FIESTA DE SANTA ROSA DE LIMA EN CHIQUIÁN
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IX
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TOROS Y NOVILLEROS
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Autor: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Los toros.r
Los toros.r

Los
  bóvidos que salen al ruedo chiquiano provienen de las ganaderías  
enclavadas en las estribaciones del Jirishanca y la puna bolognesina a  
más de 4,000 metros de altura. Algunos comisarios llevan novillos de  
casta a pedido de los novilleros profesionales contratados. 
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En
  los años de mayor realce de la fiesta brava chiquiana (décadas del 50 y
  60), brillaron con luz propia los astados de don Pedro Gamarra, cuya  
ganadería se hallaba alrededor de la laguna de Jahuacocha. También de la
  familias Bustamante y Pozo de Huallanca; de don Ernesto Vásquez en las
  alturas de Yanashalash y del profesor Manuel Roque en Pache, ambas en 
 Aquia. 
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Detrás
  de estos ágiles y fuertes toros obran muchos años de labor del  
ganadero, amén de los callados parajes donde el toro pasea calmo su  
bravura.
 
Comentan
  los entendidos, que la madre por instinto oculta a los ojos humanos la
  ralea de su cría. Ya con los meses los juegos entre los becerros  
advierten al criador  la casta de los pequeños; es cuando empieza su  
cuidado entre el frío y la soledad de la llanura. 
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Parafraseando a los experimentados ganaderos: "el
  trapío, el color, la bravura, el poder y demás características de los 
 toros, dependen del lugar de procedencia, en una suerte de 'contagio'  
con el medio natural".
Después de un trabajo paciente, a los cuatro años el toro está listo para realizar una buena faena.
Después de un trabajo paciente, a los cuatro años el toro está listo para realizar una buena faena.
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 Muchas veces llegan al ruedo animales toreados. Son los llamados matreros, jugados, traicioneros o mañosos, porque van directamente a la persona, dejando cuerpos, ponchos y sombreros regados a su paso, con su respectivo tributo de sangre, manteniendo en vilo a propios y extraños.
Cuando
  estos toros se emplazan, nadie se anima a moverlos ni siquiera con  
madrineras, varas, cabrestos (cabestros) y sogas. También es usual ver  
toros distraídos y remolones que parecen yuntas (domésticos) o animales 
 criados para carne, motivando que la tarde sea sosa y aburrida con  
bostezos en las palincas y los camiones.
La
  llegada de los toros es un espectáculo aparte. Los comisarios,  
asistidos por personas expertas, dan el alcance a los arreadores,  
previniendo a los chacareros y caminantes durante el recorrido. Una vez 
 en la periferia del pueblo son llevados a los potreros, donde 
permanecen  con vigilancia hasta el día de la corrida. No faltan las 
'voladas'  alertando que los toros se han escapado, generando 
desconcierto en la  población, sobre todo en los niños paseanderos.Nuestros novilleros

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Muchos
  fueron los aficionados chiquianos que con capote en mano, castilla,  
ponchos, chalinas, sacos, camisas, casacas, pañuelos y pañolones,  
demostraron sus dotes de toreros. Entre los herederos de Manolete,  
descollaron: Valerio Aldave 'Muchqui', Crisólogo Ramírez 'Quishula',  
Manuel Vicuña y su hijo Aparico 'El flaco Apacho', Manuel Castillo 'El  
chino', Pablo Márquez 'El terror de Chivis', Moisés Aldave 'Moichi',  
Pablo Vásquez 'Macollado' y Víctor Rafael Morán 'El trucha', quienes  
daban clases de tauromaquia andina bajo los acordes de un pasodoble con 
 sabor a huayno, que entonaban las bandas de músicos. La presencia de  
estos buenos novilleros era siempre esperada por el pueblo, sobre todo  
de 'El Trucha' porque su muleta lamía una y otra vez los costillares del
  toro, ahogando de emoción las gargantas en las palincas. 
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 "El Trucha" de blanco y negro, escoltado por Efra Vásquez y Pacho Díaz
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Algunos
  años de la década del sesenta nos visitó el torero 'Cabrera', a  
quien veíamos caminando acompañado del profesor de Educación Física 
Arturo  Jo. Viene a mi mente la fiesta de Santa Rosa del 62, cuando con 
mis  primos Eduardo 'Fraca' Balarezo, Lucho, Carlos y Chechi Rueda,  
acariciábamos la idea de ver lidiando en la plaza de toros de Jircán a  
'Ushuncu' Oswaldo Rosales Padilla, de quien habíamos escuchado hablar  
sobre su cualidad de matador en el coso de Acho; hasta que un día se  
hizo el 'milagro' y arribó a Chiquián al finalizar la Entrada, con el  
ómnibus de la empresa Landauro. 
