jueves, 24 de junio de 2010

LA FIESTA DE AMANCAES - POR DARIO MEJÍA (AUSTRALIA)

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LA FIESTA DE AMANCAES

Por Dario Mejía

Todavía queda en el recuerdo de algunos esa estupenda celebración de la Fiesta de Amancaes que tenía la ciudad de Lima y que se convirtió en una tradición que duró 400 años, habiendo variado en su forma, estilo y concurrencia a través de los años. Pero lo que no varió fue el lugar donde ésta se llevaba a cabo, que era la Pampa de Amancaes, Abajo el Puente o en lo que hoy se conoce como el Distrito del Rímac. La mayor parte de nosotros no hemos podido disfrutar de esa fiesta tradicional, pero hemos sabido de ella a través de las crónicas y relatos que nos dejaron muchos hombres de letras y también los relatos de nuestros padres y abuelos que pudieron gozar de ese espectáculo que duraba varios días, a mitad del siglo pasado, aunque años atrás duraba hasta tres meses.

El 24 de junio, día de San Juan, marcaba el inicio de las visitas a la Pampa de Amancaes, siendo esa fecha la principal en el calendario de actividades que se realizaba por tal celebración. El motivo de visitar dicha pampa fue, al inicio, el de merendar en una hermosa y agradable área verde, apreciando al mismo tiempo las numerosas flores grandes y amarillas que crecían al pie de las colinas que rodeaban la pampa y que se conocían con el nombre de "amancaes".

Cuentan los cronistas de la colonia que estas visitas a la Pampa de Amancaes empezaron en el año de 1549 cuando don Andrés Cinteros, un adinerado minero, decidió establecerse en Lima fundando una capilla, en donde más adelante se edificó el templo a Santo Tomás, de la cual al termino de algunas ceremonias religiosas especiales, se dirigía con sus invitados, en paseo ecuestre, a merendar a las Pampas de los Amancaes.
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Cuando en 1610 se terminó de construir el Puente de Piedra que comunicaba a Lima con Abajo el Puente (Rímac), los paseos a la Pampa de Amancaes tomaron mayor importancia, reforzándose aún más cuando el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marquez de Montesclaros, hizo construir la llamada Alameda Grande, hoy de los Descalzos.

Manuel Zanutelli Rosas en su libro "Canción Criolla: Memoria de lo nuestro", Lima 1999, señala de que Juan Antonio Suardo en su "Diario", escrito entre 1626 y 1639, dice que a la Pampa de Amancaes concurrían hombres y mujeres con meriendas e instrumentos de música, danzas y otros entretenimientos. Zanutelli también menciona que Joseph de Mugaburu cuenta que el Duque de la Palata, Melchor de Navarra y Rocaful, frecuentaba la Alameda, pero a veces distanciaba sus paseos un poco más allá en compañía de su esposa, hacia el lugar conocido después como Pampa de Amancaes, y que los virreyes posteriores a él lo imitaron. En ese paraje había perdices y venados, que incitaban a la caza a los visitantes. Ello fue por los años 1681-1689, pero esas cacerías fueron esporádicas y ahí terminaron, cuenta Aurelio Collantes en su "Documental de la Canción Criolla", Lima 1972.

Conforme fue pasando el tiempo, a la Pampa de Amancaes, asistía tanto el señorío aristocrático como la gente del llano. Se podría decir que la fiesta de San Juan o Fiesta de Amancaes vino a ser el primer paso hacia la confraternidad democrática en la ciudad de Lima.

El escritor costumbrista Felipe Pardo y Aliaga se ocupó también sobre Amancaes a través de una crónica muy alegre, "El Paseo de Amancaes". Ello fue el 22 de setiembre de 1840 y apareció en el periódico de costumbres "El espejo de mi tierra". Dicha crónica despertó más el interés por las Pampas de Amancaes que visitarlas se convirtió en una especie de rito obligado.

Cuenta la tradición que el Gran Mariscal Ramón Castilla invitó el 24 de junio de 1851 al General argentino don Bartolomé Mitre a las Fiestas de Amancaes y que, por rara coincidencia, ambos jinetes fueron lanzados por sus cabalgaduras; pero ambos volvieron a montarlas y después de lucir por un buen rato sus condiciones de jinetes, dieron inicio a una de esas jaranas inolvidables.

