jueves, 30 de abril de 2015

VÍSPERA DEL DÍA DEL TRABAJADOR - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

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Trabajador chiquiano

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HOLA SHAY: 

Estudiosos en la materia subrayan que el espíritu de sacrificio y el afán solidario son impulsos naturales del hombre que lo llevan a dar de sí, sin importar que de por medio estén sus bienes materiales, su salud y su vida. Asimismo señalan que el sacrificio y la solidaridad implican en su acepción más amplia, la idea del desprendimiento y la generosidad; es la antítesis del egoísmo, que proclama sólo el vivir por sí y para sí. Pero la vida no es ante todo individual, es también colectiva, donde nadie puede ni debe vivir aislado.

Cuando el sacrificio y la solidaridad no se traducen en dádiva, se trasluce en nobles acciones, como por ejemplo, preferir lo difícil a lo fácil, afrontar cualquier peligro para auxiliar a alguien o ayudar al desarrollo de la comunidad. También acudir a donde se necesita ayuda. En fin, sacrificar la propia existencia por valores más altos que los que ella encierra. El espíritu de sacrificio y de solidaridad compartida son propios de hombres de buen corazón; demanda valor y entrega por los demás. En esta oportunidad voy a citar algunos nombres de seres humanos que ya emprendieron el Gran Vuelo y de otros ciudadanos que son ejemplos vivos, intentado recrear sus obras en bien de la comunidad bolognesina.

Llega a mi memoria la imagen del primer “Hombre Araña” que quedó guardada eternamente en mi corazón. Fue una fría mañana de fines de junio del 1961, retornaba de Shincush hasta donde fui gorreando el camión “San Martín”, que iba a Recuay. En circunstancias que sorteaba la bajada, cortando por tramos la vía, pude ver a don Mateo Barba, trepado a un poste en lo alto del cerro, haciendo lo imposible por unir dos cables de acero de filudas puntas que lo hacían sangrar. No llevaba casco, guantes, tampoco una soga que lo proteja de las hualancas y las puntiagudas piedras, que desde abajo lo miraban como vampiros. Nuestro paisano trabajó casi toda su vida en la Oficina de Correos y Telégrafos. Él, cada vez que se producía un corte en el sistema telegráfico tenía que caminar metro a metro los escarpados hasta encontrar la avería y repararlo de inmediato, aun a costa de su integridad y vida, pues seguramente en muchas ocasiones tuvo que hacer su trabajo en terreno hostil. Recuerdo que al acercarme me brindó unos segundos de su tiempo para responder mi saludo; ya cuando estuvo de pie, vi su mirada de satisfacción y sentí su corazón latiendo con fuerza por la emoción de haber cumplido su tarea en bien de la comunicación. Esta vocación de sacrificio es similar al ejemplo de hombres valiosos como Panchito Alva, Alberto Núñez y don “Muchqui” Valerio Aldave, quienes tenían que surcar leguas de leguas cuando eran llamados desde el interior de la provincia para sanar heridas o socorrer a los desvalidos, sin temor a ser contagiados por alguna enfermedad. Seguramente caminaron de noche los abruptos senderos, pues la salud no espera la llegada del alba. De igual modo lo hicieron los amautas Antonio Zúñiga, Juan Fuentes, Teófilo Núñez, Hernán Reyes y los demás maestros rurales llevando conocimiento a los pueblos olvidados. También el Supervisor Provincial Marcos Lemus, visitando una a una las escuelas para cumplir su labor de control, viajando a caballo o a pie y poder entregar los míseros sueldos a los heroicos maestros rurales, las noticias de sus familiares y el azúcar que endulce su agüita de muña.

