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Investigaciones sobre el patrimonio cultural de Chiquián
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Por: Arturo Ruiz Estrada
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Introducción
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Solo en años recientes se viene conociendo a nivel nacional la realidad del patrimonio prehispánico de Chiquián. Indudablemente que muchos pobladores actuales de la región tienen conocimiento de varios restos antiguos distribuidos en las cumbres y quebradas de su accidentado territorio y así se deduce de la lectura de algunas publicaciones (Carrillo Ramírez, 1972; Reyes, 2002; Rivera, 2003; Zubieta, 2003). Sin embargo, son datos muy escuetos, en muchos casos solo menciones de lugares donde aparecen vestigios milenarios. Es más bien para tiempos coloniales que encontramos algunos autores dedicados al estudio de los problemas etnohistóricos que dan una visión del enfrentamiento indohispano (Burga, 1988; Pereyra, 1989; Robles, 1966, 2007).Por esta razón, se hace imprescindible señalar con propiedad la naturaleza de tales vestigios, su antigüe-dad y el rol que cumplieron sus constructores en el desarrollo de la civilización andina. A este propósito venimos explorando sistemáticamente el territorio chiquiano con el apoyo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y hemos cumplido una primera etapa de actividades de investigación el año 2008. Los resul-tados de este periplo inicial en el conocimiento científico del pasado regional nos ofrecen inusitadas sorpresas. Y al estado actual de nuestros estudios estamos facultados para anunciar que Chiquián es depositario de un milenario legado aborigen. Legado que se remonta a grupos sociales arcaicos que fueron evolucio-nando paulatinamente hasta constituir sociedades complejas con pleno dominio de la agreste geografía a la cual se adaptaron y la transformaron para su propio bienestar. Estos grupos humanos complejos fueron los que finalmente enfrentaron la invasión incaica y española. Estamos pues presentes ante una realidad histórica en que el pueblo chiquiano recorrió a través de milenios labrando su destino y cuyos derroteros los vamos identificando en forma paciente. Desde luego que esta-mos solo en la etapa inicial del entendimiento de la historia local pero tenemos el propósito de continuar hurgando el pasado para que la población actual y la del futuro conozcan cada vez mejor su propia historia.
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El legado aborigen
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Los antiguos pobladores de Chiquián dejaron a la posteridad numerosos restos materiales que permanecen aún desconocidos para la ciencia. Ellos se en-cuentran en varios estados de conservación desde algunos que cuentan con pocas evidencias hasta otros en regulares condiciones como para ser investigados y ponerlos en valor. Y estamos convencidos que con el auxilio de la arqueología se puede lograr la recuperación histórica y su mantenimiento para que puedan ser apreciados por las poblaciones de la región y de todo el país.
Los antiguos pobladores de Chiquián dejaron a la posteridad numerosos restos materiales que permanecen aún desconocidos para la ciencia. Ellos se en-cuentran en varios estados de conservación desde algunos que cuentan con pocas evidencias hasta otros en regulares condiciones como para ser investigados y ponerlos en valor. Y estamos convencidos que con el auxilio de la arqueología se puede lograr la recuperación histórica y su mantenimiento para que puedan ser apreciados por las poblaciones de la región y de todo el país.
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De acuerdo a las exploraciones arqueológicas cumplidas se han registrado en la comprensión del distrito de Chiquián numerosos lugares con evidencias de restos antiguos de diferente naturaleza y antigüedad. Suman en total treinta sitios arqueológicos. Entre ellos destacan las agrupaciones monumentales arquitec-tónicas, los cementerios, los centros agrícolas, los abrigos rocosos con pinturas rupestres y una cueva con restos de petroglifos.
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Monumentos arquitectónicos
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Estos monumentos se encuentran distribuidos en varias cumbres y laderas de Chiquián en las cuales se observa, en términos generales, recintos de planta rectangular todos construidos de piedra y barro. Para ello utilizaron espacios llanos no muy extensos y no emplearon plataformas para sostenerlos. Es decir, los cimientos de dichas estructuras se asientan directamente en el suelo. Poseen vanos de acceso, restos de ventanas y nichos y en ningún caso observamos los techos aun cuando el alguno como en Capillapunta o en Quishuarmarca todavía resisten los hastiales que soportaban la cubierta. Evidencia esto el uso de techos a dos aguas y muy posiblemente elaborados de paja y madera.
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La mayor parte de estos sitios, por las características anotadas, responden a la tradición de estructuras que están presentes en la provincia de Bolognesi y el resto de la comprensión de la región de Ancash. Y a falta del hallazgo de objetos cerámicos se puede postular como correspondientes a las sociedades que poblaron la región durante el Período Intermedio Tardío, es decir inmediatamente antes de la invasión incaica a estos territorios.
