Lima, 6 de junio de 2010
HOLA SHAY:
Hace unos años mi hermano Felipe me envió el relato "AQUEL MAESTRO EGREGIO", del escritor Danilo Sánchez Lihón, una de las plumas más brillantes del mundo.
Danilo Sánchez Lihón, relata:
"José Antonio Encinas nos enseña, en primer lugar, a ser maestros de alma, auténticos y consagrados, a cumplir y valorar el privilegio de ser guías, orientadores y amigos de los educandos, teniendo presente en todos los actos de la vida la actitud noble, protectora y de una entrega total al cuidado de la niñez y de la juventud.
Él es el modelo por excelencia de un maestro por antonomasia, en quien se resumen todas las virtudes como también los actos de verdad y valor. Quien, sobre todo, en cada momento de su vida jamás dejó de ser y actuar como maestro.
José Antonio Encinas nos enseña, en primer lugar, a ser maestros de alma, auténticos y consagrados, a cumplir y valorar el privilegio de ser guías, orientadores y amigos de los educandos, teniendo presente en todos los actos de la vida la actitud noble, protectora y de una entrega total al cuidado de la niñez y de la juventud.
Él es el modelo por excelencia de un maestro por antonomasia, en quien se resumen todas las virtudes como también los actos de verdad y valor. Quien, sobre todo, en cada momento de su vida jamás dejó de ser y actuar como maestro.
Elegido Rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1931, venciendo en justas electorales a nada menos que a don Víctor Andrés Belaúnde, después Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ¿qué blasones lucía Encinas, quien ni siquiera era docente de San Marcos? Exhibía el más honroso título en el contexto que hablamos: el de maestro de Escuela Primaria, o normalista, como se le llamaba entonces.
Y con ello es lo mismo a decir: entusiasmo, sapiencia y gusto rayano en la pasión, que es el rasgo y a la vez el centro de la magia de ser maestros. Y todo ello para entonar muy en alto el canto a la vida, siempre en la perspectiva de búsqueda y hallazgo de verdades trascendentes.
Ser maestro es participación, avivamiento y alegría; ganas de vivir, de celebrar la vida, de asumir la realidad con optimismo y valor. Es forjarse una honda identidad; es usar las manos para pensar y construir; es edificar y transformar la realidad; es hacer de la vida un canto, un himno, una epopeya; una proeza en donde la relación maestro alumno más que lección o enseñanza es diálogo, amistad y comunión profunda.
Él en todos los actos de su vida tuvo el concepto más alto de lo que era ser maestro de escuela, de allí que fue capaz de hacer una educación con altivez como también con gracia, humor y el don de sonreír; de hacerse amigos, de confiar en los demás y en nosotros mismos.
Para hacer todo ello se requiere ser un hombre que ame ser maestro y un maestro que ame ser niño, joven o adulto con ideales; capaz de mirar con los ojos que el niño mira y abrir su alma de la manera cómo él la abre y vuela.
José Antonio Encinas fue un hombre honrado. De una limpieza moral sin tacha. Por ejemplo, con una exactitud muy grande en el manejo del dinero, con desprendimiento para ayudar y generoso para proteger.
Relata Alejandro Peralta, reconocido también con su apelativo literario de "Churata", que regresaban casi ya al amanecer por la meseta altiplánica, maestro y alumnos.
Como era su costumbre salían no de paseo ni excursión sino a clases que el maestro Encinas desarrollaba al aire libre, en las cumbres de los cerros o a la orilla de los ríos o habiendo avanzado a lo más profundo de los valles.
Los alumnos más fuertes habían avanzado en la noche lóbrega del altiplano cuando echaron de menos al maestro a quien divisaron, al chispazo de un relámpago, que venía muy atrás, lejos, pero a quien divisaron inmenso y agigantado.
Cuenta Churata en esta evocación que hizo varias décadas después, y sin detenerse mucho en relación a su significado, que al estar más próximo y a la luz de otros relámpagos notaron que él se había echado a los hombros al niño más desvalido, que lo traía a horcajadas en la nuca al débil, descalzo y desarrapado que quizá el frío de la meseta y lo agotador del camino le habían impedido caminar.
El maestro Encinas que no medía más de un metro sesenta aparecía por eso como un gigante. Pero algo más comprobaron: que con su vozarrón y viniendo desde lejos entonaba huaynos y taquiraris en quechua y aimara.
Cuenta que fue tal la fuerza, la verdad y la belleza de ese hecho, que de manera espontánea los mayores y fuertes buscaron a los más débiles y los echaron igualmente sus hombros, tal cual el maestro Encinas, uniendo sus voces al canto y a los himnos en las lenguas que entonaba el maestro.