Cómo no recordar a los comuneros en las excelsas figuras de sus presidentes: Arcadio y Juan Ibarra, Pedro Moreno y Abilio Huerta, quienes además de defender nuestras tierras con el grito: 'Romatambo de Chiquián', construyeron canales y caminos en nuestra difícil topografía, estanques y reservorios de agua para el riego, paredes de tapiales interminables y calles por doquier; es decir apuntalaron con sus brazos y sus cerebros el progreso de Chiquián, obras de las que gozamos de niños, adolescentes y en la actualidad. No es menos importante la labor de nuestros panaderos por darnos el pan caliente mañanero y vespertino, quemándose el lomo, las manos y las pestañas durante las largas horas que dura la tarea de amasijo. Cómo no evocar a nuestros mineros de socavón como don Manuel Vicuña y su hijo Apacho, y a don Manuel Roque. Asimismo a los policías e instructores de Pre-Militar que cuidaban nuestro desarrollo: Pedro Cuevas, “Angelito”, Fausto Chirinos, Cesareo Zarazú, Víctor Morán, Lucho Chiri, Antonio Franco, Cástulo Sánchez, Alejandro Dextre, Pancho Sánchez, Víctor Alvarado, entre otros seres de uniforme verde olivo y azul municipal como don Alejandro Alvarado. De igual manera los coheteros Alberto “Limonta” Núñez de Quihuillán, Baldomero Ramírez y Jacobo Palacios, quienes con su esperado ¡PUN! nos llenaban de dicha en las fiestas costumbristas, poniendo en peligro sus dedos y nariz en cada disparo de avellana o tendida de bombardas en la Plaza de Armas y en el estadio de Jircán.

En mis retinas tengo grabados: los helados, las raspadillas y las chalacas, pero de sólo imaginarme que para elaborarlas tan sabrosas: Camilo Bravo, Danielito Garro, Gelacio Valderrama y su papá, José Montoro y Gregorio Carrera, tenían que bajar enormes adoquines de hielo desde Tucu y traerlos paso a paso a lomo de burro, siento escalofríos en el cuerpo y en el alma. También integran esta pléyade de valientes del trabajo productivo nuestros paisanos Bonifacio Peña y Juan Ramírez, los hombres de la “luz al final del túnel”, siempre prestos a iluminar nuestras noches, a costa de quedarse electrocutado el primero, y morir intoxicado por monóxido de carbono el segundo. Del mismo modo los picapedreros Factor, Alejandro y Aurelio Yábar, Apolinario Montoro, Felipe Alvarado y Melchor Romero, quienes a mano, cincelada a cincelada, milímetro a milímetro construyeron molinos de uso rural, batanes, morteros, umbrales y soportes de huaros.

Con estos bellos ejemplos, renace ese espíritu de sacrificio por amor al prójimo como estado sublime del alma, alcanzado con sufrimientos e incomodidades, al extremo de convertirse en un hábito, pues los que se acostumbran a experimentar privaciones y molestias, sensibilizan su cuerpo, de tal forma que los más crudos dolores y los más pesados trabajos no dejan huella apreciable en ellos. Cómo no recordar también a nuestros tejedores de antaño: Benito y Pedro Moreno, Marcos y Cesareo Minaya, Florián Rodríguez y Fausto Castillo, quienes confeccionaban de sol a sol: ponchos, frazadas, faldellines, jergas, aperos, pantalones de bayeta, jacus y llicllas. A nuestras tejedoras, bordadoras y costureras: Asunción Aldave, Pili Díaz, Teodora Alva. Goya Anzualdo, Consuelo y Norma Espinoza, Etelvina Tello, Mary Luján, Carmen Montes, Orfila Ocrospoma, Bercilia y Elvira Prudencio, María Rosemberg y Martina Yabar. A nuestra fabricante de coronas Dolorita Aguirre, quien con doña Aquelina de Silva, Dieguita, Orfelinda Portilla, Juanita 'Causa', María Gamarra, Carlos espinoza y la esposa del chofer Leonardo Aldave de Carcas, alegraban nuestros días con sus sabrosos potajes y bebidas al paso.

A los trabajadores de la Oficina de Correos y Telégrafos: Pepe Zárate Durand (Jefe), Ana Márquez Ibarra, a nuestra recordada Loyolita, Luz Romero Milla, Pedro Díaz Anzualdo, Mateo Barba Zubieta, Juan Garro Aldave, Antonio Ortiz y Agripino Carrera.

