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EL ADIÓS DE UN CRIOLLO
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Por: Efraín Vásquez Veramendi
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Luego del penoso y largo período de tribulación postrado en el frío ambiente de un hospital, el unigénito en voz y carisma, el sencillo maestro de escuela primaria, el cajonero caprichoso de melodías afro y criollas, el sentimiento hecho mensaje, el peruano negro que amó su patria hasta la muerte y lo proclamó siempre que pudo, ese gordo lindo que enamoraba hasta a los postes de madrugada, ese pecho privilegiado tan henchido de orgullo nacional y gestos de niño mimado, ese mocito morocho que jugueteaba en la cuadra 11 de la avenida Abancay sorteando tranvías y carrozas, ese baterista efebo que acariciaba el jazz en sus inicios con vaquetas y cueros canidos, ese amigo fiel que nunca abandonó su callejón y sus frijoles, ese temido diente de mininos techeros en guisos y otras presentaciones, ese cargador fiel de la primera cuadrilla del cristo de pachamamilla, ese orgullo nuestro que puso de pie la OEA que hasta lo proclamó orgullo cultural, ese patojo querido que lloraba junto a sus paisanos en fronteras ajenas cantando un vals, ese labio sinuoso que acompasa el timbre de la expresión extendida, ese cabeza blanca, tan blanca como su amistad y su franqueza…ese zambo amado… se ha ido.
Arturo “zambo” Cavero
Tan sencillo y tan casero
Perfil bajo, hasta el cero
Tan exquisito como un mero
En sentimientos, el primero
Eres la voz de timbre fiero
Diferenciarme contigo quiero
De comer gato techero
Me impresionas cuando sentado en tu sencillo cajón de madera y pasiones, interpretas “Contigo Perú” en el callejón del buque o en esa importante entidad americana esa proclama tan sentida como cierta para nosotros los peruanos, cuanto orgullo siento de conocerte ahora un poco mas allá de “Olga” o “Cada domingo alas 12 después de la misa”, cuanta jactancia albergo en mi pecho de saber que existen voces tan escuchadas y diáfanas en esta sufrida patria, al margen de sus problemas y limitaciones, a la orilla de su corrupción, de sus jueces prevaricadores y sus policías coimeros, al margen de todo… tu amaste el Perú como nadie, me emociona también percibir que todos te quieren y nadie ¡absolutamente nadie! te acusa de nada, ni siquiera de haberte comido su gato, todos hablan bien de ti, todos entonan tus canciones y te miran embelezados, todos sonríen de tu peculiar modulación vocal al rematar tus versos, a todos encandilas con tus mohines infantiles de culpa y acatamiento al finalizar una canción, ni siquiera esperas los aplausos porque lo tuyo es cantar y cargar al cristo moreno… me rindo Arturo ante tu grandeza, tan colosal como tu humanidad, como tu naturalidad y tu entrega.
Este criollazo y su barbilla
Encandilan a toda chiquilla
Como un barco y su quilla
Comanda la nave de su silla
Al avanzar milla a milla
Ante nadie se humilla
Cual candelabro que brilla
Como el Cristo de Pachamamilla
Serenas veo a tus hijas, asombradas de ver que el amor que les diste a ellas y sobre todo a tu gente, es mas grande que todas sus expectativas, recuerdo que en cuanta entrevista que diste siempre dijiste “soy del pueblo” por eso me quieren tanto, pero yo creo que los predestinados como tu, nunca pueden ser olvidados ni pasan desapercibidos, claro, con esa voz y talento, quien no puede dejar de admirarte, quien no te quiere escuchar si hasta los sordos tararean tus canciones, solo hay una cosa que quiero preguntarte… ¿Por qué amaste tanto a tu patria?, a ti no te derroto ni el terrorismo ni la iniquidad de sus autoridades, la perversidad de tus paisanos y los choferes de las combis asesinas no te hieren ni te alcanzan, ni siquiera el mesiánico de Alan te repugna como a tantos de sus propios correligionarios, tu noble corazón no conoce la maldad ni la envidia, tu enorme gesto de entrega y apasionamiento me deja perplejo y atontado… y solo hay una respuesta, pues tú no eres humano, tú eres el ángel negro que se niega en todas las expresiones religiosas, tú eres el espíritu celeste de la Capilla Sixtina y ahijado de Miguel Ángel, tu eres el querubín de los niños y por eso la albidez de tu alma, en fin Zambo… aún la enorme sensibilidad de todo tu cuerpo, es pequeño para los halagos que te mereces.
