CHIQUIÁN: EL CINE MUDO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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El lunes 28 de julio de 1958, Chiquián se vistió de gala por segundo mes consecutivo, con la llegada del esperado cine mudo 'Mejoral'. En la mañana se llevó a cabo el Desfile Escolar por Fiestas Patrias, bajo un hermoso cielo azul.
Son las tres de la tarde, el Sol duerme en los tejados. Los chiuchis continúan celebrando con raspadillas y chalacas sus notas azules y el inicio de las vacaciones de medio año.
Haciendo eco a los festejos la viuda Macshi 'capuliñahui” le da el sí al rucu Amacho del barrio de Cruz del Olvido. Atrás quedaron los días de ruegos, silbidos y sufridos versos; y como seña de amor, acuerdan ir al cine. Ella acaba de cumplir 69 y él cumplirá, si Dios quiere, 96.
A las siete de la noche ambos ocupan el rincón más tranquilo y abrigado de la Plaza de Armas para ver la película, un discreto lugarcito junto a la verja de la Iglesia, de cuyo frontis pende un ecran de tocuyo, blanqueado en Jupash, a punta de penca, cal y mazo.
Terminada la función, la viuda retorna airada a su casa. Toca la puerta y su hija Alicha retira la tranca de aliso del zaguán.
Al verla con cara de pocos amigos a su mamá, le pregunta:
- ¿Por qué vienes sola y enojada mamita?
- Es que he estado de malas hija.
- ¿Por qué, acaso don Amacho se ha propasado contigo?.
- Sería la mujer más feliz si eso hubiera ocurrido. Lo cierto es, que este rucu del cuerno se ha dormido seis veces durante la función y tuve que meterle sus buenos lapos, porque pensé que se había muerto...
Son las tres de la tarde, el Sol duerme en los tejados. Los chiuchis continúan celebrando con raspadillas y chalacas sus notas azules y el inicio de las vacaciones de medio año.
Haciendo eco a los festejos la viuda Macshi 'capuliñahui” le da el sí al rucu Amacho del barrio de Cruz del Olvido. Atrás quedaron los días de ruegos, silbidos y sufridos versos; y como seña de amor, acuerdan ir al cine. Ella acaba de cumplir 69 y él cumplirá, si Dios quiere, 96.
A las siete de la noche ambos ocupan el rincón más tranquilo y abrigado de la Plaza de Armas para ver la película, un discreto lugarcito junto a la verja de la Iglesia, de cuyo frontis pende un ecran de tocuyo, blanqueado en Jupash, a punta de penca, cal y mazo.
Terminada la función, la viuda retorna airada a su casa. Toca la puerta y su hija Alicha retira la tranca de aliso del zaguán.
Al verla con cara de pocos amigos a su mamá, le pregunta:
- ¿Por qué vienes sola y enojada mamita?
- Es que he estado de malas hija.
- ¿Por qué, acaso don Amacho se ha propasado contigo?.
- Sería la mujer más feliz si eso hubiera ocurrido. Lo cierto es, que este rucu del cuerno se ha dormido seis veces durante la función y tuve que meterle sus buenos lapos, porque pensé que se había muerto...
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Fuente:.
RELATOS CAMPESINOS - Bodas de Oro del Colegio "Coronel Bolognesi" de Chiquián - 2007 - NAB.