A los herreros Ambrosio Chávez, Abilio Huerta y David Aldave que forjaban rejas, barretas, racuanas, visagras, aldabas, herrajes, canchanas. A nuestros fabricantes de tejas y adobes Toribio Allauca e Iuchi Ramírez. A los talabarteros Felipe Vicuña, Benancio Valderrama, Felipe Velásquez, a los trenzadores Cosme Padilla y Agripino Cerrate, al pintor con pellejo de cordero Crisólogo 'Bolívar' Vásquez. También a nuestros sastres Miguel e Icha Durand, Natividad Valderrama, José Gamarra Ñato, Jorge Bolarte, Alicho Romero, Juan 'Palermo' Gonzáles, Elias Damián. A los carpinteros Toribio y Teodoro Moreno, Nicolás Ramírez, Gaudencio Moreno, Casimiro Alvarado, Lorenzo Yábar, Valerio Jaimes, Juan Díaz, Julio Carhuachín, Elacho Ñato, Maurelio Reyes. A los fotógrafos Perfecto Bolarte, Garrito, Cesareo Zarazú, Pepe Zárate, Pedro Zubieta, Víctor Morán, Pedro Cuevas, Guillermo Arbaiza. A don Abraham Bolarte que mantenía a puntos los relojes a cuerda; a los zapateros Rucu Feliciano, Juan Ñato, Alejandro Anzualdo, Samuel Calderón, Mariano Blas, Pedro Alvarez, Lorenzo Padilla, Gregorio Espejo, Estañiz Gamarra.

A los panaderos Manuel Castillo, Maurelio Reyes, Simón Rayo, Ignacio Calderón Ramírez, Pepel, Policarpo Aldave, Pascual Palacios, Victoria Montoro, Ela García, Lucinda y Faustina Alvarado, Mercedes Moncada, Pili y Pedro Díaz, Guillermo Garro, Pedro Moreno, Benigno Palacios, Alejandro Lemus, Chanti Alvarado, Alejandro Lázaro, Honorio Jara, Alejandro Rivera, Joaquín Chamorro, el chino Félix Jiménez. A los choferes ruteros que traían y llevaban calor familiar uniendo sin pestañear de Lima a Chiquián a los paisanos, entre ellos Benjamín y Segundo Robles, Luis y Carlos Nuñez, Anaya, Amancio, Teobaldo Padilla, Matuco Galvez , José Maturana, Juan Montes, Leonardo Aldave, Zenobio Alarcón, Armando y Chanti Alvarado, Elías Landauro, José Yábar, San Martín, Keclin Carbajal, Cachay, Ocrospoma, Armando Delgado, La Liebre, Tolomeo Padilla, los hermanos Abundio y Manzueto Santos Flores, Peli Balarezo, Luco y Claudio Ñato, Miguel Moncada.

A los techadores Eliseo Calderón, Reymundo Flores, Florentino Alvarado, Teodoro Vásquez (experto en tapiales). A los hojalateros Lolito Rivera, Abraham Bolarte, Manuel Rueda y Bernardo Escobedo. A los productores lácteos Alberto Espejo, Isidro Espejo, Filomeno Meza, Andrés Vásquez, Miguel Romero, Amancio Valdez. A los fabricantes de velas Felipe Ramírez, Accepio Palacios, Lolito Rivera, Daniel Yabar, Mauricio Zubieta. A los albañiles Elías Alvarado, Andrés Lázaro y Perico Izquierdo. A los sombrereros Teófilo Rivera y Rómulo Toro. A don Antonio Padua y su roncadora. A los diestros en bordaduría Eulogio Rivera y don Braulio. A los peluqueros Fidel Balarezo, Pedro Loarte, Chimuco Garro, Elías Rivera, Leonardo Allauca.

De nuestros maestros primarios, secundarios y de la Escuela Normal, hay tanto que decir, pues gracias a sus enseñanzas somos seres humanos con mayor conocimiento. Saludo a todos ellos en la persona de doce maestros chiquianos que nos acompañan en la ruta: Arcadio Zubieta, Pablo Vásquez, Luz Alvarez, Eduardo Aldave, Anatolio Calderón, Anatolia Aldave, Julio Vásquez, Belisario Pardo, Albina Aldave, Oswaldo Vicuña, Romeo Reyes, Chole Zúñiga... del mismo modo a los trabajadores estatales, comerciantes, base del turismo receptivo, a los músicos y cantantes representados por el maestro Alejandro Aldave; a los comunicadores sociales y administradores de las páginas chiquianas de la Internet; a los escritores en la persona de Filomeno Zubieta, a los gobiernos locales, autoridades de Gobierno y comunidades campesinas, a las asociaciones y comités de gestión.

