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LA LEYENDA DE LA CORONTA VOLADORA
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Ichiculqo y Chacuita ya llevan tres años de noviazgo. En todo este tiempo no han concretado su amor, ni siquiera jugando "al papá y a la mamá". Anoche, cuando celebraban tres años de compromiso, Ichiculqo le pidió la prueba de amor. Ella se excusó pidiéndole esperar hasta la noche de bodas. Es más, Chacuita le ofreció hacer "la coronta voladora", después del Danubio azul.
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- ¿Y cómo es la coronta voladora? -preguntó Ichiculgo.
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- Lo sabrás en la noche de bodas, amor, por favor, no seas impaciente - trató de tranquilizarlo, Chacuita.
Molesto por el desaire, Ichiculgo pensó en Vizcachita, una alegre pallita con quien tenía sus escapadas nocturnas. Entonces fue a buscarla y le preguntó:
- ¿Vizcachita, podemos hacer la "coronta voladora"? -ella, muy indignada, le espetó:
- Soy una palla alegre, pero decente, qué te has creído ichiculgo del cuerno -y le ordenó salir de su casa, amenazándolo con destrozarle el cráneo a mazazo limpio.
Ichiculqo, intrigado por saber algo sobre la "coronta voladora", viajó a Huaraz y visitó el rosado Vichay. Allí escogió a la más despampanante de las "chicas buenas", y se fueron al tálamo del placer. En plena faena le preguntó si era "mil oficios". Ella le respondió que hacía cualquier cosa por dinero, por lo que Ichiculgo le pidió hacer la "coronta voladora". Ella muy enojada lo saco a bacinicazos del cuarto.
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Al escuchar el alboroto, el administrador gritó:
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- ¡Qué pasa ahí! -Ichiculgo que estaba más aturdido que confundido, se disculpó así:
- ¡Qué pasa ahí! -Ichiculgo que estaba más aturdido que confundido, se disculpó así:
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- Solamente le he preguntado si sabe hacer la "coronta voladora" -al oír ésto, el administrador se enfureció y lo sacó a patadas del lupanar.
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Ichiculgo, desconcertado y atormentado, fue en busca de su pata Molécula, al Seminario de San Antonio de Sales, para que le ayude a despejar sus dudas. Molécula, ni bien escuchó las palabras: "coronta voladora", salió despavorido rumbo a la Capilla y se puso a orar de rodillas hasta el día siguiente por el perdón de sus pecados.
Ichiculgo, desconcertado y atormentado, fue en busca de su pata Molécula, al Seminario de San Antonio de Sales, para que le ayude a despejar sus dudas. Molécula, ni bien escuchó las palabras: "coronta voladora", salió despavorido rumbo a la Capilla y se puso a orar de rodillas hasta el día siguiente por el perdón de sus pecados.
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Ichiculgo, con la angustia apretando su garganta, retornó a Chiquián y fue directamente a la casa de un "neutro" de hana barrio, dispuesto a pasar la noche con el mariposón. Ya en plena función le pidió hacer la "coronta voladora". El "neutro" no soportó escuchar estas palabras y comenzó a flagelarlo con su huachcu, diciéndole:
Ichiculgo, con la angustia apretando su garganta, retornó a Chiquián y fue directamente a la casa de un "neutro" de hana barrio, dispuesto a pasar la noche con el mariposón. Ya en plena función le pidió hacer la "coronta voladora". El "neutro" no soportó escuchar estas palabras y comenzó a flagelarlo con su huachcu, diciéndole:
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- Eres un desgraciado, no quiero verte nunca más -y de una chalaca en la quijada lo echó del aposento.
Ichiculgo estaba demasiado ansioso, ¡enloquecido!, diría yo, ¡cegado!, dirán otros... entonces, haciendo de tripas corazón, buscó a su novia Chacuita y le pidió casarse lo más pronto posible, pues le asfixiaba la curiosidad por hacer la "coronta voladora". Chacuita aceptó eufórica y enfatizó que serían muy felices haciéndolo al aire libre.
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Esa misma noche se casaron, sin testigos ni chiuchis echándoles arroz, y salieron de inmediato al Huayhuash, para pasar su luna de miel a orillas de la laguna de Jahuacocha, donde según narra una "creencia telúrica", el "canchis canchis" sobre un pellejo duro de vaca machorra, es más sonoro que en colchón de paja de Huaca Corral.
Durante el trayecto, por el angosto sendero, el inquieto Ichiculqo quiso interrumpir el viaje para hacer la "coronta voladora", haciéndole cachita al Yerupajá...
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Chacuita, en su afán de satisfacer la curiosidad de Ichiculgo, ensayó un "strip tease andino", arrojando todas sus prendas al abismo. La sorpresa embriagó de deseo irrefrenable a Ichiculgo, haciéndolo jalar con fuerza las riendas de su mulita y se precipitaron al vacío, muriendo Chacuita en el acto...
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Han pasado 40 años de lo ocurrido y hasta ahora Ichiculgo está tratando de averiguar cómo se hace la coronta voladora... Yo también, por eso estoy más amargo que ayer, pues he perdido mi tiempo con este relato que no tiene final de leyenda, razón de más para compartirla contigo y no quedarme solo y temblando de pica, rabia y wantán frito...
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Huaraz, 02 de noviembre de 1983
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"Mientras Usgor salpica lunares de agua; Ichiculgo, colgado de una rama, llora a cascadas por su difunta chacuita."