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Entre los sitios registrados figuran los conjuntos de Capillapunta, Upayacu, Huancar, Amay, Puebloviejo, Mollepata. Calapapunta, Sitio S/N, Puscanhuaro, Matara, Pirurocorral, Huiquispunta, Quishuarmarca, Hualtuyoc, Incatanan, Sapusapu, Chaupigoshtu, Huachac y Lampastambo.
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De esta enumeración de lugares antiguos merece hacer referencia al sitio de Capillapunta por estar localizado muy cerca al pueblo de Chiquián y por mostrar buenas condiciones de conservación. Estamos seguros que su puesta en valor e investigación respectiva dará muchas luces sobre el poblamiento prehispánico de Chiquián y los sucesos iniciales de la presencia hispana. Puscanhuaro es otro sitio que aunque algo más alejado que Capillapunta, constituye también una urbe levantada de piedra que ofrece condiciones como para apoyar su conservación y estudio para conocer la vida de una población antigua en el territorio chiquiano. Matara es otro caso excepcional de complejo histórico arqueológico, que contiene excelentes evidencias de lo que fue una ciudad rural española en los andes. Se aprecia allí las mansiones hispanas, la iglesia, su plaza y las calles que configuran el típico asentamiento español instalado para controlar a los ayllus nativos de Chiquián. Actualmente se halla cubierto por un manto vegetal de cantutas y hualancas que custodian casi intacta una de las pocas urbes que se fundaron a inicios del coloniaje. Pirurocorral es una colina baja pero que destaca por los muros concéntricos que lo cubren y por sus características su construcción data de tiempos prehispánicos. Igualmente, las “ciudadelas” de Huiquispunta y Quishuarmarca que coronan las cumbres divisorias entre Chiquián y la comunidad de Cuspón, son ejemplos de urbes refugio desde donde se vigila inmensas quebradas de acceso a esos territorios. Tienen una función estratégica y reflejan etapas de conflicto por lo mismo de su ubicación a gran altura y por estar protegidas por abismos insalvables y accesos restringidos. Incatanan, como su propio nombre lo revela es un lugar de impronta incaica y debió ser una posa Tardía próxima al camino que asciende del valle de Pativilca hacia las Pampas de Lampas. Finalmente debemos referirnos al inadvertido complejo de Lampastambo que lo hemos registrado con especial atención debido al hecho de haber sido el tambo erigido por el gobierno del Cusco localizado justamente antes de ingresar a la pampa de Lampas, frontera de los grupos étnicos Huaylas y Cajatambo.
De esta enumeración de lugares antiguos merece hacer referencia al sitio de Capillapunta por estar localizado muy cerca al pueblo de Chiquián y por mostrar buenas condiciones de conservación. Estamos seguros que su puesta en valor e investigación respectiva dará muchas luces sobre el poblamiento prehispánico de Chiquián y los sucesos iniciales de la presencia hispana. Puscanhuaro es otro sitio que aunque algo más alejado que Capillapunta, constituye también una urbe levantada de piedra que ofrece condiciones como para apoyar su conservación y estudio para conocer la vida de una población antigua en el territorio chiquiano. Matara es otro caso excepcional de complejo histórico arqueológico, que contiene excelentes evidencias de lo que fue una ciudad rural española en los andes. Se aprecia allí las mansiones hispanas, la iglesia, su plaza y las calles que configuran el típico asentamiento español instalado para controlar a los ayllus nativos de Chiquián. Actualmente se halla cubierto por un manto vegetal de cantutas y hualancas que custodian casi intacta una de las pocas urbes que se fundaron a inicios del coloniaje. Pirurocorral es una colina baja pero que destaca por los muros concéntricos que lo cubren y por sus características su construcción data de tiempos prehispánicos. Igualmente, las “ciudadelas” de Huiquispunta y Quishuarmarca que coronan las cumbres divisorias entre Chiquián y la comunidad de Cuspón, son ejemplos de urbes refugio desde donde se vigila inmensas quebradas de acceso a esos territorios. Tienen una función estratégica y reflejan etapas de conflicto por lo mismo de su ubicación a gran altura y por estar protegidas por abismos insalvables y accesos restringidos. Incatanan, como su propio nombre lo revela es un lugar de impronta incaica y debió ser una posa Tardía próxima al camino que asciende del valle de Pativilca hacia las Pampas de Lampas. Finalmente debemos referirnos al inadvertido complejo de Lampastambo que lo hemos registrado con especial atención debido al hecho de haber sido el tambo erigido por el gobierno del Cusco localizado justamente antes de ingresar a la pampa de Lampas, frontera de los grupos étnicos Huaylas y Cajatambo.