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Al
  mediodía del 2 de setiembre (primera corrida), visitamos la casa de mi
  tío Calixto Vicuña Calderón donde pernoctó 'Ushuncu', y para nuestra  
sorpresa lo hallamos sacando de una pequeña maleta un traje de luces.  
Una vez que todas las prendas estaban sobre la silla empezó a vestirse.
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Primero
  su camisa blanca, luego un corbatín negro y después una taleguilla, un
  traje color oro y grana (chaquetilla, hombreras y pantalón) que le  
quedaba chico. Continuó con el fajín y unas medias rosadas. 
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Recuerdo
  que las zapatillas negras con suela antideslizante le quedaron 
grandes,  por lo que tuvo que rellenarlas con lana. Después de ponerse 
el capote  de paseo, la coleta y la montera, nos pidió a los curiosos 
que lo  dejemos solo, pues tenía que pedirle a Santa Rosita que lo 
proteja  durante la faena que se aproximaba inexorable.
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Una
  hora más tarde ingresó al ruedo con una cuadrilla de matadores y  
subalternos, sujetando estoques y banderillas bajo los acordes de  
"Silverio", entonado por la banda de Llipa. Salió el primer toro de la  
tarde. Un barroso de Palca que limpió la plaza de canto a canto, y como 
 nadie se atrevió a torearlo durante tres cuartos de hora, lo tuvieron  
que volver al toril ante la rechifla del tendido sur donde estaban las  
pallas.
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El
  segundo fue un retinto pocpino que se dio dos vueltas: libre de polvo y
  paja, pero para asombro de todos salió un borrachito de entre la  
multitud pegada como hiedra humana a las palincas. Llamó al morlaco con 
 el tufo, éste embistió con fuerza y se lució con tres verónicas al 
hilo,  mas cuando estrenaba una chicuelilla, su poncho se enganchó en el
 pitón  izquierdo y terminó parado de cabeza por una zancadilla que el 
mismo se  puso. 
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Viendo
  que el toro jugaba limpio salieron de su escondite los diestros del  
Capitán. Lo torearon uno a uno, menos 'Ushunquito' que daba aliento y  
consejos desde un burladero de palos de aliso.
 
Ya
  cuando las sombras besaban los tendidos, salió un jirishanquino negro 
 enmorrillado. Romerito el 'Quisipatino' le dio el encuentro con dos  
arpones que cayeron en la panza del toro que lanzó un largo bramido;  
circunstancias que los asesores de 'Ushunquito' le recomendaron que era 
 el momento de ingresar. Tomó valor, se persignó, tiró la montera hacia 
 atrás cayendo boca arriba, apretó fuerte la muleta de franela grana,  
infló su pecho y entre aplausos avanzó despacio, paso a paso,  
arrastrando sus zapatillas sin dejar de mirar al empitonado; de pronto  
calló el corazón del respetable, la muerte acechaba en las filudas  
astas... 
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A
  unos 30 metros el "matrero" empezó a rascar con furia una y otra vez 
el  suelo con sus pezuñas delanteras, resopló unos segundos y cargó  
directamente hacia él, que no tuvo otra alternativa que dar media  
vuelta...
La historia del Gran Ushuncu, fallecido el 29 de julio de 2006, en la siguiente dirección electrónica. Hacer clic:
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Entre
  los novilleros a caballo que destacaron en las décadas del cincuenta y sesenta figuran: Manuel Pardo de Umpay, Ernesto Vásquez de
  Bolognesi, Arturo Barrenechea de Agocalle, Armando Alvarado de Jircán,
  Benjamín Robles de Simón Bolivar, el gaucho William Jara de 
Capellanía,  Pablo Calderón y Segundo Robles de Jupash. También 
brillaron con luz  propia los jinetes huastinos 'Eladio Gamonal' 
Fernández Gonzáles con su  caballo moro que bailaba huaynos de Mahuay y 
pasodobles con banda, los  hermanos Valdez, Garro y Callupe. Pero sin 
duda, tres fueron los más  aclamados por su gracia y agilidad, sobre 
todo porque ingresaban cuando  el toro se emplazaba en el ruedo y no 
había quién se anime a torearlo:
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'Luclish' - Félix Ambrocio Justiniano Claudio:
'Luclish' - Félix Ambrocio Justiniano Claudio:
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Este
  valeroso chiquiano de ojos almendrados, cabellos castaños, de pómulos 
 chaposos, antes de cada faena hacia sus preparativos de  
rigor al igual que los diestros españoles en la 'Plaza Monumental De las
  Ventas'. Se ponía uno a uno cada componente de su indumentaria frente a
  un espejo, bajo la mirada de su esposa Cristina y sus retoños. Primero
  su cotona verde olivo de soldado de nuestro Ejército, un pantalón de  
bayeta modelo 'conquistador', medias de lana de su manada de la Pampa de
  Lampas Alto y sus cada vez más gastadas polainas de cuero, con las que
  tantas glorias ganó como instructor de movilizadles en la plaza de  
Jircán, junto al 'Indio Peruano'.