Manuel Ascencio Segura, escritor costumbrista y autor teatral que retrató con ingenio a la sociedad peruana del siglo XIX, dedicó una de sus obras teatrales a la tradicional fiesta limeña, "Lances de Amancaes", la cual fue estrenada en julio de 1862, pero escrita con anterioridad. En dicha obra, Segura muestra el ingenio criollo, jaranista y pícaro de quienes solían asistir a la Pampa de Amancaes, haciendo bailar la zamacueca y mencionando también el cajón en su obra, por lo que se podría considerar como una referencia histórica de la ya existencia del cajón por esos años.

Manuel Atanasio Fuentes en su libro "Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres", París 1866 (en francés), 1867 (en castellano), cuenta que los paseos a las lomas de Amancaes empezaban el 24 de junio, día de San Juan. Fuentes dice: "El sitio es hermoso y agradable; las altas colinas que rodean una extensa pampa se cubren de verdura sobre la cual se elevan numerosas flores grandes y amarillas llamadas amancaes, y una inmensidad de florecillas de varias clases y colores, y entre ellas la conocida con el nombre de San Juan porque principian a salir en ese día. En la pampa existen varios ranchos o barracas cuyos dueños venden comestibles y licores. En los días de mayor concurrencia, que son los domingos y lunes, se encuentran en esas barracas algunos arpistas y guitarristas y se improvisan, dentro de ellas, bailes en que no se conocen polkas ni mazurcas sino zamacueca. La zamacueca ha sido el baile nacional más eminentemente popular; hoy en que la galopa, la polka y el valse tempestuoso han lanzado de los aristocráticos salones al minúe, al londú y a la cachucha, bailes favoritos de nuestros padres, la zamacueca se ha visto también condenada a aparecer de vez en cuando en las íntimas reuniones de familia, para ejercer su dominio únicamente en la casa del obrero, en la de la mujer de vida alegre y en las cabañas de Amancaes."

Fuentes añade: "La concurrencia a ese lugar es muy numerosa en ciertos días y se compone de individuos de toda clase social. Se puede ir a la pampa a pie, en carruaje o a caballo. Desde el establecimiento de los coches públicos ha desaparecido el balancín, pesado y viejo vehículo, tirado por dos caballos y manejado por un negro que cabalgaba sobre uno de ellos. (...) Hemos dicho que el baile de Amancaes es la zamacueca; la orquesta para ese baile se compone de arpa y guitarra, y a estos instrumentos se agrega una especie de tambor, hecho regularmente de un cajón cuyas tablas se desclavan para que el golpe sea más sonoro. Tócase este instrumento con las manos o con dos pedazos de caña, y es difícil formarse idea de la pericia y oído con que el negro que toca el cajón, sigue el compás de la música y anima a los bailarines. Como el cajón es el alma de la orquesta, la plebe ha dado a la zamacueca el nombre de polka de cajón. "

Carlos Prince en su obra "Fiestas Religiosas y Profanas", Lima 1890, señala: "La zamacueca conservando siempre su índole y el genio de su música, ha sufrido varias denominaciones, como por ejemplo: maisito, ecuador, zanguaraña, chilena y últimamente marinera. En otros tiempos de bonanza, han habido en Amancaes aficionados tan fanáticos e idólatras de la zamacueca que, de puros cantores, han obsequiado hasta media onza de oro a una de esas bailarinas, por su buena ejecución.

Los muchachos de "La Palizada" solían asistir a la Fiesta de Amancaes a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Ellos eran todo un espectáculo cuando se dirigían en sus briosos caballos hacia la Pampa donde se amanecían celebrando la fiesta del 24 de junio. Eudocio Carrera Vergara relató una crónica, "Un paseo a la Pampa de Amancaes", divertida, pícara y criolla sobre uno de los tantos paseos a Amancaes de estos muchachos, la cual fue publicada en su libro "La Lima Criolla de 1900", edición corregida y aumentada, Lima 1954.

El legendario dúo Montes y Manrique fue el primero en realizar una grabación alusiva a Amancaes. En 1911 grabaron en New York, para la Columbia, la pieza imitativa "Un paseo a Amancaes", donde alegremente cuentan su paseo en carreta hacia la Pampa de Amancaes.

