
SEMANA SANTA EN CHIQUIÁN
 PINCELADAS DEL RECUERDO
 2 / 11 ABRIL 2004
 Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
El Jueves Santo la Parroquia SAN FRANCISCO DE ASÍS continuó sus actividades con participación de la población y visitantes. A las 8 de la noche se llevó a cabo la Celebración Eucarística y el Lavado de Pies, y a las 10 la Adoración.
El Viernes Santo Chiquián amaneció gris. En 
horas de la tarde la lluvia no menguó el fervor religioso del pueblo que
 acudió a las 3 a la Procesión de Bajada y Vía Crucis; a las 5 el acto 
de Crucifixión; y a las 6 el Sermón de las Siete Palabras.
La 
liturgia de la Palabra se inició pasada las 8 de la noche con asistencia
 del pueblo que colmó las dos naves de la Iglesia matriz. Al fondo se podía 
apreciar a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado. Frente a Él: la Virgen 
María y San Juan. No se instalaron las cruces del Buen ni del Mal 
Ladrón. La liturgia fue seguida por la concurrencia con cánticos 
religiosos. A las 9 los Santos Varones desclavaron a Jesús. Actuaron 
ocho personas, entre ellas dos adultos, cuatro jóvenes y dos 
adolescentes, todos de blanco. Don Julián Soto y Efraín Vásquez 
recibieron en sus manos al Nazareno y lo depositaron en el Santo 
Sepulcro. El párroco Pbro. Dante Moreno Luna dio inicio a la procesión 
al compás de una banda de músicos y el tradicional verso: “Limosna para 
el santo entierro de Cristo y la soledad de María”, culminando a la 
medianoche.
Actualmente el andas (anda) reposa en los hombros de ocho
 personas, y el Santo Sepulcro es de color dorado, a diferencia de 
antaño que fue celeste. Por su gran peso hace unos años era sostenida al
 ras del suelo por 24 personas. 
* * * 
Recuerdo que la 
noche del Viernes Santo de 1962, en circunstancias que observaba el 
Santo Sepulcro, un señor de terno gris y corbata conchevino que visitó 
Chiquián por Semana Santa, relató a dos damas que lo acompañaban, lo 
siguiente:
"Cuando era niño, en momentos que se desarrollaba la 
Pasión de Jesús en la plaza de armas, un forastero de barba blanca salió de entre la multitud
 y le dio una paliza con su cayado al paisano vestido de soldado romano que castigaba
 a latigazos al Nazareno, también a otro disfrazado de "fariseo" que intentó 
detenerlo. Luego se abrió paso con su cayado y se marchó del pueblo en silencio ante el asombro
 de los asistentes. Al parecer se trataba del "Judío errante" de la 
mitología cristiana, a su paso por Chiquián". 
* * * 
Este
 año brillaron por su ausencia los dolorosos “coclish” de hilo y cera, tampoco se notó 
ponchos, pañolones ni cabellos chamuscados durante la Procesión, como ocurría en el siglo 
pasado donde doce Santos Varones, además de solicitar limosna, mantenían
 el orden. Entre estos devotos de albo traje que mi
 memoria recuerda de aquellos sesentas, están los señores: Eusebio (Iuchi) Ramírez, Cástulo 
Rivera, Pancho Alva, Pablo Vásquez, Alberto Núñez, Aparicio Calderón, 
Alberto Turco, Belicho Pardo, Gudbi Ibarra, Ebo Alva, Julián Soto, 
Víctor Campos, Mariano Parra, Manuel Pardo, Papachín Bolarte, Pancho Alvarado, Manuel 
Barrenechea, Mario Yábar y Leonidas Rivera, entre otros paisanos; 
asimismo los infantes Efra Vásquez Veramendi de Chicchó, Lucho Alva 
Aldave de Tulpajapana y Mañuco Alvarado Jara de Jircán.
