CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
MAÑANA 16 DE MARZO
LLEVAREMOS FLORES Y NUESTROS CORAZONES
A CÉSAR VALLEJO, EN LIMA
No es una actividad planificada sino que surge en la víspera ante un llamado de nuestra integrante Florencia Roldán, quien nos dice que no podría vivir este día sin llevarle flores y una torta de cumpleaños, y eso nos consta por las actividades que ella ha organizado siempre este día y en años anteriores desde Capulí, Vallejo y su Tierra; porque recuerda a la madre del poeta quien estuvo en trance de morir al traerlo al mundo, pues frisaba ya los 42 años de edad.
Su sobrino don César Vallejo Infantes recordaba en el Aula Capulí que los médicos ya no pudieron hacer nada y solo discutían la alternativa de salvar a la madre o salvar al niño. Fue una mujer humilde y poseedora de la sabiduría milenaria de nuestra cultura popular quien pidió quedarse a solas unos minutos y al efecto de unas yerbas y rituales pudo hacer que el niño naciera.
Ramón Noriega Torero revelaba que aquel año de 1892 se desató un fenómeno del niño crucial que inundó de lluvias torrenciales el pueblo de Santiago de Chuco.
Han asegurado su presencia el día de mañana Bertha Morillo, Fabio Gallo, Ramón Noriega, Enma Gamboa, José Cruzado y todos cuanto puedan ser convocados por este “Avisa a los compañeros pronto”.
Luego pasaremos a un almuerzo de fraternidad en La Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por cuyos corredores César Vallejo “paseaba su perfil de ángel y demonio” al decir de Luis Alberto Sánchez”
Danilo Sánchez Lihón
César Vallejo
Su sobrino don César Vallejo Infantes recordaba en el Aula Capulí que los médicos ya no pudieron hacer nada y solo discutían la alternativa de salvar a la madre o salvar al niño. Fue una mujer humilde y poseedora de la sabiduría milenaria de nuestra cultura popular quien pidió quedarse a solas unos minutos y al efecto de unas yerbas y rituales pudo hacer que el niño naciera.
Ramón Noriega Torero revelaba que aquel año de 1892 se desató un fenómeno del niño crucial que inundó de lluvias torrenciales el pueblo de Santiago de Chuco.
Han asegurado su presencia el día de mañana Bertha Morillo, Fabio Gallo, Ramón Noriega, Enma Gamboa, José Cruzado y todos cuanto puedan ser convocados por este “Avisa a los compañeros pronto”.
Luego pasaremos a un almuerzo de fraternidad en La Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por cuyos corredores César Vallejo “paseaba su perfil de ángel y demonio” al decir de Luis Alberto Sánchez”
Danilo Sánchez Lihón
POEMA XXIII DE TRILCE
César Vallejo
Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos
pura yema infantil innumerable, madre.
Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente
mal plañidas, madre: tus mendigos.
Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto
y yo arrastrando todavía
una trenza por cada letra del abecedario.
En la sala de arriba nos repartías
de mañana, de tarde, de dual estiba,
aquellas ricas hostias de tiempo, para
que ahora nos sobrasen
cáscaras de relojes en flexión de las 24
en punto parados.
Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo
quedaría, en qué retoño capilar,
cierta migaja que hoy se me ata al cuello
y no quiere pasar. Hoy que hasta
tus puros huesos estarán harina
que no habrá en qué amasar
¡tierna dulcera de amor,
hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar
cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo
que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tánto!
en las cerradas manos recién nacidas.
Tal la tierra oirá en tu silenciar,
cómo nos van cobrando todos
el alquiler del mundo donde nos dejas
y el valor de aquel pan inacabable.
Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotros
pequeños entonces, como tú verías,
no se lo podíamos haber arrebatado
a nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di, mamá?
pura yema infantil innumerable, madre.
Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente
mal plañidas, madre: tus mendigos.
Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto
y yo arrastrando todavía
una trenza por cada letra del abecedario.
En la sala de arriba nos repartías
de mañana, de tarde, de dual estiba,
aquellas ricas hostias de tiempo, para
que ahora nos sobrasen
cáscaras de relojes en flexión de las 24
en punto parados.
Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo
quedaría, en qué retoño capilar,
cierta migaja que hoy se me ata al cuello
y no quiere pasar. Hoy que hasta
tus puros huesos estarán harina
que no habrá en qué amasar
¡tierna dulcera de amor,
hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar
cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo
que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tánto!
en las cerradas manos recién nacidas.
Tal la tierra oirá en tu silenciar,
cómo nos van cobrando todos
el alquiler del mundo donde nos dejas
y el valor de aquel pan inacabable.
Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotros
pequeños entonces, como tú verías,
no se lo podíamos haber arrebatado
a nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di, mamá?
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capulivallejoysutierra@hotmail.com
http://capuli-vallejoysutierra.blogspot.com/
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