HIMNO A LA PROVINCIA DE BOLOGNESI
Letra: Alberto Carrillo Ramírez.
Música: Félix Morán.
Venid todos unid vuestras voces
modulemos la alegre canción;
al terruño, que es cofre de amores
y al que amamos con el corazón.
Bolognesi, provincia serrana
es tu nombre glorioso e inmortal
hoy tus hijos en coro, te aclaman
y te juran eterna lealtad.
Tu altiplano de Lampas mentado
tu coloso del Yerupajá,
Conococha tu lago encantado
mucha fama e importancia te dan.
Vuestras fuerzas aunemos toditos
confundidos en un solo ideal,
y forjemos al suelo nativo
su grandeza y su prosperidad.
Letra: Alberto Carrillo Ramírez.
Música: Félix Morán.
Venid todos unid vuestras voces
modulemos la alegre canción;
al terruño, que es cofre de amores
y al que amamos con el corazón.
Bolognesi, provincia serrana
es tu nombre glorioso e inmortal
hoy tus hijos en coro, te aclaman
y te juran eterna lealtad.
Tu altiplano de Lampas mentado
tu coloso del Yerupajá,
Conococha tu lago encantado
mucha fama e importancia te dan.
Vuestras fuerzas aunemos toditos
confundidos en un solo ideal,
y forjemos al suelo nativo
su grandeza y su prosperidad.
Hoy quiero rendir homenaje a mi provincia Bolognesi, en su 114 aniversario; rendir homenaje a los personajes que escribieron la historia de un pedazo de nuestra querida patria; terruño serrano, cual acuarela bella, con campiñas preñadas de vegetación, sus nevados que se rebelan a perder sus glaciares, y su cielo de azul claro, con el astro rey; que nos recuerda el pasado glorioso de su raza indomable.
Chiquián capital de la provincia; paraíso terrenal de un pasado de ensueño; desde su formación con la llegada de los Huarirunas, aquellos que poblaron “Zegllan Cocha”, y que posteriormente fue llamada CHIQUIÁN por los españoles, como homenaje al trinar de una avecilla-(chic,chic,chic…) fue la cuna de hombres que hicieron florecer la agricultura, ganadería y sus derivados; variedad de artesanías, su inagotable gastronomía, arte y folclor.
Desde mi voluntario destierro, y con la añoranza de un hijo pródigo déjame al menos decirte algunos pensamientos, que son latidos de mi corazón agradecido y orgulloso, de haber nacido en los prados de un pueblito bendito, con justa razón denominado "Espejito del cielo".
Estás en mi mente, en mi corazón, en mi sangre,
vives conmigo estás siempre presente;
nací bajo tu cielo una tarde gris de invierno y aguacero,
los pichuichancas con sus rezos a todos me anunciaron.
De niño con chiuchis como yo, por Jana barrio;
Umpay, Rumichaca, Racrán y Oropuquio,
agarrando tinyacos, volando cometas,
chuncando o rompiendo trompos,
crecí oyendo el píncullo de Pádua
o el violín de Juan Jaimes.
La plaza de armas acogió mi pubertad,
donde platicaba con amigos con amplia libertad;
del recordado 378 al glorioso Coronel Bolognesi,
defendiendo con pundonor,
al lado de amigos, su selección.
De los meses de lluvia: enero, febrero y marzo,
a los de verdor y hermosura;
mayo de la santísima María,
junio, del sagrado Corazón de Jesús,
y a subir Jaracoto,
julio, rebosante de calor y patriotismo,
y el mes más querido: agosto fiestero,
rindiendo culto merecido
a nuestra Santa y protectora Rosa
En tu suelo cual edén cortesano,
nacieron mis padres,
allí nació mi amada, cual tierna palomita
de ella nacieron mis amados hijos,
por quienes luchamos, por quienes vivimos;
entonces “CHIQUIÁN QUERIDO”,
cómo no añorarte, como no quererte,
cómo no desear siempre volver a verte.
Cuando cansado de correr ansioso y estresado,
cuando el duro trajinar por estos lares, ajenos y fieros,
cuando de plateado se comience a teñir mi cabellera,
con el alma estrujada, por quien sabe quizás desengaños,
volveré a ti para siempre tierra amada, cual hijo peregrino,
buscaré tus brazos, me cobijaré en tu regazo,
caminaré tus calles, campiñas y hermosos valles.
Al final de mi existencia, cuando llegue la hora nona,
mis hijos saben y es mi deseo,
mis cenizas dormirán el sueño eterno,
bajo tu cielo, bajo tu lluvia,
rodeado te ti, rodeado de tu encanto;
mi añorado y amado, “CHIQUIÁN QUERIDO”.
vives conmigo estás siempre presente;
nací bajo tu cielo una tarde gris de invierno y aguacero,
los pichuichancas con sus rezos a todos me anunciaron.
De niño con chiuchis como yo, por Jana barrio;
Umpay, Rumichaca, Racrán y Oropuquio,
agarrando tinyacos, volando cometas,
chuncando o rompiendo trompos,
crecí oyendo el píncullo de Pádua
o el violín de Juan Jaimes.
La plaza de armas acogió mi pubertad,
donde platicaba con amigos con amplia libertad;
del recordado 378 al glorioso Coronel Bolognesi,
defendiendo con pundonor,
al lado de amigos, su selección.
De los meses de lluvia: enero, febrero y marzo,
a los de verdor y hermosura;
mayo de la santísima María,
junio, del sagrado Corazón de Jesús,
y a subir Jaracoto,
julio, rebosante de calor y patriotismo,
y el mes más querido: agosto fiestero,
rindiendo culto merecido
a nuestra Santa y protectora Rosa
En tu suelo cual edén cortesano,
nacieron mis padres,
allí nació mi amada, cual tierna palomita
de ella nacieron mis amados hijos,
por quienes luchamos, por quienes vivimos;
entonces “CHIQUIÁN QUERIDO”,
cómo no añorarte, como no quererte,
cómo no desear siempre volver a verte.
Cuando cansado de correr ansioso y estresado,
cuando el duro trajinar por estos lares, ajenos y fieros,
cuando de plateado se comience a teñir mi cabellera,
con el alma estrujada, por quien sabe quizás desengaños,
volveré a ti para siempre tierra amada, cual hijo peregrino,
buscaré tus brazos, me cobijaré en tu regazo,
caminaré tus calles, campiñas y hermosos valles.
Al final de mi existencia, cuando llegue la hora nona,
mis hijos saben y es mi deseo,
mis cenizas dormirán el sueño eterno,
bajo tu cielo, bajo tu lluvia,
rodeado te ti, rodeado de tu encanto;
mi añorado y amado, “CHIQUIÁN QUERIDO”.
Juan José Alva Valverde