REFLEXIONES EN TORNO AL POEMARIO «BATALLAS Y SUEÑOS DE UCHKU PEDRO» 
Dr. Carlos Toledo Quiñones 
Melacio Castro Mendoza radica en Alemania, país en que ejercía la docencia. Ha escrito el libro de poemas «Batallas y Sueños de Uchku Pedro» (Ver Editorial Círculo Universitario/ECU, Alicante, España, 2016). 
Sabemos
 de Melacio Castro Mendoza que sus padres son de las tierras de 
Cajamarca/Perú, situadas en el distrito de San Gregorio (Provincia de 
San Miguel). En aquellos aislados campos bebió de la población indígena 
la cosmovisión andina y, en Trujillo (La Libertad) desarrolló su 
formación académica; conoció las causas de las contradicciones sociales y
 económicas del Perú y luchó desde su condición de estudiante 
universitario por revertir tanta desigualdad. Así, su corazón expresaba 
la esperanza del retorno del Pachacuti; esperanza que se manifiesta no 
solo en su libro en versos «Batallas y sueños de Uchku Pedro».  El contexto que él describe en su poesía es referido por el historiador Jorge Basadre, quien lo resumió así: 
       «Durante
 la guerra civil entre Cáceres e Iglesias estalló en Huaraz, en la 
región nor-andina del Perú, la sublevación indígena conocida con el 
nombre de sublevación de Atusparia […] herido, Atusparia, fue apresado. 
Sin embargo, un grupo de indios temerarios siguió luchando bajo el mando
 del llamado Uchcu Pedro». Jorge Basadre,1994 (1) 
El
 acontecimiento histórico al que se refiere Jorge Basadre alcanzó 
dimensión nacional y el mismo ha sido recreado por diversos autores, 
sobresaliendo la novela «El amauta Atusparia» de Ernesto Reyna (2); el cuento «Cordillera Negra» de Óscar Colchado (1985); la obra de teatro «Atusparia» de Julio Ramón Ribeyro (1981); la novela «No preguntes quién ha muerto» de Marcos Yauri Montero (1989)  y, en poesía, «Reinos que declinan» de Selenco Vega (2001). Este género ahora se enriquece con «Batallas y sueños de Uchku Pedro» de Melacio Castro Mendoza. 
Este último autor nos llevan en su libro de la mano de «dos yo poéticos»:
 la voz de Uchku Pedro que ubica el ambiente histórico social, y la de 
Anacleto Méndez, que entera al lector de la historia de los andares 
revolucionarios de campesinos liderados por Atusparia y Uchcku Pedro (o 
Pedro Celestino Cochachin), resaltando la presencia de este. Anacleto 
Méndez constituye la voz del testigo de los acontecimientos, y valora el
 desenvolvimiento de los personajes. 
Uchku
 Pedro, motor de la lucha, visiona el pasado de su estirpe y señala el 
momento en que se rompió el bienestar de nuestra sociedad: cuando 
llegaron a nuestro territorio hombres extraños y ambiciosos, cuyo afán 
era alcanzar acomodo y acumular riquezas. Personajes que deshumanizaron y
 sembraron la explotación y la desigualdad. A partir de allí, se marca 
el devenir de dos momentos en la historia ficcional de Melacio Castro 
Mendoza. El primer momento coincide con el desarrollo autónomo y 
soberano peruano correspondiente al añorado por Uchku Pedro, y el 
segundo, con la pérdida de la autonomía y de la soberanía, suplantadas 
por una dependencia, cuya madre es la invasión española.  Esta
 es parte constituyente de nuestra actualidad, madre, a su vez, de la 
aspiración del autor relacionada con la cosmovisión andina del 
Pachacuti. 
El
 discurso poético de la segunda etapa, que abarca la mayor parte del 
libro, está marcado por sucesos cercanos y conocidos por el lector de la
 región en que se dio el hecho histórico. Aunque no están señalados 
puntualmente, el lector se va involucrando en la historia. 
El
 mensaje de Uchku Pedro que dirige a Mama Hortulana, nos ubica en el 
tiempo del gamonalismo y redescubre la lacerante condición del indio: 
      «[…] 
      Cuidando a tus criaturas del frío, 
      con tu característico amor, con razón 
      tú solías inculcarnos: «en las haciendas, 
      hijos, peor que los animales, 
      nuestros campesinos son maltratados. 
      ¡Látigo en mano, 
      el patrón o sus caporales 
      les rompen las espaldas! 
      ¡Forzados a trabajar sin alimentos, 
      sus pulmones saltan a pedazos!». 
                          (MAMÁ HORTULANA. p. 17) 
Melacio
 Castro Mendoza actualiza los acontecimientos. Hace ver que quien 
ostenta el poder sigue prácticas con careta de discurso de igualdad, 
tras la cual esconde lo contrario, y la ilegalidad. 
En
 el libro Batallas y sueños..., el mensaje que deja Uchku Pedro señala 
derroteros sobre el bienestar, la paz, la convivencia entre los hombres.
 En él es bien descrita la deshumanización que viene del explotador, 
mientras el discurso de paz de los explotados aspira a que se restituya 
su condición de ser humano y de pleno derecho: clave para que la 
convivencia humana se desarrolle sin tensiones. 
Paso
 a paso la lectura se va haciendo más lineal, llena de acciones, razón 
por la cual el escritor Óscar Colchado Lucio al referirse a la obra de 
Castro Mendoza, destaca que «En realidad es una novela construida con versos de alta poesía, hechos como para recitarlos a campo abierto». 