Luego se persignaba y oraba en silencio frente a la imagen de Santa Rosa que tenía sobre la mesa de su dormitorio; se despedía de su familia y salía de su casa de Umpay, sin probar un bocado para evitar una evacuación inesperada en el ruedo.
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Con
  los ojos perdidos en cien faenas gloriosas circundaba Chiquián por  
Oropuquio, Puente Cantucho, Capulipata, Cruz del Olvido y con disimulo  
se ubicaba sobre una de las paredes con vista al toril para ir  
familiarizándose con los barrosos, los azabaches y los enjalmados del  
Jirishanca y las vacas machorras de Jahuacocha, populares por sus cachos
  doblados hacia abajo. 
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De
  4 a 6.30 de la tarde su esposa e hijos oraban por su retorno,  
acompañados por el zumbido de un gengrish (moscón agorero). Entrada la  
noche su hija Carmen salía a la puerta de su casa y averiguaba si su  
papá había sido cogido; al encontrar como respuesta una sonrisa, corría a
  dar la buena nueva a su mamá y reiniciaban su dicha con shinti y mote 
 frío que esperaban ser degustados desde el mediodía. 
Que recuerde, Luclish nunca fue cogido, menos cobró un centavo por cada una de sus espectaculares faenas de rodeo al estilo mexicano; sin embargo tuvo un percance de 'mal gusto', cuando un barroso de Jahuacocha lo bañó de verde boñiga después de haber descendido a la volada de sus ancas y osar levantarle el rabo con disimulo.
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'El gran Arturo' - Arturo Alvarado Aldave
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Toreaba
  blandiendo sus manos al viento de cara al Yerupajá y dándole la 
espalda  al toro, acompañado por el silencio sepulcral de los tendidos, 
todo  ello, gracias a su experiencia lazando toros para subirlos al 
camión  donde les ponía cabezales y los sujetaba uno a uno en los postes
 de la  carrocería. 
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Él,
  junto a los paisanos Manuel Roque, Ernesto Vásquez; Eusebio, Román y  
Baldomero Ramírez; Melchor Gamarra, Corpus Santos, Teobaldo Suárez,  
Cucus Pedro, Víctor Tadeo, Arturo Barrenechea, Shatanco, Carlos Núñez,  
Teobaldo Padilla y Mateo Gálvez, fueron los más diestros lazando bravos 
 en las estepas y cordilleras aquinas.
'El gran Arturo', tampoco fue cogido en las plazas de toros de Jircan, Aquia, Huasta ni Carcas, donde esperaba sereno y confiado al bravo en suerte, luego le hacía una venía protocolar y cuando se aprestaba a cornearlo, con una veloz 'quica' (movimiento rápido), lo esquivaba cuantas veces quería, hasta que el toro de aburrido se iba por las palincas o los camiones buscando un lugar por donde escapar. Arturo Alvarado, es un virtuoso de la trompeta e integró la banda de músicos de su abuelo Florentino Aldave.
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'Chemo' - Telmo Alvarado Montoro
'Chemo' - Telmo Alvarado Montoro
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Desafiaba
  al toro con un billete verde de media libra en la mano derecha, y la  
izquierda metida en el bolsillo apretando un guayruro de la buena  
suerte. En una oportunidad le pregunté sobre su secreto para que el toro
  lo ignorara o pase volando por encima de su cuerpo sin tocarlo, me  
ilustró su temerario accionar, así:
- Tres teorías van a aclarar tus dudas. La primera: El toro no me embestía porque no me veía de lo flaco que era. La segunda: Echado en el piso, me hacía el muerto hasta que el toro pase y, la tercera, es la que mejor resultado me daba: Mostraba al toro un billete de media libra solamente, pues si le 'munapaba' de 10 para arriba de seguro me lo quitaba.
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Fuente:
Capítulo XIV de la novela "DEL MISMO TRIGO" 1993 - Bodas de Oro del Colegio Nacional "Coronel Bolognesi" de Chiquián. En Internet desde el 2003.
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