GLORIA DÁVILA, TRAS LAS HUELLAS DE CÉSAR VALLEJO EN PARÍS
Cuando supe que viajaría para Francia, invitada al III Festival Internacional de Poesía a París; después de una evaluación exhaustiva -me dije que debía ir a ver a mi hermano, el poeta César Vallejo. Por eso pensé que no debía volver a mi patria, sin antes haber visitado el lugar en donde reposan sus restos, porque él es nuestro vate universal.
Allí recordé lo que dijera en vida: Yo nací un día en que Dios estuvo enfermo, grave... Y precisamente sería grave no irle a ver, aquello es como un deber para todos quienes somos peruanos al llegar a París, y eso hice a mi arribo a la "Ciudad de las esquinas redondas".
¡Ah París, París...!, ¡Voila...! cava bien...
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Quiero recordar a todos que mi permanencia en París, tuvo las dos caras de la moneda. Un día se los diré...Hoy sólo quiero hablar de mi viaje y el encuentro de su alma con la mía.
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Biografía de César Vallejo
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César Vallejo nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. En 1918 publica su primer libro de poemas: Los heraldos negros. En 1920 es acusado injustamente y encarcelado durante 112 días. En 1922 publica Trilce; un año después, publica algunas prosas y viaja a París.
En 1928 viaja a
En 1931 publica su novela Tungsteno. Viaja de nuevo a
Y cómo los grandes hombres quienes vaticinan su muerte, él Murió en París, un día del cual tenía ya el recuerdo, y ése fue el año 1938.
Y el siguiente año 1939 se editan, de manera póstuma, los Poemas humanos.
¿Y cómo no recordarlos...?
Allí sus poemas más profundos, esos que nos elevan para darnos un espacio mayor de lo que es su poesía.
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LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé
¿Golpes...? y los golpes siguen su saeta, y ahora entiendo mucho más esos golpes...
Esos golpes... que solo se pueden entenderse sintiéndolos en carne propia, como él lo sufrió.
Y sólo se puede entender su dolor, cuando se llega a un lugar en donde nadie nos espera, en donde nada se tiene y se sufre hasta lo indecible y como dijo él: sin que yo les haga nada.
Y en estos otros versos en que nos habla de la pena de Dios:
Siento a Dios que camina tan en mí,
con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos, Orfandad...
Esa triste orfandad que se siente fuera de nuestra patria, y creo que él mejor que nadie, lo ha sabido beber y, por eso dijo:
Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
que él me dicta no sé qué buen color.
Como un hospitalario, es bueno y triste;
mustia un dulce desdén de enamorado:
debe dolerle mucho el corazón.
Claro que debió dolerle, cuando a pesar del calvario en el que vivió seguía siendo.... humano demasiado humano como lo dijera Nietzsche en su momento.
OH, Dios mío, recién a ti me llego,
hoy que amo tanto en esta tarde; hoy
que en la falsa balanza de unos senos,
mido y lloro una frágil Creación.
En la creación del hombre nuestro César Vallejo, ha bebido de la mejor de las herencias que quisiéramos tener quienes amamos la poesía, pero aquella le ha cobrado en duro peso, por eso tuvo que abandonar el país...
Tomo el texto de nuestro compatriota Danilo Sánchez Lihón para que sepamos porqué se fue a Paris nuestro vate peruano:
El adiós y el regreso en César Vallejo
Danilo Sánchez Lihón
1. Mañana me embarco rumbo a París
El 17 de junio de 1923, César Vallejo dijo definitivamente adiós al Perú al viajar rumbo a París para no regresar corporalmente nunca más. Fue domingo el día en que zarpó del Callao, después de escribirle a su hermano Manuel Natividad lo siguiente: Te pongo estas líneas para anunciarte que mañana me embarco rumbo a París. Voy por pocos meses, seguramente hasta enero o febrero y nada más. Voy por asuntos literarios y ojala me vaya bien.