Con
 el fin de acercar los acontecimientos al lector, Melacio Castro Mendoza
 destemporaliza algunas acciones, haciéndolas contemporáneas. Recordemos
 que el acontecimiento que sirve de pretexto al libro remite a 1885. 
Contribuyen a la actualización expresiones como: 
      «[…] 
      En mis oídos resuenan aún sus últimos y miserables 
      Desvaríos: “A las botas! ¡A los charcos! 
     ¡Muerte a los comuneros y a los comunistas!”». 
                      (HUARAZ: LÁMPARA ENCENDIDA p. 49) 
O esta otra: 
     «[…] 
     De pronto le leíste parte de lo que acababas 
     de sintetizar “Si España nos acercó social 
     y culturalmente a una especie de semifeudalismo 
     y a un condenable esclavismo, 
     nuestra República Criolla todavía no ha superado 
     tales prácticas ni tales concepciones. 
    ¿Entenderán alguna vez sus élites que, sin 
    Justicia social, la paz será un imposible?”». 
                          (LUIS FELIPE MONTRESTRUQUE p. 103) 
Estos
 versos son puestos como expresión de Montestruque, ideólogo de la 
revolución de 1885, y que cobra actualidad al ingresar a la 
ficcionalidad del lector. 
La
 rebeldía, el descontento y el canto épico a los héroes de la revolución
 en la segunda parte del libro están pincelados con versos de tono 
épico, apoyados con epítetos, como por ejemplo cuando dice de Fernando 
Roque «madera fresca, pan de la mañana, raíz de flor de chuquiragua»; o de Pedro Pascual Guillén «Puya alta florecida entre los puquios». En idéntico ritmo sigue con los otros héroes. 
La
 aspiración de cambio social y político en el libro está matizada por 
una concepción andina que se advierte desde el inicio cuando aparece la 
simbología de cada uno de los mundos de su concepción el mundo de abajo,
 el de aquí y el de arriba cuyos símbolos son la serpiente, el puma y el
 cóndor. Gira en torno a ellos el devenir de los personajes y el 
sincretismo no avisado llevaría por un rumbo equivocado.
Por
 ejemplo, en la concepción andina, más allá de la vida en este mundo, 
está la otra: la del ukju patsa, que es la de los malkis (semillas, 
almácigos). Desde el ukju patsa (mundo de abajo) se regresa al kay patsa
 (mundo de aquí). Lo afirman estos versos: 
     «[…] 
     ¡De cuajo había que cortarlos! 
    Contra la voluntad del sol, dispararon y acabaron 
    primero con Bernardino y, después, con Martín Soriano! 
    Pese a todo, hechos semillas y verdes almácigos 
    ambos hermanos 
    continuaron fundamentando 
    el palpitar de los nuevos corazones y el alumbrar 
    de nuevos bosques. ¡Y, como el sol, 
    me sé parte de ellos!». 
El
 sueño y la lucha por la libertad de los personajes que desfilan en la 
Batallas y sueños... no terminan con la muerte de los combatientes: 
todos ellos viven y reviven en la concepción circular del nacer, crecer,
 reproducir, deteriorarse y morir para luego volver a iniciarse el ciclo
 con el renacer. 
Los
 personajes que desfilan en la obra son varones y mujeres, destaca el 
papel de estas que con coraje apuntan al liderazgo y la acción. De la 
lectura se desprende que sin ellas no existe la historia no ajena a la 
realidad ni a la ficción. 
El «yo poético-narrador» en «Batallas y Sueños de Uchku Pedro»
 es Anacleto Méndez, testigo de los acontecimientos y que, en el mundo 
ficcional de la Revolución Campesina de 1885, ha ingresado como poeta 
popular desde la aparición del libro «El Amauta Atusparia» de Ernesto Reyna, quien escribió: 
       «La
 guitarra de Anacleto Méndez Loli, ebria de chicha de Jora, mezcló los 
propios dolores, de su amor de yaraví, con la sangre de la tragedia». (p. 80) 
Y Marcos Yauri dice de Anacleto: 
        «[…] Anacleto era un buen cantor, en sus manos la guitarra hablaba, más si tomaba sus tragos».  (Novela «No pregustes quién ha muerto», pág. 195) 
La
 biografía de Anacleto Méndez es construida por Melacio Castro Mendoza 
en la realidad ficcional, relatándonos la historia de los combatientes 
de la Revolución Campesina de 1885, de quienes hace certeras pinceladas 
incluyendo poéticamente cada uno de sus testimonios. Como antes subrayé,
 los acontecimientos se actualizan y el autor no se equivoca: el poeta 
Anacleto Méndez vive con y entre nuestros cantores populares, y entre y 
con nuestros músicos andinos. 
Melacio
 Castro Mendoza relata en su libro la historia de personajes andinos y 
llama la atención pública acerca de la necesidad de rescatar a los 
héroes anónimos e integrarlos a nuestra historia nacional, necesitada, a
 su vez, de una racional y humanizada justicia social. 
                          Carlos Toledo Quiñones
                          Doctor y catedrático de Literatura de la Universidad Antúnez de  
                          Mayolo/Huaraz, Perú
Notas:
1)
 Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933. Octava 
Edición aumentada y corregida. Lima, Diario “La República”-Universidad 
Ricardo Palma- 
2)
 Se considera como la primera edición la que apareció en 1930 en tres 
números, en la Revista Amauta (26, 27 y 28), dirigida por José Carlos 
Mariátegui 
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Fuente:
Escritor Melacio Castro Mendoza 
 melacio82@gmail.com
 Escritor Melacio Castro Mendoza, en Essen  (Alemania)
Foto: www.radioessen.de
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