CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
JUNIO:
MES DE LOS NIÑOS, DEL MEDIO AMBIENTE, Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
CAMPAÑA MUNDIAL:
CIUDADANO QUE AMAS A VALLEJO: ¡DEFIENDE A SANTIAGO DE CHUCO DEL INTENTO DEL ALCALDE DE CAMBIAR SU PLANO URBANO DESTRUYENDO LA CÁRCEL Y LA CASA DE LUIS FELIPE DE LA PUENTE UCEDA!
AULA CAPULÍ
SÁBADO 18 DE JUNIO:
LA CANCIÓN ANDINA VALE UN PERÚ
ACTIVIDAD:
CARLOS HUAMÁN
GALERÍA DE POETAS Y COMPOSITORES DEL PERÚ PROFUNDO
PROGRAMA
1. Palabras de saludo, bienvenida y presentación: DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra
2. Carlos Huamán, memoria y presencia: OSCAR RAMÍREZ
3. Testimonio de vida, canción y poesía: CARLOS HUAMÁN
4. Actuación musical: JULIO HUMALA
5. Distinción Ágata Vallejo: CÉSAR VALLEJO YNFANTES
2. Carlos Huamán, memoria y presencia: OSCAR RAMÍREZ
3. Testimonio de vida, canción y poesía: CARLOS HUAMÁN
4. Actuación musical: JULIO HUMALA
5. Distinción Ágata Vallejo: CÉSAR VALLEJO YNFANTES
Fecha y lugar de realización:
SÁBADO 18 DE JUNIO 7.00 P.M.
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
planlector@hotmail.com
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PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
CARLOS HUAMÁN ES MAÍZ HERMANO
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Pobreza de dos, ya juntos
Hacía meses que se habían acabado los escasos fondos que tenía para sostenerse en la ciudad de México. No tenía un empleo fijo aunque había presentado solicitudes de becas en una y otra institución, pero de ninguna había hasta ahora recibido una respuesta positiva.
Había puesto esmero en hacer exhaustivo su currículo, en aliñarlo, llenando prolijamente los datos en las solicitudes, la precisión de las referencias, en la claridad de los informes y en las sumillas de las investigaciones que se postulaba realizar. Pero nada, ni una respuesta.
La estrechez económica se había vuelto extrema, la situación calamitosa. No se tenía ya ni para comprar un paquete de galletas. Deambulaba de hambre y no disponía ni siquiera de medio peso para un boleto en el metro que lo llevaría adonde pudiera agenciarse algo para comer él y Carmela, su compañera.
Ella es la persona que más lo ha ayudado. Los préstamos, que al principio lo hacía como amiga se alineaba en una lista que varias veces daba la vuelta, página tras página, de un cuaderno. Su última entrega fue ella misma. Ya se habían unido y la pobreza ahora era compartida, no solamente era de él sino de dos, ya juntos.
2. Aló, ¿me escucha?
Ahora eran los padres de ella quienes le prestaban dinero, pero siempre anotando al detalle muy escrupulosamente para pagarlos también con minuciosidad y precisión algún día. Las horas eran grises, pálidas, ojerosas. El futuro se esbozaba precario, incierto y lleno de opacidades.
En eso suena el teléfono. Está solo. Pero lo deja timbrar sin levantarlo. Vuelve a sonar y avanza con desgano. No tiene ganas de responder nada a nadie. Escuchó una voz que le decía:
– Quisiera hablar con el señor Carlos Huamán López.
– Si, yo soy.
– ¿Hablo con él mismo?
– Ya le dije, soy yo.
– Llamo del Departamento de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hace un año que usted no cobra el importe de su beca. Si no retira hoy, que es el término del año fiscal, todo ese dinero va a revertir al presupuesto central de la universidad. Aló, ¿me escucha?
– Sí, señor. Y, ¿cuánto es lo que tengo que cobrar?
3. Sí, señor
– Es una cantidad muy grande de dinero la que tiene acumulada. Le recomiendo traer una maleta. Pero cerramos indefectiblemente la oficina a la una de la tarde.
– Iré, señor, lo más pronto posible.
Mientras se alistaba corriendo, con el corazón palpitante, todo se le caía de las manos, porque le parecía que si no se apuraba iba a cerrar la oficina y perder lo que en ese momento lo salvaría de la miseria atroz y también de sus deudas.
Pero suena otra vez el teléfono.