Iba donde la vida era crítica y hasta cruel. No era el incentivo de su viaje pasar buena vida, gozar de lo cómodo, complaciente y hedonista. Menos era su intención hacerse rico. Iba a un continente en donde era difícil incluso sobrevivir. Había tomado el rumbo hacia una Europa conflictiva y le atraía porque en ella todo era convulso y donde ya se escuchaba el fragor de los cañones y los clarines de combate.
Para referirnos a un aspecto: en el campo del arte allí cada año aparecía una nueva corriente literaria, que experimentaba fórmulas, temáticas novedosas, relaciones con otras artes, manifiestos y proclamas decisivas, ocurriendo lo mismo en otros ámbitos como la política, la economía y el acontecer social. Era una Europa de entreguerras agitada, vibrante y sin tregua, adonde él se arrojaba absolutamente inerme e indefenso.
En realidad, Vallejo siempre dirigió sus pasos hacia donde las papas quemaban, hacia donde la historia estaba en criba, tropel y fragua plena. Así fue a la estremecida Rusia en tres oportunidades y tuvo la intención de trabajar allí en una etapa crucial, cuando todo en ella eran privaciones y definía a cada instante su destino.
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/sanchez_lihon_danilo/adios_y_el_regreso.htm
Continúo con sus versos:
Y tú, cuál llorarás tú, enamorado
de tanto enorme seno girador
Yo te consagro Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes; porque siempre
Debe dolerte mucho el corazón.
Mi corazón, al verlo allí, en una tumba fría, en una que grita a mil vientos que es pasajera la vida...
Pero César no sólo fue poeta, también fue un excelente narrador y prueba de ella tenemos: Paco Yunque, Tungsteno...
El poeta César Vallejo, también fue escritor y en su obra Paco Yunque, nos arranca el corazón... y con ella nos lega el panorama de los arriba y los de abajo, tema que nos llama a la reflección no sólo porque en ella se expresa un mundo de injusticias... si no porque aquello se continúa viendo hasta hoy.
He revisado textos que hablan de sus obras y sigo maravillada, por eso cito:
En el caso del Tungsteno existe en Vallejo un evidente propósito social: la denuncia del imperialismo norteamericano mediante la expoliación de los indígenas y los abusos contra los obreros en las minas. Igualmente, el ahogo de toda intentativa de independencia de esta explotación inhumana. Vallejo acusa, así mismo, el servilismo de la clase burgués al que también se prestan las autoridades y los personajes adinerados frente al capital norteamericano, pecado mortal y secular de los dirigentes a través de su historia, que continua hasta el día de hoy, adoradores del becerro de oro....".
http://html.rincondelvago.com/tungsteno_cesar-vallejo.html
A cada paso Vallejo, no hace si no llevarnos a ese mundo en el que vivió. Ese mundo que entenderá quien llegue a Paris sin dinero, sin amigos y sin una cama tibia...
Por eso y por muchas otras cosas más...No hice si no preguntar por él, y lo hice desde mi arribo al aeropuerto "Charles de Gaulle" (París) el día 25 de septiembre de 2009 y como debía quedarme hasta el 4 de octubre.
París es una inmensa ciudad, y el Aeropuerto "Charles de Gaulle", el que ya me había hecho verter lágrimas el año 2005 cuando estuve de tránsito para ir a Madrid, fecha en que se extravió mi ticket y tuve que pedir una copia por 65 euros, y no como ahora que puedes solicitar con sólo tu nombre una copia sin pago alguno.
Como les decía el "Charles de Gaulle" es un monstruo, cuyos tentáculos te elevan en sus brazos; meciéndote como en una hamaca, pero no grata porque es difícil salir de ella, ni siquiera los que atienden allí te dan informaciones correctas.
¡Por eso ya me imagino cómo habrá sido la llegada del vate cuando enrumbaron sus pasos hacia París...!
A mi llegada a París, hice lo que todos harían, averiguar cómo acoplarse al grupo, entendí que la ciudad te absorbe hasta los tuétanos. Debes tener mucho temple para no sentirte estresado, porque puedes ver el mundo entero en cuestión de segundos. Rostros y rastros del arco iris en pieles y lenguas, y quienes transitan por sus calles; llevan a cuestas su etnia, sus sueños y su historia misma, como yo.
