Lima, 7 de febrero del 2009
HOLA SHAY:
Hoy cumple años nuestro querido amigo AGUSTÍN RICARDO ZÚÑIGA GAMARRA, Orfebre del conocimiento desde sus épocas escolares, siempre empeñado en llenar la vasija de la ciencia popular en Bolognesi, con ninacurus de mil colores.
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CHIQUIAN: es el pueblo donde el destino tejió el ropón de ACUCHO, un ser humano de corazón noble e iris de chiuchi; un guerrero de la constancia, la abnegación, el raciocinio y la fe en el éxito final, como buen Quijote de Ciencia, Tecnología e Innovación. En suma, un domador nato de la ignorancia, como repito año tras año, e impulsor de sueños con alas de desarrollo sustentable. Futbolista ciento por ciento con su doble salto en el aire como el rey Pelé y el gran capitán Héctor Chumpitáz.
Integrar el Comité de Gestión - Base Lima por varios años ya, bajo su presidencia, me ha permitido conocer la grandeza de su espíritu y las virtudes de su liderazgo natural: sencillo, humilde, generoso, optimista; siempre guiando y promoviendo nuevas rutas de desarrollo para nuestra tierra. Doctor en Física Nuclear, con un importante cargo en el IPEN y estudiante infatigable en un nuevo doctorado que pronto verá el alba de oro.
Viene a mi mente el poeta Alejandro Pope, quien refiriéndose a Newton dijo: "La Naturaleza y sus leyes se ocultaban en la noche: por eso Dios dijo "Que nazca Newton" y se hizo la luz". Esa misma luz es la que irradia Acucho en los paisanos que lo acompañamos en su tarea de progreso provincial, así como en las jornadas informativas y proyectos educativos que promueve y empuja hacia adelante; pues de la misma manera como las plantas convierten los minerales en alimento cotidiano, así también los hombres de ciencia convierten la materia prima en naturaleza útil para la Humanidad. Son los descubridores e inventores que nos allanan el camino para no andar a tientas en el mundo moderno.
Pero no solamente destaca en el mundo científico, sino también en la tarea literaria, que no ofrece réditos materiales, de corto ni largo aliento, porque sabe que la literatura es un noble sentimiento que apunta al desarrollo de los pueblos sin esperar nada a cambio, sobre todo en bien de los poblados olvidados de las altas cumbres, tan lejos del Estado y la globalización. Siguiendo así, las hondas huellas dejadas por su papá, el Maestro chiquiano Antonio Zúñiga Alva.
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Su importante aporte narrativo al acervo escrito de Chiquián da cuenta de ello, donde su pluma telúrica viene adquiriendo mayor agilidad cada día, para felicidad de la familia bolognesina. Él, Filomeno, Efrita, Oli, Pilar, Púncupa Súrín, Eduardo, "Z", Coco, Rosa, Florencio, Hualín, Luz, Alex, Miriam, Sonia, Etel, María, Pepe, Manuel, Pacho, Hugo, Pablín, Felipe, entre otros paisanos y familiares de generoso venero, son los cibernautas bolognesinos, que cada día llenan mis horas de ambrosía. Que Dios los bendiga.
Como Presidente de la Asociación "Chiquián Cultura", su visión, hizo que en breve tiempo dicha institución brinde su primer fruto con la Noche de Gala, realizada un 11 de diciembre de grata recordación, en homenaje a las mujeres y hombres que forjaron nuestra identidad. Después de un alto en el camino para meditar y madurar la forja creadora, queda el compromiso de continuar bregando como nexo entre las diferentes instituciones chiquianas, procurando que las actividades culturales en bien de nuestra tierra encuentren su alborada, sobre todo la cultura nativa, tan rica y variada, uniendo en un mismo puño a los distritos de la provincia de Bolognesi.
Con Acucho y Vlady Reyes Gamarra, hemos visitado muchas veces Chiquián, unas por la ruta de Matarrajra, otras tantas escuchando murmurar al generoso Huamanmayo de la encajonada joya aquina; siempre haciendo un alto en cada recodo de la ruta para respirar el aire sereno de la cordillera, perennizando en nuestras retinas y cámaras fotograficas la belleza incontrastable de Bolognesi, belleza que con mucha alegría se viene poniendo en valor a través de las páginas chiquianas de la Internet.
