Invitamos a todas las amistades a la Misa de Honras por el Primer Mes de la partida de mi nieto Leonardo Marcel Acevedo Aguirre.
Iglesia:
Parroquia Nuestra Señora de Gracia. Calle 23 N° 180 Urb. Corpac, San Borja (Ref. óvalo Quiñones).
Día:
Jueves 30 de enero de 2014
Hora:
6:30 P.M.
Muchas gracias por acompañarnos,
Fortunato Aguirre Rivera
“Tanto amor y no poder contra la muerte”
César Vallejo (Masa)
Queremos agradecer, a nombre de la familia, las palabras de condolencias, la presencia y el apoyo brindado por todas las personas que nos acompañaron el 1 y 2 de enero cuando le dimos el último adiós a Leonardo Acevedo Aguirre (12).
La partida de Leo ha sido, es y será el dolor más grande con el que tendremos que vivir por el resto de nuestras vidas. Un guadañazo que nos ha dado la muerte en las últimas horas del 2013 que, sin embargo, nos pone a prueba en los tiempos venideros.
Agradecemos a los familiares por haber estado en los momentos más difíciles, dándonos todo su apoyo y su enorme amor. Ustedes nos sostuvieron cuando creímos desbarrancarnos en un abismo sin fondo. A nuestros queridos padres, a los tíos Ángela, David, Edsel, Hernán y Romeen, por sus sentidas palabras de despedida. A Fortunato Aguirre, abuelo de Leonardo, por haber hecho una semblanza del querido nieto. También a nuestra amiga Cristina por sus saludos y por haber leído el poema de Frida Rodas titulado “Leonardo”. A la escritora Zelideth Chávez por recordar la intervención de Leo en la presentación de su libro infantil "Amancio, el murciélago".
Esta partida ha afectado de manera especial a sus primos (gracias Víctor por dedicarle esas palabras a Leo. Donde esté debe sentirse muy orgulloso de ti) y a sus amigos y profesores del colegio Luis Pardo con los cuales compartió sus intensos doce años. También a los directores del colegio Miguel Grau de Las Fresas, Puente Piedra.
De igual manera agradecemos la presencia del Conjunto de Zampoñas de San Marcos (CZSM), de los Sikuris 12 de Mayo, de los directivos del Centro Universitario de Folklore de San Marcos (CUF), de los Sikuris José María Arguedas, estos últimos por dedicarle melodías. Lo mismo a los hermanos de la Revista Sikuri quienes nos siguen acompañando. Esta solidaridad entre sikuris es de larga data y se ha hecho tangible, una vez más, con su presencia esos días.
Del mismo modo a nuestros queridos amigos del colegio Carlos Wiesse de Comas y los de mi esposa, Mercedes Cabello del Cercado de Lima, cuya amistad se ha mantenido y fortalecido con los años. Asimismo a nuestros compañeros de la Universidad de San Marcos. A los familiares que viajaron de provincia para acompañar a Leo y a los vecinos de la Asociación Las Fresas de Puente Piedra. A las amigas de su Mamá Aleja que lo consideraban como un sobrino. Y también a los amigos que no pudieron asistir y que nos llamaron por teléfono o escribieron por Internet.
A pocos días de su partida hemos recordado a Leíto no sólo como un excelente estudiante, sino también como un amigo querido en su colegio. Tanto que el 2013 fue elegido Alcalde Escolar. También lo recordamos cuando nos sorprendió a sus cortos 5 años recitando “Meme neguito”, de Nicomedes Santa Cruz, con el que se emocionaba y nos hacía emocionar. O ya más grandecito, a los 8, cuando aprendió Masa, de Vallejo, que luego recitó en el matrimonio de mi hermano David. Otra facetas suyas fueron la de pelotero, músico aprendiz (todo diciembre pasó sacando al oído canciones con una flauta), la de cinéfilo precoz (a su corta edad se había visto casi todo Chaplin, muchos Hitchcock y Allen, clásicos como Casablanca, El Padrino, Ladrón de bicicletas, El Exorcista y le encantaba las del Dr. Tarantino, como él solía decir) dentro de los variados libros que leyó le causaron mucho interés Las aventuras de Tom Sawyer, Moby Dick, Sandokán o Cien años de soledad, este último leído a los 11 años. Sabía de animales submarinos, astronomía, mitología griega… Y también era un pequeño sibarita, amante del ceviche, los buenos turrones y la pachamanca...
