USGOR: LA CASCADA MÁGICA
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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No hay nada más saludable que pasar una tarde en Usgor escuchando el rumor de la cascada y el canto de las aves, o sentados sobre el pasto con el Sol dorándonos el rostro, contemplar el valle del Aynín donde reposan Obraje y Pampám.
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.Es cuando la mente, adormecida de recuerdos, hurga en la memoria los momentos de radiante primavera y desbordante rebeldía, que desde el fondo del alma envían sus señales de bengala. Solamente la voz desgarrada de una bandada de loritos puede sacarte de este embriagador letargo.
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Para llegar no se necesita más que atravesar Quihuillán y caminar silbando por la carretera, un kilómetro más o menos, admirando un hermoso paisaje multicolor. En la ruta no hay manera de extraviarse, pues basta preguntar a un chaposo caminante: niño, joven o adulto para arribar con facilidad al paraíso, donde muchos amores indomables dejaron de ser beatos, no sobre sábanas blancas, sino en silvestre tálamo, saboreando el néctar del primer pecado.
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.Para llegar no se necesita más que atravesar Quihuillán y caminar silbando por la carretera, un kilómetro más o menos, admirando un hermoso paisaje multicolor. En la ruta no hay manera de extraviarse, pues basta preguntar a un chaposo caminante: niño, joven o adulto para arribar con facilidad al paraíso, donde muchos amores indomables dejaron de ser beatos, no sobre sábanas blancas, sino en silvestre tálamo, saboreando el néctar del primer pecado.
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Pocas cosas se comparan a un atardecer bajo un remolino de trinos, sintiendo el fluir sonoro del arroyuelo, la respiración del follaje y el palpitar de los cerros de exuberantes matices que circundan Usgor y obtener una vista incomparable de la puesta de sol, donde empieza a florecer la noche con sus misterios, sus imágenes y sentimientos.
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Después de contemplar la cascada que cae con la castidad de un níveo velo, trepar sin apuro un turquesa sendero de empinada cuesta, es darse un baño de fragancia y llenar el pecho de pichuichancas y trompitos de eucalipto. Las venas se refrescan, las rótulas se lubrican y la artritis se bate en retirada.
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"Hoy, de aquellas fogatas de fuego ardiente: cenizas quedan", parece decirnos la imagen que sigue; pero no es así, porque Usgor es la cantera del verso donde el alma sueña a perpetuidad y el corazón escribe sobre esa etapa maravillosa que no se ha ido ni se irá, mientras los latidos corran infatigables entre las arterias y la memoria, porque el corazón no se marchita, solo desgrana nostalgias por una golondrina que se marchó dejando un lirio sobre una foto en blanco y negro.
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. "Hoy, de aquellas fogatas de fuego ardiente: cenizas quedan", parece decirnos la imagen que sigue; pero no es así, porque Usgor es la cantera del verso donde el alma sueña a perpetuidad y el corazón escribe sobre esa etapa maravillosa que no se ha ido ni se irá, mientras los latidos corran infatigables entre las arterias y la memoria, porque el corazón no se marchita, solo desgrana nostalgias por una golondrina que se marchó dejando un lirio sobre una foto en blanco y negro.
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Grato ensueño de añoranza que nos lleva a caminar paso a paso por angostos desfiladeros, donde las raíces de los viejos eucaliptos son peldaños para seguir avanzando hasta llegar al viejo aliso, otrora lleno de corazones y flechas de Cupido, que el tiempo ha convertido en una nervuda mano, estirada al visitante peregrino.
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Ver a los escurridizos shulacos dormitando al sol en plácido abandono sobre una pirca y observar en la copa de un árbol un nido de pajitas abrigando el sueño de los pichones, mientras sus padres picotean el chumpac de un raído maguey, es copar de dulzura el alma y dejar de sentir, aunque sea por unos instantes, el soso aroma de la ausencia.
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Esta mixtura de belleza, aventura y embrujo se puede saborear a manos llenas en Usgor. Sin duda, una experiencia para disfrutar unas horas en armonía con el entorno natural, porque Usgor es un pequeño edén sin cemento ni bulla, solo tranquilidad y embeleso; tranquilidad que le confiere una atmósfera de complicidad a los latidos.
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Después, solamente queda esperar la llegada de la Luna para amar en silencio a una estrella con la caricia de la brisa; sólo así se aligera la vida y se hace más bello el retorno a CHIQUIÁN, acompañado de los pequeños grillos que ya empiezan a aserrar la quietud de los sembríos que se van durmiendo a nuestro paso...
..USGOR
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Celestina del amor primero
de un mancebo picaflor
que en torbellino vuelo
liba el néctar de una flor.
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Saltas en caída libre
acariciando el musgo tierno;
danza la espuma en el remolino,
colmando el aire de fulgor.
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Rasga al viento la dura roca
bajo la fulgente esfera azul,
mientras tu quebrada bebe
la cantarina agua que va al mar.
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Eres velo de novia en primavera,
lágrimas de luna en el verano,
lluvia de recuerdos en el otoño
y blanca cabellera en el invierno.
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Paraíso de telúrica fascinación;
fresco elemento vital de mi tierra,
etéreo oasis que busca el bardo
para saciar su sed de inspiración.
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Mágica cascada, dulce melodía,
siempre serás un refugio del alma
y alquimia perfumada de ambrosia,
donde florece el amor con el alba.
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Celestina del amor primero
de un mancebo picaflor
que en torbellino vuelo
liba el néctar de una flor.
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Saltas en caída libre
acariciando el musgo tierno;
danza la espuma en el remolino,
colmando el aire de fulgor.
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Rasga al viento la dura roca
bajo la fulgente esfera azul,
mientras tu quebrada bebe
la cantarina agua que va al mar.
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Eres velo de novia en primavera,
lágrimas de luna en el verano,
lluvia de recuerdos en el otoño
y blanca cabellera en el invierno.
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Paraíso de telúrica fascinación;
fresco elemento vital de mi tierra,
etéreo oasis que busca el bardo
para saciar su sed de inspiración.
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Mágica cascada, dulce melodía,
siempre serás un refugio del alma
y alquimia perfumada de ambrosia,
donde florece el amor con el alba.
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Nalo Alvarado B - 77
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A la memoria de nuestra amiga LIDA VALENTINA ARANDA IBARRA, quien en los albores de la década florida de los sesenta, solía compartir puñados tras puñados de cancha, panco y rococho con los chiuchis del Jr. Leoncio Prado de Chiquián, pueblo bendito, hecho de tejas y pichuichancas por el Creador; pueblo de adobe y cal, de fogón y batán, de pregón y torcaza, de arpa y chinguirito, de pirca y zaguán, de generosa lluvia, de dulce trino y mágico cielo.
Lida vio la luz primera un día como hoy en Chiquián. Oremos por su alma buena y recordémosla siempre como ejemplo de amistad y solidaridad.
Nalo