Ricardo Palacios y don Julián Soto, de Santos Varones
A las 3.30 
de la tarde se realizó el sorteo para el triangular de fútbol en el 
estadio “Carlos Bracale Ramos”. Abrieron el campeonato el Sport Cahuide y
 el Atlético Tarapacá, perdiendo el equipo guairuro bajo una persistente
 llovizna que hizo patinar a los jugadores en la cancha. A escasos 
minutos de culminado el primer partido, el Tarapacá inició el segundo, 
esta vez frente al Alianza, resultado empatados. Finalizado el torneo 
fue proclamado campeón el Alianza por diferencia de penales. Los trofeos
 fueron donados por Armando Alvarado Montoro (Equipo Campeón), 
Asociación Chiquián (Equipo Sub Campeón) y Municipalidad Chiquián 
(Tercer puesto).
La barra del Alianza estuvo conformada por 
nuestros paisanos: Alejandro Aldave, Pablo, Jorge y Efraín Vásquez; 
Leoncio Alvarado, Romeo Reyes, Miguel Ramírez (el cuye), Eduardo Martín,
 Hualín Palacios y 100 hinchas más. 
Por el Sport Cahuide lanzaron 
hurras: Víctor Tadeo, Amancio Aldave, Lauro Rosales, Ricardo Ramírez, 
José Yábar y 200 guairuros entre damas y varones.
La barra del 
Tarapacá estuvo integrada por Comuno y Juancho Núñez, Felipe Alvarado, 
Ernesto “Capo” Vásquez, Nica Rivera, Peli Balarezo, Vladimiro Reyes y 
media tribuna teñida de verde que hacía juego con el gramado del estadio
 y los cerros chiquianos en abril. 
Es de destacar que la presentación de los tres
 equipos fue excelente, pues todos lucieron vistosos uniformes, 
banderines, banderolas, binchas, madrinas y ramos de flores.
A 
las 10 de la noche el cielo chiquiano se iluminó con un castillo de 
fuegos artificiales donado por la Presidenta de las Damas de Nashville -
 USA, María Aldave Vda. de Alva. A las 11 p.m., se inició el tradicional 
“Huerto de Judas” en el estadio de Jircán que continuó alegrando el 
espíritu del pueblo hasta cuando mis ojos se despidieron de Chiquián en 
Caranca (10:30 a.m. del domingo).
El Huerto de Judas se reedita 
en Jircán después de 26 años. En los últimos años se efectuó en el local
 comunal de Yucyushtana. Ayer sábado, a las 6 de la mañana, cuando surcaba
 Jircán con destino a Chivis, pude observar en plena construcción del 
Huerto a don Julián Soto Valverde y a los comuneros: Pascual Chávez, Eli
 Castillo (Cashivo chico), Llucu Peña (hijo del pupular Bonifacio Peña Claudio),
 Arnulfo Rosales, Gerardo Alvarez (hijo de Uchcu Pedro Álvarez), Urbano Zubieta,
 Avelino García, Antonio Gamarra y al joven huanuqueño Fidencio Huamán 
(estudiante del Coronel Bolognesi).
Lo
 más notable durante mi 
visita al estadio fue ver el liderazgo de don Julián Soto, quien machete
 en mano 
dirigía el trabajo de los entusiastas comuneros, para hacer del Huerto 
de Judas un lugar tan agradable como antaño. Para las personas que 
no recuerdan a don Julián, les diré, que en sus hombros reposa la 
actividad religiosa en Chiquián desde el silgo pasado, y a sus casi ocho
 décadas de vida sigue
 ofreciendo su experiencia a los demás pueblos de la provincia.
