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"A mi hermano Felipe,
compañero inseparable
en las faenas comunales"
Brentwood, 29 de agosto de 2017
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HOLA SHAY:
Ayer lunes, 28 de agosto, retumbó la Salva con efluvio de
avellana en Chiquián, y el bombo aligeró  los latidos del 
paisano querendón por antonomasia. Estamos en la Víspera, día para  
revitalizar la energía redentora que la fiesta de Santa
 Rosa impulsa  desde los cuatro puntos cardinales. Fiesta que no 
solamente lubrica huesos, tendones y cartílagos, sino también el músculo
 cardíaco brindándole mayor  luminosidad a las galeras del alma telúrica.
Sé que muchos tinyacos
 y golondrinas de invierno han volado hasta Chiquián desde cielos  lejanos, lo que 
asegura que el desarraigo perderá mil batallas en cada huaylisheada con banda.
  Abran con generosidad sus corazones a los amigos de otros lares, con ese afecto campechano
 que engalana a la tierra del gran Luis Pardo. Gocen al máximo el corto viaje 
de la existencia  terrena, que sólo es de ida, no hay boleto de retorno,
 izando a cada paso la  fraternidad como dogma de vida.
Hoy visiten Usgor y respiren los aromas 
campestres que suben presurosos desde el valle interandino del Aynín. Mientras 
caminan hacia la mágica
  cascada, contemplen a plenitud los blancos picachos del Huayhuash y Tucu,  
coronados de nubes nacaradas bajo nuestro bello cielo añil. Si sienten que sus  
pasos son lentos, dejen sus alas a merced del viento, y que el camino fragancioso de pencas turquesas se 
 encargue del resto. Ya en Usgor acaricien el agua con los pies  
desnudos, pero solamente hasta la canilla, para evitar un refriado que agüe la fiesta.
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Visiten también el cementerio y 
cuéntenle de sus sueños a  los viejos chiquianos que allí reposan su fatiga, y
 si les alcanza tiempo vayan  a Chivis, santuario de los años sagrados, 
abriendo los desfiladeros que fueron cerrados por la maleza del olvido. 
En Chivis  cantarán para ustedes los pájaros azules, y de repente una chacuita en transido  vuelo les hace recordar el recodo donde perdieron la hondilla de la inocencia, con su pachán de suave badana y su calapa de nervudo lloque.
En
 horas de la tarde, mientras almuerzan nuestros potajes deliciosos, desaten en 
familia los gratos recuerdos  que penden atados con tiento en las huayuncas
 de los años yertos, acariciando minuto a  minuto la corteza de ese gran 
árbol de la hermandad bolognesina. Recuerden a  Shaprita, aquel ser humano
 de tierna mirada que barría el desaliento  desde Umpay hasta 
Quihuillán las 24 horas del día.
Que el chinguirito arrobador prenda la chispa de la alegría en cada poro, pero  no tomen tanto, para así evitar los diablos azules que impiden el paso de los fieles devotos hacia la Iglesia para la Misa y la Procesión a cargo de la Estandarte.
Procuraré llegar a tiempo con mi pensamiento, y anclaré mi barquito de  maguey
 en el viejo muelle del Yarush cantarino. Mañana 30 de agosto, al rayar el  alba, 
desabotonaré mi camisa de fuerza para que mi viejo corazón vuele sin escalas 
hasta  el desarenador de Capillapunta, de ahí en picada hasta Jircán de mis tiernos años.
Mis
 sinceros parabienes al pueblo chiquiano, visitantes, funcionarios de
 la fiesta, grupos de apoyo, ídem a los buenos comuneros que todavía quedan en los benditos parajes de Huacacorral, y
 a las autoridades 
locales que contribuyen a  la conservación de nuestros rasgos 
distintivos, bajo el manto de nuestra  Patrona Santa Rosa de Lima. 
Elevo mis plegarias por mi siempre 
recordada Abuelita Catita Calderón, y un saludo  cariñoso a mi prima Irmita 
Alvarado Romero. Ambas nacieron un día como hoy 29 de agosto en Chiquián, en plena fiesta de Santa Rosa.
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Por Pablo Manuel Calderón Yabar (Pablín)
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Ayer rosas rojas,
Ayer rosas rojas,
hoy blancas con tu partida;
el mañana llegará…
juntos nuevamente.
Como antes…
como ayer…
regalándome la vida
llenándome de amor.
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Un plan tengo ya,
un regalo quiero darte,
especial debe ser,
el día es propicio.
