PEDRITO
Por: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Un
día como hoy, en los albores de los ochentas visité mi pueblo. No viajé una
semana atrás por el santo de mamá (20NOV), porque cayó día laborable.
Salí de Huaraz muy temprano en un autobús de la empresa "Rodríguez".
Durante el trayecto iba leyendo El hechizo de Tomayquichua, del escritor chiclayano Enrique López Albújar. De pronto, y rompiendo el ruido monótono del motor:
- ¡Este carro no sirve para nada, devuélvanme mi plata! -increpó un pasajero ebrio al chofer, porque el carro daba tumbos sorteando los baches a la altura de Catac. Al poco rato el pasajero se durmió.
- ¡Este carro no sirve para nada, devuélvanme mi plata! -increpó un pasajero ebrio al chofer, porque el carro daba tumbos sorteando los baches a la altura de Catac. Al poco rato el pasajero se durmió.
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En
Conococha bajé del vehículo y caminé hasta la laguna. Después de
contemplarla me acerqué a la manada de la familia Calderón
Parra, junto a la carretera. Allí me puse a charlar con un viejo pastor.
Al cabo de una hora, con el viento flagelando mi casaca de hule, llegó
una camioneta que me condujo a Chiquián.
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Ya
en el pueblo comenté a mis padres sobre mi charla con el pastor: les
decía que aprendió a pastar ovejas desde niño, que caminaba largas distancias mientras su papá le hablaba
de las plantas silvestres, de las aves de la laguna, de los zorros y
del cuidado que se debe tener para que los corderos no se enfermen...
Cuando estaba por culminar el comentario, tocaron la puerta. Era Pedrito Paico, un joven ahijado de mis padres, a quien no veía desde unos años atrás. Como tenía en mis manos El hechizo de Tomayquichua, después del saludo, le mostré el libro. Pedrito dijo:
- López Albújar también es autor de Matalaché; Los Tres Jircas; Cuentos Andinos; y Las Caridades de la Señora Tordota -alentando su memoria puse El hechizo de Tomayquichua en sus manos, y pregunté:
- ¿Y qué libros ha escrito José María Arguedas Altamirano?:
- Agua; Los Ríos Profundos; Diamantes y Pedernales; La Agonía de Rasu Ñiti; Yahuar Fiesta; Todas las Sangres; El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo; y Amor Mundo, entre otras obras indigenistas -me respondió sin titubear y continué preguntando admirado.
- ¿Y Abraham Valdelomar Pinto?
- El Caballero Carmelo; Hebaristo, el sauce que Murió de Amor; El Hipocampo de Oro; Los Hijos del Sol; Los ojos de Judas; Cuentos yanquis; Cuentos chinos; La Ciudad de los Tísicos; Yerba santa; El alma de la Quena; y El Alfarero, entre otros relatos, don Nalo.
- ¿Y Ciro Alegría Bazán?
- Los perros hambrientos; El mundo es ancho y ajeno; Duelo de caballeros; La serpiente de oro; Calixto Garmendia; La piedra y la cruz; Navidad en los Andes; La ofrenda de piedra; El Hombre que era amigo de la noche; Siempre hay Caminos... -mis padres estaban gozosos hasta el llanto, oyendo a Pedrito.
- ¡Basta, basta Pedrito!, te pasaste "pal Cusco" -le dije abrazándolo de emoción.
Cuando estaba por culminar el comentario, tocaron la puerta. Era Pedrito Paico, un joven ahijado de mis padres, a quien no veía desde unos años atrás. Como tenía en mis manos El hechizo de Tomayquichua, después del saludo, le mostré el libro. Pedrito dijo:
- López Albújar también es autor de Matalaché; Los Tres Jircas; Cuentos Andinos; y Las Caridades de la Señora Tordota -alentando su memoria puse El hechizo de Tomayquichua en sus manos, y pregunté:
- ¿Y qué libros ha escrito José María Arguedas Altamirano?:
- Agua; Los Ríos Profundos; Diamantes y Pedernales; La Agonía de Rasu Ñiti; Yahuar Fiesta; Todas las Sangres; El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo; y Amor Mundo, entre otras obras indigenistas -me respondió sin titubear y continué preguntando admirado.
- ¿Y Abraham Valdelomar Pinto?
