CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
JULIO:
MES DE LA BATALLA DE HUAMACHUCO, LEONCIO PRADO
Y FIESTAS PATRIAS
SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
SIEMPRE ENTRE NOSOTROS
MARÍA TERESA INGAR ESPOSA DE MANUEL VEJARANO
MISA DE AÑO. IGLESIA DE LA MERCED
SÁBADO 16 DE JULIO 4.30 P.M.
PRESENCIA, RECITAL Y HOMENAJE, AULA CAPULÍ
CARLOS GARRIDO CHALÉN
PROGRAMA
1. Palabras de saludo, bienvenida y presentación: DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra.
2. Memoria, semblanza y destino: CARLOS GARCÍA CURAY
3. Testimonio y lectura de obra poética: CARLOS GARRIDO CHALÉN
4. Significado de la obra del poeta y escritor Carlos Garrido Chalén: LUIS ALBITRES
5. Distinción: Ágata del Anillo Vallejo: CÉSAR VALLEJO YNFANTES
Fecha y lugar de realización:
SÁBADO 16 DE JULIO 7.00 P.M.
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
planlector@hotmail.com
ºººººººººº
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
LA POESÍA, ESA LLAMA MILENARIA
Por Danilo Sánchez Lihón
«¡Oh noche que juntaste amado con amada!»
San Juan de la Cruz
1. La primera rosa extasiada
Desde la explosión del mundo, hace cinco mil millones de años, en que una gigantesca bola de cristal hecha de materia ígnea estalla y se expande en miles de fragmentos ardientes, pasaron otras decenas de millares de años hasta que esos elementos fueron formando estrellas y planetas lejanos.
Esa materia fue ordenándose luego en galaxias, a partir de lo cual, en la pequeña molécula sideral que es la Tierra, transcurrieron milenios para que se fueran separando poco a poco las aguas de las rocas y nacieran los mares estupefactos.
Volvieron a pasar nuevamente miles de centurias para que en alguna playa embrujada brotase un corpúsculo tembloroso: ¡la vida incipiente!, a partir de la cual se conformaron los vegetales y emergió algún día la primera rosa extasiada.
2. Sucumbieron los dinosaurios
Tiempo después diversas criaturas deambulaban en esa calma ensimismada, no exenta de calamidades.
Allí ocurrió que luego de la primera conflagración que se desatara, debido a una glaciación polar que asoló esa esfera planetaria, sucumbieron los dinosaurios.
Pero hay el registro en una ladera de Laeyoli, en Tanzania, en la lava de un volcán petrificada y sellada luego por el deslizamiento de otras capas terráqueas, del paso de una caravana asombrosa que huía de las candelas y cenizas de esa cólera desatada por la naturaleza.
En esa caravana iban adelante los leopardos, detrás leones y panteras, luego los osos y elefantes, y después los búfalos y bisontes.
3. ¡Llena de encanto y embelesada!
Y finalmente, en este documento milenario sobre el suelo del planeta, hay unas pisadas leves, casi aladas de la primera pareja humana, con las plantas de sus pies nítidamente impresas pero como elevándose del suelo.
Estas son las primeras huellas humanas que se registran en esta tierra estremecida. Eran las de un hombre.
Y al lado suyo las de una mujer.
Cabe suponerlo ¡llena de encanto y embelesada!
Las pisadas de los pies más pequeños son más hondas. ¿Por qué?
¿Son más intensos los pasos de la mujer quizá porque siguen a los pasos del varón?
Porque lleva a un hijo en las entrañas es la conclusión de los analistas del documento de Laeyoli.
4. Pisada honda de mujer en el suelo
Es conmovedor que los rigurosos y atildados científicos hayan contemplado que esas pisadas son más hondas por el peso de la maternidad en gestación.
No deja de ser también poesía este apunte lacerado, porque el fruto del amor y la identificación entre uno y otro ser resulta ser por igual un enigma.
Pero yo creo que es el peso del misterio que toda mujer encarna lo que hace más hondas que las del varón sus pisadas.
