miércoles, 14 de julio de 2010

CARTAS DE MADRE TERESA DE CALCUTA (NARRACIÓN) - POR ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - MIAMI

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CARTAS DE MADRE TERESA DE CALCUTA


(Narración)

Un testimonio de Beatriz Dammert Rizo Patrón, publicado hace algunos años en una revista de U.S.A., es rescatado en la narración de Addhemar H.M. Sierralta para darnos a conocer las cartas especiales de Madre Teresa que cambiaron la vida de la protagonista de esta nota.


Este es un testimonio de quien durante los últimos cinco años de vida de la Madre Teresa de Calcuta mantuvo una correspondencia de estímulo y de guía espiritual personal que fortaleció su labor de agente pastoral en los penales. Deseamos compartir las confidencias de Beatríz Dammert Rizo Patrón con la religiosa de los pobres, Madre Teresa.

“Madre Teresa se acercó a mi en un momento muy triste de mi vida, cuando todo estaba muy confuso y dentro de mi sólo habían dudas y tensiones”, me explicó, Beatriz, con la serenidad de la gente buena, para luego añadir lo siguiente :

“Desde niña busqué encontrar la felicidad interior que describían los cuentos de hadas. Esa alegría que no depende de nada externo y que brota sin cesar como un manantial inagotable dentro de ti. A través de los años fui tratando de superar muchas oscuridades poniendo un orden interno por medio de la meditación, el silencio, el servicio y una constante lucha para ser mejor persona”.

“Encontré muchos consuelos en el camino y si hubo tiempos de aridez, también se me dieron épocas de mucha comprensión y luz. Jamás dejé la oración aunque me pareciera a veces monótona y aburrida”.

“Había escuchado hablar de Madre Teresa de Calcuta por unos amigos pero no me había impresionado mayormente su obra. Un día en que me encontraba muy apenada y desconsolada, sentí su presencia espiritual, de pronto muy fuerte, en medio de mi llanto. Fue en setiembre de 1991. Me señaló mi camino y la misión que tenía que cumplir en esta tierra. A partir de ese momento se estableció una comunicación muy especial entre ella y yo. Sentía su imagen muy clara en mi casa, en mi mente, junto con la oración de San Francisco: ‘ May the Lord bless you and keep you. May He show his face and have mercy on you. May He turn his countenance to you and give you his peace. May the Lord bless’. Otra de las oraciones que venía a mi mente en forma constante era :’Recibe al Espiritu Santo, todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo. Todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo.’ La ley del perdón. En mi meditación diaria empecé a ver escenas de mi vida en donde habia dañado y otras en donde me habían ofendido . Poco a poco, con Madre Teresa como guía , fui sanando esos recuerdos durante casi un año”.

“¿Por qué a mi pudo ocurrirme todo esto? Había contado a muy pocas personas , entre ellas un sacerdote, lo que estaba experimentando. Pero aún no me atrevía a hacerlo con la misma Madre. Tenía una mezcla de asombro juntamente con dudas y muchas interrogantes. ¿ Por qué a mi si yo no era nadie especial ?. ¿ Por qué este privilegio de sentir esta comunicación ?. ¿ Por qué su amor invadía mi cuerpo con tanta fuerza que me hacía emocionar hasta las lágrimas. ¿ Por qué me pedía que rezara por ella ? ”.

“La respuesta surgió muy clara dentro de mi -proseguía Beatríz- como si ella misma me estuviera hablando: ‘Porque tu querías recibir, por eso se te ha dado. Todo el que desea recibir, recibe. No hay nada más’. Luego, diciembre, y la madre se enfermó, pero después sanó. Pensé que antes de escribirle, debería ir a conocer su obra y así lo hice. Desde enero de 1992, empecé a ir como voluntaria al Albergue de los Misioneros de la Caridad en La Punta, un distrito de la Provincia Constitucional del Callao, en Lima capital del Perú. Trabajé haciendo labor de terapia con los chicos internados ahí. En marzo decidí tomar un papel y un lapicero y sentada en el jardín empecé a escribirle a Madre Teresa”.

“Le hice a Madre Teresa, en mi carta, un resumen de mi vida, de mis dificultades, de mi trabajo, de mi familia y de todas las vivencias que estaba experimentando con ella desde setiembre de 1991. Eché la misiva al correo y me puse a esperar. Ella recibía miles de cartas diarias y no sabía si iba a contestar la mía. Un día en abril regresé a casa y vi que el cartero había dejado correspondencia debajo de la puerta. Vi en una el sello de los Misioneros de la Caridad. La alcé temblando sin poder creerlo. Entré a la casa, me senté en el comedor y puse la carta delante de mí sin atreverme a abrirla. Me decía a mi misma: “No, no es verdad lo que estoy viendo.” Esperé un buen rato para hacerlo. Cuando reuní la fuerza, abrí el sobre y me puse a leer lo que me había escrito”.

Cuenta Beatriz, que recibió cinco cartas : “Aún hoy al relatarlo, me ha vuelto a conmover hondamente. Una santa como Madre Teresa, con tantas labores que hacer, tomándose el trabajo de escribirme a mi, una mujer común y corriente. En la carta me reiteraba mi misión además de darme ciertas pautas. Durante varios años seguí recibiendo sus cartas. Una carta por año hasta que murió. Cinco en total. Fui muy celosa con esta intimidad espiritual. Se lo conté a muy pocas personas y aún a ellas no con detalles. Pensaba que al hablarlo se podría estropear esta comunicación. Las reacciones de las personas no son muy positivas cuando se habla de este tipo de experiencias. Empiezan las burlas, las dudas, los celos y hasta las agresividades. Asi es que guardé todo esto dentro de mi. Sólo cuando ella murió, sentí como que daba la autorización para hacerlo público”.

“Pero durante todo ese tiempo, fue Madre Teresa quien me ayudó a sanar mi vida emocional, fue ella mi guía espiritual, la que me enseñó el camino para que recibiera la paz del Espíritu Santo y hoy en día estoy totalmente segura que fue ella la que me preparó para hacer la labor que hago actualmente como agente pastoral en penales. Le agradezco todo el amor que me dio desde lo más profundo de mi corazón”.

Quisiera concluir -puntualizó Beatríz- con unas palabras de ese gran teólogo católico, Teilhard de Chardin: “Nada es precioso excepto esa parte tuya que está en los demás, y esa parte de los demás que está en ti. Arriba en lo alto, todo es uno”.

Hoy Madre Teresa de Calcuta ya ha sido beatificada por el Papa Juan Pablo II, Beatríz conserva sus cartas, las que he podido leer -sólo algunas- con bastante emoción y estoy seguro que el espíritu de esta mujer santa seguirá guiando el camino de nuestra amiga.


Fuente:


Tiempo Nuevo - Año 2 Nº 82
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Addhemar H.M. Sierralta

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