domingo, 12 de mayo de 2019

HOMENAJE A LA MADRE - POR JUAN RODRÍGUEZ JARA (PISCOBAMBA)


 
HOMENAJE A LA MADRE

Para todas las madres que hoy domingo tendrán la mesa tendida de felicidad, sobrarán abrazos y besos sinceros y cristalinos como las aguas de nuestras nieves eternas de la Cordillera Blanca ancashina, mi abrazo y mis mejores deseos de felicidad para todas las MADRES eternas del Perú y el mundo.
 

MADRE

Por Juan Rodríguez Jara

Siempre apareces con el calor de tus manos,
como aquellas tardes cuando me acariciabas,
al crecer la sombra cuando llegaba la noche,
y me dormía en tu regazo: Ahora me faltas.

El camino bordeado de pinos y fresnos
para llegar a la ciudad que recorríamos,
en sus sombras aún guardan tus huellas
con tus suspiros impregnados en sus hojas.

Hoy domingo corren y vuelan abrazos, besos
para alcanzarte de tu jardín serrano las flores,
flores regadas en presencia de mis lágrimas
en tu día adornan tu mirada con un gracias.

Mi inmenso dolor oculto no podrás verlo aún,
porque estás allá lejos, en el cielo lejano,
y aquí llevo tu recuerdo en mi corazón,
junto a tus enseñanzas que dejaste guardado.

Un día estaremos juntos para que me cantes
mis canciones favoritas, aquellas guardadas
desde el instante de tu partida en silencio,
que en mi largo viaje jamás las he olvidado.

Madres del Perú, hoy los credos se entona
en misas, plegarias y halagos para tu vida,
disfruten en paz la felicidad diaria y eterna
diagramando con amor maternal en sombra.

Madres del planeta mundo, hoy en tu día
pidan a tus hijos que guarden la tierra,
para los hermanos que vienen en vida:
con paz y comprensión del universo en gloria.
 
 
 
 
RECUERDO ETERNO

Por Juan Rodríguez Jara
 
Cuando auscultaba tus verdes pupilas,
eran esmeraldas como los campos, y soñaba,
para que nunca se cierren en la vida
y permanezca mirándome, siempre.

Al desayunar en amor una mañana
dibujé tu rostro que empalidecía.
La nieve cubría tu delicada cabellera
tu sonrisa se iba ajando en la aurora.

Caminos hicimos por nuestros senderos.
Juntos llenamos surcos de semillas
donde me enseñaste a coger frutos
que crecían y reforzaban los días.

Endureciste mis acciones con valores
para leer la existencia en páginas.
Hacías milagros para darnos los panes
con infusión en mañanas de desayunos.

Tú me enseñaste a masticar el hambre
en la lejana carencia de la vida,
buscando suspiros de esperanza
para llenar de amor y sueños el alma.

Remontamos cerros y valles callados
buscando las gotas de agua,
para atar a la olla en agonía
y  llenar de sueños a los hijos.

Dejábamos piedras en oraciones
debajo de las cruces de los apus,
hoy recordarás ese manojo de pasos
que te entrego desde estos jirones.

Hoy y siempre Madre estás a mi lado
en el esmerilado horizonte de nuestras vidas.
  Ayúdame a saludar a todas las madres         
  y decir que la paz llenen en los corazones.

!FELICIDADES MADRES UNIVERSALES!
 
 
 
 
 MUJER ANDINA

Por Juan Rodríguez Jara

Madres del ande, de las quebradas tierras,
que cada amanecer se sacuden de su lecho,
para emular a los gorriones madrugadores
y sentir de la aurora su primer abrazo,
reciban el saludo silencioso y pausado
entre las rocas y nieves de mi Ancash.

Madres del campo que arreas tus animales,
mujer serrana que alimentas a las ciudades,
mujer silvícola que animas la vida:
todos los días son para ustedes,
porque cada día sienten la sed, el hambre,
y el frio a cambio del amor que das a tus seres.