El Día del Indio en Amancaes

A partir del año 1920, la población de la ciudad de Lima empezó a crecer en forma intensa. En dicho año, Lima contaba con 198,875 habitantes y 40 años después, según el censo de 1961, Lima había crecido a un poco más de un millón y medio de habitantes. Dicho crecimiento se debió a la enorme migración que hubo en esos años de gente provinciana hacia la capital, los cuales llevaron consigo su música, costumbres y tradiciones a su nuevo hogar.

A mediados de la década del 20, el presidente Leguía junto al alcalde del Rímac deciden darle una figura más seria a la fiesta con un programa establecido en forma anticipada y la participación del folclore del ande. Algunos criollos no vieron bien los cambios aquellos y la fiesta empezó a decaer. La participación del folclore andino creció más cuando Leguía, mediante decreto supremo dado en la Casa de Gobierno en Lima, el 24 de mayo de 1930, declaró "Día del Indio" el 24 de junio de cada año, fecha en que se celebraba los concursos de Música y Bailes Nacionales de Amancaes.

Fue de esa manera que la Fiesta de Amancaes del 24 de junio de 1930 sirvió para celebrar por primera vez el "Día del Indio", teniendo mucha participación los músicos del folclore andino. También se aprovechó la oportunidad aquella para realizarse grabaciones en Lima con músicos que participaron en la Fiesta de Amancaes de ese año, como Estanislao Medina que ganó el Primer Premio Municipal de Arpa con "Adiós, Pueblo de Ayacucho", solo de arpa, Disco Victor 30150 - Lado B. La Estudiantina Típica Ayacucho que ganó el Gran Premio Presidente del Senado grabando, entre otros, la marinera ayacuchana "Arza Huamanguina" (Disco Victor 30047 - Lado B) y los huaynos "Achacháu" (Disco Victor 30047 - Lado A) y "Peras Perascha" (Peras Peritas), Disco Victor 30150 - Lado A. El intérprete tacneño Joge Hernández grabó el yaraví tacneño "Ave sin nido" (Disco Victor 30148 - Lado B) y la rueda tarapaqueña "El cautivo" (Disco Victor 30148 - Lado A).

Cabe mencionar que en estas grabaciones de 1930 figura el nombre "RCA Victor Company Inc." en la parte baja del sello del disco. Ello se debe a que la RCA compró la Victor en 1929.

La Fiesta de Amancaes se convirtió en la puerta de entrada de los artistas provincianos a la capital y en su fortín folclórico. El espectáculo musical y bailable era de primera calidad, según a quedado registrado en los periódicos y revistas de la época. Por ejemplo, en la edición No. 1050 de "El Cancionero de Lima", 1935, aparece la foto de quien brillara en la Fiesta de Amancaes de 1930, Estanislao Medina, con el siguiente comentario: "Estanislao Medina, el gran arpista nacional que actúa con todo éxito en teatros y cines".

Amancaes y la musa criolla

Carlos Saco, Pedro Bocanegra, Fernando Soria, Alejandro Ayarza "Karamanduca" y muchos criollos de renombre fueron visitantes asiduos de la Pampa de Amancaes. La edición No. 1154 de "El Cancionero de Lima", Junio 1937, anuncia en su portada: "Canciones criollas para la Fiesta de Amancaes". Dicha edición del cancionero popular reproduce en su portada una hermosa foto de una pareja bailando marinera, con el hombre arrodillado ante su pareja, un par de guitarristas, un pianista y una cantidad de curiosos que celebran el baile desde la puerta del salón.

Pedro Espinel y Félix Dongo, que integraban el dúo "Los criollos del barrio", interpretaron dos éxitos y creaciones de Pedro Espinel en la Fiesta de Amancaes, el vals "Dos reliquias", el cual está dedicado a Carlos Saco y Felipe Pinglo, y la polca "Bom Bom Coronado". Era el 24 de junio de 1938.

Fernando Oré-Garro cuenta en una de sus crónicas de que la peña grande que existía en la Pampa fue encadenada por Santa Rosa de Lima, para salvar Lima, al confundirla con un volcán. Mi padre, en una oportunidad, me contó de que asistió, de joven, muchas veces a la Fiesta de Amancaes y que por 1950 la fiesta duraba ocho días. De la peña grande, mencionada anteriormente, colgaba una cadena grande que la tradición oral contaba de que esa cadena fue puesta por Santa Rosa de Lima para sujetarla ya que se decía que impedía que salga una agua que amenazaba con inundar Lima. Incluso, cuenta mi padre, cuando la gente ponía su oído junto a la peña, se podía escuchar un ruido similar al de las olas del mar.

