LUZ DE LUNA
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Pasada la medianoche me quedé dormido, y empecé a soñar:
"Luz de Luna me
pidió pasar la noche en un lugar donde nadie nos conociera.
En la plaza se alzaban silenciosas las sombras de las casas solariegas.
Se veía tan tierna como en sus cortos años, a pesar de varias décadas sin verla.
Salimos de la ciudad en un autobús. Yo iba escuchando los latidos de su corazón, pensando lo feliz que sería amándola en una habitación.
Cada uno había hecho su vida, y nuestros mundos coexistían en la brisa del recuerdo, nada más.
En la plaza se alzaban silenciosas las sombras de las casas solariegas.
Se veía tan tierna como en sus cortos años, a pesar de varias décadas sin verla.
Salimos de la ciudad en un autobús. Yo iba escuchando los latidos de su corazón, pensando lo feliz que sería amándola en una habitación.
Cada uno había hecho su vida, y nuestros mundos coexistían en la brisa del recuerdo, nada más.
Llegamos de madrugada a
nuestro destino. Camino a la posada hablamos de lo que no se había cumplido en
nuestras vidas.
En cada esquina, Luz de
Luna buscaba mis ojos y reía con las reminiscencias. De pronto se detuvo, me
besó y desapareció en un guiño de luz".
Hoy, un año después, me pregunto: ¿por qué vino a mi sueño con fulgor adolescente?, ¿por qué se desvaneció de repente?, ¿por qué vestía de blanco?, ¿por qué en días como este, siento su mirar?....
Desde aquella madrugada indago lo mismo en cada despertar, y sólo escucho mi palpitar.