma. Para ella era otro modo de enseñar a amar. Quien pone un árbol bebé en una ladera, una plaza o junto a su casa, nunca dejará que lo maltraten y menos que lo asesinen. El verde es vida a orillas del mar o en las gallardas crestas andinas.
Ayer, cuando Nelly fue al encuentro del Padre Cronos, después de un tránsito glorioso por las miradas de admiración que despertaba siempre que se le veía, ya en traje andino, cotidiano, o con el sobriamente bordado de dos piezas, se había realizado. Ha sido partir y quedarse en la mágica dimensión de su canto. Nunca se apagará su voz en ningún amanecer. Ella la ha dejado prendida para una eternidad.
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Alfonsina Barrionuevo
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Escritora, Productora de TV, Abogada
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Consultoría de Temas Culturales Peruanos
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GRATOS RECUERDOS EN
IMÁGENES
INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN "FOTOS TESTIGO",
DE ALFONINA BARRIONUEVO Y JOSÉ ÁLVAREZ BLAS, COMO APORTE A LA
INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN "FOTOS TESTIGO",
DE ALFONINA BARRIONUEVO Y JOSÉ ÁLVAREZ BLAS, COMO APORTE A LA
CONSERVACIÓN Y
DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL DEL PERÚ
MUSEO ANDRÉS DEL CASTILLO (CASA BELÉN)
MUSEO ANDRÉS DEL CASTILLO (CASA BELÉN)
01
OCT 2010
Fotos: Armando Alvarado Balarezo
(Nalo)
Maestro de Ceremonias
Cantaurora Nacional Zully
Azurín
Castillo
Bienvenida
Dr. Guido del Castillo
Echegaray
Comentarios
Dra. Luisa Vetter
Parodi
Dr. Jaime Mariazza
Foy
Presentación de la Exposición "FOTOS
TESTIGO"
Dra. Alfonsina
Barrionuevo
Momento Musical
Exposición "FOTOS TESTIGO"
Brindis de Honor
INAUGURACIÓN DE
LA EXPOSICIÓN "FOTOS TESTIGO",
DE ALFONINA BARRIONUEVO Y JOSÉ ÁLVAREZ BLAS, COMO APORTE A LA
DE ALFONINA BARRIONUEVO Y JOSÉ ÁLVAREZ BLAS, COMO APORTE A LA
CONSERVACIÓN Y
DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL DEL PERÚ
MUSEO ANDRÉS DEL CASTILLO (CASA BELÉN)
MUSEO ANDRÉS DEL CASTILLO (CASA BELÉN)
01
OCT 2010
Fotos: Armando Alvarado Balarezo
(Nalo)
NOTA DE PRENSA
...........El viernes 1º de octubre de 2010, a las 7
p.m., se inaugura en el Museo “Andrés del Castillo”, Jr. de la Unión 1030, la
Exposición FOTOS TESTIGO de Alfonsina Barrionuevo y José Alvarez Blas, como un
aporte especial a la conservación y defensa del Patrimonio Cultural del
Perú.
Ambos profesionales han
complementado fotos de objetos históricos sustraídos por irresponsables de
museos e iglesias donde se guardaron por siglos y otras de espléndidas obras de
arte que aún existen en nuestro territorio.
En esta muestra se verá por
primera vez en su magnificencia las únicas piezas inkas de oro y plata conocidas
que se encontraban en la caja fuerte del Museo Arqueológico de la Universidad de
San Antonio Abad, de Cusco. Después del terremoto de 1985 se trasladaron al
Palacio del Almirante convertido en Museo Inka y en 1993 ex vigilantes robaron
un total de 58 y las redujeron a trozos que pensaban vender.
El Dr. Alvarez Blas ha logrado
tomar fotografías de esos restos que se verán al lado de la original, que fue
espectacular en tamaño, cincelado y peso. La llamada Pachamama, que parece más
bien una Qoya. La imagen femenina que será vista en todo su esplendor aparece
desnuda, pero, según informan los estudiosos, estatuillas semejantes estaban
vestidas con finísimos atuendos y tocados. Por haber sido encontrada en
Saqsaywaman, que es el Hanan Qosqo, o Cusco de la parte alta, se podría suponer
que ella representó quizá a la esposa del Inka Pachakuteq u otra Qoya muy
ilustre.
A petición especial hecha al
Vicerrector de la UNSAAC, Dr. Lauro Enciso Rodas, el Museo Inka que dirige la
Dra. Marina León Farfán, permitió que se fotografiara la única pieza que se
salvó de la destrucción. Un vaso de plata o Paqcha ceremonial de complejo diseño
que los autores del lamentable atentado dejaron para más
tarde.
En la serie de las piezas y
objetos que sólo están en las fotografías figuran una enorme pintura de la
Anunciación del Arcángel San Gabriel a Santa Ana de la iglesia de Chinchero, que
se hallaba frente al ingreso de su puerta principal; reliquias de los Tupaq
Amaru que se depositaron en la sacristía de : la iglesia de Surimana, Canas;
también riquísima platería de la iglesia de Andahuaylillas, Quispicanchis, y
otros.
La selección que es una muestra
magnífica de lo que tenemos todavía en ciudades y pueblos del país presenta
keros o vasos inkas poco vistos; curiosidades como un Niño Dios de siglo XVII
tallado regiamente, el galeón que regaló la reina doña Juana de España al
convento de San Francisco de Lima, cuyas cuerdas tejió con sus cabellos; y,
finalmente entre las elegidas, la delicada efigie de un Cristo que está en el
Museo Histórico Regional Inka Garcilaso, que “vio morir” al caudillo libertario,
su esposa Micaela Bastidas, familiares y seguidores.
Por
cortesía de la Dra.
Alfonsina Barrionuevo
Dra. Alfonsina Barrionuevo -
Imagen: www.puntodevistaypropuesta.com