Que la mujer al tocar la tierra tiene otro peso en el cuerpo y en el alma que se suma al de su cuerpo y al de su alma subyugada.
De allí que siempre la poesía se destina hacia una mujer. Y hasta es mujer ella misma, por eso se llama poesía.
Y la hacemos los varones como una búsqueda de las pisadas hondas de mujer en el suelo.
5. Nuestra naturaleza sublime y sagrada
¡Eso sí! No éramos los primeros, sino los últimos de esa peregrinación sorprendente.
Delante iban los poderosos seres terráqueos:
Las fieras animales, soberbias e irrecusables, que frente a su hambre el pobre hombre podía haber sido apenas un aperitivo despreciable.
Delante iban los reyes del universo de aquel tiempo. El hombre iba detrás, rezagado, intimidado, conmovido.
Cabe imaginar que después de él ya no había nadie.
Hubieran estado las aves y los peces. Pero éstos últimos tenían su propio elemento y espacio dichoso.
Y aquellas primeras eran más dotadas que el hombre puesto que volaban.
Aquella pareja yo creo que iba detrás no solo porque era más débil y menos aventajada que los demás animales.
El motivo es nuestra naturaleza sublime y sagrada.
6. ¿Qué significa la rosa?
Esa pareja iba detrás no sólo porque el leopardo que encabezaba ese desfile la hubiera devorado al instante, sino que había otra razón inexorable:
Demoraban su paso porque a ambos les fascinaba mirarse a los ojos y eso entorpecía su paso.
Pero, sobre todo, porque encontraron, hombre y mujer, a la rosa extasiada del camino y enmudecieron ambos al contemplarla.
Porque en ella sorprendieron lo que sentían el uno hacia el otro y ante ella se hicieron juntos una pregunta.
Interrogante que hasta ahora los descendientes de esa pareja antediluviana nos hacemos sin respuesta que nos satisfaga.
¿Cuál es?
Es esta: ¿Qué significa la rosa? ¿A qué corresponde tremendo misterio? ¿Qué somos ahora los dos reunidos y caminando juntos?
7. Parábola y arco de emoción
Y esa es la pregunta esencial y el misterio de la poesía.
En esa mirada y en esa pregunta, en ese instante de la huida y del descanso arrebolado a la vera del camino, ante el asombro de algo aparentemente inútil pero lleno de claves secretas, nace la poesía.
Ante el enigma de la rosa impoluta, que es la otra orilla de la explosión y el incendio, a despecho de la caravana de seres poderosos que presidían la marcha buscando refugio, allí precisamente se configura y estalla la poesía.
Nace la poesía que es una pregunta sin respuesta, riesgo supremo sin explicación posible, que es probablemente sólo estupefacción y orfandad consumadas.
Es quizá un flechazo de lo sagrado solo para esa pareja rezagada, no sé si asustadiza o valerosa pero eso sí sintiendo que una emoción profunda, que puede definirse como el amor, se alzaba.
8. Piadosos y reverentes
Y aquella es la parábola y el arco de emoción luminosa que sustenta toda auténtica y temblorosa poesía.
Y nace con el amor el vuelo del espíritu.
Ahí el Hombre deja su materia física y sensible.
Ahí dejamos nuestra condición terrena para ser lo que somos: vuelo, ave y milagro.
Alcanzamos a ser idea y trascendencia hacia otros universos y confines, quizá el mayor: aquel hueco interior de nuestro pasmo y silencio que hasta ahora no cesamos de llenar.
Ante esa mirada y ante esa pregunta –teniendo detrás el volcán en llamas y en el interior del alma enhiesta otra rosa atónita– es cómo nos acercamos piadosos y reverentes, trémulos y esperanzados al misterio de lo que es la poesía.
9. Lumbre que protege
Y acontece y se suma al anterior otro milagro, cual es que en el transcurso de millones de años es admirable cómo cada día siguen abriéndose rosas y continúa el hombre buscando el sentido, lleno de una actitud nueva, a esa flor tan íntima, personal e inagotable. Mínima e inconmensurable.