– Comuníqueme, por favor, con el señor Carlos Huamán López.
– Con él habla, señor.
– Lo llamo de la tesorería del programa de Patrimonio de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
– Sí, señor.
– Hace un año que usted no cobra el dinero de su beca concedida por esta Secretaría. Y hoy día cierra el año fiscal. ¿Aló?
4. ¿Aló? ¿Aló?
- Sí, le escucho, señor.
– Si no se acerca hasta la una de la tarde pasará a devengados y eso se pierde definitivamente. No se olvide de traer sus documentos de identidad y una maleta. Es mucho dinero. ¿Aló? ¿Es usted...?
Ya no alcanzó a escuchar porque tuvo el espanto de que no le iba a alcanzar el tiempo para ir de uno a otro sitio. No sabía lo que estaba sucediendo y se sentó a tranquilizarse porque estaba al punto del shock.
En eso suena otra vez el teléfono:
– ¿Con el señor Carlos Huamán López?
– Ya me avisaron señor. Ya sé todo. Ya estoy informado y me alisto para salir e ir allá. –Dijo automáticamente.
– Recién le estoy llamando, señor, de la Organización de los Estados Americanos, aquí en México. Hace un año que tenemos acumulado el monto de su beca de investigación. Pero hoy día se cierra el año fiscal. Si no cobra hasta la una de la tarde en que cierran nuestras oficinas el dinero revierte y la beca concedida se anula. Traiga una maleta, ¿aló? ¿Aló?
5. Como si hubieran cometido un crimen
Cuando regresó a su casa ya había anochecido. Su compañera sin saber de los afanes en los cuales había estado correteando lo vio entrar desencajado y arrastrando tres maletas. E imaginó lo peor. Además, no hablaba por el agotamiento y la tensión. Entonces ella con los ojos desorbitados abrió una maleta. Eran billetes del más alto valor en fajos y más fajos. Y dio un grito.
– Carlos, ¡qué has hecho! ¡Qué es esto! ¡Dime! ¡Habla! ¡Dios mío, no! ¿Te has vuelto loco? ¡No! ¡No! ¡Ya arruinaste tu vida y también la mía! ¡Por qué lo has hecho, Carlos!
Manoteó la otra maleta e igual: billetes nuevos y del más alto valor, se arrumaban a montones. Y la tercera idéntico.
– ¿Cuál banco has asaltado? ¿Solo? ¿Con quién? ¡Por qué no me has dicho lo que ibas a hacer! ¡Tan desesperado estabas! ¿La policía no te ha seguido? Aunque me tomen presa yo iré a devolver ese dinero.
Y se puso a llorar desesperadamente. Allí él fue recuperando el habla.
– No he robado, amor, cálmate.
– Entonces ¡qué has hecho! ¡Dime! ¡Confiésate!
Él se sentó y poco a poco fue contando cómo había sido ese día de atroz. Pero aún así, nunca les llegó el sosiego y era como si hubieran cometido un crimen.
6. Se descubrió poeta
Carlos Huamán López ahora se desempeña como investigador y docente en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ayer miércoles 15 de junio del año 2011 recibió la Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú.
Principalmente esta se le confiere por la exitosa organización a su cargo del Coloquio Internacional Todas las Sangres en México en homenaje a nuestro escritor José María Arguedas que contó con la asistencia de investigadores de diversos países de América Latina y Europa.
Pero, además, por su brillante trayectoria de hombre de letras, de poeta y compositor de canciones de gran vigencia en el cancionero de la música andina.
Carlos Huamán nació en Huamanga el 28 de noviembre del año 1962 en el seno de una familia numerosa, siendo el cuarto de once hermanos. Estudió en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, obteniendo allí la licenciatura en Educación.
A mediados de los años 80 se descubrió como poeta. Y empezó también a ponerle música a sus composiciones escribiendo huaynos como Maíz, Pedernal, Elegía, Leño, Cómo decir, Qué importa; los mismos que fueron y siguen siendo interpretados por artistas como Manuelcha Prado, los hermanos Gaitán Castro, Martina Portocarrero, Sila Illánez, Margot Palomino, Kiko Revatta, Trudy Palomino.
7. A pecho descubierto
En 1991 sus libros de poesía Cantar de Viento y Taki Unquy compartieron el primer lugar en el concurso “Renacer en Huamanga”.