Y así avanzaron, sintiéndose todos grandes, tanto los que cargaban a otros niños, a quienes les renacía una fuerza nueva, como los que iban en los hombros de los otros porque sentían bajo suyo la energía de la solidaridad como algo invencible.
¿Qué magia o significado tiene este pasaje suelto entre los muchos otros que se desprenden del ser y el sentir de la personalidad de este maestro legendario? Es significativo echarnos a los más débiles en nuestros hombros. Si la educación no sirve para eso, ¿para qué entonces educar? ¿Para la competencia? ¿Para ganar y desplazar al otro del camino? ¿Para tirar de codazos a los demás?
He allí la diferencia de lo que puede ser una educación competitiva a una escuela de inspiración social.
En este gesto natural, espontáneo e inconsciente está el sentido, la definición y el concepto profundo y genuino de lo que es educar socialmente. No solo allí está la visión o la misión de lo que es educación, cual es hacernos responsables del mundo en lo más débil, dolido y desprotegido que hay en él, cargarlo en nuestros hombros lo que está pendiente de solucionar.
Pero no con pesar ni con queja, tampoco con marketin o cara al público, sino con profunda y auténtica alegría, sin que eso constituya un lastre sino, como lo dice Churata, se agigantaban todos.
Hay otro rasgo en este pasaje, cual es que el maestro venía atrás, cerrando filas, el último porque vigilaba a quién más lo necesitaba y se retrasaba.
Otra faceta es la fortaleza, la imitación y el deseo de hacer lo mismo, de alinearse con la misma actitud, de no dejar que uno solo lo haga. Este convencimiento llano, voluntario; esta disposición en donde se resume una experiencia, una trayectoria y una vida".
Leí dicho relato de medianoche y hasta el alba soñé despierto con los maestros del ayer, pero no solamente en el aula, sino además con las clases al aire libre y las excursiones mensuales a campo traviesa que solíamos realizar para aprender sobre las bondades de la Madre Naturaleza. Soñé con nuestro bello río Aynín, tan cristalino y sonoro. También con el camino que nos trae de retorno al pueblo.
En la hoja de vida del eminente amauta José Antonio Encinas, descrita con maestría de orfebre por Danilo Sánchez Lihón, vi reflejados a los maestros bolognesinos. Cuánta semejanza obra entre los maestros que siembran conocimiento en los niños andinos, pensé, y me sentí feliz.
El 14 de marzo del año en curso, en el Foro Chiquián de nuestro paisano y amigo Armando Zarazú Aldave, se difundió el mensaje del Dr. Fernando Ramírez Aranda, que a la letra dice:
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"Comunico a todos los visitantes de este foro que fueron alumnos de don Pablo Vásquez, Antonio Zúñiga, Rufino Dextre, Pablo Damián, Fructosa de Vásquez, Manuela Aranda Morán, Jose Yabar y otros ilustres maestros, que el 10 de Marzo del año en curso, se inauguró en Llaclla la moderna infraestructura de la I.E.I de Llaclla a la que se ha puesto el nombre de "Teodulfo Ramírez Alvarado", en homenaje a mi padre, que laboró por muchos años en esa localidad y por extensión el reconocimiento se efectúa a los inolvidables maestros que hemos mencionado.
La ceremonia de inauguración que contó con la presencia de una delegación de la UGEL - Bolognesi, fue muy emotiva, contando con la presencia de numeroso público y estuvo presidida por el Alcalde Distrital de Abelardo Pardo Lezameta, don Máximo Pelayo Bravo Laus, quien fue alumno del homenajeado y los regidores de la comuna que ha construido el local y contrata a una docente a que efectúe su labor, pagando la Municipalidad sus remuneraciones, además de cubrir el servicio de limpieza. El alcalde muy emocionado entregó al representante de la familia Ramírez Aranda, un plato recordatorio y un pergamino, develándose la correspondiente placa. Por su parte la familia agradeció el gesto y se comprometió a contribuir con material de enseñanza y el Pabellón Nacional para la citada Institución Educativa Inicial".
Cómo no sentir orgullo por cada uno de los maestros arriba citados, que en el pueblo de Llaclla dejaron huella imborrable en el ejercicio de su noble misión educadora. Del mismo modo siento orgullo por la autoridad edil que rinde justo y merecido homenaje a los seres humanos que labran el futuro de los niños.
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El lunes 10 de mayo último, celebramos así el Centenario del Natalicio del Maestro Antonio Zúñiga Alva, mencionado líneas arriba por el Dr. Fernando Ramírez:
EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Mayo, mes florido en Chiquián gracias al aguacerito que se marcha hasta diciembre, dejándonos su tributo de vida.
Mayo, aroma de campo primaveral en la sierra. Los pichuichancas saludan la llegada de la aurora en cada despertar, cantando felices en los tejados. En las noches los chuluc tocan alegres sus violines en las pircas de las chacras turquesas.