Con lo que quiero decir que es una victoria cómo brota la poesía, que ahora es un torrente inagotable.
¡Cómo aflora, fluye y mana esa savia que deja ostensible e inerme nuestra naturaleza divina!
¡Cómo surge, crece y estalla esta llama, candela o fuego que es condenación y salvaguarda frente al vacío.
¡Que no se cansa!, que nunca se apaga, que siempre está viva.
Y que sobresale, a veces por un resquicio que apenas se abre. Para luego irse haciendo cauterio y resplandor que ilumina. ¡O lumbre que protege y nos abriga!
Y también, con frecuencia, en apenado olvido.
ººººººººº
Carlos Garrido Chalén (Tumbes, Perú, 1951). Poeta, abogado y periodista. Premio Mundial de Poesía. Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Tumbes.
PAISAJES DE ZORRITOS - TUMBES
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TIERRA DEL POETA CARLOS GARRIDO CHALÉN
.
Fotos: Panoramio
.
Tiene publicados, entre otros: Itinerario del Amor en Vallejo (ensayo, 1991); y, de poesía, El sol nunca se pone en mis dominios (1993); Confesiones de un árbol (1997); Memorias de un Ángel (2003). Ha obtenido diferentes premios y distinciones.
CON SUS HUELLAS DIGITALES, LA PALABRA
El mío no es gemido de paloma
ni soplo de fuego en la fontana.
Calado hasta las orejas, no soy
un barandal de luna que delira
o abanico de colores y de cántaros.
Desde ningún lugar arenga este amor en llamas
un aliento interminable de cortinas
y un sonido sostenido de campanas.
Todos los montes debajo de los cielos
cubiertos fueron un día por mi aljaba
mi cuerno no resuena, se estremece,
en la casa de castores de la nada.
Yo no he venido aquí
para pedir su lumbre a la mandrágora,
como palo de ciego que se agita
o tren detenido en la montaña.
Mi sangría continua tiene un nombre
que repiten como himno las cigarras.
Debajo de la olla hay estrépito
y en mi torreón de navío un relicario;
he callado en todos los idiomas
como turón oteando los trigales.
En flecha viajé a la hojarasca
cerca del lauredal nació el relámpago
y en mi entraña de árbol se hizo arrullo
con sus huellas digitales, la palabra.
LLÉVAME COMO TALISMÁN JUNTO A TU PECHO
Me hubiera gustado
fundar una ciudad o conquistar un Continente,
independizar algún pueblo esclavizado
o proclamar la rendición simultánea
de dos tribus que guerrean
(de repente me fumaba yo solo la pipa de la paz)
pero nada de eso he podio hacer
(ni me han dejado).
En realidad nací
cuando todas las ciudades estaban fundadas
y los Continentes conquistados.
Mas tú, eres mi ciudad, mi Continente,
mi pueblo, mi tribu y mi mañana
(para qué más)
y teniendo tu territorio
tengo la luz
y todas las ciudades y los Continentes
me pertenecen,
me los adjudico sin permiso alguno, los tomo
(así como me ven, con mi bandera blanca
y mis ojos de niño);
y amaso y hago panes cocidos debajo del rescoldo,
pues aunque se me rompa el corazón de tanto usarlo
quiero reconocerme en ti
hoy que regreso de mi exilio
y como un aguafiestas buscarme en tu alambique.
Y digo que es inútil soñar con proclamar
la paz entre dos tribus que pelean
si vengo ahora con mi nuevo disfraz de fantasma
y mi voz de Cacique
para pernoctar definitivamente en tu granero.
Pero recuerda que el mundo es un peligro amor;
de modo que cundo salgas a la calle
llévame de talismán junto a tu pecho.
ESCRIBIENDO LO QUE OTROS ESCRIBIRÁN RECIÉN MAÑANA
Como legionario de la nada
trepado en una higuera
intercedo por todos los que moran en el globo
y escribo lo que otros escribirán mañana
y mi lengua de colibrí hace florecer cucardas.
