martes, 19 de octubre de 2021

TUCU - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

 


T. U .C .U

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

“Pueden adueñarse de todo,
menos del sumun genitor
de un niño inquieto”

Aralba.

En el pueblito donde pasé mis primeras vacaciones escolares vivía un niño huérfano, de gran imaginación. Le decían Tucu, porque entrada la noche salía del vecindario y, encaramado en la copa de un quenual contemplaba el Cosmos, descifrando la sabiduría de las estrellas milenarias. Él veía lo que los demás niños ni siquiera imaginábamos.

Después nos relataba sobre las constelaciones que había construido con líneas imaginarias en el firmamento. Imágenes increíbles de un universo mágico que a los niños oyentes nos llenaba de embeleso.
 
En aquel lugar del Ande eterno donde duerme el sol, Tucu cabalgaba por los caminos de herradura y las calles empedradas espantando patos, gallinas y perros callejeros. 
 
Una mañana de enero, dos niñas mortificadas por las correrías de Tucu, le recriminaron así: "Uno de estos días, de repente mañana mismo, de tanto jorobar a nuestros animalitos en la calle, tu caballito trotón se encabritará y te mandará al infierno". 
 
Esa noche Tucu no pegó las pestañas ni para parpadear, pensando en el mal augurio de las niñas pitonisas, y en cuanto amaneció regaló su caballito trotón a un forastero que estaba de paso por el pueblo. Con los últimos destellos del crepúsculo vespertino, Tucu salió de su casa y como todas las noches se encaramó en el quenual para contemplar el Cosmos. Nada perturbaba el silencio nocturno, tenía fija la mirada en una estrella solitaria. 
 
Pronto llegó la hora de cenar y descansar, mas Tucu no pudo conciliar el sueño durante la noche, extrañaba al caballito trotón, su inseparable amigo.
 
Al día siguiente lo hallé en el patio de su casa, desmoronando a punta de barreta un pequeño tapial. Tucu sudaba a chorros, motivando que le ofrezca ayuda, pero no aceptó, aduciendo que estaba cumpliendo penitencia por sus travesuras diarias en las calles del pueblo. Luego, lampa en mano, amasó tierra, agua y paja formando una mole de arcilla, tal como se hacen los adobes en la Sierra; y, emulando a los constructores del “Caballo de Troya” moldeó a pulso un pony de patas gruesas como artilugio para burlar al destino.
 

Culminada la obra maestra pregunté a Tucu sobre el motivo de su hazaña artística. Tucu sonrió, y contestó: "Dentro de una semana el caballito de barro estará duro como una piedra, listo para montarlo sin temor a que me mande al infierno”.
 
* * *
 
Dicen que al año siguiente de mi visita al pueblo, Tucu pegó plumas con engrudo a su poncho de lana. Como todo niño visionario quería ensanchar su pequeño mundo andino, descubriendo  nuevos horizontes siderales. 
 
Con las primeras luces del alba, Tucu se puso el poncho de plumas y caminó cerro arriba. Un cóndor de enormes alas observaba sus movimientos desde el cielo.
 
En la cima rocosa, de cara al abismo, Tucu elevó la mirada hacia el cóndor y extendiendo sus brazos bajo el poncho de plumas se lanzó al vacío. Los niños que desde el llano observaban el suceso, subieron corriendo hasta el punto del lanzamiento, no encontrando a Tucu por ningún lado.
 
Horas más tarde un chacarero dijo haber visto un cóndor tomando con sus garras algo que boyaba en el aire, y retomar vuelo hasta perderse en las alturas infinitas donde moran las estrellas.
 .
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Han pasado 37 largos años desde el día que Tucu viajó al Cosmos ceñido por las garras de un cóndor, y quizá vive todavía “en un lugar de la Mancha...", como dice don Miguel de Cervantes, iniciando su inmortal QUIJOTE.

West Palm Beach, 19 de octubre de 2002

Fuente:

RELATOS CAMPESINOS, de NAB
   

 

FELIZ CUMPLEAÑOS AMADA ANGIE
 
 
Angie es la niña de mis ojos, que día a día construye en La Vergne las imágenes que ilustran los mensajes de los escritores, poetas y promotores culturales que colaboran con los blogs: "CHIQUIÁN QUERIDO" y "CHIQUIÁN Y SUS AMIGOS".  Mi pequeña peregrina está celebrando su cumpleaños en Las Vegas, NEVADA, con mi hija Liz y mi nieta Kristie.
 
Gracias Angie del alma por tu paciencia infinita y tu talento, Que Dios te bendiga siempre.
 
Tu abuelito que te ama, 
 
Nalo