EL JUGUETE
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Son las 3 de la tarde del viernes 24 de diciembre de 1919, el sol duerme
aletargado en los sembríos de Matara. Sentada en un banquito, junto a
la puerta de su casa, doña Marcelina hila copos de lana en el viejo
huso. Frente a ella su pequeño nieto Manuel juega con su perro
“pichicho”, único amigo del niño en la periferia del pueblo. De pronto: "Patacán, patacán, patacán, patacán". Llega su vecino Cipriano Aldave, cabalgando un alazán.
-
Doña Machi, el parroco de Chiquián va a repartir juguetes después de
la Misa de Gallo, dicen que hay para todos, vaya rápido –le sugiere
Cipriano.
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- Gracias don Shipico –contesta, y piensa: "por fin mi Mañuquito tendrá su primer juguete"
Ella enviudó muy joven y vive en Matara con su nieto, desde que su
única hija falleció durante el parto. Sobre el padre de Manuel nadie
conoce su nombre. Comentan que es un rico hacendado.
Doña Machi ingresa a su casa y prepara el fiambre: un poco de cancha y otro de shinti que envuelve en un pedazo de tela.
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Pone al niño su poncho y bufanda en el patio, y se persigna mirando al apu Carhuaspunta...
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En su rostro cuajado de surcos que el gañán de los años ha arado, brilla un destello de esperanza...
- Ojalá Diosito le haya enviado una pelotita a mi huerfanito –dice doña Machi y dibuja un pequeño balón en su pensamiento...
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Enrumba
hacia Chiquián con su faldellín ondeando al viento, llevando de la
mano a Mañuquito. A su paso se acompaña con el aroma de la ccantuhuayta, del mito y la verbena, que florecen a la vera del sendero.
Ya son las siete, y los chuluc
empiezan a tocar sus violines puliendo el silencio de la noche
estrellada. La Luna brilla... el camino le parece más corto que nunca y en su mente
garabatea la sonrisa de su nieto recibiendo un juguete.
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Su corazón se le agiganta paso a paso; hasta que por fin divisa el pueblo. Junto a la cascada de Putu, el señero Capillapunta vigila Chiquián...
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Su corazón se le agiganta paso a paso; hasta que por fin divisa el pueblo. Junto a la cascada de Putu, el señero Capillapunta vigila Chiquián...
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Doña
Machi y Mañuquito arriban a Oropuquio y toman un sorbo de
agua en Chinapila. En eso repican las campanas llamando a Misa y
apuran su andar junto a unas sombras con llanques que caminan
presurosas hacia la iglesia. La mayoría lleva en sus brazos: aves y
corderos para la Misa de Gallo. Todos ingresan al templo, menos
algunos bípedos que chinguirito en mano se quedan rebuznando en la plaza.
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- Como dice Jesucristo: “Dejad que los niños vengan a mí... la generosidad es dar antes que se nos pida”
–con estas cristianas palabras culmina el párroco la Misa, y centenas
de niños con sus padres se apretujan en interminable cola para
recibir sus juguetes.
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Unos niños duermen en brazos de sus madres, otros más grandes dormitan parados tiritando de frío. No hay bizcocho, ni chocolate, sólo un manto de fe abriga a los pequeños.
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A cuarto para las dos de la madrugada abuelita y nieto están frente al párroco y al sacristán. Algunos niños "más vivos" que otros han recibido hasta dos juguetes. También una que otra "mamá" sin hijos ya recibió su regalo.
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Doña Machi baja la mirada y observa la pelota que el sacristán tiene en sus manos. El corazón se le quiere escapar del pecho, mientras oye el sonido que dejan escapar las quenas, los rondines y los pitos de arcilla que los niños chiquianos acaban de recibir por Navidad.
............
.- ¡Y ustedes!, ¿qué hacen en la cola? –pregunta el párroco.
.................
.- Padre, somos de Matara, mi nieto es huerfanito, por favor una pelotita –contesta Machi en tono de ruego.
..............................
.- Solamente hay juguetes para los niños del pueblo, además ustedes no asisten a Misa los domingos.
.............
.- Es que vivimos lejos, Padrecito, somos católicos y oramos todos los días en nuestra casita de Matara...
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Unos niños duermen en brazos de sus madres, otros más grandes dormitan parados tiritando de frío. No hay bizcocho, ni chocolate, sólo un manto de fe abriga a los pequeños.
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A cuarto para las dos de la madrugada abuelita y nieto están frente al párroco y al sacristán. Algunos niños "más vivos" que otros han recibido hasta dos juguetes. También una que otra "mamá" sin hijos ya recibió su regalo.
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Doña Machi baja la mirada y observa la pelota que el sacristán tiene en sus manos. El corazón se le quiere escapar del pecho, mientras oye el sonido que dejan escapar las quenas, los rondines y los pitos de arcilla que los niños chiquianos acaban de recibir por Navidad.
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.- ¡Y ustedes!, ¿qué hacen en la cola? –pregunta el párroco.
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.- Padre, somos de Matara, mi nieto es huerfanito, por favor una pelotita –contesta Machi en tono de ruego.
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.- Solamente hay juguetes para los niños del pueblo, además ustedes no asisten a Misa los domingos.
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.- Es que vivimos lejos, Padrecito, somos católicos y oramos todos los días en nuestra casita de Matara...
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- ¡Retírense!,...
¿quién sigue?...
Doña Machi se pone a un costado con su Mañuquito y
levanta la mirada. Sus ojos brillan de tristeza, hasta parecen dos
lágrimas suspendidas entre el cielo y la Tierra, como bolitas de Navidad...
* * *.