Mujer del Ande lejano, orgullosa y distante;
que en los grandes campos de siembra
abres los surcos con tu yunta,
para enterrar semillas de la vida.
Hoy tal vez ni sabes que te celebran
en las ciudades, como tu gran día.

Mujer andina, que estás presente
en los campos de la sierra oriental,
en el corazón de mi Piscobamba;
dedicado a tu diario batallar por la vida.
Como heroínas madres del “Espejito del cielo”
sembrando, cosechando, cantando, llorando.

Tu manta cuida la lluvia, del calor de tu corazón,
tu cuerpo encorva, tu mano levanta el bastón
del lodo armado por las pisadas viajeras;
tu criatura jala la vida por tu espalda,
mi admiración, de tu tenacidad para vivir.
celebrándote cada caminar en tu sierra ancashina.
 
 
 


MI MADRE AUSENTE

Por Juan Rodríguez Jara

Treinta y cuatro años desde que te fuiste,
una madrugada del quince de agosto.
Estaban armando para salir en hombros
su anda de la Virgen de la Asunción.

Llevaste flores, hojas verde esperanzas
amarradas en cruces, coronas y lágrimas
hacia la eternidad en gran procesión.
Tu recuerdo es mi gloria, todos los días.

Cuando regresé a nuestra vieja casa,
el tiempo nos había robado y lo derribó;
quedando sólo piedras de los cimientos,
plantas marchitos en eternos adioses.

Pero en un  rincón seguía el fiel batán
en donde molíamos esperanzas de vida;
queda luchando por atestiguar un sauco
el durazno y un anciano eucalipto marchito.

Los caminos se han cubierto de yerbas,
florecen apenas viejos chinchos y chilcas.
El Gallo Ragra se secó y las zarzas agonizan,
el apegado zorzal se marchó sin rumbos.

En nuestra huerta aún vive el viejo durazno
acompañando a nuestros perros en entierro,
que hambrientos le dan vida al arbusto;
la acequia que traía agua se borró.

Donde un día dejaste caer tus lágrimas
crecieron unas rosas que plantamos,
hoy te traigo las blancas en perfumes,
en tu día entregarte con mis oraciones.
En esta tierra Piscobambina madre mía,
fuiste bien serrana y nos señalaste
el camino de la verdad en el mundo;
por eso hoy ausente te recuerdo

¡FELIZ DÍA MADRE ANDINA!
 
 
 



MI MADRE

Por Juan Rodríguez Jara

Tu amor consagraste en tu entraña,
con el cariño de mi padre en dicha.
Me acariciaste en mi galaxia navegando
nueve meses para mi llegada, esperando.

Cuando llegué inicié las ilusiones de tu vida,
recuerdas que me sostenías en  mis pasos,
diseñando mi sonrisa con el calor de tu alma
y me contabas en primicia cuentos de hadas.

Con tus enseñanzas modelaste mi vida,
entregándome el mundo a mis manos
curtiste mi espíritu de valores humanos
y con tus lágrimas fundiste mi existencia.

Con los fogones nocturnos tejimos caminos,
enterrando en ríos cristalinos del futuro
semillas para alimentar la vida en el mundo.
Hicimos castillos y conquistamos imperios.

Gracias madre por tu poder en el universo
fuiste grande desde mi concepción,
hasta el abrazo, luego del último suspiro;
hasta cerrar los ojos en sueño del corazón.
Gracias mamá todo los días.
 
 
 


   
REENCUENTRO CON MI MADRE

Por Juan Rodríguez Jara

¿Cuándo volveremos a encontrarnos
en noche estrellada y callada,
para que nos narres tus lindos cuentos
que interminables eran en cada día?

Gran mesa con sus manteles bordados
por tus finas manos en primavera,
madre, hoy está sola la mesa,
sin platos calientes, de vapor invitador.

La bicharra de barro quedó triste:
sin ollas, de arcilla generosas,
que ofrecían su sopa tonificante.

Estás lejos, velando mis andanzas,
esperando que vaya a buscarte,
para llevarte mi dolida mirada.
 
.......

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