Mi papá, hasta el 25 de octubre del 2010 en que emprendió el Gran Vuelo, siempre recordaba a sus entrañables amigos de la infancia, adolescencia, juventud, de su vida adulta y de su vejez, y la mejor manera para tenerlos presente cada día, era narrando en familia sus experiencias, sus aciertos y errores, así como relatándonos refrescantes anécdotas costumbristas y deportivas en quechua y castellano que hacían humedecer de dicha sus pupilas y las nuestras, las que comparto con las cartas “Hola Shay” desde hace unas décadas. Una fórmula sencilla, pero sólida que une y fortalece los vínculos, donde los hijos, sobrinos, nietos y bisnietos aprenden día a día a querer a nuestra amada tierra.
En estos bellos momentos de tertulia familiar, que siguen siendo frecuentes, gracias a las páginas ancashinas de la Internet, nos sentimos contentos y elevamos nuestras oraciones por los promotores y participantes. Del mismo modo a los programas radiales que nos hacen llegar noticias de nuestro querido pueblo; también a las autoridades y fuerzas vivas que se fajan para brindarnos un terruño más próspero, fraterno y solidario. Que Dios los bendiga a todos.
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Sabemos que el dolor por la pérdida de amigos y familiares tuerce el alma sin misericordia, mas la Palabra de Dios nos hace comprender que es la ley de la vida y que debemos seguir adelante hasta el fin de nuestros días, sin olvidar que la paternidad es la respuesta a nuestras necesidades; es el campo que sembramos con cariño y cosechamos con gratitud; es la mesa que alimenta el alma y también el fogón que abriga el corazón.
Paisano, amigo, hermano, hijo, nieto:
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Cerrando los ojos dibuja en tu mente un eucalipto y verás sus raíces, grandes y pequeñas, abrazárse bajo la superficie para que el árbol floresca lozano. Pero la Madre Tierra no solamente ama a las raíces que sustentan al eucalipto, sino todo el árbol: tallo, ramas, hojas, semillas; asi como la fachada de una casa no es más importante que los cimientos que la mantienen en pie.
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Parafraseando el pensamiento universal de Khalil Gribran: "Todos podemos cubrir un arpa con un poncho para ahogar el trinar de sus cuerdas, mas nadie puede impedir que cante el pichuichanca libremente, salvo que se le rompa el cuello; y eso es ir contra la naturaleza del canto; así como la visión de un padre no presta sus alas a su hijo, pero sí puede guiarlo en su vuelo. Por eso hoy, y no mañana, abracemos el pasado con cariño, y el futuro con ansias de servicio comunitario; sólo así viviremos con alegría, paz y amor. Pero cuando demos a los demás, hagámoslo con sinceridad, cuidándonos de no cojear ante el lisiado intentando solidarizarnos con su cojera, porque eso no es bondad...
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Demos en torrentes como el arroyo que abreva a su paso y no seamos agua estancada que se evapora con el sol antes de calmar la sed de una árida garganta. Siempre recordando que el placer de la abeja es reunir miel de las flores, que se alegran cediendo su miel a la abeja; porque una flor es fuente de vida para la abeja y la abeja es mensajera de amor para la flor. Y para ambos abeja y flor, el dar y el recibir placer: son una necesidad y un éxtasis (K.G)".
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En este DÍA DEL PADRE, las velas de mi barquito de maguey están henchidas de viento y su pequeño timón me llevará a sentir el beso cariñoso de mi papá cuando llegue a su tumba, donde descansa su fatiga junto a mi madre querida y a mi recordado sobrino Christian. Un rato más y multiplicaremos los abrazos con los padres presentes y un momento de meditación y otro de oración por los padres que surcaron el éter al llamado del Señor.
Un fuerte abrazo,
Nalo
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