EL VALOR DE LA EDUCACIÓN: LOS NUEVOS PROFESIONALES, FESTIVIDAD Y ALEGRÍA
Por Agustín Zúñiga Gamarra
En la noche del 
miércoles (30.4.2014), estuve en un agasajo que dos padres organizaron 
en el club Chiquián, por la culminación de los estudios de MEDICINA de 
su hijo, que la próxima semana emprende su estadía de SERUM (Servicio 
Rural Médico) en la localidad de Juanjui. Entonces, mientras asistía hice
 historia del esfuerzo de los padres, en este caso se trataba de José 
Núñez Aranda (Comuno) y Doris Bravo, y de su hijo el Médico Rodrigo 
Núñez Bravo. 
Este acontecimiento 
del logro de una meta profesional basada en la educación debe ser 
exaltada, pues enarbola un ejemplo, que debe salir al frente, contra la 
TV, que exalta el éxito inmediato basado en el desnudo, la mentira, el 
chisme y la difamación. Pero, adicionalmente, exalta a nuestra tierra 
chiquiana, muy apegada a la educación, pues en nuestro pueblo 
considerado tierra de maestros, se formaron los mejores maestros de 
Ancash, en la Escuela Normal Mixta de Chiquián. Y, por eso, nuestra 
actividad diferenciada con los otros distritos tiene que ser la 
educación, la cultura, dentro del cual también tenemos que felicitar al 
Club Chiquián, que puede convertirse en el centro de difusión cultural 
ancashino, enalteciendo el estandarte de Chiquián Cultura, pues, tiene 
todas las comodidades, ambiente temperado, cocina confortable y 
servicios de calidad. Aprovecho este espacio para felicitar a los 
responsables que lo conducen con mucho esfuerzo.
Pero estas reuniones 
de exaltación a la educación, también nos sirven para reconocer el 
esfuerzo de los padres que con inteligencia, organización, trabajo, 
mucho amor, y sacrificio, consiguen que el joven, alcance la meta. Los 
padres que han alcanzado esas metas, claramente se convierten en 
ejemplos vivientes, en plantillas, en modelos a seguir, pues 
conociéndolos desde que nacieron, su diario esfuerzo, limpio, sano y en 
silencio, nos dicen con claridad que sí se puede. No es preciso robar, 
ni hacer actividades ilícitas. Por eso merecen, felicitarlos 
públicamente, y eso seguramente estimulará a todos. Igualmente, aunque 
los padres saben que en adelante sus hijos emprenderán caminos cada vez 
más solos, más independientes y probablemente los vean cada 4 meses y 
así paulatinamente ellos harán sus vidas, construirán sus propias 
familias, ellos seguramente recordarán estas reuniones como 
alicientes para soportar la lejanía natural del hijo. Por ello son 
necesarias estas reuniones. 
Pero estas reuniones 
tienen, también,  otro aspecto de mucha importancia, y se trata de 
VALORAR EL ESFUERZO DEL JOVEN, ellos tienen que sentir que la 
colectividad los quiere, los admira, les reconoce su esfuerzo, y sobre 
todo en su interior ellos percibirán cuando estén solos, que el pueblo 
chiquiano está pendiente de su vida, de su trabajo y de su éxito. Y que 
mientras estén lejos de sus padres, ellos deben saber que hay muchos 
amigos que acompañarán a sus padres. Eso, les dará tranquilidad para 
seguir su carrera profesional. 
Estos momentos de 
alegría por la culminación de la carrera profesional de los jóvenes, 
tienen que ser públicos, tienen que convertirse en eventos 
trascendentales de las instituciones, tal como el Club Chiquián, pues 
con ese reconocimiento, los niños  aprenderán, que no hay 
carreras imposibles, y que alcanzarlos tienen la misma fórmula: 90% de 
transpiración y 10% inspiración. Es decir responsabilidad, persistencia y
 aprecio al estudio. Pero también reconocerán que, lo normal en el ser 
humano, es dedicarse algunos años al estudio, es la edad escolarizada 
que concluye con la universidad. Cuando los niños vean homenajes a 
profesionales, militares, ingenieros, médicos, abogados, maestros, etc. 
Ellos dirán que sí es factible, qué sí se puede alcanzar todas las 
profesiones, aún habiendo nacido en pueblos distantes de la capital, y 
sin más dinero que el salario de sus padres, los ejemplos valen más que 
mil palabras.
Finalmente, quiero 
hacer llegar mis saludos, a los jóvenes médicos, Rodrigo Núñez Bravo y 
César Santos Calderón y a sus padres y familiares, que nos han devuelto,
 la esperanza porque alguna vez tengamos a mas jóvenes agasajándolos en 
el Club Chiquián, en ceremonias memorables, por culminar sus estudios, 
como lo habrían hecho en el Olimpo griego, con todos los honores, así 
nos demostraríamos a nosotros mismos que confiamos en la educación, que 
reconocemos como el valor más excelso que entregamos a los hijos, a 
nuestro Chiquián y a nuestra patria Perú. 
Viva la Educación!!!,  Viva los jóvenes profesionales!!!
Zaguán de Oropuquio
Lima, 4 de mayo de 2014
Fuente:
Por cortesía de Felipe Alvarado Balarezo 

