CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
Construcción y forja de la utopía andina
ADHESIÓN Y HOMENAJE
MARGOT PALOMINO, EN CONCIERTO
PARTICIPACIÓN:
CARLOS FALCONÍ
JESÚS PALOMINO
ROLANDO CARRASCO
INVITACIÓN
LUNES 5 DE JULIO - 7.30 PM
Auditorio ICPNA de Miraflores
Av. Angamos Oeste 120
Miraflores, Lima. Perú
oooOooo
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Entrelazada a las malvas y manzanillas de la colina
En mi pueblo, Santiago de Chuco, hay personas que se han despedido de este mundo, alegres o tristes, cantando las canciones que ella canta, con la manera y la tonada cómo ella las interpreta y que deben estarlas musitando igual allá en el cielo.
Todo mi pueblo la quiere, porque devota de César Vallejo ella ha concurrido varias veces al Festival Trilce de la Canción, la Poesía y la Danza Andinas. que organiza Capulí, Vallejo y su Tierra en Santiago de Chuco.
Por eso allí, cuando caminamos por la calle y pasamos por cualquier puerta, se la escucha: saliendo de una tienda, de una sala o del horno en donde el pan se cuece, sea en el centro de la ciudad o hacia sus cuatro pétalos que son sus cuatro barrios.
O en la campiña en donde su voz se junta en las colinas, quebradas o altozanos, donde se aporca o se trilla, y se la siente entrelazada a las malvas, manzanillas de las cercas, o a las yerbas silvestres de los arroyos y acequias.
2. Junta las espigas, los caminos, las estrellas
De todas esas puertas, de esas corolas y de esas espigas emerge su música que se eleva a confundirse con el cielo añil y las nubes blancas que bogan muy arriba en lo alto del cielo.
En mi pueblo se trenza su voz con el humo de las cocinas que emerge por entre las tejas de las casas ricas; o por entre los rastrojos o las pencas con que se techan las casas humildes.
Pero Margot canta principalmente para los humildes y para quienes tienen que asumir la causa y el destino de los pobres. Por eso su identificación con César Vallejo.
Y porque ella en su canto dice mucho de lo que somos, pero más de lo que debemos ser, y hacer, ahora mismo para construir un pueblo digno y feliz, con justicia y libertad.
Y lo dice con las fibras más tensas del alma, juntando todos los caminos y las estrellas.
Su voz tiene el registro de todos los colores con que explosionan los amaneceres de nuestro pueblo.
3. Su hada, guía y forjadora
Y tiene el perfume de los alhelíes cuando la luz en el paisaje nace, bulle y atardece. Y vuelve a surgir en la alborada.
Nació en Quinistaquillas, entre picaflores, viñedos y cascadas. A orillas del río Tambo, que se desborda en los meses de febrero, sembrando arco iris en su cauce sobre los puentes, bajando entre piedras, lianas y tacuaras de sus riberas.
Un lugar idílico de la provincia de Sánchez Cerro, en el Departamento de Moquegua, rico en pisco, vino, y otras espirituosas bebidas.
Su madre, Felícitas, fue su hada, su ángel, su guía y forjadora. Le enseñó a apreciar la poesía y a iluminar con ella la senda de la vida, con un repertorio en donde figuraban poetas peruanos y universales, como José Ángel Buesa, aquél que dice:
Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No se si me quisiste... No se si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
4. Voces extasiadas
O bien, con estos otros versos, que siguen:
Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
Pero si sé que nunca volveré a amar así.
Su madre, incluso, cuando era niña le escribía guiones de teatro para que ella los representara en la escuela; la condujo de la mano por el mundo de los libros y del arte. Y de oírla cantar es casi seguro que ella ahora canta.
Y le enseñó a saber leer en el gran libro de la vida. Por eso, ahora es lectora consumada de Miguel Hernández, César Vallejo, Roque Dalton, Gioconda Belli.
Quien reconoce como su verdadero padre a su abuelo paterno, don Toribio Palomino, quien la acunó, abrigó y paseó en noches de luna y junto a la hoguera. Quien le susurró a su oído voces y cuentos que se le han quedado extasiados en el fondo del alma.