El 3 de enero del año 1993 arriba a México, sin llevar equipaje, buscando un destino, pudiendo estudiar en el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos donde estudió y obtuvo la Maestría en Estudios Latinoamericanos.
Fue allí donde un día tuvo un sobresalto, un espanto y un momento de horror. Y fue allí donde recién le entró un miedo atroz, cerval. ¿Cuál era? ¿Qué ocurría? Y fue que le surgió esta pregunta:
– ¿Por qué estoy vivo?
Recién se dio cuenta que lo más inminente era haber muerto en Ayacucho de los años 80 hasta 1993 en que él recién sale. ¿O tal vez he muerto? Se pregunta.
Porque en los años del holocausto él vivió a pecho descubierto, de manera natural, libre y abierta, sin tener miedo, sin cuidarse nunca. Total era su tierra, allí había nacido y allí se había criado, era su mundo, era su gente. A todos conocía y todos lo conocían. Pero unos y otros iban desapareciendo, e iban cayendo muertos. Y él escribía canciones que la gente cantaba a escondidas.
8. Siempre serás maíz
El 21 de junio de 1986 se encontraba en la cocina de su casa. Comía su cancha que iba cogiendo desde una batea, cuando empieza a leer un periódico que alguien allí había dejado con fotos e imágenes de la matanza de presos políticos en el penal de El frontón en el Callao, en Lima.
Muchos de ellos eran conocidos, él no sabe si senderistas o no, con muchos de ellos había estudiado en la universidad de Huamanga.
Mientras iba leyendo se iba crispando sus nervios. La Marina de Guerra había bombardeado con cohetes instalaza C90 el edificio de la cárcel en donde estaban dentro más de 200 jóvenes encarcelados enterrándolos vivos.
Tiró el plato de cancha que se esparció por todo el piso. Se derrumbó en la silla. Ardía de indignación. Lágrimas hirvientes le corrían por el rostro.
Y el único gesto que se le ocurrió en ese momento fue arrodillarse e ir recogiendo los maíces. Mientras le brotaba la canción que ahora todo el Perú canta, musita y reza:
Maíz hermano, granito eterno,
jinete de rayos negros,
abrigo de niños tristes.
9. Cuando estaba ya muy lejos
Si al silencio te condenan
ruges en las cataratas y eres fuego,
si pereces en las grutas
alzas tus brazos poblados
y así vuelves.
Aunque el tirano te muerda
siempre serás maíz, maíz.
Aunque te arranquen los ojos
siempre serás maíz, maíz.
Esta y otras canciones que el pueblo en rebelión empezó a cantar subrepticiamente las compuso en plena guerra interna y siendo Huamanga el punto más álgido de ese enfrentamiento, en donde las capturas y desapariciones estaban a la orden del día.
– Por qué estoy vivo no lo sé. Incluso cierta vez muy de noche me encontraba por el cementerio de Huamanga. Cruzar la ciudad patrullada por soldados con la orden de disparar a cualquier objeto que se mueva a esa hora era peor que suicida. Además, ¿de dónde viene? ¿Voy a decirle: del cementerio? Había una tanqueta allí apostada y les pedí que me llevaran a mi casa. Subí y cerré mis ojos. Bien pudieron llevarme al cuartel de Los Cabitos y desaparecer para siempre. Cuando abrí los párpados estaba en mi casa. Es que nunca tuve miedo en esos días de horror. Recién el miedo infernal lo tuve en México, muy lejos y cuando estaba ya a salvo.
10. Una verdad tan de ayer y tan de siempre
Carlos Huamán López ha obtenido el doctorado en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México y el doctorado en antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia de ese país.
Es investigador a tiempo completo del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, de la UNAM.
Dirige el Seminario de Investigaciones permanentes Transfiguraciones socioculturales y Literarias de América Latina y el Caribe.
Es autor de Estación de Zorros, aproximaciones a la cosmovisión quechua-andina a través del wayno.
Pachachaca. Puente sobre el mundo. Narrativa, memoria y símbolo en la obra de José María Arguedas.
Si Carlos Huamán sigue vivo, creo yo, es porque el destino es ineludible y tiene una misión grande qué cumplir para el Perú eterno.
¿Por qué hay niños que nacen sin piernas y otros nacen con alas aunque invisibles y plegadas bajo los brazos? Es una verdad tan de ayer y tan de siempre.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
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420-3343 y 420-3860
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
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