Contigo y Oscar Aviles
No dejan de parar los pies
Jarana, verso y mies
Y hasta tertulia de a tres
Canciones de entremés
No solo pa’ la vejez
El sueldo de fin de mes
A gozarlo ¡que cojudez!
Ahora allá entre las nubes, ahí donde el peso corpóreo no cuenta, ahí donde canta también el viento, aprenderás a vivir en aroma de flores y pétalos de margaritas, el rocío mañanero te acariciará y te arrullarán los ocasos naranjas, extrañarás tu copa de buen pisco y tu tinto para bajar al minino, tu no tuviste indicadores ni distingos por eso es que comías de todo y a toda hora, no importaba si era mediodía o medianoche, tu único horario era tu estomago y los felinos mayores que albergaba. Ahora que tu cajón compañero esta dormido, ahora que la yema de tus manos no lo acaricia, ahora que su nítido sonido lo ahoga en llanto, ahora que la paz de los camposantos lo adormecen, será tiempo de recordarte como fuiste, amigo fiel y desinteresado, el “chino” Domínguez te extraña y gime también en silencio como todos, pero privilegiado él porque cantó los amaneceres y bebió de tu copa, acólito de tus correrías y albacea de tus necedades, solos tú y él (intuyo) se saben hasta el olor de un efluvio o el tufo de una resaca, en fin querido Zambo, este mentido humilde comparado con lo tuyo, he querido hacerlo por necesidad, tuve el deber moral de brindarte estas letras y me quedé corto, ni el diccionario de la lengua española fue suficiente para llenarte de elogios que bien te mereces, ni toda la dicción del mundo podrá con la enormidad de tu simplicidad y entrega.
Ahora que te tornaste en brisa
Y te marchaste a toda prisa
En el Perú no hay risa
Ni la pausa que la alisa
Olga, y su cuñada Clarisa
Con un mantón sin sisa
Cada domingo me avisa
No faltar nunca a misa
Que les parece
Arturo “zambo” Cavero
Tan sencillo y tan casero
Perfil bajo, hasta el cero
Tan exquisito como un mero
En sentimientos, el primero
Eres la voz de timbre fiero
Diferenciarme contigo quiero
De comer gato techero
Me impresionas cuando sentado en tu sencillo cajón de madera y pasiones, interpretas “Contigo Perú” en el callejón del buque o en esa importante entidad americana esa proclama tan sentida como cierta para nosotros los peruanos, cuanto orgullo siento de conocerte ahora un poco mas allá de “Olga” o “Cada domingo alas 12 después de la misa”, cuanta jactancia albergo en mi pecho de saber que existen voces tan escuchadas y diáfanas en esta sufrida patria, al margen de sus problemas y limitaciones, a la orilla de su corrupción, de sus jueces prevaricadores y sus policías coimeros, al margen de todo… tu amaste el Perú como nadie, me emociona también percibir que todos te quieren y nadie ¡absolutamente nadie! te acusa de nada, ni siquiera de haberte comido su gato, todos hablan bien de ti, todos entonan tus canciones y te miran embelezados, todos sonríen de tu peculiar modulación vocal al rematar tus versos, a todos encandilas con tus mohines infantiles de culpa y acatamiento al finalizar una canción, ni siquiera esperas los aplausos porque lo tuyo es cantar y cargar al cristo moreno… me rindo Arturo ante tu grandeza, tan colosal como tu humanidad, como tu naturalidad y tu entrega.