En el “Huerto de Judas” se vendieron a precios  simbólicos: rocoto, 
ají, lechuga, zanahoria, maíz, papas, olluco, ocas, caldo de mondongo y  locro de cuy. Duante un paréntesis recordamos con don  Julián,
 cómo en los años de apogeo de la Comunidad Campesina de Chiquián, la 
plaza de Jircán se vestía de gala con  numerosos gañanes, arados y 
yuntas, decenas de loritos de Cucuna y uno que otro  monito de Agocalle que 
alegraban el Huerto, protegido chicote en mano por el  
pintoresco “Chico Cantucho” con uniforme de nuestro glorioso Ejército. También 
recordamos  a quienes hacían del “Huerto de Judas” un lugar concurrido 
por todo el pueblo.  Entre estos ejemplares paisanos tenemos a los 
señores: Juan Palacios, Filomeno  Jara, Teófilo Rivera (papá de Papi, 
Huitu, Nica y Yoga Rivera), Alberto Celis  (papá de los hermanos 
“churchil” Beto y Goyo Celis Salazar), Eusebio Ramírez,  Leonidas y 
Angel Gamarra, Rómulo Toro, entre otros entrañables pioneros. Casi al finalizar mi visita  
con los acordes de una orquesta, don Julián me dio su secreto, así:
- ¿Sabe amigo Nalo cómo mantuve dicha costumbre?, fue  simple, durante 
el año sembraba productos de pan llevar en mi chacra  de Uyu para 
donarlo al “Huerto de Judas”. Gracias a Dios he sido compensado con  
creces, pues siempre tuve el privilegio de tener en brazos al Nazareno. 
Esa es  mi mayor felicidad. 
Subrayó con fe, observando Capillapunta con 
los mismos ojos  capulí con los que vio la luz primera en Jircán, y que hoy 
estuvieron brillantes de  dicha por haber compartido una vez más su 
Huerto con los paisanos y  visitantes.
Antes de despedirme recorrí con la mirada los mágicos  parajes que circundan el bello pueblo de Chiquián, y le dije:
- Cómo no recordar don Julián, si siempre lo vi pasar por  la vereda de mi casa canchana al hombro a su retorno de Uyu –él musitó con  añoranza:
 - 
El “Huerto de Judas” se despidió de Jircán en 1978  cuando monté sobre 
mi burrito socarrón un muñeco con el letrero de "JUDAS" y le  prendimos 
fuego, ya te podrás imaginar cómo terminó todo. 
-Claro (asentí), fue un espectáculo con siputeos y rebuznos al por  mayor. Estuve 
presente en aquel "memorable" día. Gracias don Julián por  contagiarnos 
su entusiasmo y su fe. Usted tiene un lugar especial en  el corazón del 
pueblo y en el de Dios -él sonrió mostrando al viento su cabello blanco
 como el Yerupajá...
Fin de la crónica 
PD. 
Don 
Julián Soto Valverde, cumple 93 años el 2 de septiembre del presente año 
(2019). Ser humano por quien tengo el mayor de los afectos, admiración y
 respeto.
Viene
 a la memoria el primer Huerto de Judas que vi en plena construcción a 
mediados de la década del cincuenta, en nuestro amado Chiquián: 
"Ya
 
está amaneciendo, a mi costado dos arados trenzan surcos imaginarios en 
el suelo de cascajo y arenilla del estadio de Jircán. Cerca de la puerta
 principal, 
un pequeño polanchín blanco de enroscada colita camina dando saltos 
entre 
las calabazas tiernas que han colocado en el piso. Al fondo del estadio,
 
cubriendo las tribunas de tierra, champa y piedra, dos calaminas 
dobladas, de 
las pocas que quedan, intentan zafarse de los clavos oxidados para 
convertirse en
 cometas de metal. Poco a poco van llegando los curiosos, también los 
productos 
de pan llevar para la venta, y olorosas ramas de eucaliptos que serán 
colocadas como  pircas alrededor del huerto, pero no veo a la collera 
del barrio, seguro se les han pegado las 
sábanas de bayeta. Voy a pasarles la voz". 
Ayhualá shay...
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 Don Julián Soto  Valverde, en su casa de Jircán
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