Por: Dario Mejía
(Australia)
Ya estamos otra vez en el mes de diciembre, el mes de la navidad, en que se siente más a la familia, esté cerca o lejos de nosotros. La navidad está siempre llena de recuerdos que son imborrables para muchos de nosotros ya que, mayormente, son momentos en los cuales uno ha compartido mucho amor de familia, que tiene más valor que cualquier regalo que hayamos, o no, recibido.
Con el correr de los años, en muchos hogares se ha ido perdiendo el verdadero sentido de la navidad. Es tarea de todos nosotros el inculcar e incentivar en los niños de ahora el sentido de amor y unión que tiene la navidad, que muchos de nosotros lo hemos volcado en la entrega de un regalo, que más que un presente significa el hacer sentir a un niño que nos acordamos de él o ella.
A todos nos gusta o al menos nos ha gustado recibir un regalo por navidad. Cuando niños esperábamos con ansias la navidad porque ello significaba tener algún regalo, por más humilde que éste sea. Ahora nos alegra más el dar que el recibir ya que tratamos como sea de hacer sentir a nuestros hijos, sobrinos u otros niños que queramos, de lo mucho que ellos significan para nosotros.
Mi familia, en Lima, acostumbra reunirse en la casa de mis padres para recibir la navidad, todos los hermanos en compañía de sus hijos. En la sala ponen todos los regalos, que hacen una montaña, y mis sobrinitos más pequeños son los que van leyendo cada tarjeta con el nombre de para quien es el regalo.
Es una experiencia muy bonita el ver la alegría en los rostros de mis sobrinos esperando que los llamen para recibir su regalo. En una oportunidad, hace algunos años, uno de mis sobrinos mayores se molestó porque no le habían comprado lo que él quería. A pesar que había recibido varios regalos muy buenos, parece que él quería algo que ya se había agotado y mi hermana mayor no se lo pudo conseguir. Mi sobrino mostraba su enojo sentado en un sillón y el segundo de mis hermanos, el arquitecto, se le acercó y calmadamente le dijo de que esa montaña de regalos que había en la sala, nosotros no la tuvimos de niños... hubieron años en que no tuvimos, siquiera, un regalo en nuestra sala esperando por nosotros... en la víspera de navidad, solíamos hacer nuestra cola en un convento que había muy cerca de nuestra casa para recibir allí cualquier regalo que nos quieran dar, y nuestra taza de chocolate con ello. Mi sobrino nunca había sabido ello, pero creo que fue mejor hacérselo saber, tanto a él como a los demás que también habían escuchado a mi hermano. La rabieta se le pasó y desde allí nunca ha vuelto a reclamar por si le regalaron, o no, lo que esperaba.
Esas navidades sin regalos, muchas veces, pero llenas de mucho amor de familia trae también a mi memoria una historia parecida vivida por el gran compositor Augusto Rojas Llerena a fines de 1948. Faltaban pocos días para que sea navidad y Augusto Rojas Llerena había concurrido a una reunión en el Jr. Trujillo, en el Rímac. Al retirarse, siendo ya de madrugada, reparó en un niño que se encontraba observando los juguetes que se exhibían en la vitrina de una de las tiendas. La cara triste del niño aquel, que miraba juguetes inalcanzables para él, conmovió a nuestro gran compositor y le hizo recordar sus días de infancia llena de privaciones. Fue así que camino a su casa y pensando en lo triste que es a veces la navidad para muchos niños, fue hilvanando una canción que llegaría a engrandecer el pentagrama criollo del Perú, "Navidad del niño"...
http://www.youtube.com/watch?v=6wElAScIALo
Ha pasado más de medio siglo y "Navidad del niño" sigue entonándose, al igual que otras canciones del compositor barrioaltino que han enriquecido nuestro acervo popular costeño, como los valses "Amada mía", "Milagro", "Mi retrato", "Pobre mujer", Presentimiento", "Rencor" y "Rosa de América".
En la navidad nos gusta ver alegres a nuestros niños con algún regalo que les demos, pero ello no debe hacernos olvidar de que también tenemos el deber de enseñarles a saber valorar las cosas y a entender que si muy bien, él o ella, tuvo la suerte de recibir algo, hay muchos niños en el mundo que no tienen esa suerte. Con nuestras actitudes, con lo que pongamos de nuestra parte, con el esfuerzo que podamos hacer, tal vez algún día logremos que la navidad de otros niños sea diferente en el futuro.
Navidad del niño
(Vals Peruano)
Augusto Rojas Llerena
Navidad del niño, ilusión primera
de los que pudieron tener un flautín;
mientras que en la esquina transparente luce,
la hermosa vidriera un gran carrusel,
hay una carita que muy triste dice:
quizás algún día se acuerden de mí.
Señor, si de mí te has olvidado,
dile al mundo que me has dado
el consuelo de esperar;
por que nací sin hogar,
seguiré peregrinando
y así tendré que rodar.
Fuente:
Dario Mejia
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