5. Increpa, denuncia y defiende
Otro inolvidable personaje de su infancia es Rafael Pastor, su maestro de escuela primaria en Quinistaquillas, porque entre el rumor de la lluvia en las pencas, el gorgoteo del agua en los riachuelos y el piído de los pájaros en las huertas, le enseñó a encontrar la libertad en nuestros sueños y a no claudicar en nuestros ideales.
De allí que su voz fina, pura, indomable, es aliento, arrullo y proclama; aguacero de los andes y de su fuerza telúrica. Y anhelo de los desheredados de la tierra.
De allí que en su voz ella pliegue un quejido, susurre un aliento, formule un alerta y module una arenga.
Así como increpa, denuncia y defiende. E inaugura el amanecer de un tiempo nuevo, de un solo trazo y en un solo grito de júbilo.
Su canto nos impone ser valerosos. Es la endecha para quienes van a defender lo noble a costa incluso de morir en el intento.
6. La última victoria
Su voz es una consigna para ser más heroicos, para afrontar la vida con mayor arrojo y denuedo.
Y, a la vez, de identificación con el destino de todos los seres creados en el universo.
Es el canto de los runas de piedra, de los soldados de Andrés Avelino Cáceres, de Pedro Pablo Atusparia, de Luis de la Puente Uceda.
Es la endecha de los ejércitos en los desfiladeros sobre los abismos. O acampando en las cimas de las cordilleras heladas bajo el claror de los luceros.
¡Canto de valor, de esperanza, de lucha!
Y de osadía, para ir al frente de batalla, a la trinchera a defender lo humano. ¡E izar la bandera del bien para todos los hombres de la tierra!
Son cantos para la vida valedera y verdadera. Para el último asalto, para la batalla decisiva. Y para la última victoria.
7. Combatiendo los males de este mundo
Voz luminosa de la flor del cactus, que se eleva sobre los abrojos. Única, esplendente y en total transparencia, bajo el sol y emergiendo de las tunas y las pencas que la envuelven.
Voz suspendida en el infinito, agraria, matinal, silvestre. Con la proeza de las guitarras que lo acompañan. Y, a veces, de las antaras y quenas que la siguen.
Al fondo y detrás van los silencios, quienes también nos ofrecen sus mudos acordes, fugas, compases y, sobre todo, sus lacerantes heridas y agonías.
Siempre cantando al amor y a la rebelión. Y a solidarizarse con los seres humanos que sufren las injusticias de la vida.
¡Siempre lo herido por reivindicar! Siempre la congoja por consolar. Siempre el dolor con el cual ser compasivos, combatiendo los males de este mundo, por redimir, y la aspiración de lograr un mundo mejor.
Su canto es un río de piedras preciosas, de campos sembrados de anís, azucenas y alcanfores.
8. Anunciando la alborada
Voz que es un milagro, porque es un surtidero que no se arroja desde una cumbre inhiesta, sino que más bien despliega sus alas desde una hondonada cristalina hacia la cúspide de la montaña.
¡Esa es su proeza y su imposible! Ir al origen señalando el futuro. Con su canto elevado al infinito, impelido por una cascada hacia lo alto.
Es un río que emerge traslúcido, que musita entre las piedras y luego asciende a trovar entre los luceros.
Es calandria que vaticina, aún en el crepúsculo, el amanecer de un nuevo día, anunciando la aurora con dulces acordes y melodías.
Calandria en el viento, en lo alto de la rama de un tiempo nuevo.
Luz y chorro que brotan y que suben hacia arriba. Y, ¿para qué? ¡A fin de forjar una esperanza! Y las estrellas haciéndole coro y compañía.
Pero, ¿cómo surgió? ¿Cómo se hizo?
9. Dolor y esperanza
Un día leyó trémula a José María Arguedas. Lo admiró y su reverencia fue tan inmensa y sin límites que fue para ella un deslumbramiento. Fue descorrer las marañas que ocultaban un mundo hondo, conmovedor y absoluto. Fue descubrir una realidad hecha de dolor y esperanza.
Y se quedaron fijas e impresas en la retina de su alma las palabras de dedicatoria del libro “Todas las sangres” al charanguista Jaime Guardia, que leyó como si retuviera en las manos brazas, candela o carbones ardientes, cuando dice:
"A Jaime Guardia, de la Villa de Pauza, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin límites".
La imagen se le quedó impresa e indeleble acerca de aquel personaje, quien pasó a ser un referente mítico, ya en la inmortalidad.