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Los complejos arqueológicos mencionados indudablemente no son los únicos del territorio Chiquiano pues quedan aún otros tantos para ser explorados. Pero tan solo la relación arriba citada nos revela un denso poblamiento en tiempos prehispánicos porque sus antiguos ocupantes lograron domesticar su accidentado ambiente. Estando en la plenitud de su esplendor, todas estas poblaciones fueron sometidas al poder del Tahuantinsuyo y a la dominación colonial que impusieron los castellanos de España. Hubo, desde luego, razones importantes para estas incursiones, y fueron nada menos el aprovechamiento del resultado del esfuerzo indígena regional que creó espacios aptos para la supervivencia humana.
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Cementerios
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La vida está necesariamente ligada a la muerte. Si las antiguas poblaciones del territorio chiquiano habían creado urbes en territorios accidentados y complejos agrícolas en las laderas de fuerte pendiente, gestaron al mismo tiempo su particular patrón funerario. Muestras de este patrón los apreciamos en los sitios de Cutacarcas, Mataracuta y Rucupata. En el primero de éstos se aprecia los restos de lo que fueron tumbas hechas de piedra ya muy destruidas porque en un lugar próximo se levantaron las edificaciones de la casa hacienda colonial del mismo nombre. En cambio Mataracuta, localizado en las proximidades del complejo colonial de Matara expresa una particular modalidad funeraria que consiste en tumbas alargadas, no muy elevadas y con techos de piedra. Estas sepulturas se hallan en el campo lo que contrasta con otras construcciones funerarias que aparecen bajo los abrigos rocosos en la misma región. Rucupata es otro cementerio que tiene similar configuración arquitectónica que Mataracuta, pero que se ubica en los linderos entre Roca, y Chiquián.
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Centros Agrícolas
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Como pueblos de vieja raigambre agrícola, los antiguos chiquianos constru-yeron numerosas andenerías en las pendientes de los cerros. Para ello levantaron numerosas terrazas que fueron aprovechadas en la práctica de los cultivos que eran la base de su subsistencia. Claros ejemplos de la ingeniería agrícola prehispánica son los sitios de Huishra y Pumatian en las pendientes que bajan al río Tingo.
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Pinturas Rupestres
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Un caso especial son las pinturas rupestres, las cuales aparecen asociadas a tumbas localizadas en los abrigos rocosos. Pero esto no descarta que existan pinturas en sitios aislados no necesariamente junto a las tumba. Pero para el caso de nuestra investigación solo hemos registrado pinturas asociadas a restos funerarios. En efecto, tanto en el sitio de Tuyupata como en Diabloqaqa se aprecia que en las paredes del abrigo rocoso que cobija la tumba, aparecen dibujos rupestres antropomorfos, zoomorfos y geométricos. Esta costumbre tiene relación con los cementerios de Shullupacanga donde se ha identificado tumbas asociadas también a pictografías (Alcalde González, 2004) y nos hace recordar, igualmente, a muchos cementerios prehispánicos de la provincia de Recuay, así como también a los pueblos antiguos de Luya y Chachapoyas.
Un caso especial son las pinturas rupestres, las cuales aparecen asociadas a tumbas localizadas en los abrigos rocosos. Pero esto no descarta que existan pinturas en sitios aislados no necesariamente junto a las tumba. Pero para el caso de nuestra investigación solo hemos registrado pinturas asociadas a restos funerarios. En efecto, tanto en el sitio de Tuyupata como en Diabloqaqa se aprecia que en las paredes del abrigo rocoso que cobija la tumba, aparecen dibujos rupestres antropomorfos, zoomorfos y geométricos. Esta costumbre tiene relación con los cementerios de Shullupacanga donde se ha identificado tumbas asociadas también a pictografías (Alcalde González, 2004) y nos hace recordar, igualmente, a muchos cementerios prehispánicos de la provincia de Recuay, así como también a los pueblos antiguos de Luya y Chachapoyas.