Sin haber recibido un mendrugo emprenden el retorno a Matara. Beben un nuevo sorbo de agua en Chinapila y ascienden silenciosos el cerro San Juan Cruz... De pena se olvidaron de probar su fiambre.
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.- Apúrate Mañuquito.
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- ¿Y mi pelota mamita?
........................
.A la distancia serpea cuesta arriba el camino de herradura. Mañuquito se queda dormido y su abuelita lo ata a su espalda con su jacu de lana. Doña Machi no quiere mirar atrás para no ver el pueblo sin rostro ni manos de solidaridad que no les brindó un abrazo navideño, siquiera.
........................
A las cuatro de la madrugada doña Machi corona sudorosa la cumbre, contempla la cordillera Huayhuash que le regala su resplandor blanco y murmura con la dulzura de sus 80 años: “El próximo año será”.
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Son las cinco de la mañana del sábado
25 de diciembre, el camino se le hace largo y pesado, su pensamiento
se confunde y el corazón se le comprime; eleva la vista al cielo y ve
plomiza la Luna que alumbra como iris de invidente.
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El viento azota las ramas de los quisuares y huaromos. Pronto comienzan a caer cortinas de aguacero y el desfiladero se torna resbaladizo, trastabilla y suelta el atado con la cancha y el shinti que se pierden entre las hualancas y las pitajayas. Se persigna y continúa su lenta marcha por el abrupto sendero, ella tiene que llegar a casa antes que asome el alba de oro, para abrigar el sueño de Navidad del huerfanito...
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El viento azota las ramas de los quisuares y huaromos. Pronto comienzan a caer cortinas de aguacero y el desfiladero se torna resbaladizo, trastabilla y suelta el atado con la cancha y el shinti que se pierden entre las hualancas y las pitajayas. Se persigna y continúa su lenta marcha por el abrupto sendero, ella tiene que llegar a casa antes que asome el alba de oro, para abrigar el sueño de Navidad del huerfanito...
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NAVIDAD DE LOS POBRES
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Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
................
.Si pudieras ver Navidad...
todo lo que mis ojos
cada día contemplan...
seguro que los tuyos
enceguecerían de pena.
.
Si pudieras oír Navidad...
las cosas que escucho
y mi mente interpreta...
seguro que preferirías
vivir con tu sordera.
..............
.Si pudieras presentir Navidad...
todo lo que mi corazón
en cada despertar siente...
seguro que el tuyo,
otra vez se detuviera.
...............
.Pero no todo es tristeza,
hay millones de niños felices,
sólo ablándales el corazón
para que compartan sus juguetes.
..............
.A los niños del Huayhuash:
regálales la luna llena,
miles de estrellitas brillantes
y un bello Sol diariamente.
..............
.Sólo así reirás al verlos, Navidad,
alegres bajo el cielo azul;
y disfrutarás con ellos,
jugando a la ronda..
............
!Ay¡, si supieras HUMANO,
las sorpresas que da la vida,
cada día celebrarías la Navidad
y nunca más, habría orfandad...
......................
.Chiquián, DIC 1975
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.Si pudieras ver Navidad...
todo lo que mis ojos
cada día contemplan...
seguro que los tuyos
enceguecerían de pena.
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Si pudieras oír Navidad...
las cosas que escucho
y mi mente interpreta...
seguro que preferirías
vivir con tu sordera.
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.Si pudieras presentir Navidad...
todo lo que mi corazón
en cada despertar siente...
seguro que el tuyo,
otra vez se detuviera.
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.Pero no todo es tristeza,
hay millones de niños felices,
sólo ablándales el corazón
para que compartan sus juguetes.
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.A los niños del Huayhuash:
regálales la luna llena,
miles de estrellitas brillantes
y un bello Sol diariamente.
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.Sólo así reirás al verlos, Navidad,
alegres bajo el cielo azul;
y disfrutarás con ellos,
jugando a la ronda..
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!Ay¡, si supieras HUMANO,
las sorpresas que da la vida,
cada día celebrarías la Navidad
y nunca más, habría orfandad...
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.Chiquián, DIC 1975
Un Festín de la Mano de Nalo Alvarado
8-julio-2008
Raúl Luceño - España
Revista Literaria de Editorial Narradores
» Revista Literaria ...
Es una maravilla el lenguaje. Es fantástico el castellano o español (que parece que ahora está mejor visto decirlo así que de la otra forma) Me encanta que mi madre utilice palabras extrañas provenientes de su Extremadura natal. Me encanta la musicalidad de los canarios, la gracia de los andaluces y la infinidad de recovecos en forma de palabras que encontramos en otras partes de España. Y ya, si hablamos de la riqueza del español en América Latina, no podemos más que regodearnos.
Esto viene a colación por el enorme disfrute que tenido leyendo ‘El Juguete’, el relato con el que este jueves Nalo Alvarado regresa a narrador.es.
‘El Juguete’ es un precioso cuento de navidad, de una abuela y un nietito huérfano que viajan a otra aldea en busca de un juguete. La inconmensurable riqueza con la que está escrito es extraordinaria, descubriéndonos palabras ignotas para el que abajo firma, sonidos del Perú, de las montañas, voces de origen ancestral que nos llevan al país andino y que nos hacen ver, nuevamente, la suerte de idioma que tenemos.
Deleitense con esta pieza porque les servirá para viajar a través de una explosión de lenguaje, una deflagración que hace que el interés por el bonito cuento no decaiga. Por momentos, este ‘El Juguete’ de Nalo Alvarado me ha hecho recordar grandes festines proporcionados por monstruos de las letras como Vargas Llosa o García Márquez. Dense el atracón que supone este relato. Me lo agradecerán. Bueno, más que a mí, al autor de esta maravilla.
Raúl Luceño