Por eso no cupo de asombro y estupor un día en que asistió a una actividad cultural en la Cooperativa Santa Elisa.
10. Y cantó libre
Le dijeron: ese señor que está tocando y cantando es Jaime Guardia, amigo personal de Arguedas.
Se quedó paralizada, anonadada, estupefacta. No lo podía creer.
Se animó a ir a saludarlo. A preguntarle no se sabe qué. Pero ya no estaba. Bajó a los camerinos del auditorio. Y allí lo encontró: gigantesco, una mole, un apu tutelar de nuestros andes:
– ¡Maestro, quiero saludarlo! Es un honor poder hacerlo. Le tengo presente desde la dedicatoria de Todas las sangres, que le hizo don José María Arguedas.
– ¡Ah, gracias!
– Yo también quiero hacer música como usted, maestro.
– ¡A ver, canta! –Le inquirió, retándola sin plazos ni concesiones, don Jaime Guardia.
Y cantó. Libre, dulce, extasiada, como si se arrojara desde una peña al abismo.
– ¿Quién eres? ¿De dónde has salido? ¡Yo quiero que tú cantes conmigo!
11. Luz y conciencia
Ese fue el arrebato en contestar, de manera abrupta, inusitada e intempestiva, con los ojos engrandecidos por la emoción, del legendario maestro.
– Ahora mismo, vamos. Tengo una actuación. ¡Quiero que cantes!
– Pero, ¡no tengo nada preparado!
– En el auto ensayamos. ¡Vamos!
Así ocurrió. Ese fue el inicio de la carrera artística de Margot Palomino, pasando a integrar el conjunto Trilce de la familia de don Jaime Guardia.
Sin embargo, Margot se siente más una sembradora, una promotora cultural, una activista de la luz y la conciencia de la gente.
Se desvive por organizar actividades culturales. Ella, humilde, dice que canta como consecuencia y en su afán de hacer promoción cultural. ¡Y que por eso canta! Miren, la humildad. Y es que algunas divinidades no saben que son dioses.
12. Su trino más hondo
Margot Palomino es la anunciadora de una nueva alborada.
Es quien canta al Perú eterno, a los niños presentes, de antes y del futuro.
Canta a los pobres del mundo. A quienes armados de valor han iniciado el asalto al cielo.
Es el despertar del mundo andino en su melodía y en su trino más hondo.
Estela de agua fresca, nieve eterna, catarata andina. Manantial de agua dulce que sana las heridas.
Es un buen brindis, efusivo, cálido e inmenso. Es embriaguez de abrazo, de promesa y redención para todos los hombres y mujeres de la tierra.
Es la voz que junta el dolor y el agobio de siglos y la hunde en la esperanza y en el alarido de triunfo más súbito.
Es la queja y el dolor más acervo, junto al juramento y la consigna para arremeter contra los males que se han enseñoreado sobre el mundo.
13. Los andenes nuevos
Es para cambiar todo esto. Lo dolido y lo que apena. Y también lo que solo alivia, por la plenitud, la dignidad y la aurora plena de un tiempo nuevo.
De ella se recoge profunda alegría e intenso coraje. Es voz que arrulla, que enternece y nos subleva contra lo que daña y ofende.
Con su canto ella construye para ti, para mí, y para todos, los andenes nuevos. Y alienta la vida en los campos recién roturados.
Todo ello a fin de construir aquí y ahora, y donde tú te decidas, la solidaridad y la fraternidad humanas.
¡Porque ese es nuestro compromiso! ¡Ese es nuestro deber hacer vigente! Por eso existe actúa y será también invencible Capulí, Vallejo y su Tierra.
Esto es: ¡Restituir los valores del mundo andino sobre la faz del planeta! Y volver a acunarlos sobre el dulce regazo de la Pacha Mama, que es tierra sagrada.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
Teléfonos:
420-3343 y 420-3860
IMÁGENES DEL RECUERDO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
MARGOT PALOMINO, EN SANTIAGO DE CHUCO
21, 22 Y 23 MAY 2010
Casa de César Vallejo
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Noche Cultural en la Plaza Mayor
Plaza Mayor
MARGOT PALOMINO, EN CONCIERTO
ICPNA DE MIRAFLORES
Edición e imágenes: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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