Rosal de rosas rojas
injerto de rosas blancas
la tierra es chiquiana
la “tina” con agua santa.
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Todo quedó listo
mi sorpresa es rojiblanca
los botones van a rosas
por Bolognesi cojo una.
El aroma de esta flor
se esparce por los cielos
es perfume de agua santa
Juan Pablo II las bendijo.
Mi madre huele ya,
el aroma a Santa Rosa
a santa de Chiquián
Juan Pablo II las condujo.
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“Santa Rosa es la flor,
nuestras madres en el cielo
adivinaron la sorpresa
que festejan muy felices”.
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Hay un coro en el cielo
oigo a Tina, Jesús y Catalina…
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Paisana, paisano ¡el coro está completo!
Están todas… todas las madres nuestras.
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¡No hay motivo de tristeza!
El milagro… se produjo
Hay brindis celestial
¡¡¡Por las madres de mi tierra!!! 
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RECUERDOS TUPUCANCHINOS
RECUERDOS TUPUCANCHINOS
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Antes
 de cumplir sus 99 años, mi incansable abuelita de los ojos negros, a 
quien nunca vi descansar una mano sobre la otra, me dio este consejo: "Sigue
 el ejemplo de muchos paisanos y educa a tus hijos de tal manera que 
amen lo nuestro con reverencia, y lleven por el mundo mensajeS de 
cultura y paz”.
Ella tenía una 
hermosa visión de futuro para el Perú profundo. Consideraba que sus 
mejores embajadores lo constituimos todos los provincianos sin 
excepción. Decía que en cada sueño, como en cada realización personal o 
colectiva siempre late el corazón de la Sierra. Esta valerosa mujer de 
manos estropeadas por el arduo trabajo en la Puna, nos dejó como 
herencia, profundas huellas que son fáciles de seguirlas sin desviar el 
rumbo.
También viene a mi memoria el día en que me gradué en diciembre de 1971. Ella me dijo feliz, pero digna como siempre:  "Si te haces rico a costa de los demás, ¡Óyeme bien!, no visitaré la casa donde vives”.
 Veinticinco años después, cuando la sosteníamos con mi mamá, en brazos,
 exhaló su último aliento, y dio por cumplida su misión en la Tierra después de un siglo de vida fructífera. 
Hoy, cada vez que la recuerdo, añoro esta frase que solía repetirme: “Los sueños no se matan a palazos, sino cuando despiertas con flojera, ¡ahora ponte a trabajar!”. Frase directa y franca, que con el tiempo fue la cantera de donde extraje narraciones y cantares, entre ellos: 
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ABUELITA CATITA 
Cuando pienso en ti, tejo y destejo mi pensamiento
y siento los minutos cada vez más lentos;
pues la gratitud, que es ley del corazón,
me dice que nunca podré pagar
todo el amor que me diste.
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Recuerdo cuando decías:
Recuerdo cuando decías:
“Cuando tu corazón halle una mano
generosa que le brinde ayuda, no sabrá
si bañarla de lágrimas, cubrirla de besos
o mirar al cielo y pedirle a Dios que la bendiga”. 
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Recuerdo también cuando de niño me enseñaste:
Recuerdo también cuando de niño me enseñaste:
amar a las borreguitas, al ganado vacuno
y a nuestros fieles perros ovejeros,
para quienes siempre tuviste
dulces expresiones.
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También me decías:
También me decías:
"La faena de la vida es ruda,
la tumba del bien cava la ignorancia
y que el triunfo consiste en no dejarse enterrar",
por eso no te doblegaste ante el duro trajín de la Puna".
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¡Oh! mi ángel de bondad ofrece con tu dulce expresión
¡Oh! mi ángel de bondad ofrece con tu dulce expresión
mi pena por tu ausencia al Autor de la resignación,
sumerge mi pensamiento en la meditación,
para que mi espiritu telúrico
florezca con fe y esperanza.
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Hoy en mi memoria
Hoy en mi memoria
te veo con tu cabellito blanco,
y siento el fuego de tus ojitos negros,
escucho tu voz sonora llamando a la manada,
sin trincheras ni reductos, solo esperando con amor.
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Una madrugada, cuando los ninacurus dejaron de brillar,
Una madrugada, cuando los ninacurus dejaron de brillar,
tu vida se extinguió en un suspiro en mis brazos,
resbaló de tus mejillas la última lágrima
y mi mamá Jeshu no pudo
encontrar resignación.
Un fuerte abrazo chiquiano,
Nalo Alvarado Balarezo
Nalo Alvarado Balarezo