Diestro con el lazo, subido en una alondra
llevo mi fervor de ópalo a mi tálamo
y hago mi posada, justo en donde orla la ola
de todas las ventiscas.
Zahorí de páramos, pinzón de meandros
pueblo con imaginación de armero mis confines
y busco compañeros de cordada.
Como soy ave de costumbres singulares
en mi nao de soñador y capitán
jugando entre moras, me enternezco,
al son de mil tambores
y guitarras.
BOGANDO POR EL CIELO EN MI BARCAZA
Tengo aroma de jazmín
para desorientar a mis enemigos
y con él, desde mi fuerte,
defendiendo las costas ocupadas por la tarde
me rebelo.
Marino del Universo
utilizo la vía de lagos para bogar el Cielo
subido en barcaza
y veo el mundo desde arriba
como los satélites
y de cara al mar o a la montaña
levanto muralla
para convencerme que existo.
Como conozco el arte de sobrevivir
me convierto en pájaro cantor
e imito el canto de otros pájaros.
Me apego al árbol elegido
y me disfrazo de algo cuando quiero
como orquídea que adquiere apariencia de abeja
para atraer al zángano en la bruma
y como también parezco monzón estival
portador de lluvias abundantes
me muevo a velocidades superiores a bala de rifle
y soy ráfaga de viento y zarzal eterno,
un ñu, un tejón y un fuego fatuo,
el iceberg desprendido del glaciar
que se va deslizando poco a poco.
En góndola fastuosa recorro paisajes de la tundra:
con una mano sostengo el tamboril
y con otra mi báculo de pastor y peregrino.
DESCIFRANDO EL IDIOMA QUE HABLAN LOS ESPEJOS
Antes que el sol relinche en el cielo
como viento encabritado
sobre los doce equinoccios de la nada
subido en el árbol de la mirística, sueño,
y al amanecer rodeo mi ciudad para engastarla de amor
con mis jacintos.
Vigía presto a captar cualquier ausencia extraña
purifico con mi magma la atmósfera
de la metrópoli
y produzco el mismo sonido de castañuelas que producen
los hilos en la rueca
y el que pone en depósito sin fondo
los abismos me encarga su rebaño.
Me vuelvo conforme a la promesa, corriente de agua
para calmar su sed
entonces bato mis alas 250 veces
por segundo
y sobre una pira de sándalo me levanto
para predecir la vida,
y así es como entiendo el idioma
que hablan los espejos.
Tengo el aroma de barniz
de un restaurador de antigüedades
y como grillos, mi propio chirrido, mi propio viento
mi propia travesía.
Soy relámpago con cola de cometa,
una perla, un castor, un lagunato.
El mío no es gemido de paloma
ni soplo de fuego en la fontana.
Calado hasta las orejas, no soy
un barandal de luna que delira
o abanico de colores y de cántaros.
Desde ningún lugar arenga este amor en llamas
un aliento interminable de cortinas
y un sonido sostenido de campanas.
Todos los montes debajo de los cielos
cubiertos fueron un día por mi aljaba
mi cuerno no resuena, se estremece,
en la casa de castores de la nada.
Yo no he venido aquí
para pedir su lumbre a la mandrágora,
como palo de ciego que se agita
o tren detenido en la montaña.
Mi sangría continua tiene un nombre
que repiten como himno las cigarras.
Debajo de la olla hay estrépito
y en mi torreón de navío un relicario;
he callado en todos los idiomas
como turón oteando los trigales.
En flecha viajé a la hojarasca
cerca del lauredal nació el relámpago
y en mi entraña de árbol se hizo arrullo
con sus huellas digitales, la palabra.
LLÉVAME COMO TALISMÁN JUNTO A TU PECHO
Me hubiera gustado
fundar una ciudad o conquistar un Continente,
independizar algún pueblo esclavizado
o proclamar la rendición simultánea
de dos tribus que guerrean
(de repente me fumaba yo solo la pipa de la paz)
pero nada de eso he podio hacer
(ni me han dejado).