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Petroglifos
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En este caso, adquiere relieve el registro que hicimos de la cueva de Shagshamachay, donde sólo aparece motivos realizados por la técnica de los petroglifos, es decir que son grabados sobre las paredes rocosas de la cueva. Lo interesante es que entre los símbolos representados se distingue la figura de ser-pientes, rostros humanos, diseños zoomorfos y otros geométricos. Existe una combinación de diseños altoandinos y marítimos como una expresión de las interrelaciones costeño-serranas de tiempos prehispánicos. Los hallazgos de algu-nos escasos restos de herramientas líticas nos hacen pensar en su contempo-raneidad a las que localizó el arqueólogo Thomas Lynch, quien asignó una fecha de 9,000 años de antigüedad. Sin embargo, si bien puede aparecer una ocupación bastante temprana, nos parece que los petroglifos son más tardíos, muy probable-mente de tiempos del Formativo andino.
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Importancia
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Consideramos que los resultados de la investigación realizada en los territorios de Chiquián dan inicio al conocimiento de la historia de muchos miles de años antes de la presencia española. Historia que es necesario entenderla para afianzar nuestras raíces y sentirnos firmes en el avance hacia el futuro. No es posible ahora continuar ignorando los milenios de esfuerzo del hombre andino por adaptarse y manejar un medio geográfico muchas veces hostil. No es posible también desconocer la serie de logros tecnológicos creados en forma autónoma. La historia contemporánea, del coloniaje al presente, es apenas un lapso de no más de 500 años. En cambio la historia de Chiquián y otros pueblos andinos abarca por lo menos, aproximadamente, unos 9,000 años de existencia. Tiempo del cual es poco lo que conocemos. Es decir, desconocemos la mayor parte de nuestra propia historia lo cual va en desmedro de la identidad que reclamamos siempre. Por ello, resulta pues muy importante desarrollar trabajos de investigación arqueológica para que nos expliquen la trayectoria cultural de nuestros pueblos.
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Bibliografía
ALCALDE GONZALES, Javier I. 2004. Shullupacanga: El registro arqueológico de un cementerio con pictografías en el cerro San Cristóbal de Chiquián. Arqueología y Sociedad Nº 15. Museo de Arqueología y Antropología. Centro Cultural San Marcos. UNMSM. Lima.
BURGA, Manuel. 1988. Nacimiento de una utopía. Instituto de Apoyo Agrario. Lima.
CARRILLO RAMIREZ, Alberto. 1972 Ensayo Monográfico de la Provincia de Bolognesi.
PEREYRA PLASENCIA, Hugo. 1989Chiquián y la región de Lampas entre los siglos XVI y XVII. Una hipótesis sobre el origen de las campañas de extirpación de idolatrías en el Arzobispado de Lima. En Boletín del Instituto Riva Agüero. PUC, N° 16. Lima.
REYES BARBA, Mario. 2007. Chiquián. La incontrastable Villa. Compendio histórico de un pueblo en transformación. Lima.
RIVERA, Limber. 2003. Las Codilleras Raura y Huáyhuash. Su importancia geoeconómica. INDEC. Lima.
ROBLES MENDOZA, Román. 1966 Chiquián: Tradición y Modernidad. UNMSM. Facultad de Ciencias Sociales. Lima-Perú.
La religión cristiana en el proceso de colonización del mundo andino: destrucción y supervivencia de las prácticas religiosas prehispánicas en Mangas (Cajatambo-Bolognesi). En Koth de Paredes, María y Amalia Castelli (comp.). Etnohistoria y Antropología andina. Primera Jornada del Museo Nacional de Historia (1976).
Quipus y Mashas en la Comunidad Campesina de Mangas.
2007. La Banda de Músicos. Las bellas artes al Sur de Ancash. UNMSM. Lima.
ZUBIETA NÚÑEZ, Filomeno. 2003. Cuspón. Un reencuentro con nuestra Comunidad. Gráfica Bisso S.R.L. Huacho. 2003 Por la Ruta del Huáyhuash. Gráfica Imagen. Huacho.
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Dr. Arturo Ruiz Estrada (arqueólogo – UNMSM). Es un académico prolífico y ha desarrollado una carrera de investigación intensa que ha extendido sus contribuciones a la etnografía, la antropología, y la historia nacional, destacando evidentemente sus estudios arqueológicos en el país. En reconocimiento a esta labor el 2007 recibió la distinción al Merito Científico otorgada por la Universidad
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Dr. ARTURO RUIZ ESTRADA. Que Dios continúe guiando sus pasos e intelecto en bien de la ARQUEOLOGÍA MUNDIAL. Asimismo el saludo fraterno de la familia Alvarado Balarezo a mi prima HILDA ALVARADO CASTILLO, quien apaga velitas en California.
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Nalo
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FOTOGRAFÍAS DEL RECUERDO:
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DR. ARTURO RUIZ ESTRADA
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(Lima, Chiquián y Cuspón)
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