- El Caballero Carmelo; Hebaristo, el sauce que Murió de Amor; El Hipocampo de Oro; Los Hijos del Sol; Los ojos de Judas; Cuentos yanquis; Cuentos chinos; La Ciudad de los Tísicos; Yerba santa; El alma de la Quena; y El Alfarero, entre otros relatos, don Nalo.
- ¿Y Ciro Alegría Bazán?
- Los perros hambrientos; El mundo es ancho y ajeno; Duelo de caballeros; La serpiente de oro; Calixto Garmendia; La piedra y la cruz; Navidad en los Andes; La ofrenda de piedra; El Hombre que era amigo de la noche; Siempre hay Caminos... -mis padres estaban gozosos hasta el llanto, oyendo a Pedrito.
- ¡Basta, basta Pedrito!, te pasaste "pal Cusco" -le dije abrazándolo de emoción.
Un poco más y "jugamos a la ronda" con Pedrito y mis padres.
Luego más
sereno le pregunté si sabía la biografía de los autores citados.
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-
No don Nalo, tampoco sabía que el segundo apellido de Arguedas es
Altamirano; que Pinto es el de Valdelomar; y Bazán, de Ciro Alegría, gracias por la información, no lo olvidaré.
- De nada Pedrito. ¿Y por qué no conoces sus biografías? -retruqué:
- No sé sus biografías, porque las pruebas que nos toman son objetivas. 20 preguntas para marcar con un aspa la alternativa correcta, así de simple.
- Ahhh, y de todas las obras que citaste, ¿cuáles has leído?.
- El Caballero Carmelo, pero un poquito solamente.
- ¿Y sabes dónde se desarrolla el relato?
- No recuerdo bien, creo que en la Selva.
- ¿Qué sabes de Pisco?
- Hasta allí no he llegado, a las justas conozco Huaraz y los baños termales de Monterrey.
- El relato del Caballero Carmelo se desarrolla en Pisco, es una provincia iqueña al Sur de Lima. Ve a dormir Pedrito, mañana te espero a las 7 para tomar desayuno, deseo charlar contigo, me han dicho que eres uno de los mejores alumnos del aula. Traes tu libreta de notas para darte un premio por el esfuerzo.
- Gracias don Nalo, a las 7 en punto estoy acá. Hasta mañana padrino, hasta mañana madrinita Jesús -y se fue.
A la mañana siguiente mientras desayunábamos revisé sus notas: 18 en Literatura, 18 en Geografía, 18 en Historia del Perú, 18 en Historia Universal, 18 en Matemáticas, 17 en Física, 18 en Química y 20 en conducta, y recordé mis escuálidos "anticuchos" en conducta (11), pero también el índigo 15 en Artes Manuales que me puso mi tío Hoti Balarezo; las demás notas debajo de 14. "Cómo cambian los tiempos Venancio", murmuré, recordando el 13 como máximo que ponía el profesor Carlos Collantes De los Santos. Qué excelente profesor, a pesar del tiempo transcurrido no olvido muchos detalles de sus clases.
- No sé sus biografías, porque las pruebas que nos toman son objetivas. 20 preguntas para marcar con un aspa la alternativa correcta, así de simple.
- Ahhh, y de todas las obras que citaste, ¿cuáles has leído?.
- El Caballero Carmelo, pero un poquito solamente.
- ¿Y sabes dónde se desarrolla el relato?
- No recuerdo bien, creo que en la Selva.
- ¿Qué sabes de Pisco?
- Hasta allí no he llegado, a las justas conozco Huaraz y los baños termales de Monterrey.
- El relato del Caballero Carmelo se desarrolla en Pisco, es una provincia iqueña al Sur de Lima. Ve a dormir Pedrito, mañana te espero a las 7 para tomar desayuno, deseo charlar contigo, me han dicho que eres uno de los mejores alumnos del aula. Traes tu libreta de notas para darte un premio por el esfuerzo.
- Gracias don Nalo, a las 7 en punto estoy acá. Hasta mañana padrino, hasta mañana madrinita Jesús -y se fue.