En la edición No. 107 de "El Cancionero Porteño", 1944, se publica "En Amancaes", zamacueca de César Espinoza de gran éxito en radios y teatros, según el mencionado cancionero: "Cuando me brindas la flor / que cantando traes, / yo ya sé que has hallado un amor / en los Amancaes..."

En 1953, la marinera "San Juan de los Amancaes", con letra de Catalina Recavarren y música de Rosa Mercedes Ayarza de Morales, describe el paseo a la Pampa de Amancaes. Los Troveros Criollos grabarían después el vals "Amancaes de ayer", que pertenece a Amador Rivera y en el cual se hace una remembranza de lo que había sido la Fiesta de Amancaes con los criollos de renombre en el cancionero popular.

Chabuca Granda, en 1957, le dedicó el vals "José Antonio" a Don José Antonio de Lavalle y García, barranquino y criador de caballos que se interesaba, especialmente, en preservar el Caballo de Paso. En su vals, Chabuca Granda cuenta sobre Don José Antonio y su paseo, a caballo, hacia la Pampa de Amancaes: "Por una vereda viene cabalgando José Antonio, / se vienen desde El Barranco a ver la flor de amancaes; / en un bere-bere criollo va a lo largo del camino / con jipijapa, pañuelo y poncho blanco de lino. / Mientras corre la mañana su recuerdo juguetea / y con alegre retozo el caballo pajarea; / fina garúa de Junio le besa las dos mejillas / y cuatro cascos cantado van camino de Amancaes..."

Otros criollos más le dedicaron composiciones a Amancaes. La poetisa Amparo Baluarte le dedicó unos hermosos versos en ritmo de marinera con "San Juan": "Vengo de los Amancaes / donde ayer me fui a pasear, / he traído muchas flores / porque es día de San Juan...". Alcides Carreño se sumó también al homenaje a la fiesta aquella con el vals "Fiesta en Amancaes".

Augusto Ascuez, en "Amancaes ¡Qué tal pampa!", Suplemento VSD de La República del 22 de abril de 1983, cuenta lo siguiente: "Bartola Sancho Dávila debutó en Amancaes y la mayor parte de los años se llevaba los premios, porque no tenía competidores. Bailaba con Julio Peña y cuando éste no podía ir, lo hacía con Abelardo Peña, su hermano, que tenía otro estilo, muy señorial, muy bonito".

El Maestro Ascuez se refirió también a una fiesta que le hicieron al presidente Leguía en Amancaes: "Al presidente se le notó muy contento en su fiesta. Cuando acabó todo, sobró una gran cantidad de champaña y vino. Como nosotros teníamos un carro que nos llevaba y nos traía, puesto por Juan Ríos, el alcalde, lo juntamos al estrado y cargamos con todo. El vino de mesa era de los que preparaban en la iglesia San Francisco, muy bueno y riquísimo. Con el auto totalmente cargado de champaña y vino, nos fuimos a armar una fiesta en la casa de Catalina Hermoza. Tal fue la cantidad de botellas que nos trajimos, que nos duró hasta la mañana siguiente. Catalina nos preparó algo para comer y la seguimos hasta el otro día. Cuando se acabaron las botellas, propuse cambiar por pisco y así hicimos, luego vino el seviche y nos seguimos para adelante. Así celebrábamos las fiestas de Amancaes."

La Fiesta empezó a desaparecer por los 60 debido al crecimiento demográfico de la ciudad y de la Pampa de Amancaes ya no queda nada puesto que ahora está allí la Urbanización El Bosque. El Amancay, flor atractiva que es emblema de la ciudad de Lima, que brota alrededor del 24 de junio para desfallecer tres semanas después, a mediados de julio, ha desaparecido por completo del Rímac y la Pampa de Amancaes queda solamente en el recuerdo de ella que nos dejaron las mejores plumas peruanas, y en la letra de algunas canciones criollas que la mencionan. Felizmente, el Amancay fue salvado y crece en las lomas de Pachacámac, en un área protegida que ha tomado el nombre de "Santuario del Amancay".

Fuente:




Melbourne, Australia

Escrito el 24 de Junio de 2005

Actualizado el 23 de Junio de 2010




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