AEPA LIMA Y EL CLUB ÁNCASH CON SU CONVOCATORIA
LE DIERON BRILLO A LA PRESENTACIÓN DE MI LIBRO, "LOS SABIOS DEL PERÚ".
FUE UNA NOCHE APOTEÓSICA.
MI AGRADECIMIENBTO A TODOS LOS QUE ASISTIERON
Por Áureo Sotelo Huerta
El Club Áncash, desde tempranas horas fue recibiendo a los integrantes de AEPA Lima, paisanos y amigos, amantes de la cultura. Debemos reconocer y ponderar la hermosa actitud de la junta directiva del Club Ancash, que decidió iniciar sus “Jueves culturales 2014”, con esta presentación, en su mejor ambiente, conscientes que la cultura y sus cultores también nos merecemos un trato especial. Otro factor que contribuyó al éxito de esta presentación fue nuestra programación, la presencia de personalidades de las ciencias y de la técnica como el físico Modesto Montoya (voceado Ministro de la ciencia, en caso de aprobarse), el Ing. Carlos Herrera Descalzi, (Decano del Colegio de Ingenieros del Perú) y del Doctor Físico Nuclear ancashino Agustín Zúñiga Gamarra, fue un acierto, que como es natural concitó el interés de nuestro público. El arte no podía faltar. El decimista Diego Vicuña, para esta oportunidad preparó dos décimas, uno para Antúnez y otro para Aija; el elenco de teatro de la URP presentó un fragmento de la obra “Antúnez el poeta de la ingeniería”; nuestro rápsoda Ángel Chirinos, el de la voz argentada declamó los poemas de García Lorca y Vallejo, y la cantoautora Pilar Barrón recitó un bello poema y cantó al son de su guitarra un tema ecológico.
Desarrollo de la actividad
La conducción del programa estuvo a cargo del poeta Rodrigo Solórzano, la presentación y el saludo lo tuvo el Mg. Danilo Barrón Pastor, Presidente de AEPA - Lima y el calor humano lo pusieron las 200 personas que colmaron las instalaciones del Club Ancash dándole brillo a la actividad. Como era de esperarse cada uno de los tres expositores manifestaron sus puntos de vista acerca de la importancia de nuestro libro. Zúniga enfatizó la importancia del binomio ciencia y arte y como ancashino amplió los aspectos relacionados a las obras de los sabios Antúnez y Guzmán Barrón y ponderó la trascendencia de nuestro libro como un aporte para conocer mejor tanto la ciencia y la tecnología. Montoya, pedagógicamente, se refirió a varias personalidades del libro. Hizo hincapié acerca del descubrimiento del neutrón por Chadwick y del neutro de Antúnez. Herrera, amplió los campos de la ciencia y tecnología y sus experiencias como ministro de energía y minas en varios periodos, manifestando que la escena que el TURP había mostrado tan realistamente, le había hecho recordar que para un burócrata, un científico es un personaje de segundo orden. Las tres personalidades coincidieron al afirmar que era un libro con mucho presente y futuro y que debiera ser incorporado en el los currículos de nuestro sistema educativo para que sea algo así como el ABC de la enseñanza de las ciencias.
COMO AUTOR, aparte de agradecer la contribución genial de cada uno de los presentadores de la obra, de AEPA, del Club Ancash, del maravilloso público que había asistido, empecé manifestando que mi afición por las ciencias nació porque soy aijino, paisano del sabio Antúnez, llamado “El peruano más inteligente de nuestra historia”, que mi generación del 30 al 40 del S. XX, creció bajo la sombra de ese gigante de la tecnología y de la ciencia. También porque como dramaturgo, especialmente cultor del teatro histórico, he escrito obras dedicadas a enaltecer la vida y la obra de grandes científicos como; Antonio Raimondi, Sebastián Barranca, Federico Villarreal, Santiago Antúnez, Felipe Benavides, Antoine Parmentier, Carlos Ochoa, Robert Talbor, entre otros, que me ha permitido conocer cada vez mejor el lenguaje científico y manejar mejor el método científico para la investigación. Cuando viajé al Ecuador en busca de información sobre Manuelita Sáenz y La Condamine, cuya delegación midió el Meridiana Terrestre, me encantó ver en el distrito de La Mitad del Mundo, la Avenida de los Científicos, con hermosos monumentos dedicados a inmortalizarlos. Ahí están los científicos La Condamine y sus compañeros franceses como Godin, Bouguer, Jussieu, también los españoles Jorge Juan y Antonio Ulloa, entre otros. Mientras nosotros no tenemos monumentos menos una avenida dedicada a nuestros científicos. Por eso los desconocemos.
En 1997, la UNESCO nos hizo ver que ocupábamos los últimos lugares en Lenguaje, lectura, matemática y ciencia. Una serie de desaciertos que se inició con la frustrada reforma educativa de Velasco, especialmente cuando mutiló el horario de clases de 1660 a solo 526. Vimos pasar gobernantes que hablaban de la importancia de la educación, pero lo que habían aprendido era no tocar el tema porque saben que a un pueblo educado no se deja engañar y manipular. En el 2013 nuevamente PISA nos ha colocaba en el último lugar en el mundo. Aparte de la bulla en los diarios, el gobierno no atina a nada. Por eso, como una respuesta a este problema decidimos publicar este libro, con apoyo de la Ed. San Marcos, para que sea por lo menos una especie de ABC de la enseñanza de las ciencias para los profesores y alumnos.
Cada uno de estos 37 científicos merece mayores comentarios, para elevar nuestro autoestima. Aparte de los ya mencionados ahí están: Antonio Cuadros, que hundió los barcos chilenos El Loa y la Covadonga; Villarreal y su polinomio, comentado incluso por Billy Gattes; Tanguis y su algodón; Weberbahuer y su “Mundo Vegetal de los andes peruanos”; Pedro Paulet, precursor de los viajes interplanetarios; Germán Stiglish que se enfrentó a los caucheros de nuestra selva; Eleazar Guzmán Barrón y la bomba atómica; Ramón Ferreyra, el padre de la botánico; Felipe Benavides el padre de las reservas naturales; Fernando Cabieses, el padre de la medicina tradicional; Erik Antúnez, el descubridor del sacha inchi; María Koepke, nuestra ornitóloga; Nicolás Acha, el padre de la veterinaria; Elmer Huerta y tantos otros.
Quiero terminar parafraseando a Walt Whitman: Me canto y me celebro, te celebro y te canto, porque cada átomo que me pertenece te pertenece, porque tú y yo somos una misma cosa.
También él decía: Debemos celebrar la salida a luz de cada libro, y decir ve libro mío en busca de los hombres iluminados y haz que resuciten si están muertos”.