Pero quizá su mayor cualidad fue la de ser un niño muy amoroso y dador de cariño, alguien con una empatía y sensibilidad muy grandes. Sólo ahora que no está esa faceta nos produce sentimientos encontrados: por un lado un profundo dolor y, por el otro, una ternura y alegría inmensas por haber disfrutado de tanto amor.
Para concluir, reiterar nuevamente el agradecimiento a todos los familiares y amigos que nos brindaron su apoyo y consuelo que demuestra no solo lo afortunado que fuimos al tener a tan maravilloso hijo, sino también la buena madera de la que ustedes están hechos.
Esta partida ha afectado de manera especial a sus primos (gracias Víctor por dedicarle esas palabras a Leo. Donde esté debe sentirse muy orgulloso de ti) y a sus amigos y profesores del colegio Luis Pardo con los cuales compartió sus intensos doce años. También a los directores del colegio Miguel Grau de Las Fresas, Puente Piedra.
De igual manera agradecemos la presencia del Conjunto de Zampoñas de San Marcos (CZSM), de los Sikuris 12 de Mayo, de los directivos del Centro Universitario de Folklore de San Marcos (CUF), de los Sikuris José María Arguedas, estos últimos por dedicarle melodías. Lo mismo a los hermanos de la Revista Sikuri quienes nos siguen acompañando. Esta solidaridad entre sikuris es de larga data y se ha hecho tangible, una vez más, con su presencia esos días.
Del mismo modo a nuestros queridos amigos del colegio Carlos Wiesse de Comas y los de mi esposa, Mercedes Cabello del Cercado de Lima, cuya amistad se ha mantenido y fortalecido con los años. Asimismo a nuestros compañeros de la Universidad de San Marcos. A los familiares que viajaron de provincia para acompañar a Leo y a los vecinos de la Asociación Las Fresas de Puente Piedra. A las amigas de su Mamá Aleja que lo consideraban como un sobrino. Y también a los amigos que no pudieron asistir y que nos llamaron por teléfono o escribieron por Internet.
A pocos días de su partida hemos recordado a Leíto no sólo como un excelente estudiante, sino también como un amigo querido en su colegio. Tanto que el 2013 fue elegido Alcalde Escolar. También lo recordamos cuando nos sorprendió a sus cortos 5 años recitando “Meme neguito”, de Nicomedes Santa Cruz, con el que se emocionaba y nos hacía emocionar. O ya más grandecito, a los 8, cuando aprendió Masa, de Vallejo, que luego recitó en el matrimonio de mi hermano David. Otra facetas suyas fueron la de pelotero, músico aprendiz (todo diciembre pasó sacando al oído canciones con una flauta), la de cinéfilo precoz (a su corta edad se había visto casi todo Chaplin, muchos Hitchcock y Allen, clásicos como Casablanca, El Padrino, Ladrón de bicicletas, El Exorcista y le encantaba las del Dr. Tarantino, como él solía decir) dentro de los variados libros que leyó le causaron mucho interés Las aventuras de Tom Sawyer, Moby Dick, Sandokán o Cien años de soledad, este último leído a los 11 años. Sabía de animales submarinos, astronomía, mitología griega… Y también era un pequeño sibarita, amante del ceviche, los buenos turrones y la pachamanca...
Pero quizá su mayor cualidad fue la de ser un niño muy amoroso y dador de cariño, alguien con una empatía y sensibilidad muy grandes. Sólo ahora que no está esa faceta nos produce sentimientos encontrados: por un lado un profundo dolor y, por el otro, una ternura y alegría inmensas por haber disfrutado de tanto amor.
Para concluir, reiterar nuevamente el agradecimiento a todos los familiares y amigos que nos brindaron su apoyo y consuelo que demuestra no solo lo afortunado que fuimos al tener a tan maravilloso hijo, sino también la buena madera de la que ustedes están hechos.
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Fraternalmente,
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Saúl Acevedo y Dafne Aguirre