Agradezco profundamente la gentileza del poeta y organizador del evento Yvon Tetelbom, quien fue a recibirme, de no ser así hoy no estaría aquí contándoles mi experiencia. Sentí al Charles de Gaulle inmenso como mi angustia a su arribo, y había que orientarse sin tregua alguna. Jamás estuve en uno tan grande como éste a no ser como les dije de tránsito el año 2005, cuando volvía para América después de un mes de estancia en Hannover (Alemania), país en dónde vive mi familia, por eso escribí la historia de mis pasos con tremendas angustias. Pensar que el segundo día de mi estancia en París, ya pensaba en mi retorno ¿Ustedes dirán por qué?...Vengan a París para que sepan cuanta falta hace estar en casa.
Mi maleta, inmensa como mis inquietudes no dejaba que corriera, como lo acostumbrado en otros lugares a donde voy cada vez que soy invitada como poeta y, peor aún cuando yo estaba allí como invitada oficial y aquello no era cosa de juego. Ya nuestro compatriota había dejado sus pasos andados y había que desandarlas, reconociendo sus huellas y transitarlas al pie de la letra era cosa inquebrantable.
Y bien, la salida del aeropuerto nos costó mucho, porque tanto Yvon como yo no lo conocíamos bien, de modo que, nos perdimos dentro de ella. Bajamos y subimos el ascensor muchas veces, no quedaba otra cosa que reírnos de cada paso que dábamos.
Después de mucho luchar, conseguimos salir y por fin alcanzar el bus, uno que estaba vacío y en el que el chofer nos indicó que si deseábamos ir a la ciudad debíamos esperar porque era hora de refrigerio. Y eso hicimos. Yvon me extendió una mano, la miré y era una banana, me reí, porque debíamos compartir la mitad de ella. En mi patria hay más de uno para cada quien, allá es costosísima. Comimos mirándonos, allí nos hicimos amigos. Me refería que estaba muy contento de tenerme en su evento y eso caldeó mis ánimos, me sentí mejor.
Después de casi una hora de espera, vino el hombre que conducía el bus, y por fin nos dirigimos a otra estación con dirección a la salida del aeropuerto.
Uno, dos y tres buses, y por fin llegamos al centro de París, allí cerca al Café Indiana nos esperaba la poeta Cloé Bressam.
Foto: Café indina, en el centro de París
Foto: Chloé Bressam (poeta francesa), Gloria Dávila (poeta peruana);
Yvon Tetelmbom (poeta francés)
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Después de charlar un buen rato, casi una hora, en el que tomé mi primera taza de café, una que nos ofreció Yvon, quién dijo que si estás en París, debes tomar Café... la conversación se animó. Ahora no había más tensión, si no confianza.
Nuestra charla era un tanto rara, porque Yvon Tetelbom, no habla inglés si no francés, en tanto que Cloé si habla los dos idiomas, de modo que con la ayuda de ella pude comunicarme mejor con Yvon, ¿entonces en mi trayecto del aeropuerto al centro de París me habría entendido? En verdad no lo sé.
Ya daban las dos de la tarde y había que ir a tomar un baño y descansar, por eso nos despedimos de Yvon para enrumbar con dirección al lugar en dónde ellos asignaron me iba a quedar, que no distaba mucho del centro de París, si no unos cinco minutos. Cloé se sentó frente a mí, y empezó a formularme preguntas respecto a mi posición frente a la poesía, pero no hablamos en español porque ellos no hablan sino en inglés. Y así transcurrió el tiempo hasta que llegamos a la parada del bus y dejamos aquella línea para ir por unas pequeñas callecitas, y justo frente a un teatro, ella dijo que debía ser allí. Claro está que antes, preguntamos a las personas y por fin llegábamos a un edificio de más de 7 pisos en dónde en el quinto estaría hospedada, por todo el tiempo que durara mi permanencia en París que fue desde el 25 de septiembre hasta el 4 de octubre.