Mayo, mes de la dulce caña, de tersas habas para el rico panco, de maíz, alfalfita y dorado trigo en Racrán, desde donde se divisa los mechones de humo de fogón que se elevan al cielo como velos blancos.
Mayo, mes de cuilumpis maduros invitándonos a la cosecha de coloridas papitas arenosas que en unos meses serán sabrosas gecnas. Hasta el agua y la espumante leche recién ordeñada saben a gloria.
En este pródigo mes, el martes 10, de hace 100 años, nació en Chiquián en el hogar de sus padres Agustín y Corina, un ser humano pródigo en magisterio viviente que dejó huellas indelebles en la provincia de Bolognesi y en todos los lugares donde llevó su elocuente palabra para gestionar y promover el desarrollo de nuestra tierra. Su nombre, todos lo conocemos y recordamos con gratitud, aprecio y respeto: ANTONIO ZÚÑIGA ALVA, quien además de maestro y escritor, se desempeñó como supervisor de educación, forjador de la Casa del Maestro de la provincia de Bolognesi y presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Chiquián. Institucionalista ciento por ciento; deportista y socio fundador de la Liga Provincial del Fútbol y del Club Cultural Deportivo Alianza Chiquián que tantos lauros cosechó en Ancash.
Los conocimientos que adquirió en las aulas de Chiquián, Huaraz y Lima, los puso a manos llenas a disposición de sus pupilos chiquianos, de Cajacay, Huayllacayán y Llaclla. Los pobladores de este último lugar lo recuerdan como uno de los más importantes gestores para la creación del distrito Abelardo Pardo Lezameta (1956). Siempre fue elegido por sus capacidades y potencialidades innatas, junto a otros ilustres colegas, para representar al magisterio bolognesino en convenciones realizadas en Huaraz y Lima, dejando en alto el nombre de CHIQUIÁN.
Ciudadanos ejemplares como don Antonio, fueron en el siglo XX parte medular del tejido social bolognesino y ahora son el patrimonio cultural, moral y espiritual que debemos conservar y emular, sobre todo en momentos sombríos como el que atravesamos, donde todo se pone en tela de juicio, lamentablemente por hechos deleznables originados en las más altas esferas del poder, arrinconando voluntades y valores supremos, ante los ojos del mundo.
Cómo no recordar su vigorosa personalidad y su fe inconmovible. Su pulcritud en el vestir y su esmero en el cotidiano quehacer; sin duda, uno de los referentes más destacados que marcará época en la historia de nuestro pueblo, sobre todo por su impecable trayectoria.
Escucharlo conversar con mi papá, cada vez que visitaba nuestra casita de Ingeniería en los ochentas y noventas, era un constante aprender. Jamás escuché de sus labios la más tenue manifestación de rencor o resentimiento por algo o alguien. Sus ojos azules cristalinos brillaban más y más, cada vez que recordaba su labor magisterial en el vendaval de los contrafuertes bolognesinos, lejos de su hogar del Jr. Sáenz Peña en Chiquián: de su adorada Luzmila y sus retoños (Nila, Chole, Marquito, Acucho y Uli).
Cuántas noches en vela seguramente pasó en su afán de fecundar las buenas semillas del conocimiento y del pensamiento en sus alumnos del mundo rural; cuántas privaciones de sustento material habrán hincado su cuerpo y alma de servidor estatal mal remunerado.
Ya en el seno familiar, junto a su esposa y amiga, hasta que espiró su último aliento el sábado 29 de julio del 2000 a la edad de 89 fructíferos años, no solamente propiciaron y concretaron una buena educación para sus hijos y nietos, también les infundieron ese espíritu de honradez y de amor al trabajo tan propio en los provincianos, y el sentido de responsabilidad tan escaso en nuestro país; nobles tareas a las que entregó su talento, sus energías, salud y vida.
¡MAESTRO Y ESCRITOR ANTONIO ZÚÑIGA ALVA, PRESENTE!
a
CHIQUIAN QUERIDO
Amarte es sentir sin hablar;
es dibujarte con los ojos cerrados,
es volver tras los sueños dorados,
es sonreír, llorar, orar y suspirar.
Es conjugar los verbos amar y dar;
es el abrazo amigo que da abrigo,
es la espiga que sólo sabe brindar,
y un ¡te amo¡ que le susurra el trigo.
Amarte es besar la aurora boreal,
es rebobinar el tiempo en espiral,
es robarle una primavera a la risa
para no envejecer más de prisa.
Es ahogar en el Aynín el llanto,
es perder en Caranca el quebranto;
arrancarle un aleluya a Capillapunta
y compartir un pan de punta.
Amarte, es correr al oír tu llamado,
con el corazón latiendo emocionado,
como la sangre corre hacia la herida
para curar las penas de una partida.