Hace 4 años tuve el privilegio de participar del cumpleaños 50 de Acucho. Fue una velada que mantengo pulsando en mi memoria. Hoy, que apaga la velita 54, quiero testimoniarle una vez más mi eterna gratitud a nombre de la familia Alvarado Balarezo por su invalorable amistad y su ferviente amor por la causa bolognesina, a través de la pincelada del recuerdo del 5 de febrero de 2005:
Ayer, el club Chiquián se vistió de gala para celebrar los 50 años de vida de mi amigo Agustín Ricardo Zúñiga Gamarra, quien el 7 de febrero de 1955 vio la luz primera en “Espejito del cielo”. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Nila, su hermana mayor, con gratas evocaciones del ayer, que nos hicieron transportar a las épocas adolescentes en nuestro querido pueblo, donde las palabras: Amistad, solidaridad, risas, juegos, trabajo, estudio y deporte sano, nos colmaron de dicha cotidiana junto a nuestros vecinos, amigos, maestros, padres y abuelitos, bajo los mantos protectores del Señor de Conchuyacu, Santa Rosa de Lima y San Francisco de Asís.
Expresivos pasajes de la niñez de Acucho, entre los que destacan: “El diccionario”, “Los guantes de box”, “Al compás de la procesión”, “Celebrando un rojo en la libreta”, “Las crecidas de Agocalle con ripio, zancos y garrochas”, “Paso de desfile sin mirar de reojo a las chicas”, “Historia de un intercomunicador demasiado madrugador ”, “Mi almidonado mandil del Jardín de la Infancia”, “El pequeño cantor enamorado de las amigas de sus hermanas”, “Rayadores y regaderas al por mayor” y “Tardes de fulbito con balones de pucash en Sáenz Peña”, marcaron la nota pintoresca del evento con el emocionado relato de Nila, donde también recordamos a nuestros pioneros Miguel Durand y Glorioso Aranda, retrotrayendo a la memoria cálidos trocitos del Anecdotario de don Antonio Zúñiga Alva, quien con su ágil pluma pintó de arco iris ese hermoso lienzo de confraternidad, sentimiento telúrico y belleza natural, llamado con orgullo "Espejito del cielo".
Luego se sumaron las palabras de afecto de: Víctor Tadeo a nombre de la Asociación Chiquián; Lauro Rosales por el Sport Cahuide; dos alumnos de Física a nombre de los estudiantes de UNI, UNFV y UNMSM; Arturo Vicuña en representación del Club Chiquián; Fortunato Aguirre por el Comité de Gestión – Sede Lima. Todos ellos resaltaron las cualidades personales y profesionales de Acucho.
A las 11 de la noche llegaron las palabras de agradecimiento del homenajeado, quien hizo un rápido recuento de su hoja de vida con la sencillez y el peculiar estilo "bandolero romántico" que caracteriza a los chiquianos de buena estirpe. Fue entonces que en el ambiente lleno de melodías andinas volvieron a revolotear las aves temporarias del recuerdo de aquellos sesentas. Acucho nos recordó su paso redoblado por la Escuela del amauta Josué Alvarado Cruz, aquella Alma Mater camino a Chivis y de vista al majestuoso Yerupajá, que a tantos chiuchis colmó de conocimiento.
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Luego nos narró sus años de estudiante primario en la Pre Vocacional de Varones 351 con una sentida muestra de gratitud por su maestro de aula Anatolio Calderón Pardo, presente en el ágape, de quien rememoró sus clases ecológicas a orillas del Aynín, donde la pachamanca franciscana con papas roqueñas, choclos de Parientana y habas de Chicchó, era mucho más que un simple alimento para saciar el hambre material.
También trajo a colación atrapando nuestros sentidos, los recuerdos de sus excelentes maestros: Cástulo Rivera y la fabricación de tizas de color con insumos extraídos con pupa y todo de las tunas de Shapash, Cucuna y Ninán; las clases de mecánica del carismático Oshvita Vicuña Romero que les permitía a los alumnos agenciarse de un dinerito honrado; el taller de carpintería de don Manuel Quispe Hinostroza, yerno de nuestro recordado partero Danielito Garro; y las clases de agronomía del profesor Crisólogo Ramírez Maturana en los sembríos de la Escuela.
Abundaron muchos recuerdos de aquel centro del saber bolognesino, de amplios salones revestidos con yeso de Quilcay, grandes puertas y ventanas de madera, piscina y patios adornados de cipreses que se mecían con el viento al compás de los sonoros "tilín, talán, tolón" de Martín el campanero.