La señora la señora Ann Saint Macary dueña de la casa, ya no me esperaba, porque como su actividad de productora de cine y televisión francesa, le decía que debía ir, así que encargado a una vecina para que hiciera las veces de ella. La casa estaba ubicada en Chatillón Montrouge, y cerca de ella se encuentra el paradero final de los trenes eléctricos. y es como les dije a 5 minutos del centro de París.
Subir la maleta no fue difícil porque ellos tienen un ascensor, al llegar a ella con la poeta Cloé Bressam y mi inmensa maleta me llenó el corazón de inquietudes.
Foto: Gloria Dávila, en casa de la cineasta y productora Ann Sain Maccary
Después de ese día, tuve que agenciarme de un mapa de la ciudad, porque nadie me acompañaría en mi recorrido. Así que debía defender como pudiera y así fue, Me armé de valor y después del primer día en que la señora Ann Saint Maccary me llevara al centro de la ciudad, en dónde se iniciaba el evento, tomé la determinación de organizarme una noche anterior para mi trayecto del día siguiente. Gracias a la señora Ann Saint Maccary que con un inglés raro, con su acento francés, supe entenderla y por fin y a pesar de cargar mi inmensa angustia por enfrentarme a un recorrido por las calles de París, por fin hallé el lugar.
Aquel día, día dos de mi permanencia en parís, fui a una caseta de venta de tickets para el metro, y en el momento en que pedí en inglés, aquel hombre me miró y no dijo nada. ¿Será porque no se lo dije en francés?, entonces recurrí a mi diccionario para pedírselo en su idioma....s'il te plaît sept tickets pour le train, monsieur
Como si aquello fuera la llave mágica, me extendió los 7 tickets y con ella y sin decir nada, me entregó junto a los boletos el mapa con las rutas, que no tiene ningún costo...
Ese es el que usé durante mi permanencia en París, mi ruta está marcada como el número trece.
Foto: Croquis del recorrido del tren en París
Cada ticket tuvo el importe de 1.60 euros, Después supe que existe otro cuyo costo es de 27 euros y sirve para transitar en bus y en metro el mismo que se compra en un centro autorizado en el centro de París y se puede utilizar una semana.
Tenía que buscar a Vallejo, así que un 27 de septiembre de 2009, fui en su búsqueda, pero antes miré el mapa para saber cuál sería la ruta y allí por fin encuentro uno, Montparnasse, recuerdo haber oído ese nombre en boca de algunos poetas amigos que estuvieron en Francia, se me hacía familiar y bien yo me hallaba en Chatillón Montrouge, lugar en donde viví el corto tiempo que estuve en Francia, Paris.
En verdad sin un croquis uno terminaría perdiéndose dentro del metro y quizás hasta tome la otra línea, aunque ellas están enumeradas, hay que saber un poco el francés además de tener una buena orientación al bajar y subir al tren eléctrico. Entonces dije: Pour la proche fois qui va à Paris, je parlerai français (Para la próxima vez que vaya a Paris, hablaré el francés)
Foto: Tren en marcha, metro de París
Después de unos minutos de tomar el metro llegué hasta Montparnasse. Salí de metro para enrumbarme hacia la calle y poder hallar el cementerio.
El Cementerio de Montmartre, esta localizado en la 37 de
Foto: del Cementerio Montparnasse, París
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Hay dos entradas, en una de ellas (Cementerio Montparnasse) se halla una caseta en la que puedes solicitar el croquis del cementerio y con ella hacer más ubicable la tumba que desea hallar y precisamente yo iba tras las huellas de mi hermano poeta César Vallejo.
Y eso hice, me encaminé, con el croquis a la mano, pero no fue fácil, trascurrido hora y media, aún no lo hallaba, el recinto era inmenso y las tumbas ubicadas como en un laberinto, del que emergía mi angustia entre el espacio y perdiéndome entre ellas mi tiempo transcurría. Para mi pesar era domingo y los celadores del lugar me dicen que es hora de cerrar el lugar, pero digo: ¿si es aún temprano? Pero no hay nada que hacer, no podré hallarlo; porque exigen que deba abandonar. Me sentí muy triste, y con profunda nostalgia abandoné el recinto sin hallar mi objetivo, la tumba de César Vallejo.