Chiquián, eres poesía, música y canción;
danzas y potajes que llenan de emoción;
cuentos y leyendas que destilan cultura
bajo tu hermoso Yerupajá de gran altura.
Quererte es tener a Shaprita en la retina
apapacharlo con una serenata andina,
con la dulce melodía de una mandolina
y los acordes de un violín y una sordina.
Chiquián, cuna del justiciero Luis Pardo,
tierra de trovadores con alma de bardo;
tus aguas de Usgor curan males de amor
y tus frescos puquiales calman el dolor.
Amarte, es honrar a tres bellas plumas:
Alberto Carrillo, por su prosa descriptiva,
Antonio Zúñiga, discípulo del gran Dumas,
y Rubén Barrenechea, por su fina narrativa.
CHIQUIÁN, de tardes de toros en Jircán
y de noches de plenilunio en Quihuillán;
muchas veces te sueño callado y distante,
pero en mi locura sonríes en un instante.
Ancón, AGO 97
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ESCUELA NORMAL MIXTA DE CHIQUIÁN - MAESTRO DE MAESTROS PABLO VÁSQUEZ IBARRA, EN EL DÍA DE SU ONOMÁSTICO
Son aquellos que con su ejemplo dignifican la palabra paisano y los que siembran para todos el maíz y el trigo del saber.
Son además del pan, el abrigo de las futuras generaciones. Son los vigías de avanzada que dan señales como faros luminosos a los que siguen sus señales.
A esta pléyade de hombres de hablar firme y sereno, no de trémulo balbuceo, pertenece el MAESTRO CHIQUIANO PABLO VÁSQUEZ IBARRA. Uno de los más connotados cristos revolucionarios del conocimiento, que con su resplandor ahuyentaron las sombras de la ignorancia que intentaron cubrir los campos del libre pensamiento de los niños bolognesinos y de los alumnos de la Escuela Normal Mixta de Chiquián, donde fue uno de los más destacados docentes; porque don Pablito tuvo el doble privilegio que brinda el magisterio a unos cuantos solamente: desempeñarse como MAESTRO DE ESCUELA y representar al Nazareno en su tarea forjadora de apóstoles, enseñando la palabra a los FUTUROS MAESTROS.
Don Pablito, reconocido dirigente deportivo, es uno de los más connotados futbolistas y basquetbolistas ancashinos de todos los tiempos. "Defensa impasable y encestador imparable", así lo recuerda mi papá en aquellos partidos de mediados del siglo pasado. De juego limpio, siempre cuidando la integridad del contendor, como todo buen aliancista.
Su mirada clara y su simpatía humana, revelan ese espíritu pleno de riqueza espiritual, tan propia en aquellos que con la sencilla elegancia de su personalidad campechana, hacen que su imagen se agigante con los años. Así lo conocí desde mis primeros pasos, y así su estela luminosa va creciendo año tras año.
Alcalde Provincial en dos períodos, de 1977 a 1978 y de 1990 a 1992. En este último período le cambió el rostro a nuestro pueblo, dotándolo de una belleza incomparable. También desempeñó el cargo de Sub Prefecto Provincial en 1983, demostrando en sus gestiones su liderazgo natural y ese espíritu emprendedor que lo ubica entre las autoridades que más contribuyeron al progreso de Bolognesi.
Don Pablito, como lo llamo de cariño por su caballerosidad y ternura para con todos los paisanos que lo queremos y respetamos con veneración por su valía como hombre de bien, nació un día como hoy en el hogar de sus padres Martín y Guillermina. Su adorada esposa Lía y sus queridos hijos: Pablo Martín, Zoilita, Jorge, Efra, Javier y Fernando, tienen en él, el máximo orgullo al que puede aspirar una familia. Que Dios los bendiga hoy y siempre.
Nalo
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HUARAZ - PÁGINA DOMINICAL Nº 306 DE OLIMPIO COTILLO CABALLERO - PRENSA REGIONAL - 23 MAY - HOMENAJE AL DILECTO MAESTRO CHIQUIANO PABLO VÁSQUEZ IBARRA
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REENCUENTRO y BIENVENIDA
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HOMENAJE EN VIDA
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
Emocionado hasta las lágrimas y con frases entrecortadas, el Prof. Pablo Pascual Vásquez Ibarra dijo: “este recuerdo de homenaje es muy magnánimo, por eso lo recojo con humildad y afecto porque viene de mis alumnos a quienes en el corto tiempo que estuve con ellos entre los años 62 al 70 les enseñé a trabajar y les di capacitación en base a mi experiencia luego de perfeccionarme en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde adquirí mayores conocimientos.
RECONOCIMIENTO EDIL
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Que Dios los bendiga,
Nalo
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