Nalo Alvarado Balarezo 
 
Tejedoras de Chiquián, lideradas por Mary Rosemberg, fallecida el 27 MAR 2013 

Son unas pinceladas chiquianas como antesala al DÍA DEL TRABAJADOR; sin olvidar: 'Que bordeando el boulevard de los años los recuerdos se esfuman; por eso evoquemos con amor los bellos momentos pasados en Chiquián y no esperemos el último aliento para abrigar a los que hoy nos piden un poco de calor'. 

Aprovecho la ocasión para renovar mi saludo de cumpleaños a mis primos Sara Romero Moreno y Eduardo Dextre Balarezo, y mis plegarias por el alma buena de nuestro recordado amigo Tico. 



RECUERDOS... 

A LA MEMORIA DE TICO IBARRA DAMIAN 

Entrañable compañero de los juegos primeros, a pocos días de tu viaje a la Mansión Celestial nos encontramos en la Victoria, ibas sonriente al colegio "César Vallejo", donde fuiste magisterio viviente, un fuerte apretón de manos y una franca sonrisa fue tu saludo postrero. Hoy mi alma se estremece recordando tu rostro bajo el vidrio del ataúd...

Parado sobre el frío suelo en silencio sepulcral, sentí que mi corazón naufragó entre los lirios blancos con lágrimas del propio cielo. Desde aquel día cuando pienso en Quihuillán, veo torcazas sobrevolando Jirishanca, buscando descanso eterno en la Morada de Dios.

Tico:

Siempre te llevo en el arcón de mis recuerdos, corriendo en pleno aguacero tras un barquito de maguey tarapaqueño... 

A Tico, mi amigo querido 

Está un barquito de maguey
encallado en el Huayhuash;
el alma que lo mantuvo a flote
se fue buscando el arco iris.

El viento ruge en la cubierta
que va perdiendo sus colores,
las cansadas velas tienen sed
y se inclinan a beber del río.

Ya doblan las campanas,
es hora de las plegarias,
por los tiernos marineros
que ante Dios fueron los primeros.

!Levántate barquito tarapaqueño¡
y navega rumbo al infinito,
que el fulgor del Faro Divino
ilumina tu camino. 

Lima, 27 SET 2005 

Armando Alvarado Balarezo (Nalo)



Fuente:

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HOLA SHAY - Bodas de Oro del colegio "Coronel Bolognesi" de Chiquián - NAB

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miércoles, 29 de abril de 2015

HUARAZ: I FESTIVAL DE EXPRESIONES DANCISTICAS POR EL DÍA MUNDIAL DE LA DANZA


DANZAS CHIQUIANAS. 
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Son como el buen chinguirito,
que alegra al grande y al pequeñito
tal vez no todos podamos danzarlas bien,
son nuestras, y tenemos que amarlas siempre.
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Los diablitos y su marica, gustan a chiuchis y longevos
hacen piruetas al son del arpa en Corpus Christi,
restallan chicotes y centellan sus espuelas,

siete acróbatas de huancachos cuernos.
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Los nobles negritos de Navidad,
de terno, mantilla, máscara y sombrero,
danzan con campanilla y regatón plateado,
música triste de violín con picardía y elegancia.
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Los Huarastujoj bailan con pincullo y roncadora
durante el relimpio de estanques y acequias,
imitan a los huaracinos tucru en mano
y asustan un tanto a los niños.
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Gijas o danzantes los llaman,
rinden homenaje a los guerreros incas,
bailando en círculos y líneas de seis a ocho,

luciendo fustanes, máscaras y porras de madera.
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A estas polícromas estampas costumbristas,
suman su galanura los amigables Rucus 
y el rayán con píncullo sonoro
en las techas de casas.


También danzan el Inca y el Capitán,
Rumiñahui y los acompañantes,
las pallas y el Abanderado,
con bandas y orquestas.
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Chiquián - 1988

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BREVE HISTORIA DE PUMACAYÁN - POR JOSÉ ANTONIO SALAZAR MEJÍA (REVISTA INTERNACIONAL "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ")

 
BREVE HISTORIA DE PUMACAYÁN

Por José Antonio Salazar Mejía

Pumacayán es un santuario cuya existencia tiene larga data. Según el arqueólogo César Aguirre Chanjui, su primera ocupación se dio en la Fase Chaucayán (2,500 a.C.) que es uno de los registros más antiguos de la presencia humana en la zona de Huaraz. Posteriormente se ubicaron en Pumacayán los Chavín, entre los años 1,000 a 500 a.C. Por ese entonces, el templo estaba dedicado al dios Guari, el agricultor.

