Todos ellos llenos de energía y esperanza, con sensibilidad, nobleza y mucha pasión por enseñar. Siempre se consideraron muy afortunados con su trabajo. Recuerdo a mi maestro Carlos Collantes de los Santos, cuando nos decía: 'A un obstetra se le permite traer una vida en un momento mágico; al maestro, que esa vida renazca día a día con nuevas preguntas e ideas. Un arquitecto sabe que si diseña bien una estructura, puede permanecer muchos años en pie. Un maestro sabe, que si construye con amor y verdad, lo que construya, durará para siempre'.
Mis maestros fueron, parafraseando un pensamiento universal: 'un grito de fe porque creyeron en simples mortales como nosotros. Un pregón de esperanza, porque sembraron lo que estamos cosechando con creces. Un testimonio de amor, porque morían un poco cada día para que vivamos plenamente'. Todos los recuerdos plasmados en las pizarras de nuestro colegio del jirón Leoncio Prado, que expresaron a viva voz sus mentes y corazones, están guardados en el cuaderno de la vida, que es la experiencia, y lo abrimos cuando nos aprieta el recuerdo. Quizá no será el sudor de su frente lo que podamos tocar ahora, pero sí sus ganas de enseñar poniendo todo su empeño e inteligencia a nuestro alcance.
En el 'Coronel Bolognesi' de mis años mozos, era más importante persuadir que imponer; es por ello, que cada alumno se constituía en el gestor de su propia educación. La meta de nuestros maestros no era la información-conocimiento, sino la formación-sabiduría. No la transmisión de ideas como datos, sino la oferta y promoción de ideales como actitudes para enfrentar los retos cotidianos. Las mejores lecciones de nuestros maestros fueron sus buenos ejemplos. Cada maestro partía del supuesto axiológico, de que educar es más que instruir; priorizando lo formativo, orientándonos a clarificar los valores y la trascendencia de éstos, en la vida, donde lo más importante no es saber mucho, sino integrar los conocimientos y las experiencias en una personalidad afianzada sobre valores humanos.
Enormes cambios se están gestando en el mundo, generando la urgencia de maestros como de aquellos buenos tiempos: La revolución de los medios de comunicación, el acelerado avance científico y tecnológico, una creciente violencia e inestabilidad moral..., retos que exigen una educación que promueva el desarrollo integral de los educandos, con autodominio de sus emociones y afectos, que formen personas competentes, conocedoras de sus derechos y obligaciones, que puedan afrontar las vicisitudes diarias, y salir airosos de los mismos.
Por estas consideraciones, mi eterna gratitud a los profesores que están en el cielo y a los presentes: Asunción Aldave Barba, Desiderio Angeles Giraldo, Manuel Aquino Valverde, Nelson Amésquita, Arturo Angulo Arana, Hernán Arguedas Loli, Jesús Ayala Ruiz, Orestes Banda, José Bazán Ramos, Guillermo Bellido, Julio Carballido, Valeriano Centeno Padilla, Elva Colquicocha Pérez, Carlos Collantes De Los Santos, Claudio Córdova Guimarey, Elisa Cossio Barrera, Rodolfo Chávez Sánchez, Luis Chiri Núñez, Teodoro Dextre Huayanay, Lorgio Espíritu Toribio, Sergio Figueroa Cuentas, Máximo Flores Oré, Isaac Flores Sáenz, Antonio Franco, Nivardo Fuentes Pardo, Eleodoro Gamarra Salinas, Vidal Garro Ayala, Juan García Carrasco, Oscar y Gudberto Ibarra Lozano, Jesús Jaime Quiñones, Gaspar Jaramillo Cruz, Amador Huaman Ventosilla, Arturo Jo López, Visitación Laos Jara, Oswaldo Mautino Zambrano, Zoila Mejía Baca, Doris Montoro Vicuña, José y Jorge Montoya Delgadillo, Ada Morocho Alvarado, Fabio Navas Rodríguez, Orlando Ñato Bríos, Manuel Orduña Moncada, Elinora Orrego B., Juan Otiniano Minchola, Luis Paucar, Manuel Quispe Hinostroza, Noemí Ramírez Espinoza, Rubén Robles Moreno, Ciro Sagástegui T., Marco Salazar Jácome, Pablo Velasquez Julca, Armando Yong Chávez, Cesareo Zarazú Padilla y al Dr. Federico Zubieta Bejar (en esa época, alumno visitante de la UNMSM.
Del mismo modo a los integrantes de la Planta Administrativa: Ambrosio Gamarra, Félix Jiménez, Fanor Alva, Pablo Márquez, Luis Jaimes, Hortensio Balarezo, Bernardino Castillo, Abilio Jara y Orestes Banda. Y de manera muy sentida a mi maestro Manuel Roque Dextre, autor de la bella inspiración poética: 'Huérfano en la pascana del recuerdo, el corazón sólo canta a la esperanza'.
HIMNO DEL COLEGIO NACIONAL CORONEL BOLOGNESI DE CHIQUIÁN
Letra : José Montoya Delgadillo
Música : Visitación Laos Jara
Adelante legión de Estudiantes
por la senda de la dignidad
levantando el glorioso estandarte
hasta el trono del Yerupajá,
que flamee por siempre en sus nieves
la bandera de la libertad.
¡Bolognesi! Bolognesi!
tu recuerdo inmortal brillará
como estrella refulgente
que ilumina, el cielo de Chiquián
¡Oh! Colegio Bolognesi
de las almas nobles el crisol
al amparo de tu gloria
marcharemos al son de clarín
con nuestro himno de victoria
desde el ande al lejano confín.
Adelante legión de Estudiantes
por la senda de la dignidad
levantando el glorioso estandarte
hasta el trono del Yerupajá,
que flamee por siempre en sus nieves
la bandera de la libertad.
Chiquián 1964