LA VIRGEN DOLOROSA DE HUARAZ
Por Olimpio Cotillo Caballero
Huaraz tiene las particularidades más solemnes en Semana Santa desde hace muchos años atrás, en que sus hijos quisieron rememorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Durante el transcurso de estos 7 días se suceden solemnes procesiones desde la llegada triunfal de Jesús a Jerusalen, pasando por Jesús en el Huerto de los Olivos, el Señor del Prendimiento, el Señor de la Columna, Jesús rumbo al Calvario para ser crucificado junto a Dimas y Gestas, el Buen Ladrón y el Mal Ladrón, el Señor del Santo Sepulcro y el domingo Pascua de Resurrección.
Durante estas procesiones, tienen protagonismo muy resaltante, los que acompañaron a Jesús en diferentes pasajes bíblicos como los Soldados Romanos, elegantemente ataviados y de fieras miradas, lanzas ensangrentadas y látigos en la diestra.
Preside este acto litúrgico María Magdalena, San Juan (Evangelista) y el anda más pesado por la cantidad de personajes que acompañan al Nazareno que carga la cruz y en lugares prefijados cae ante el clamor de la multitud de gente que forma parte del séquito.
Al final del cortejo y bañada en lágrimas acompaña la Virgen Dolorosa, vestida de luto y tiene atravesado el corazón de siete puñales equivalente a igual número de sufrimientos supremos.
En esta ciudad, a este último cuadro de la madre de Jesús, se le conoce como “La Virgen Dolorosa”, cuya hermandad se preocupa anualmente en cuidar, venerar y cambiarla de vestido que siempre debe reflejar el dolor.
Así como en otros lugares se representa a la Madre de Jesús con el corazón atravesado por siete puñales, en Huaraz sucede igual.
MÁS QUE PUÑALES
PRIMER DOLOR:
Se le atribuye al anciano Simeón, el haber advertido a la Virgen María, que una espada de dolor le atravesaría el corazón por los sufrimientos de Jesús, su hijo bienamado, enviado por Dios Padre a buscar la redención de los hombres pecadores.
SEGUNDO DOLOR:
Parece que la mujer hubiera sido hecha para soportar el dolor por muy intenso que fuera. Pues, la Virgen María y José, al conocer que Herodes había ordenado dar muerte a todo niño, huyeron rumbo a Egipto para poner a salvo al niño Jesús y cuando iban a ser alcanzados por los jinetes de la muerte y sintiendo tanto dolor por la vida del recién nacido, María desesperada fue escondida tras el ramaje de un pequeño arbusto y José simuló estar descansando.
Los jinetes, al ver poca cosa, siguieron su rumbo salvándose María, el niño Jesús y José.
TERCER DOLOR:
Jesús tenía 12 años y José fue encargado de cuidar al niño. Sin embargo en un pequeño descuido, Jesús desapareció. Fue entonces que María, su madre, sintió tanto dolor por la pérdida de Jesús.
Buscaron en toda la ciudad, sin resultado alguno lo que aumentó la pena y el quebranto de María. Sin embargo, al entrar al templo, encontraron a Jesús, sentado junto a los sumo sacerdotes y gente madura de mucha experiencia, dialogando como el más enterado de los secretos de la vida.
CUARTO DOLOR
Jesús había sido llevado por los soldados de Anás a Caifás y de éste a Pilato para que fuera crucificado. Pilato se lavó las manos al no encontrar culpa alguna en Jesús.
En esos momentos, María su madre, San Juan y María Magdalena, encuentran a Jesús que era obligado a cargar la cruz para su propio suplicio. La turba buscaba la sin razón con tal de deshacerse de Jesús adoctrinados por los sumo sacerdotes y fariseos.
María, sabía del sufrimiento de su amado hijo, quien había sido azotado, coronado de espinas, humillado y vejado por la soldadesca.
QUINTO DOLOR:
Pero donde fue puesto a prueba la fortaleza de María, fue cuando Jesús al llegar al Monte Calvario, fue tendido sobre la cruz para ser clavado de pies y manos que era como si penetrara fierros candentes y el dolor, tanto de Jesús como de María les hacía padecer a cada golpe de martillo, en cada sonido seco y penetrante:
Sí, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces…
Poema de César vallejo.
SEXTO DOLOR:
María, la dolorosa, estaba a los pies de su hijo que desfallecía en la cruz y desde allí, al ver sufrir a su madre le dijo, a ella y a su discípulo Juan que en ningún momento abandonó a la madre de Jesús: “Madre, he allí a tu hijo…Juan, he allí a tu Madre”.
Momentos después, entregaba su alma al mundo celestial.
SÉPTIMO DOLOR:
Bajaron los restos mortales de Jesús y entregaron el cuerpo a la Virgen María:
“Canta; dolor que nadie sabe hacerlo
igual que tú…”
su regazo tembló, pero no de miedo, sino de dolor infinito al tener inanimado el cuerpo de su amado unigénito en su regazo. Sintió el dolor “dos veces” como cien, mil, más miles de puñales…le atravesaran el pecho y le destrozaran el corazón y el alma.
Y ella sabía de este trance doloroso…por eso gemía y lloraba en silencio porque todo estaba escrito y Simeón lo dijo…---