Este criollazo y su barbilla
Encandilan a toda chiquilla
Como un barco y su quilla
Comanda la nave de su silla
Al avanzar milla a milla
Ante nadie se humilla
Cual candelabro que brilla
Como el Cristo de Pachamamilla
Serenas veo a tus hijas, asombradas de ver que el amor que les diste a ellas y sobre todo a tu gente, es mas grande que todas sus expectativas, recuerdo que en cuanta entrevista que diste siempre dijiste “soy del pueblo” por eso me quieren tanto, pero yo creo que los predestinados como tu, nunca pueden ser olvidados ni pasan desapercibidos, claro, con esa voz y talento, quien no puede dejar de admirarte, quien no te quiere escuchar si hasta los sordos tararean tus canciones, solo hay una cosa que quiero preguntarte… ¿Por qué amaste tanto a tu patria?, a ti no te derroto ni el terrorismo ni la iniquidad de sus autoridades, la perversidad de tus paisanos y los choferes de las combis asesinas no te hieren ni te alcanzan, ni siquiera el mesiánico de Alan te repugna como a tantos de sus propios correligionarios, tu noble corazón no conoce la maldad ni la envidia, tu enorme gesto de entrega y apasionamiento me deja perplejo y atontado… y solo hay una respuesta, pues tú no eres humano, tú eres el ángel negro que se niega en todas las expresiones religiosas, tú eres el espíritu celeste de la Capilla Sixtina y ahijado de Miguel Ángel, tu eres el querubín de los niños y por eso la albidez de tu alma, en fin Zambo… aún la enorme sensibilidad de todo tu cuerpo, es pequeño para los halagos que te mereces.
Contigo y Oscar Aviles
No dejan de parar los pies
Jarana, verso y mies
Y hasta tertulia de a tres
Canciones de entremés
No solo pa’ la vejez
El sueldo de fin de mes
A gozarlo ¡que cojudez!
Ahora allá entre las nubes, ahí donde el peso corpóreo no cuenta, ahí donde canta también el viento, aprenderás a vivir en aroma de flores y pétalos de margaritas, el rocío mañanero te acariciará y te arrullarán los ocasos naranjas, extrañarás tu copa de buen pisco y tu tinto para bajar al minino, tu no tuviste indicadores ni distingos por eso es que comías de todo y a toda hora, no importaba si era mediodía o medianoche, tu único horario era tu estomago y los felinos mayores que albergaba. Ahora que tu cajón compañero esta dormido, ahora que la yema de tus manos no lo acaricia, ahora que su nítido sonido lo ahoga en llanto, ahora que la paz de los camposantos lo adormecen, será tiempo de recordarte como fuiste, amigo fiel y desinteresado, el “chino” Domínguez te extraña y gime también en silencio como todos, pero privilegiado él porque cantó los amaneceres y bebió de tu copa, acólito de tus correrías y albacea de tus necedades, solos tú y él (intuyo) se saben hasta el olor de un efluvio o el tufo de una resaca, en fin querido Zambo, este mentido humilde comparado con lo tuyo, he querido hacerlo por necesidad, tuve el deber moral de brindarte estas letras y me quedé corto, ni el diccionario de la lengua española fue suficiente para llenarte de elogios que bien te mereces, ni toda la dicción del mundo podrá con la enormidad de tu simplicidad y entrega.
Ahora que te tornaste en brisa
Y te marchaste a toda prisa
En el Perú no hay risa
Ni la pausa que la alisa
Olga, y su cuñada Clarisa
Con un mantón sin sisa
Cada domingo me avisa
No faltar nunca a misa
Que les parece
Fuente:
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http://blockdepensamientos.blogspot.com/
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Efraín Vásquez Veramendi, es autor del libro "CRONICAS CHIQUIANAS"
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