 
Nótese el montículo de Pumacayán en el antiguo plano de Huaraz, 
levantado en 1846 por Francisco José Cañas

El significado de Pumacayán es polémico, pues se trata de una palabra compuesta Puma = león andino, y cayán; esta última palabra tiene dos interpretaciones: donde se invoca o plaza de ceremonias. De modo que Pumacayán sería el “templo donde se invoca al dios Puma” o “la plaza de las ceremonias al dios Puma”. Particularmente me inclino por la segunda interpretación, pues antiguamente Huaraz no estaba habitado, era un lugar sagrado, una gran explanada donde se realizaban las ceremonias públicas en honor a la deidad que se veneraba en el santuario.

Vista satelital de Pumacayán

Con el correr del templo, y siguiendo una costumbre andina de reutilizar los templos, los Recuay (200 – 700 d.C.) veneraron en Pucayán al Waraq Koyllur, el Lucero del Amanecer. De esta estrella, que en realidad es el planeta Venus, nuestros antepasados tomaron el nombre. Huarás o Huaraz proviene de Waraq. Nosotros seríamos “los adoradores del Lucero del Amanecer”, a mucho orgullo. Y así lo conocieron los Incas y los españoles.

A inicios del siglo XVIII, por orden del Virrey se dispuso retirar las piedras que circundaban los muros de Pumacayán para construir con ellas el hospital de Belén. Allí empezó su destrucción. Destrucción que fue agravándose con el paso del tiempo.

En la actualidad se ha iniciado el proceso de recuperación de Pumacayán con el retiro de los invasores de la zona alta de este gran templo andino.

Se está recuperando Pumacayán para la investigación arqueológica.
 
Fuente:
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Revista Internacional  "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ"
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martes, 28 de abril de 2015

SENSIBLE FALLECIMIENTO DEL DILECTO CIUDADANO CHIQUIANO SIMÓN RAYO MINAYA

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Brentwood, 28 de abril de 2015

HOLA SHAY:

Tengo el penoso deber de comunicar a la familia chiquiana, el sensible fallecimiento de nuestro dilecto paisano SIMÓN RAYO MINAYA. Él ya se encuentra al lado de sus amados padres Simón y María y de sus hermanos que le allanaron el camino al cielo. Sus restos mortales descansan en el Cementerio de Lurín. Oremos por su alma buena.

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Los hermanos Alvarado Balarezo expresamos nuestras sentidas condolencias a su digna esposa Elena Herrada de Rayo, y queridos hijos: Jorge, María Elena, Gilberto, Raquel, Inés y Gladys, a sus hermanos y familiares.


Con profundo dolor,

Nalo Alvarado Balarezo

Fuente:

Gladys Rayo de Alvarado


IMÁGENES DEL XXI ENCUENTRO DE ESCRITORES Y POETAS DE ÁNCASH - RAQUIA 2015 - POR DANILO BARRÓN PASTOR


XXI ENCUENTRO DE ESCRITORES Y POETAS DE ÁNCASH

RAQUIA 2015

IMÁGENES: 

DANILO BARRÓN PASTOR

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REYDA ALVARADO: CHIQUIANITA BELLA MUJER

JUDITH BALAREZO - LINDA CHIQUIANA

NIEVES ALVARADO

RITMO ANDINO DE HUASTA

La casa vieja - Nieves Alvarado

Hualín Aldave Palacios

ORQUESTA RITMO ANDINO DE HUASTA

Oswaldo Pardo Loarte

Chiquián - Marco Calderón Ríos

BANDA DE LLIPA

LUIS PARDO, EN LA VOZ DE CARLOS ORO

WET - COMO QUIEN PIERDE UNA ESTRELLA

WET - NO PUEDO ARRANCARTE DE MÍ

WET - BUENOS DÍAS TRISTEZA

WET - DÓNDE ESTARÁ MIPRIMAVERA

WET - LUNA DE MIEL

WET - DONDE ESTÉS