A la mañana siguiente mientras desayunábamos revisé sus notas: 18 en Literatura, 18 en Geografía, 18 en Historia del Perú, 18 en Historia Universal, 18 en Matemáticas, 17 en Física, 18 en Química y 20 en conducta, y recordé mis escuálidos "anticuchos" en conducta (11), pero también el índigo 15 en Artes Manuales que me puso mi tío Hoti Balarezo; las demás notas debajo de 14. "Cómo cambian los tiempos Venancio", murmuré, recordando el 13 como máximo que ponía el profesor Carlos Collantes De los Santos. Qué excelente profesor, a pesar del tiempo transcurrido no olvido muchos detalles de sus clases.
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- Bueno Pedriro, nos vamos a Caranca -y salimos de la casa, máquina fotográfica y cuaderno en mano.
Parados en la curva de Caranca, mirador desde donde los chiquianos viajeros nos despedimos de nuestro pueblo, continué con el interrogatorio académico; pero esta vez, a cielo abierto:
- Pedrito, ¿cómo se llama esa cascada -pregunté señalando el bello Tuntur huastino.
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- No sé don Nalo.
- ¿Y ese cerrito? -señalándole Huayalpampa.
- ¿Y ese cerrito? -señalándole Huayalpampa.
- Tampoco don Nalo, solamente conozco Jaracoto, donde izamos la Bandera el 7 de junio, mi chacra de Uyu y los nevados Carnicero, Yerupajá, Siulá, Toro, Rasac, Ninashanca, Sárapo, Puscanturpa, Jurau, Trapecio, Rondoy, Jirishanca, Tucu, etc., justo ayer nos tomaron paso sobre los glaciares.
- Qué bien Pedrito, a ver señálame uno a uno.
- El
Yerupajá está al frente, el Rondoy, está allí, el Siulá también, el
Toro allá, Jahuacocha, Jurau, Sárapo... -en su desesperación por quedar
bien indicó a la distancia los glaciares que no aparecen a la vista,
incluyendo una laguna.
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"De
qué vale que Pedrito saque 18 si le han enseñado a
memorizar únicamente. No es su culpa haber aprendido miles de nombres
sin plasmarlos en la realidad. Y esta situación no solamente pasa en
Geografía y Literatura. El
aprendizaje debe ser como antes, sobre el terreno, en una excursión por
ejemplo, para asimilar el fondo del asunto y no
quedarse con lo superficial; y encima, entusiasmarse con un 18 que se
lleva el viento del olvido. El aprendizaje debe complementarse con la
comprensión lectora, soporte de la reflexión".
Después de meditar, le dije:
- Toma
nota Pedrito, voy a describir algunos lugares para una
novela: tranca está en la parte baja del pueblo, casi suspendida en el
vacío a más de 3,300 metros de altura. Del cementerio al paraje de
Mishay, se tiene que atravesar las chacras, cuidándose de las hualancas
que protegen las pircas...
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De la cascada de Putu baja un arroyuelo bañando las faldas de Cochapata, continúa por Paucaracra, pasa por el frontis del cementerio y desciende la quebrada de Chivis.
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Las aguas de Shapash recorren el subsuelo antes de aflorar a la superficie. Las aguas de Umpay Cuta descienden Yarush camino a Quihuillán, luego en picada hasta Maraurán. Después cruza una pequeña quebrada, abreva potreros y serpentea hasta el río Aynín...
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- Por favor don Nalo ¿cómo se escribe Yarush, Umpay, Paucarac... qué dijo?.
- Descansa Pedrito. Voy a Matarrajra, tu ve a la casa, ya vengo...
Después del almuerzo, poco antes de volver a Huaraz, le di dos cajas con libros de mi pequeña biblioteca escolar, recomendándole que a mi retorno de Huaraz le tomaría paso de cada uno de ellos....
Después del almuerzo, poco antes de volver a Huaraz, le di dos cajas con libros de mi pequeña biblioteca escolar, recomendándole que a mi retorno de Huaraz le tomaría paso de cada uno de ellos....
***
Pasó el tiempo, uno, dos, tres, cuatro, cinco años... Las veces que visité el terruño busqué a Pedrito, infructuosamente; hasta que una noche de abril, diez años después de nuestro último encuentro, lo vi durmiendo "morado de chinguirito" en un rincón de la plaza, en plena procesión de Viernes Santo.
No supimos aprovechar su mente prodigiosa, en bien de nuestro pueblo.
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Huaraz, 28 NOV 94
Fuente:
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Del Mismo Trigo.