EL NIÑO LOCO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
“Los locos
abren los caminos
que más
tarde recorren los sabios”.
Carlos Dossi
Al
mediodía del viernes 26 de febrero de 1960, Aralba retornó a su casa
después de una entrevista para oficiar de monaguillo en la iglesia del
pueblo.
Minutos después, oteando por la cortina de la sala escuchó este diálogo entre su mamá y una octogenaria devota del Sagrario:
- Señora vengo a prevenirla de un
desastre familiar. Su hijo es un niño loco, cómo se atreve a decir que el camino
terrenal no tiene final. Ha dejado perplejo al sacristán, señal que
está molesto con su hijo. Vaya rápido, evite que lo excomulguen.
- ¿Y cómo se ha enterado usted?
- Aprovechando que el cura está ausente me puse a
descansar en el confesionario. Desde allí he oído clarito la entrevista. Hable con el sacristán, pídale perdón, las
madres tenemos que sacrificarnos por los hijos.
-
Señora, si mi niño está loco como usted afirma, entonces tiene a quién salir,
pues también pienso que el
camino terrenal no tiene final, por cuanto la Tierra no es plana sino como una papa.
- ¡Esta casa es un manicomio, todos están mal de la cabeza, tengo que
contarle al sacristán! –espetó contrariada la visita y se fue rauda a la iglesia.
* * *
Aralba no fue admitido como monaguillo, y se
convirtió en pastor.
Tupucancha,
25 de febrero de 1962
Fuente:
Relatos de la Puna, breves como la vida.
Relatos de la Puna, breves como la vida.