Pero como no fui para perdedora, volví otro día, me tomé la mañana y esta vez sí tuve suerte, conseguí que unos jóvenes que se hallaban cuidando el lugar me apoyaran; dicho y hecho. Me subieron a un carrito de transporte personal y llegamos hasta el lugar y en un santiamén estábamos en la tumba de César Vallejo.
Y allí estaba, frente a la tumba de nuestro poeta, el más grande de todos -no lo digo yo porque soy peruana- lo dice la mayoría y no sólo en Paris si no en muchos países a los que fui; eso sí que es ser UNIVERSAL.
¡CÉSAR VALLEJO...!, UN AEDA GENIAL, UNO QUE SUFRIÓ LO INDECIBLE, UNO QUE SUFRIÓ
Minutos después de mi arribo, observé cómo se hallaba el lugar, tuve pena mucha pena.
Foto: Gloria Dávila en la tumba de César Vallejo, París
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Una inmensa nostalgia invadió mi alma, una que me hizo llorar, no de dolor, si no de impotencia por saber cuán grande es el olvido. Jamás lo vi, jamás lo oí, pero sus palabras cincelaron mi alma al punto de crear en mi un mundo y con ella un entendimiento feroz de su dolor, una razón más para amarlo.
Todos quienes seguimos su poesía magistral así como su narrativa sabemos cuanto amó a la humanidad, pero, ¡está olvidado, sí eso es, olvidado! Mientras otros hablan de Vallejo en innumerables rondas poéticas, yo sentencio que son sólo palabras, esa tumba guarda los restos del más grande de los poetas, el poeta universal y ¿Qué se observa?, pues nada menos que el olvido de quienes deben por lo menos rendirle un homenaje, un busto o una muestra de que allí está nuestro César Vallejo, pero no, no hay nada, sólo unos cuantos paisanos dejaron sus mensajes, pequeños retazos de papel, algún souvenir peruano y hasta un choclo, y no es porque exagere el hecho, lo he visto, lo he sentido.
Vertí mis lágrimas como por un caño anciano, por ese olvido. Mi alma se atiborraba de una extraña sensación, una que jamás la he sentido. Allí estaba frente a su tumba, yo que le entregué muchos de mis versos, le ofrecí un pequeño recital en privado, porque es lo mínimo que pude hacer. No caben palabras para la sensación inmensa al estar allí, en París y en la tumba de nuestro vate universal.
Foto: César Vallejo, en su lecho de muerte,
el viernes 15 de abril de 1938, en la clínica Arago de París
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Hoy pido a las autoridades, aquellas que velan por nuestro patrimonio cultural. Deben formular una vez por todas, un proyecto para hacer que su tumba sea visible, por preservar nuestro orgullo universal.
César Vallejo, es un poeta catalogado como de gran estirpe literaria. Y bien mi pedido es que se atienda a su tumba, nuestro vate César Abraham Vallejo Mendoza, merece un hermoso lugar, un busto allí, para quienes lo a ver, sepan cómo hallarlo. ¡Por favor...!
Este es un pedido a viva voz, que Vallejo no se pierda entre la desatención al que fue confinado en vida.
¡VIVA CESAR VALLEJO!,
¡VIVA SU POESÍA!
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Gracias por su interés a quienes leyeron este pequeño artículo, y si gustaron de el, no se pierdan las siguientes notas de mi viaje a París...
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(c) Gloria Dávila Espinoza
París, Octubre de 2009
Fuente:
ARTE, FILOSOFÍA Y LITERATURA "COLIBRI" de GLORIA DÁVILA
GLORIA DÁVILA, TRAS LAS HUELLAS DE CÉSAR VALLEJO EN PARÍSIMÁGENES DEL 17º ENCUENTRO DE ESCRITORES DE ANCASH
"ALBERTO CARRILLO RAMÍREZ"
CENTENARIO DE LA MUERTE DE LUIS PARDO
3, 4 Y 5 ENE 2009
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