En realidad nací
cuando todas las ciudades estaban fundadas
y los Continentes conquistados.
Mas tú, eres mi ciudad, mi Continente,
mi pueblo, mi tribu y mi mañana
(para qué más)
y teniendo tu territorio
tengo la luz
y todas las ciudades y los Continentes
me pertenecen,
me los adjudico sin permiso alguno, los tomo
(así como me ven, con mi bandera blanca
y mis ojos de niño);
y amaso y hago panes cocidos debajo del rescoldo,
pues aunque se me rompa el corazón de tanto usarlo
quiero reconocerme en ti
hoy que regreso de mi exilio
y como un aguafiestas buscarme en tu alambique.
Y digo que es inútil soñar con proclamar
la paz entre dos tribus que pelean
si vengo ahora con mi nuevo disfraz de fantasma
y mi voz de Cacique
para pernoctar definitivamente en tu granero.
Pero recuerda que el mundo es un peligro amor;
de modo que cundo salgas a la calle
llévame de talismán junto a tu pecho.
ESCRIBIENDO LO QUE OTROS ESCRIBIRÁN RECIÉN MAÑANA
Como legionario de la nada
trepado en una higuera
intercedo por todos los que moran en el globo
y escribo lo que otros escribirán mañana
y mi lengua de colibrí hace florecer cucardas.
Diestro con el lazo, subido en una alondra
llevo mi fervor de ópalo a mi tálamo
y hago mi posada, justo en donde orla la ola
de todas las ventiscas.
Zahorí de páramos, pinzón de meandros
pueblo con imaginación de armero mis confines
y busco compañeros de cordada.
Como soy ave de costumbres singulares
en mi nao de soñador y capitán
jugando entre moras, me enternezco,
al son de mil tambores
y guitarras.
BOGANDO POR EL CIELO EN MI BARCAZA
Tengo aroma de jazmín
para desorientar a mis enemigos
y con él, desde mi fuerte,
defendiendo las costas ocupadas por la tarde
me rebelo.
Marino del Universo
utilizo la vía de lagos para bogar el Cielo
subido en barcaza
y veo el mundo desde arriba
como los satélites
y de cara al mar o a la montaña
levanto muralla
para convencerme que existo.
Como conozco el arte de sobrevivir
me convierto en pájaro cantor
e imito el canto de otros pájaros.
Me apego al árbol elegido
y me disfrazo de algo cuando quiero
como orquídea que adquiere apariencia de abeja
para atraer al zángano en la bruma
y como también parezco monzón estival
portador de lluvias abundantes
me muevo a velocidades superiores a bala de rifle
y soy ráfaga de viento y zarzal eterno,
un ñu, un tejón y un fuego fatuo,
el iceberg desprendido del glaciar
que se va deslizando poco a poco.
En góndola fastuosa recorro paisajes de la tundra:
con una mano sostengo el tamboril
y con otra mi báculo de pastor y peregrino.
DESCIFRANDO EL IDIOMA QUE HABLAN LOS ESPEJOS
Antes que el sol relinche en el cielo
como viento encabritado
sobre los doce equinoccios de la nada
subido en el árbol de la mirística, sueño,
y al amanecer rodeo mi ciudad para engastarla de amor
con mis jacintos.
Vigía presto a captar cualquier ausencia extraña
purifico con mi magma la atmósfera
de la metrópoli
y produzco el mismo sonido de castañuelas que producen
los hilos en la rueca
y el que pone en depósito sin fondo
los abismos me encarga su rebaño.
Me vuelvo conforme a la promesa, corriente de agua
para calmar su sed
entonces bato mis alas 250 veces
por segundo
y sobre una pira de sándalo me levanto
para predecir la vida,
y así es como entiendo el idioma
que hablan los espejos.
Tengo el aroma de barniz
de un restaurador de antigüedades
y como grillos, mi propio chirrido, mi propio viento
mi propia travesía.
Soy relámpago con cola de cometa,
una perla, un castor, un lagunato.