Del mismo modo nos narró sobre sus cualidades de chuncador pertinaz, donde su pequeña ñauca, que era la mitad de la sesma del espigado “bellotita” Escobedo, no era suficiente desventaja para perder el jugo, pues con su "lecheronga" y su providencial puntería cerrando el ojo izquierdo, se metía tranquilamente a los bolsillos del pantalón y la camisa, puñados tras puñados de pushpus, bolas pintas "chillanditas" y cholocos del Callejón de Huaylas, los que remataba al mejor postor para comprar media docena de panes de punta, que compartía con sus leales escuderos "Abchu" Chávez Neyra y "Shansha" Barrenechea Ibarra; y de yapa, adquirir de la librería de don Manzueto Santos Flores, los pliegos de papel oficio rayados y cuadriculados para los exámenes con tinta líquida, que no permitían borrones ni enmendaduras, sólo el vaivén del secante, antes de que se tiñan de azul la carpeta y las mangas del uniforme comando.
Después vendría su viaje a Huaraz para estudiar la secundaria en el seminario San Francisco de Sales en el paraje “Los Pinos”. Fue allí, entre árboles, pájaros canoros, sotanas, hierba silvestre y el riachuelo que discurre ronroneando la angosta quebrada, que forjó su espíritu emprendedor, de la mano de sus libros y cuadernos, al lado de los entrañables paisanos Efraín Vásquez, Nepatalí Cuevas, Átomo Núñez, Lolosho Huerta, Pepe Calderón, Chachas Dextre, Lucho Lara, el finadito Javi Barrenechea, Eusebio Huerta y Oco Padilla.
Ya instalado en Lima, se preparó con el apoyo de su hermano Marco para la UNI, ingresando a la vanguardia de los postulantes. Las limitaciones materiales en la capital de la República para un joven provinciano acostumbrado a vivir bajo el iris protector de papá Antonio y mamá Luzmila, no mermaron su perseverancia, lo que le permitió culminar con éxito su carrera, constituyéndose en ejemplo de estudio y superación para su hermano Ulises, sus sobrinos y paisanos en general. Desde aquel entonces vinieron año a año muchos logros profesionales, tanto en el Perú como en el extranjero, hasta llegar al sitial que hoy ocupa en el Instituto Peruano de Energía Nuclear, actualmente presidido por el Doctor Modesto Montoya Zavaleta, quien junto a otros físicos nucleares concurrieron al Club Chiquián para brindarle su saludo.
A las 12 de la noche en punto, Acucho apagó 50 velitas acompañado por las vibrantes notas de nuestro característico huayno chiquiano: “Hemos venido a darte un fuerte abrazo...”, que interpretaron a todo pulmón las alondras chiquianas: Soledad Zúñiga, Mery Alva, Rosita Reyes, Lucy Espejo, Oli y Bertila Ramírez, Adelina Vicuña, Albina Romero (quien también cumplió años) y las hermanas: Cano Garro, Carrillo Alvarez, Ibarra Ñato, Alvarado Romero. Asimismo los trovadores de Umpay, Quihuillán y Uyu, entre ellos: Cachicho Villafuerte, Neto Núñez, Hualín Aldave, Rogelio Ibarra, Alberto Escalante, Carlos Alarcón, Julio Morán, Herberto Aldave, Yoga Rivera, Lucho Lara, Abel Alvarado, Ulises Zúñiga, Gelacio Tafur, Pepe Zárate, así como los hermanos Vásquez Veramendi y Cerrate Angeles, entre otros paisanos que acudieron a la fraternal cita.
Mi amigo Acucho no heredó únicamente los apellidos de su papá y mamá, sino también su talento y ese sentimiento telúrico fuertemente vinculado a Chiquián, cuyas puertas mantiene siempre abiertas. Él no sólo es digno ejemplo por sus lauros en el deporte, el estudio y en el ejercicio sesudo de su profesión, sino también por su permanente aporte al desarrollo de nuestra tierra, como Presidente del Comité de Gestión – Sede Lima y gestor del Centro Provincial de Ciencia, Tecnología e Innovación, proyecto que como bien lo señala, "no tiene comienzo ni fin, porque es el recuerdo dormido del Gran Imperio Incaico altamente organizado y técnico"; además de otras importantes actividades que desarrolla en la Asociación Chiquián.
Estamos en el quinto año del nuevo milenio y aún el Universo navega en el misterio. Se dice que la esencia y los atributos de Dios, la materia y la vida, la rigidez de las estructuras físicas y la versatilidad del pensamiento creador, la causalidad de los fenómenos y el dilema del ser humano que parece nacido simultáneamente para la inmortalidad y la muerte, es un secreto todavía. Felizmente hay hombres como Acucho que no claudican ante este misterio; es decir, no aceptan un Universo ciego y sordo; sino que, día a día aspiran a trasformar con el conocimiento científico el reino de la oscuridad y del temor, por el dominio de la dicha y la luz.
Nalo Alvarado Balarezo
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CELEBRANDO CON ACUCHO EL 7 FEB 2009
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